El Empirismo Radical de David Hume: Crítica al Conocimiento y la Metafísica

La Crítica de Hume a los Conceptos Metafísicos

David Hume, figura central del empirismo, somete a una profunda crítica las ideas fundamentales de la metafísica. Su objetivo es demostrar que esta disciplina no proporciona ningún conocimiento seguro, ya que trasciende los límites de la experiencia sensible. Hume revela que las ideas metafísicas no cumplen con el “principio de copia”, el cual postula que toda idea debe derivar de una impresión previa de la que es una réplica. Este principio se erige como el criterio distintivo entre el conocimiento genuino y la metafísica engañosa. En consecuencia, cualquier idea que no se fundamente en lo que los sentidos revelan es considerada, por Hume, una idea metafísica falsa.

La Crítica a la Causalidad

Uno de los pilares de la metafísica, la ciencia y el sentido común es la idea de causalidad. Estamos convencidos de su verdad y tendemos a buscar las causas de los fenómenos. Al afirmar que un evento es causa de otro, presuponemos una relación causal que implica una conexión necesaria (por ejemplo, el fuego siempre quema). Sin embargo, Hume argumenta que nuestro conocimiento se restringe a nuestras impresiones actuales y a las ideas o recuerdos del pasado; no poseemos ninguna impresión del futuro.

La experiencia, según Hume, no nos revela una conexión intrínseca entre los fenómenos; no hay nada que se asemeje a una fuerza que los haga inseparables. Lo único que percibimos es la contigüidad espacio-temporal y una sucesión repetida entre dos fenómenos. Hume sostiene que es la costumbre, o la tendencia a creer que el futuro se comportará como el pasado, lo que nos lleva a afirmar que un fenómeno es causa de otro y que existe una conexión necesaria. La experiencia se compone únicamente de casos particulares. Por lo tanto, podemos concluir que, para Hume, nada, excepto la experiencia repetida, justifica nuestra creencia en que un suceso se repetirá de la misma forma.

La Crítica a la Sustancia

En segundo lugar, Hume critica la idea de sustancia, entendida como aquello que permanece inmutable y confiere a un objeto su esencia. En relación con la sustancia extensa, los filósofos distinguen entre cualidades primarias y secundarias. John Locke, por ejemplo, admite que solo podemos conocer las cualidades secundarias, ya que son perceptibles a través de los sentidos. Locke también postula que, aunque la sustancia no pueda conocerse directamente, debe presuponerse como un soporte que permite percibir los objetos como un todo unitario y estable.

Para Locke, la sustancia existe como causa de las cualidades primarias y secundarias, dado que las propiedades no pueden existir por sí solas, sino que deben inherir en un sujeto. La crítica de Hume a Locke es doble: primero, Locke recurre a la noción de causalidad, una idea que, según Hume, carece de una base empírica; segundo, Hume afirma que la sustancia no es una idea, sino una palabra sin sentido, ya que no poseemos ninguna impresión que se corresponda con ella.

La Crítica a la Idea del Yo

En cuanto a la crítica de la idea del yo, Hume sostiene que el error radica en suponer la existencia de un yo como una entidad unitaria e inmutable que subyace a las percepciones internas variables que tenemos de nosotros mismos. Sin embargo, las impresiones que poseemos sobre nosotros mismos son inherentemente cambiantes. Además, no podemos tener una impresión directa del yo pensante independientemente del objeto de pensamiento.

La Crítica a la Idea de Dios

Finalmente, Hume aborda la idea de Dios o de sustancia infinita. René Descartes, por ejemplo, concluyó que la idea de Dios es innata. No obstante, para Hume, no existen ideas innatas, ya que todas las ideas son copias de impresiones externas o internas, o el resultado de combinarlas, aumentarlas o disminuirlas. En el caso de Dios, de quien no tenemos ninguna impresión directa, la idea se forma porque la imaginación amplifica al máximo las ideas de sabiduría, bondad y poder. Además, Hume considera inválidas todas las demostraciones de la existencia de Dios basadas en el principio causal.

Como hemos observado, Hume es sumamente coherente con su empirismo, llevándolo a sus últimas consecuencias. Su crítica radical desemboca en el subjetivismo, el escepticismo y el irracionalismo en lo que respecta a la posibilidad del conocimiento absoluto.

Nociones Fundamentales del Empirismo de Hume: Impresiones e Ideas

Según el empirismo, no existen ideas innatas; todo conocimiento proviene de la experiencia. Para David Hume, los contenidos de la mente que derivan de la experiencia son denominados percepciones, y se dividen en dos clases principales: impresiones e ideas.

Las Impresiones

Las impresiones son las percepciones más vívidas, intensas y directas, y se presentan de forma inmediata. Se clasifican en:

  • Impresiones simples o de la sensación: Son las sensaciones que provienen de los sentidos externos (como formas, colores, sonidos).
  • Impresiones complejas o de reflexión: Son los sentimientos, pasiones o emociones que surgen en nuestra mente (y que a menudo son producidas por ideas o impresiones simples).

Las Ideas

Las ideas son percepciones menos intensas y aparecen en la mente cuando no hay impresiones directas; son, en esencia, recuerdos o copias de las impresiones. Las ideas pueden ser simples o complejas, dependiendo de si pueden dividirse o no:

  • Ideas simples: No pueden dividirse y son copias directas de impresiones simples (por ejemplo, la idea de una forma cuando no la estamos viendo).
  • Ideas complejas: Pueden dividirse en ideas simples, ya que son asociaciones de ideas simples que se combinan mediante mecanismos de asociación de ideas. Estos mecanismos surgen de una disposición natural de la imaginación que, al tener una idea, tiende a evocar otras relacionadas.

La principal diferencia entre impresiones e ideas radica en la intensidad con la que se perciben, ya que para Hume, todos los pensamientos son, en última instancia, producidos por sensaciones o sentimientos.

Leyes de Asociación de Ideas

Hume distingue tres leyes fundamentales que rigen la asociación de ideas en la mente:

  • Ley de Semejanza: Tendemos a asociar ideas que se parecen entre sí (por ejemplo, contemplar o recordar un paisaje en un cuadro nos evoca la idea del paisaje real).
  • Ley de Contigüidad (en el tiempo y/o espacio): Solemos relacionar ideas que ocurrieron cerca en el tiempo o en el espacio (al recordar una canción, a menudo recordamos a la persona con la que la escuchábamos).
  • Ley de Causalidad: Ante la idea de un efecto, la mente evoca automáticamente la idea de su causa. Esta asociación es el resultado de la sucesión constante y repetida entre dos fenómenos; el que ocurre primero se denomina “causa” y el que le sucede, “efecto” (un ejemplo clásico son las bolas de billar).

El Límite del Pensamiento y el Principio de Copia en Hume

David Hume postula que la libertad de nuestro pensamiento es inherentemente limitada, ya que su frontera se encuentra en la experiencia. Nuestra capacidad creativa se restringe a la habilidad de mezclar, aumentar o disminuir los contenidos que hemos adquirido a través de los sentidos o la experiencia. La mente, para Hume, es comparable a una página en blanco que solo puede ser llenada con los contenidos de la percepción. Por esta razón, nuestra mente siempre procesa la información siguiendo un fundamental principio de copia: todas nuestras ideas son, en última instancia, copias de impresiones.

Para fundamentar este principio, Hume presenta varios argumentos:

  • Todas nuestras ideas, por muy complejas que parezcan, están compuestas por otras más simples (como la idea de Dios, que se forma a partir de la amplificación de cualidades humanas). Aunque la imaginación pueda mezclar ideas libremente, creando seres imaginarios, estas combinaciones siempre se basan en elementos derivados de impresiones previas.
  • Hume busca demostrar que todo lo que la mente conoce proviene de la experiencia. Un ejemplo claro es que si a una persona le falta un sentido, no será capaz de formar ideas relacionadas con ese sentido específico. Esto evidencia que las impresiones son el origen de todas las ideas y, por ende, de todo conocimiento.
  • En la filosofía de Hume, el principio de copia se erige como un criterio de verdad esencial para todas las ciencias. Una idea compleja se considera verdadera si sus ideas simples constituyentes son copias fieles de impresiones. Este principio también establece una clara distinción entre el conocimiento genuino y la metafísica engañosa, lo que implica una crítica contundente a las ideas centrales de la metafísica: la sustancia, la causalidad, la idea de Dios, el yo y el mundo.

Contexto Filosófico e Influencia de David Hume

Biografía y Obras Principales

David Hume nació en Edimburgo en 1711. A lo largo de su vida, defendió la autonomía de la razón en el tratamiento de los problemas filosóficos e investigó profundamente los límites del conocimiento humano.

Tras finalizar sus estudios, escribió su primera obra, el Tratado sobre la Naturaleza Humana, donde abordó el entendimiento humano, las pasiones y la moral, aunque inicialmente sin el éxito esperado. En 1748, publicó Investigación sobre el Entendimiento Humano, una obra que sintetiza y revisa sus teorías sobre el entendimiento presentadas en el Tratado. Posteriormente, en 1750, publicó Investigación sobre los Principios de la Moral, donde resumió y profundizó en sus ideas éticas, esta vez con mayor reconocimiento. Hume también incursionó en temas históricos, sociales y políticos, destacando su obra La Historia de Inglaterra. Además, participó activamente en la Enciclopedia francesa. Regresó a Edimburgo, donde falleció en 1776.

Hume y el Empirismo

Hume es considerado el máximo exponente del empirismo, una corriente filosófica iniciada por John Locke. La característica fundamental del empirismo es postular la experiencia como el origen de todo conocimiento y negar la existencia de ideas innatas. Este pensamiento se opone directamente al racionalismo. La influencia empirista de Hume es particularmente evidente en su explicación del mecanismo de asociación de ideas.

Influencia en Immanuel Kant

La influencia filosófica posterior de Hume fue tan significativa que incluso Immanuel Kant, un racionalista, reconoció que Hume lo “despertó de su sueño dogmático de la razón”.

Sin embargo, Kant introdujo un concepto que Hume no contempló: el “giro copernicano del conocimiento”. Este giro consiste en cambiar la perspectiva al estudiar la posibilidad del conocimiento, centrándose en el sujeto cognoscente. En contraposición a Hume, Kant argumentó que, si bien todo conocimiento comienza con la experiencia, existe algo que no procede de ella, sino que la estructura y la posibilita.

Kant propuso la existencia de tres tipos de estructuras o formas a priori (independientes de la experiencia) en nuestra mente:

  • Las formas a priori de la sensibilidad: el espacio y el tiempo.
  • Las formas a priori del entendimiento: las categorías (como la causalidad y la sustancia).
  • Las formas a priori de la razón: las ideas del yo, el mundo y Dios.

En un claro desafío a Hume, Kant afirmó que ideas como la causalidad o la sustancia no derivan de la mera unión de impresiones cercanas en espacio y tiempo, sino que son formas inherentes al sujeto para conocer la realidad, sin las cuales no podríamos percibir ni comprender los objetos.

Influencia en el Neopositivismo

Hume también ejerció una notable influencia en el neopositivismo, una corriente filosófica que buscaba aplicar el método científico a todo el conocimiento y la acción humana. Esta corriente aspiraba a prescindir de todo aquello que no fuera empíricamente verificable y consideraba que la metafísica carecía de sentido, viendo sus problemas como “falsos problemas” derivados de un uso incorrecto del lenguaje.