El Pensamiento de Ortega y Gasset: Vida, Razón y Perspectiva

Saber Filosófico

Para Ortega, la filosofía es la **inquietud ante el mundo**. El filósofo ignora cuál es su objeto, pero sí sabe que es un **objeto integral**, el cual la filosofía va a intentar descubrir.

Criticaría al **realismo**, que mantenía la existencia de otro mundo, y al **idealismo**, que dudaba de todo y cuya realidad radical fue el pensamiento, pues el hecho de existir el pensamiento implica que existe el yo que piensa, y el mundo en que se piensa. Existen ambos sin separación. La filosofía ha de convertirse en **reflexión sobre la vida** considerada de forma personal.

El Ser Humano

Al vivir, el ser humano se encuentra en el mundo, se pone en contacto con él mediante la **circunstancia**: todas las realidades que se encuentra (mundo físico, de la cultura, realidad histórica y social, el cuerpo y la propia mente), constituyendo un ingrediente esencial de su vida.

Al ser humano se le impone la vida, es un “problema” que ha de resolver, pero lo que no se le impone es **cómo** va a vivirla en esa circunstancia impuesta. La vida no es solo **fatalidad**, sino también **libertad**, y por tanto **responsabilidad**. Al elegir, el ser humano **se hace a sí mismo**. Todo lo que el ser humano hace, le hace. La vida es ser lo que aún no se es.

El Conocimiento

Ortega se opuso al **escepticismo** (vitalismo de Nietzsche) por renunciar a la idea de que la verdad pueda ser conocida por el ser humano, pues el pensamiento aspira a la verdad y suprimir esa aspiración lo convertiría en un sinsentido; y al **dogmatismo** (Descartes, Platón) por renunciar a la vida. Las rechaza porque ninguna de ellas tiene en cuenta la **doble instancia del pensamiento**. El pensamiento es una **función vital**, y tiene la finalidad de **alcanzar la verdad**, pues necesita funcionar de acuerdo con unas determinadas leyes. Ambas instancias se necesitan mutuamente.

Esta doble instancia obliga a reunir la **relatividad de la verdad** y la **verdad como valor absoluto**. Se consigue cuando se entiende la verdad como **perspectiva**. El ser humano, a través de su conocimiento, solo reflejará de la realidad lo que se pueda ver de ella desde un punto de vista determinado, es decir, desde una perspectiva. La **perspectiva individual** es el único modo de apresar la realidad.

En Meditaciones del Quijote afirma que la realidad tiene una **estructura propia que consiste en ser perspectiva**. La perspectiva es la forma de ser de lo real. Aunque las perspectivas de los sujetos sean distintas, el conocimiento de todos los seres humanos es idéntico.

En su última etapa, Ortega desarrolla el **raciovitalismo**. Considera que carece de sentido rechazar la racionalidad humana, puesto que mediante el ejercicio de la razón construimos descripciones de la realidad que nos permiten orientarnos en la existencia. Sin embargo, ello no nos lleva al racionalismo, puesto que la **razón vital** (a diferencia de la razón pura del racionalismo) es sensible a las dimensiones irracionales de la vida, como la **perspectiva**, la **individualidad**, la **historia**, etc.

Dicha **razón vital** es la que el ser humano utiliza cuando su pensamiento no está dirigido a conocer esa naturaleza invariable de las cosas, sino la vida que tenemos que hacer en una **circunstancia** determinada. En definitiva, la **razón vital** es la razón que medita sobre la estructura de la vida misma.

El **raciovitalismo** consiste, pues, en afirmar que el conocimiento es de naturaleza racional y que la vida constituye su tema central. Es la **precariedad de la vida humana** lo que hace que el pensamiento y la conquista del conocimiento sean laboriosos, rápidos y nunca definitivos. Es una conquista que tiene que hacer cada hombre y en cada época (la **razón vital** conduce a la **razón histórica**). Ahí reside la **grandeza y miseria de la vida humana**: tiene que adquirir con esfuerzo lo que debe saber sobre sí mismo y sobre las cosas. Por eso, Ortega propondrá la definición del hombre como ***homo insipiens***, el **hombre ignorante**.

El ser humano **no tiene naturaleza, sino que tiene historia**. Los grupos sociales dentro de los que existimos (familia, país, amigos) configuran en gran medida nuestra **perspectiva personal** del mundo. La configuración que la mentalidad propia adopta en función de la sociedad en la que vive es la **cultura recibida**. La **razón histórica** de Ortega se articula en torno a una serie de nociones:

  • La **tradición**, que es aquello que se transmite.
  • La **generación**, que es la medida del tiempo histórico.
  • El **sistema de vigencias**, que es el conjunto de **creencias** o **valores** comunes a una sociedad, y que no suelen expresarse explícitamente.

Tanto el **yo** como el **mundo** en el que se encuentra cada ser humano se le dan interpretados. De ahí que haya que distinguir entre **ideas** y **creencias**. Las **ideas** son elaboradas, discutidas o desechadas por el individuo, pero no puede vivir de ellas. Son ideas de este tipo, por ejemplo, las afirmaciones de la **ciencia**. Las **creencias** no las elabora la persona; son ese fondo común no explícito que constituye la **cultura** en la que el ser humano vive su vida.

La Sociedad

En La rebelión de las masas, Ortega analiza la situación del ser humano europeo en la primera parte del siglo XX.

Distingue dentro de una sociedad dos clases: las **minorías selectas**, formadas por las personas esforzadas y excelentes que han ido construyendo la historia; y la **masa**, compuesta por todo aquel que no se valora a sí mismo y, sin embargo, se siente a salvo al sentirse idéntico a los demás.

Ortega afirma que en el siglo XX, jamás tanta gente gozó de tantos beneficios y **bienestar** (económico, técnico o moral), y pese a ello, el ser humano europeo se comporta como un **heredero malcriado** del esfuerzo realizado en los siglos anteriores por alcanzar el **progreso moral y científico**. Tal situación, piensa el filósofo, puede conducir a la **barbarie**, puesto que aparece en Europa un tipo de ser humano que no quiere dar razones ni tener razón, sino que se muestra resuelto a imponer sus opiniones.