Filosofía Moderna: Explorando el Pensamiento de Descartes y Nietzsche

René Descartes: El Problema de la Realidad y el Conocimiento

René Descartes es considerado el fundador de la Filosofía Moderna y el principal pensador del Racionalismo, una escuela filosófica que postula la razón, en contraposición a las ideas sensibles, como la única fuente de conocimiento verdadero.

La Búsqueda de un Método Cierto

La prioridad de Descartes es establecer un método que facilite el razonamiento para alcanzar un conocimiento cierto y seguro. Este método debe ser compatible con la forma de operar de la razón humana. Por ello, su primer paso es analizar el funcionamiento de la razón.

Modos de Conocimiento y Reglas del Método

En la razón, Descartes distingue dos modos de conocimiento seguros:

  • Intuición (o luz natural): Es el conocimiento de ideas simples que surgen de la razón de forma clara y distinta, cuya verdad es evidente por sí misma.
  • Deducción: Es el conocimiento que se obtiene a partir de una sucesión de ideas simples para llegar a verdades complejas.

Para asegurar la validez del conocimiento, el método cartesiano debe cumplir cuatro reglas fundamentales:

  1. Evidencia: Aceptar como verdadero solo aquello que se presenta a la mente de forma clara y evidente, sin posibilidad de duda.
  2. Análisis: Dividir las ideas complejas en sus componentes más simples y evidentes, hasta que puedan ser intuidas.
  3. Síntesis: Reconstruir el conocimiento, partiendo de las ideas simples ya intuidas para constituir ideas complejas de manera ordenada.
  4. Enumeración: Realizar revisiones completas y generales de todos los pasos anteriores para asegurar que no se ha omitido nada.

La Duda Metódica y el Cogito

Descartes aplicará este método para buscar una verdad indudable a través de la duda metódica, un proceso sistemático de cuestionamiento:

  • Primera Duda: Se duda del conocimiento que proviene de los sentidos, ya que estos pueden engañarnos.
  • Segunda Duda: Se duda de la existencia de la realidad extramental, pues es imposible distinguir con certeza la vigilia del sueño.
  • Tercera Duda: Se duda de las ideas de razón o de los razonamientos lógicos, ante la posibilidad de la existencia de un “genio maligno” que nos induzca al error incluso cuando creemos estar en lo cierto.

Sin embargo, afirma Descartes, no podemos dudar de que dudamos. Mientras pensamos, no podemos dudar de que estamos pensando y, por lo tanto, de que existimos. La primera intuición de una verdad indudable es la célebre frase: “Pienso, luego existo” (cogito ergo sum). Si existo, lo hago como un yo pensante (un cogito), afirmando así la existencia de la sustancia pensante (la res cogitans) como la primera verdad indudable y el punto de partida de su filosofía.

La Metafísica Cartesiana: Tipos de Ideas y Sustancias

Descartes parte del cogito para construir su metafísica. El cogito piensa ideas que pueden clasificarse en tres tipos:

  • Adventicias: Aquellas que parecen provenir del exterior (ej. la idea de un árbol).
  • Facticias: Aquellas que se construyen a partir de otras ideas por la imaginación (ej. la idea de un centauro).
  • Innatas: Aquellas que la razón tiene en sí misma desde el nacimiento y no son ni facticias ni adventicias (ej. la idea de Dios, la idea de sustancia, la idea de perfección).

Descartes postula la existencia de tres sustancias:

  • La sustancia pensante (res cogitans): El yo o alma, cuya esencia es el pensamiento.
  • La sustancia infinita (Dios): El ser perfecto y creador, fundamento de todo lo demás.
  • La sustancia extensa (res extensa): La realidad exterior o el mundo material, cuya esencia es la extensión.

Descartes define “sustancia” como aquello que existe independientemente de otros seres. Por ello, Dios sería la sustancia en sentido estricto, ya que es absolutamente independiente. La res cogitans y la res extensa son consideradas sustancias en un sentido derivado, pues son independientes entre sí, pero dependientes de Dios para su existencia.

Friedrich Nietzsche: El Problema de la Ética y la Moral

Friedrich Nietzsche presenta una visión crítica del ser humano, al que considera un animal cuya única arma de defensa ante el mundo es la inteligencia. Para Nietzsche, el hombre es débil e indigente, pero se cree el centro de la naturaleza. El ser humano es, en su perspectiva, solo un puente hacia el Superhombre (Übermensch), un ser que posee voluntad de poder y no de verdad, y al que se llegará tras una serie de transformaciones y una constante superación de sí mismo.

La Moral Tradicional y la Muerte de Dios

El hombre anterior al Superhombre sigue la moral tradicional, a la que Nietzsche denomina “moral de los esclavos”. Esta moral se fundamenta en el rechazo a la vida y es, por tanto, antinatural. Su base ha sido Dios o la razón, entendida esta última como un dios, impulsada por la voluntad de verdad. Además, Dios o la razón han sido el fundamento de la idea de que existe una verdad única y absoluta. Así, Dios o la razón son el fundamento último de la voluntad de verdad y del platonismo, convirtiéndose en el gran enemigo del Superhombre, quien posee voluntad de poder. Por ello, para que el Superhombre pueda emerger, es necesario acabar con Dios y negar su existencia.

Esta negación, según Nietzsche, ha ocurrido en la época moderna, donde se ha proclamado la “muerte de Dios”. Este evento supone el derrumbe de los valores tradicionales, dando origen a una nueva época dominada por el nihilismo. El nihilismo puede interpretarse en dos sentidos:

  • Negativo: El derrumbe de los valores tradicionales conduce al sinsentido de la existencia, a la falta de propósito.
  • Positivo: La muerte de Dios representa una oportunidad para la creación de nuevos valores y para el advenimiento del Superhombre.

La Transmutación de los Valores y la Evolución del Superhombre

Para superar el nihilismo negativo y alcanzar el Superhombre, es imperativo transmutar los valores y cambiar radicalmente la forma de pensar. La transmutación de los valores implica que la valoración ya no se realice desde el resentimiento contra la vida, sino desde la voluntad de poder. Esta transmutación será llevada a cabo por el Superhombre, quien evoluciona desde el hombre débil, dominado por la voluntad de verdad, hasta un ser humano fuerte con voluntad de poder.

Esta evolución del Superhombre pasa por tres estados simbólicos:

  1. El Camello: Representa al espíritu que asume su deber racional, cargando con el peso de la moral y los valores tradicionales.
  2. El León: Simboliza al espíritu nihilista que se rebela frente a todo lo establecido, rompiendo con las cadenas de la tradición, pero aún no es capaz de crear nuevos valores.
  3. El Niño (o bailarín): Es la representación del Superhombre. Libre de ataduras, hace de la vida una creación artística, con voluntad de poder y que admite la vida como un Eterno Retorno.

El Superhombre rechaza la moral del esclavo y es contrario al igualitarismo. Es un creador constante de valores y vive en un mundo sin trascendencia, haciendo de su propia vida su obra de arte.