Retórica y Argumentación: Claves para un Discurso Efectivo
Debemos saber dar una explicación que dé cuenta de por qué sostenemos una opinión. Cuando nuestra explicación requiere cierta extensión, debemos elaborar un discurso (oral o escrito). Para ello, tenemos que estructurar bien lo que queremos decir y cómo lo vamos a hacer. La retórica es la disciplina que se ocupa de estudiar todos aquellos elementos que deben tenerse en cuenta a la hora de elaborar y llevar a la práctica un buen discurso. Su estructura es la siguiente:
- Inventio: El orador tiene que pensar cuál es el contenido de su discurso. Para poner al público a su favor, puede aludir a cuestiones en las que sus ideas y las del público coinciden.
- Dispositio: Organiza los contenidos de la inventio. Está formado por tres partes:
- Exordio (introducción): Indica el comienzo del discurso, busca atraer la atención y la simpatía de los oyentes, y declara cuál va a ser la tesis.
- Narratio (cuerpo, parte más extensa): Se aportan los argumentos para sostener y defender la tesis. Es recomendable dividirla en partes para mantener la atención del público. Además, se presentan argumentos en contra (refutaciones) de las tesis contrarias. Podemos pensar el orden en el que nos interesa situar los argumentos: creciente (débiles a fuertes), decreciente (contrario) o nestoriano (intermedios, débiles, fuertes). En la argumentación científica el orden es indiferente, pero en la persuasiva sí es importante.
- Peroratio (conclusión, es la parte final del discurso): Se presenta una síntesis de lo expuesto, a la vez que se intenta apelar a los sentimientos buscando la simpatía hacia nuestras posiciones y/o la rabia hacia las contrarias. Puede funcionar guardarse para este momento un último elemento sorpresa que apoye lo expuesto.
- Elocutio: Todo lo referido al estilo del discurso: corrección gramatical, presencia de figuras literarias y grado de comprensión. También incluye: la compositio, que hace referencia a la forma de colocar las palabras para que tengan más fuerza, un mejor ritmo y se entienda mejor el discurso; y la actio, que se ocupa de la declamación del discurso: modulación de la voz y los gestos, porque todo ello debe ir en concordancia con lo que decimos en cada momento. En el caso de que el discurso no sea leído, hay que tener en cuenta la fase llamada memoria: trabajo del orador correspondiente al recuerdo de las distintas partes del discurso en un orden determinado, así como el contenido de cada una.
Falacias Lógicas: Identificación y Ejemplos
Las falacias son argumentos que parecen válidos pero no lo son. A continuación, se presentan algunas de las más comunes:
- Falacia ad verecundiam: Defiende la conclusión solo porque alguien que es considerado una autoridad en la materia lo ha afirmado, como si no pudiera equivocarse. Ejemplo: El año que viene seguirá habiendo recesión en Grecia porque así lo ha previsto el FMI.
- Falacia ad hominem: Desacredita a la persona que sostiene la idea que se pretende refutar, dando por hecho que esto invalidará su opinión. Ejemplo: Los nutricionistas dicen que cada vez comemos peor, pero no te fíes mucho, ya sabes que son unos exagerados.
- Falacia ad populum: Defiende una conclusión sin justificarla, solo apela a los sentimientos, los prejuicios, etc. Ejemplo: Si quieres aprender francés, aprenderás más rápido con un profesor nativo que con uno que no lo sea.
- Falacia ad ignorantiam: Defiende que algo es de una forma porque nadie ha podido probar lo contrario. Ejemplo: Dios no existe porque nadie ha demostrado que exista.
- Falacia ad baculum: Sostiene una conclusión a través de la coacción, la amenaza o el miedo. Ejemplo: Tienes que ponerte el casco si coges la bici porque si no te vas a matar.
- Generalización indebida: Infiere una conclusión general a partir de algunos casos que son insuficientes para justificarla. Ejemplo: Todas las mujeres que viven en Brasil son brasileñas.
- Falsa causa: A partir de la coincidencia temporal entre dos acontecimientos, se los relaciona y se establece que el primero es la causa y el segundo la consecuencia de esta. Ejemplo: Como mucha gente muere sobre una cama, está claro que tumbarse sobre una cama es peligroso.
- Falacia semántica: Una palabra o expresión que se repite cambia de significado en el curso de la inferencia; se usa un término o expresión erróneamente, dada su equivocidad. Ejemplo: Andrea corre mucho y Ana nada. Por tanto, Ana es nadadora.
- Falacia circular: La conclusión se apoya en una premisa que, para ser verdadera, depende de que la conclusión también lo sea. Ejemplo: Él es el jefe porque así lo decidió el Consejo. El Consejo aprobó su nombramiento porque era el candidato más válido. Y está claro que era el candidato más válido porque ha conseguido llegar a ser jefe.
El Cosmos Aristotélico: Una Visión Geocéntrica del Universo
Para Aristóteles, el cosmos es un todo organizado en dos mundos:
Mundo Sublunar o Terrestre
- Es el mundo habitado por el ser humano: la Tierra.
- Tiene forma esférica, es muy reducida y ocupa un lugar central en el Universo.
- Está limitado por la esfera de la Luna, que constituye la frontera entre las dos regiones: sublunar y supralunar.
- Está formado por cuatro elementos: agua, aire, fuego y tierra.
- Estos tienden de manera natural a recobrar su posición original, por lo que les caracteriza un movimiento natural de carácter rectilíneo, que puede darse en dos sentidos: la tierra y el agua, por ser pesados, tienen un movimiento descendente; y el aire y el fuego, por ser ligeros, uno ascendente.
- Además, existen otros tipos de movimientos, aunque para estos, según Aristóteles, es necesaria una causa exterior que los justifique.
- El movimiento de rotación se traslada por fricción de una esfera a otra hasta llegar a la esfera de la Luna, que lo transmite al mundo sublunar.
- Este movimiento produce la mezcla de los elementos y provoca que se generen y corrompan los cuerpos. Una vez generados, estos actúan como causas inmediatas de otros cambios.
Mundo Supralunar o Celeste
- Es el mundo que está más allá de la Luna y cuyo límite se encuentra en la esfera de las estrellas fijas. Más allá de estas, no hay nada.
- Este mundo se compone de un quinto elemento, el éter, de naturaleza divina, perfecto, puro y sin peso.
- Por eso, el mundo celeste es eterno e inmutable.
- Cada esfera tiene un movimiento circular uniforme, que se transmite por rozamiento de unas esferas a otras, lo que produce como resultado los complicados movimientos de los planetas.
- Aristóteles postula la existencia de un Primer Motor Inmóvil, causa de todo movimiento que se produce en el Universo.
- Todos los cambios que suceden en el mundo siguen las leyes de la naturaleza y obedecen a una finalidad. La divinidad ha dispuesto todo para que se mantenga en perfecto equilibrio.
La Nueva Física: El Legado de Galileo y Newton
Galileo Galilei: Pionero de la Observación Astronómica
Gracias al telescopio, Galileo Galilei pudo llevar a cabo importantes observaciones, como por ejemplo que Júpiter tenía un grupo de satélites que giraban a su alrededor. Según el geocentrismo, todos los astros orbitan en torno a la Tierra, de modo que el descubrimiento de Galileo hizo inviable la teoría geocéntrica. Por su apoyo al heliocentrismo, Galileo fue denunciado a la Inquisición y obligado a retractarse. Estuvo condenado a arresto domiciliario hasta el final de sus días. No obstante, pudo asentar las bases de la física moderna. Galileo estableció el principio de inercia, según el cual los cuerpos tienden a permanecer en reposo o a velocidad constante a no ser que actúe sobre ellos una fuerza. Por eso, aunque la Tierra esté en constante movimiento, no se percibe su movimiento. Otra de sus aportaciones fue el estudio de la trayectoria parabólica de los proyectiles.
Isaac Newton: La Ley Universal de la Gravitación
Isaac Newton estableció que todos los cuerpos del Universo son el origen de la fuerza de la gravedad, y a su vez se ven afectados por ella. La gravedad es definida como una fuerza directamente proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que separa sus centros de gravedad. Podía aplicarse tanto a la caída de una piedra como al movimiento de los planetas; por lo tanto, las mismas leyes regían en todo el Universo, de modo que la distinción entre mundo celeste y terrestre no tenía sentido.