Características y Autores del Neoclasicismo y Romanticismo en España

Ilustración y Neoclasicismo

El humanismo, que desde el siglo XIV dio origen al Renacimiento primero, y al Barroco después, se asentó fértilmente durante la segunda mitad del siglo XVI en la literatura francesa e italiana.

De este modo, mientras que en países como España se desarrolló durante el XVII la estética del Barroco en toda su plenitud, en estos otros países la tendencia clasicista procedente del humanismo renacentista derivó hacia unos nuevos planteamientos estéticos que, como reacción a los excesos barrocos, intensificó los principios del clasicismo, tomando como denominación el término de Neoclasicismo. Esta nueva propuesta estético-literaria procedente de Italia y Francia, irá afectando progresivamente al resto de las literaturas europeas a través de los llamados movimientos neoclásicos.

Así, podemos decir que el Neoclasicismo es la respuesta estética al Barroco. Esta reacción estética solo puede entenderse bajo los principios de un pensamiento moderno que en el siglo XVIII adoptó la forma de racionalismo cartesiano y empirista, de carácter altamente cientificista y pragmático que responde al nombre de Ilustración. Por lo tanto, podemos decir que el Neoclasicismo es la estética del pensamiento ilustrado.

Características del Neoclasicismo

a) Culto a la razón

Los artistas y escritores neoclásicos vieron en la razón el referente y la voz que debía guiar cualquier creación humana y artística. Este racionalismo neoclásico hay que entenderlo en un sentido cartesiano, es decir, metódico. La razón debe someterse con método. En el caso del arte y la literatura, el método viene determinado por los preceptos: un conjunto de reglas y normas que el artista debe aceptar y respetar de antemano. Los preceptos literarios serán redactados en poéticas. En España, la más famosa es la de Luzán.

b) Imitación de autores clásicos grecolatinos

¿Y quién decide qué normas o reglas son las que garantizan mayor calidad artística? Según los neoclásicos, fueron los grandes referentes de la literatura clásica, Homero, Séneca…, quienes alcanzaron la gloria y más alta cúspide del arte. Justamente su pervivencia en el mundo lo atestigua. De este modo, la imitación de los autores clásicos elevados al rango de modelos, es el fundamento que determina las reglas del arte neoclásico.

c) La regla de las tres unidades

En el género teatral hay una regla de especial importancia, conocida como la regla de las tres unidades. Así, siguiendo el dictado de Aristóteles y los grandes autores trágicos griegos, la obra teatral debía mantener una unidad de acción conforme a la cual debía desarrollar una sola trama, a riesgo de quedar desintegrada en argumentos variados.

A esta unidad de acción se le sumaron otras dos:

  • La unidad del espacio.
  • La unidad del tiempo.

Conforme a las cuales la obra teatral no puede superar un día de ficción, ni puede desarrollarse en espacios alejados entre sí.

Recordemos que el teatro barroco de Lope de Vega se caracterizaba normalmente por prescindir de esta regla; así pues, el teatro neoclásico retoma estos principios.

Con todo, otros muchos aspectos de Lope pervivieron, como la división en tres actos o la mezcla de personajes según su rasgo social. Un buen ejemplo es El sí de las niñas.

d) Didactismo

La literatura neoclásica es una literatura didáctica, que trata de ser útil a la sociedad. En este sentido, recuerda de lejos el didactismo de la literatura medieval, pero hay una diferencia crucial: mientras que en la Edad Media el didactismo buscaba la salvación del alma, el didactismo neoclásico es una elección auténtica de moral que busca despertar la razón del lector o del espectador para hacerles libres.

El Romanticismo

Contexto histórico y definición

En el último tercio del siglo XVIII ocurren una serie de acontecimientos políticos y culturales que van a definir la esencia del siglo XIX. Por decirlo rápido, en estas últimas décadas del Siglo de las Luces Europa se acostó absolutista y neoclásica y despertó democrática y romántica.

El cambio se produjo sobre todo en Alemania e Inglaterra, desde donde se irradiará el nuevo espíritu hacia el resto de las naciones europeas. En España poco o nada se aportó en este proceso, salvo la especial contribución desde el punto de vista pictórico de Goya. En consecuencia, el Romanticismo será la expresión del pensamiento y estética del siglo XIX.

El Romanticismo aparecerá como una auténtica revolución trascendental que lo cambiará todo, no solo el arte y la literatura, sino también la política, la sociedad, las ideologías, la filosofía, la moral y hay hasta quien dice que nuestra forma de expresar y sentir el amor.

Características del Romanticismo

a) Subjetivismo

Para entenderlo hay que tomar en consideración a Kant y a la filosofía idealista posterior. Estos filósofos entienden el mundo tal y como lo conocemos, más a partir de nuestras categorías de pensamiento (fenómeno) que de la cosa en sí misma (noúmeno). Este planteamiento inspirará a los poetas alemanes de la escuela Sturm und Drang, quienes situaron el foco creativo en la subjetividad del artista antes que en la realidad objetiva del mundo, tal y como pretendieron los artistas del Neoclasicismo.

b) Lo sublime

Como consecuencia del subjetivismo, los valores estéticos clásicos entraron en crisis. Para los clásicos, la belleza es algo objetivo, como el mundo, de manera que depende de sí misma, pues se trata de una categoría estable, que se puede alcanzar siguiendo unas normas. En definitiva, la belleza es preceptiva; para los románticos, la belleza como el mundo es subjetiva, pues depende del “yo” que la percibe, y se caracteriza por ser una categoría inestable.

Este concepto romántico de la belleza, que contrasta con su concepción clásica, fue denominado lo sublime. El artista romántico no buscará la belleza en su sentido clásico, sino buscará lo sublime.

c) La originalidad

Como consecuencia de lo anterior, el concepto romántico de la originalidad creativa cambia radicalmente. Si para el artista clásico ser original equivalía a imitar la perfección a los grandes maestros de la antigüedad, para el romántico la originalidad es por el contrario la capacidad de transmitir una visión íntima, personal, única y subjetiva del mundo. Esto se conoce como la estética del genio creador: los artistas imitan, el verdadero artista no imita.

d) Libertad creadora

Para poder ejercer el artista romántico su propia subjetividad en el mundo, necesita una total libertad creativa. En este sentido, los escritores románticos redescubrieron el valor poético de figuras retóricas como la metáfora o la analogía, liberadas de los estereotipos del pasado; y trajeron conceptos nuevos como la intuición poética.

e) El mal del siglo

La pura subjetividad y la inmersión en la realidad, condujo a los artistas románticos a un desarraigo vital, una melancolía perpetua, que les convertía en figuras antisociales y en ocasiones llegaron al suicidio como expresión radical de su desesperación.

f) Inspiración popular

Una fuente común de inspiración literaria fue de origen popular (oral). Pensaron que aquí residían los valores más puros del pueblo. Así es habitual encontrarnos con referencias siempre en el contexto de la Edad Media.

g) Paisaje romántico

Aparece un nuevo sentimiento en la naturaleza que contrasta con la idealización del locus amoenus. Para los románticos resulta más atractivo los paisajes de inspiración melancólica: un atardecer, jardines solitarios con lluvia, campiña con nubes grises. En otras ocasiones se transmitían en los tópicos del locus horrendus o locus agrestis.

h) El byronismo y el Satanismo

Satanás representa al ángel caído que se rebeló contra Dios sin dar su brazo a torcer. Los románticos se identificaron mitológicamente a través de una estética que reivindica su orgullo de no someterse a ninguna ley impuesta, ni norma estética. Este satanismo entroncó con el estilo del poeta inglés Lord Byron, de donde procede el byronismo.

El Romanticismo en España

Hay dos interpretaciones. La primera sostiene que las nuevas ideas procedían de Alemania, Inglaterra y Francia tardíamente y fueron reorientadas hacia un conservadurismo ideológico, de manera que el Romanticismo español no expresó toda la radicalidad que el movimiento trataba de conseguir.

Solo en unos pocos casos podemos hablar de románticos en el pleno sentido de la palabra: Larra, Bécquer… La segunda, por el contrario, afirma la existencia de un Romanticismo español genuino y anterior a los movimientos románticos europeos. Según esta idea, el Romanticismo español es el resultado de la evolución natural del Barroco del siglo XVII, que manifestó sus primeros síntomas prerrománticos en el siglo XVIII. Así, El sí de las niñas tendría tanto de Neoclasicismo como de prerromanticismo, pues en la obra de Moratín triunfa el amor, o Cadalso que anticipa toda la estética romántica en su obra de Noches lúgubres. Esto explicaría la vinculación conservadora que tendría nuestro Romanticismo, pues es el resultado de la misma mentalidad conservadora que caracterizó nuestro Barroco.

Autores y obras

a) El ensayo

Se convirtió en el género más característico de la literatura neoclásica, al prescindir del elemento imaginativo propio de la novela y desarrollar al máximo el principio de la razón. Los principales ensayistas en España serán Benito Jerónimo Feijoo: autor de Teatro crítico universal, donde desarrolla temáticas muy variadas sobre asuntos teológicos, morales, científicos, etc.

José Cadalso escribió Cartas marruecas, es un ensayo en forma epistolar donde hace una crítica de las costumbres españolas, a imitación de las Cartas persas de Montesquieu.

Jovellanos escribió Informe sobre la Ley Agraria donde reflexiona acerca de los problemas del campo español y propone soluciones.

b) La poesía

El primer referente poético es Luzán y su Poética. Tomás de Iriarte y Félix de Samaniego, destacan con Fábulas literarias (Tomás) y las Fábulas poéticas (Félix); se tratan de composiciones líricas protagonizadas por animales con una clara finalidad didáctica.

Meléndez Valdés, hace una poesía en la que lo más destacable es su poesía anacreóntica, de carácter hedonista inspirada en los principios clasicistas del Renacimiento.

c) Teatro

En el teatro neoclásico español destaca Leandro Fernández de Moratín, autor de El sí de las niñas, donde intenta acomodar los principios de la Ilustración a la obra teatral si bien no puede alterar ciertos principios bien asentados tras el éxito de la fórmula de la Comedia Nueva de Lope.

– Teatro popular

De especial interés resulta este teatro del siglo XVIII donde destaca Ramón de la Cruz y sus sainetes. Los sainetes son un subgénero cómico de carácter breve cuyo objetivo es la crítica de costumbres. De su producción dramática podemos destacar su obra titulada Manolo.

Relacionado con este teatro popular podemos destacar el género musical dramático, también de carácter costumbrista como es la zarzuela.