1. Contexto Histórico-Social y Cultural
El Barroco se desarrolla desde finales del siglo XVI hasta las primeras décadas del siglo XVII.
1.1 Crisis Política, Social y Cultural
El siglo XVII marca el inicio de la decadencia española en los ámbitos político y económico. Gobiernan los llamados Austrias menores: Felipe III (1598-1621), Felipe IV (1621-1665) y Carlos II (1665-1700). Su reinado coincide con la pérdida del poder del rey a favor de validos como el conde-duque de Olivares, que gobiernan en beneficio propio. España, además, pierde su hegemonía en Europa y Portugal se independiza.
A esta pérdida de poder político se une el ocaso de la economía, que desaprovecha la riqueza que llegaba del Nuevo Mundo.
La expulsión de judíos y moriscos, y la emigración a América intensifican la caída demográfica. Asimismo, el abandono del campo hace que las ciudades se pueblen de una legión de personas desocupadas, vagabundos y mendigos, conformando un panorama social desolador. Esta coyuntura favorece un renovado ímpetu moralizante y didáctico, así como también un nuevo sentido religioso. El ciudadano barroco reflexiona sobre la fugacidad de la vida y la presencia constante de la muerte. La sociedad se asienta en una atmósfera de inseguridad y desasosiego. Frente al optimismo renacentista, el pesimismo y el desencanto se instalan en la sociedad; aparece una nueva visión del mundo por la que se pierde la fe en el hombre. Ante la decadencia reinante, el pensamiento barroco manifiesta un concepto desengañado del mundo.
2. La Poesía Culta
2.1 Formas Métricas
La poesía barroca alterna las formas métricas heredadas del Renacimiento (tercetos, sonetos, octavas reales, liras, estancias o silvas) con elementos de la tradición popular y sus modalidades estróficas: glosas, villancicos, letrillas y romances.
2.2 Tendencias Estilísticas
El estilo más característico de la época es el conceptismo. Esta tendencia, de gran tradición en la literatura española, tiende a una complicación conceptual que condensa el pensamiento con gran sutileza e ingenio; para ello, se recurre a los más variados juegos de palabras (dilogía, paronomasia, oxímoron, paradoja), distorsiones gramaticales e imágenes atrevidas. Cuando el conceptismo se orienta hacia un recargamiento ornamental y sensorial, recibe el nombre de culteranismo o gongorismo (llamado así por ser Luis de Góngora el artífice y máximo exponente de esta variedad conceptista). En las creaciones culteranas abunda el léxico colorista y suntuario, se apuran al máximo las posibilidades expresivas del verso, se incorporan numerosos cultismos (léxicos y sintácticos), la sintaxis se complica con la acumulación de hipérbatos, las obras se ennoblecen con frecuentes alusiones mitológicas y se rinde culto a la belleza con imágenes poéticas de gran vigor y plasticidad. Si Góngora es la figura representativa del estilo culterano, la del conceptismo puro es Quevedo. Por otro lado, la tendencia clasicista mantiene los ideales de naturalidad, equilibrio y contención propios del Renacimiento.
2.3.1 La Tradición Petrarquista
La poesía culta se mostró fiel a la herencia poética del petrarquismo italianizante, asentado sistemáticamente sobre cuatro motivos fundamentales:
- El amor: Ante sus súplicas, aquella responde con indiferencia, lo que provoca en el amante un profundo sufrimiento, por lo que intenta expresar mediante la paradoja o el oxímoron la naturaleza contradictoria del amor.
- El carpe diem: El hombre renacentista asume que la juventud es un bien efímero e invita al goce moderado del amor. El espíritu desengañado del Barroco pone el énfasis, con angustia y dramatismo, en los estragos que el poder destructor del tiempo ocasiona en la juventud.
- La naturaleza: Ya no representa el arquetipo de belleza absoluta. Es el poeta el que, con su ingenio, ha de crear nuevos universos de belleza.
- La mitología: Los escritores aderezan sus composiciones con abundantes motivos mitológicos: unas veces, aluden a personajes o episodios concretos con el fin de ennoblecer sus obras con esas referencias; otras veces, fabrican un mundo mágico que constituye el marco preferido de la poesía amorosa.
3. Poesía Popular: El Romancero Nuevo
Entre todas las manifestaciones de la tradición oral, adquiere especial relevancia el cultivo del romance: desde mediados del siglo XVI, algunos poetas (Cervantes, Góngora, Quevedo o Lope) se sirven de esta forma métrica medieval para componer poemas líricos de asuntos muy diversos (amorosos, pastoriles, moriscos, de cautivo y burlescos). Surge así el romancero nuevo o artístico.
A diferencia del viejo o tradicional, es de carácter culto: su versión definitiva la fija por escrito el propio autor y se transmite ajena a la tradición popular.
4. Poetas Barrocos
4.1 Luis de Góngora (1561-1627)
Es el máximo representante del culteranismo. Su obra presenta dos estilos diferenciados: por un lado, la poesía de tipo popular, el llamado «Góngora claro», y por otro, la poesía culta o culterana, el denominado «Góngora oscuro». Forman la poesía popular composiciones en versos de arte menor (generalmente, octosílabos) de asunto muy variado (amoroso, humorístico, religioso, cortesano). Sobresalen las letrillas y los romances.
Dentro de su poesía culta destacan los sonetos y dos grandes poemas: la Fábula de Polifemo y Galatea, y Soledades. Los sonetos son de asuntos variados (amoroso, moral, burlesco o ascético). La Fábula de Polifemo y Galatea es un largo poema en octavas reales que recrea el asunto mitológico del amor que el cíclope Polifemo siente por la ninfa Galatea. Las Soledades, Góngora solo escribió dos, en las que narra la llegada de un náufrago a tierra y su encuentro con unos cabreros, unos serranos y unos pescadores, a quienes relata sus amores y los desdenes de su amada. Este argumento es el pretexto para desplegar todas sus facultades expresivas en la idealización de la naturaleza.
4.2 Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645)
Es la máxima figura del conceptismo poético. Su obra poética se agrupa en torno a cuatro temas:
- Poesía amorosa: Considera el amor como un ideal inalcanzable. Pero el amor es igualmente lucha, síntesis de contrarios, paradoja y sensación dolorosa.
- Poesía satírico-burlesca: Burlas y sátiras alcanzan en muchas ocasiones una virulencia desgarrada. Destacan las letrillas, célebres por sus ataques al dinero y las riquezas, al matrimonio y a personajes de la época, como Góngora.
- Poesía moral y metafísica: Surge de su pesimismo existencial, de su conciencia del paso del tiempo.
- Poesía política: Se centra en dos ideas: el problema de España y la denuncia de la corrupción.
4.3 Lope de Vega (1562-1635)
Es uno de los grandes creadores del romancero nuevo, al que contribuye con romances moriscos y pastoriles. Es igualmente un poeta religioso, sentido y apasionado, y un poeta burlesco. En su obra poética logra armonizar la brillantez culterana y la sutileza conceptista.