Buero Vallejo: Estética Teatral, Simbolismo y Compromiso Social en la Posguerra Española

Claves Estéticas

Experimentación Dramática

Como rasgo común de su técnica dramática, cabe destacar el uso de acotaciones (muy detalladas acerca de las actitudes y movimientos de los personajes), así como de los efectos especiales, lo que nos permite decir que es un teatro para ser leído.

En concreto, en su primera etapa (hasta 1957), en la que predomina el enfoque existencial, su técnica teatral se ajusta a una técnica realista que llamó “construcción cerrada”, palpable tanto en Historia de una escalera (1949) como en En la ardiente oscuridad (1950).

La segunda etapa (1958-1970), de enfoque social, pasa de la construcción cerrada propia del realismo a la construcción abierta, lo que supone una serie de novedades: el espacio escénico realista se sustituye por un escenario múltiple capaz de evocar lugares distintos mediante nuevas técnicas de decorado e iluminación. A ello añadimos la construcción más compleja de la acción. Además, se intenta acercar e introducir al espectador en el drama mediante una serie de recursos de participación, conocidos como efectos de inmersión.

Particularmente, Buero utiliza procedimientos que permiten entrar en la conciencia o en las obsesiones de los personajes.

En la tercera etapa (a partir de 1970), Buero intenta seguir las tendencias experimentales de los años 70. Desarrolló frecuentemente los efectos de inmersión, así como recursos de tramoya que nos hacen “ver” y “oír” las cosas tal y como las percibe o imagina el personaje. Con estos recursos, el teatro logra expresar la subjetividad, lo escondido en la conciencia de cada personaje, sus obsesiones e incluso sus trastornos psíquicos.

Simbolismo

El teatro de Buero Vallejo está lleno de símbolos con significados variados, pero suele estar mezclado con el realismo, lo que se conoce como realismo simbólico, porque para el autor van indisolublemente unidos. Buero sugiere o evoca temas mediante la alusión indirecta o simbólica: en ocasiones le sirve para hacer referencias políticas que le permitan evitar la censura (como el juego del tiempo en El tragaluz); en otras, utiliza el espacio escénico para hablar de una dimensión existencial (recordar, por ejemplo, las diferentes alturas de los espacios como representación de quienes han progresado y los que no); o la aparición de personajes con taras físicas o psíquicas, para simbolizar la lucha del hombre contra sus limitaciones; o los efectos de inmersión, que, además de permitir que nos introduzcamos directamente en la mente de los personajes, nos muestran elementos con un significado “escondido”.

Por ejemplo, en Historia de una escalera, el tema es doble: social, las limitaciones que tenía la población para salir adelante en la España de preguerra y posguerra; y humano, la lucha del hombre contra sus propias limitaciones reflejadas en su voluntad. Y en este contexto realista se introducen elementos simbólicos como la escalera, que da título a la obra y representa el inmovilismo; los personajes se pasan tres décadas subiendo y bajando la misma escalera para seguir en el mismo sitio (humano y social).

Otros símbolos muy recurrentes en su teatro son: la ceguera, que protagoniza obras como En la ardiente oscuridad o El concierto de San Ovidio. Relacionado con la ceguera, otras limitaciones físicas o psíquicas como la sordera, en El sueño de la razón, o la enfermedad mental en El tragaluz y La Fundación. Es una ceguera simbólica la que trata de representar: la incapacidad humana para superar nuestras limitaciones, imponer nuestra voluntad y descubrir la verdad en nuestros actos y lo que nos rodea. Frente a la ceguera, está el símbolo de la luz: el descubrimiento de la verdad.

En cuanto a la experimentación dramática, una de las innovaciones más notables de su lenguaje teatral es la utilización dramática del tiempo. La introducción en la escenografía o a través de acotaciones implícitas de varios momentos temporales que se relacionan influyéndose, crea un juego de perspectivas que persigue que el distanciamiento ayude a la superación o comprensión del conflicto al personaje y al espectador. Muchas veces esto está relacionado con el tratamiento del espacio.

La utilización de un “escenario múltiple” (como en El tragaluz) permite tener varios escenarios a la vez que se van actualizando mediante la utilización de la luz y el sonido, y que en ocasiones nos permiten asistir a acciones simultáneas. Otro elemento esencial de su técnica teatral son los efectos de inmersión, que es una manera de hacer que el espectador piense o sienta las cosas como las percibe un personaje: oímos el obsesivo ruido del tren que ocupa el cerebro de Vicente y del padre en El tragaluz; el teatro queda a oscuras como Valindín, cuando David el ciego apaga la vela en El concierto de San Ovidio. De esta manera, se propicia una participación activa más intensa por parte del espectador.

En definitiva, Buero usa el simbolismo para burlar la censura y experimenta con las técnicas dramáticas para plantear su visión de la política franquista y la sociedad de su época, habituada a un teatro de costumbres; complacientes sus autores con el régimen.

Claves Ideológicas

Buero Vallejo es una pieza clave del teatro de posguerra, porque abre la nueva corriente de teatro social que continuará Alfonso Sastre, quien también denuncia la situación española. La diferencia entre ambos estriba en que Buero introduce símbolos y juegos metafóricos y escénicos, mientras que Sastre elabora una denuncia social más directa y su teatro está más vinculado al compromiso político que el de Buero.

Es representante de la corriente denominada Posibilismo, que consiste en la presentación de un teatro que, sin dejar su compromiso político, sea asimilado por la sociedad y sea tolerado por la censura; es decir, un teatro que consiga evitar el enfrentamiento frontal con el poder. Para ello, Buero utiliza diversos recursos como los símbolos, la alegoría, las parábolas y la elipsis. Esta postura conllevó la crítica de ciertos sectores de la sociedad, que consideraron que su obra tenía un menor grado de implicación social y política.

El Compromiso Social y Ético

El teatro de Buero gira en torno al compromiso sincero con la sociedad y con el ser humano individual; así, resulta imposible separar al Buero ciudadano, consciente de un cambio político y social, del Buero dramaturgo.

“El sentido último del teatro y de la literatura es ayudar al individuo a aceptarse y comprenderse, y así vivir mejor su propia existencia.”

Su producción dramática es inseparable del compromiso con el ser humano y la sociedad. Sus obras reflexionan sobre la situación del hombre en el mundo, situación caracterizada por la opresión, la intolerancia, la soledad o la mentira.

La crítica social: presenta un lúcido análisis de la sociedad española, con sus mentiras, injusticias y dosis de violencia.

Existen tres núcleos dramáticos en su obra:

  • La reclusión (plasmada en Historia de una escalera, En la ardiente oscuridad y La Fundación).
  • El juicio, que unas veces se presenta de manera evidente y otras a través de personajes investidos de una autoridad moral.
  • El enfrentamiento, que surge de un compromiso que, a veces, exige cierto grado de violencia, pero que aborrece por principio la crueldad y la tortura.

Los temas de su producción teatral son aquellos relacionados con las preguntas del individuo acerca del sentido de la existencia, la realización personal, etc. Desde un enfoque social, denuncia las injusticias que atañen a las estructuras sociales, a las formas de explotación y a los mecanismos de opresión.

Buero no buscaba, en su teatro, el enfrentamiento con un sistema político, sino un diálogo abierto con la sociedad española. La dictadura podía tolerar esta suerte de discurso y hasta alentarlo, sobre todo en sus años postreros, desde las instancias más reformistas del régimen. Lo que no consentía era el ataque frontal a las instituciones, ni las proclamas rupturistas. Por ello, su teatro sí que pudo, en mayor medida, llegar a los escenarios teatrales, al contrario que el de Sastre, hecho que les llevó a un profundo enfrentamiento.

Para Buero, la tragedia es el vehículo para la expresión escénica de los problemas del ser humano: el destino, el significado de la vida, el dolor y la muerte.

Otra preocupación del escritor es la relación obra-público y la participación del espectador. Pretende que el espectador se remueva ante sus convicciones y se lance a actuar, es decir, a transformar el mundo. La tragedia de Buero no es pesimista, es esperanzada.

Para Buero, la tragedia es el vehículo para la expresión escénica de los problemas del ser humano: el destino, el significado de la vida, el dolor y la muerte.

Otra preocupación del escritor es la relación obra-público y la participación del espectador. Pretende que el espectador se remueva ante sus convicciones y se lance a actuar, es decir, a transformar el mundo. La tragedia de Buero no es pesimista, es esperanzada.