Rasgos Comunes en la Poesía Española de Finales del Siglo XX
Existen características compartidas en la producción lírica de las últimas décadas del siglo XX:
- Rehumanización y recuperación del yo: Se reivindica la subjetividad y la experiencia humana como ejes centrales del poema.
- Afán de comunicación: Se busca crear una poesía capaz de llegar a un público más amplio, atrayendo nuevos lectores. Se incorporan referencias a mitos, temas y personajes de la cultura de masas.
- Renovación lingüística: Los poetas buscan el aliento lírico en el léxico cotidiano, incluso marginal (aparecen términos procedentes de jergas, de la sociedad de consumo, del mundo del cine o del cómic…). Se pretende dar cabida a un lenguaje no convencionalmente poético, evitando el prosaísmo de cierta poesía social anterior.
- Humor e ironía: El humor se utiliza como un recurso que permite un cierto distanciamiento reflexivo de la realidad y dota al hecho anecdótico de mayor complejidad.
- Recuperación del compromiso: La poesía manifiesta una honda preocupación social y existencial sobre las inquietudes del individuo contemporáneo. Aborda temas tan diversos como la soledad, la marginación, la vida urbana o la alienación.
- Influencia del realismo sucio: Esta corriente supone la incorporación a la lírica de motivos y asuntos no convencionales y alejados de los temas considerados tradicionalmente poéticos. Los poemas albergan así referencias a situaciones sórdidas, marginales y violentas, dando testimonio de una nueva realidad social.
- Metapoesía: Son frecuentes los textos donde se juega con la tradición precedente, de modo que el hecho creativo se convierte en tema y el poema, en espejo de influencias y fuentes.
Tendencias Poéticas del Último Tercio del Siglo XX
Década de los 70: Los Novísimos
En 1970, José María Castellet publica la antología Nueve novísimos poetas españoles. Se trata de un grupo de poetas (nacidos entre 1939 y 1949) que incluye a Manuel Vázquez Montalbán, Pedro Gimferrer, Félix de Azúa, Vicente Molina Foix, Guillermo Carnero, Ana María Moix y Leopoldo María Panero. Otros poetas cercanos a esta estética, algunos más jóvenes, son Luis Alberto de Cuenca, Jaime Siles, Luis Antonio de Villena y Antonio Colinas, entre otros. Sus rasgos comunes son:
- Distanciamiento de preceptos anteriores: No niegan toda la tradición cultural previa, pero sí marcan distancia con la tradición literaria española inmediata, con excepciones como algunos poetas del 27 (Cernuda, Aleixandre) o de la promoción anterior (Gil de Biedma).
- Vasto bagaje intelectual: Muestran un profundo conocimiento y contacto con corrientes culturales de vanguardia (poetas ingleses y franceses del siglo XX, hispanoamericanos como Paz, Vallejo o Neruda), buscando diferenciarse de la literatura española precedente.
- Cultura de masas y decadentismo: Su formación se cimienta en la cultura de los medios de comunicación. Son continuas las referencias a la sociedad de consumo: el cine, la música pop, el deporte, los tebeos. Esta reelaboración de clichés se realiza a menudo desde la frivolidad y con ironía, reflejando ambientes decadentes.
- Autonomía de la poesía: Defienden la ineficacia de la poesía para cambiar el mundo. Es frecuente la metapoesía (la poesía como tema), considerando la creación poética como un valor absoluto en sí misma. Al no existir un vínculo directo entre poesía y realidad, el poeta se centra en el lenguaje y la experimentación lingüística como justificación del arte.
- Nuevo vanguardismo: En consonancia con su rechazo a entender el poema como interpretación del mundo, defienden la libertad absoluta del poeta: uso de la escritura automática, técnicas de collage, verso libre amplio y experimentación con la disposición visual y tipográfica del poema (poemas visuales).
Décadas de los 80 y 90: Diversificación de Corrientes
Durante los años ochenta y noventa, emergió una pluralidad de autores y corrientes que diversificaron el panorama lírico español de fin de siglo. Estos poetas, en general, rompen con la estética de los Novísimos, concediendo más importancia a la tradición que a la originalidad radical, y a la emoción que al mero experimentalismo estilístico. Las tendencias más destacadas son:
Neosurrealismo
Se defiende la imaginación frente al realismo. El poema alberga imágenes sorprendentes y ofrece una visión onírica de la realidad. Los versos suelen estar teñidos de emoción, expresada desde la irracionalidad y la ironía. Destaca Blanca Andreu con De una niña de provincias que se vino a vivir en un Chagall.
Poesía Clasicista
Utiliza referencias míticas que se transforman en un vehículo para expresar sentimientos íntimos. Un ejemplo es Luis Antonio de Villena con Sublime solárium.
Neorromanticismo
Sus temas constantes son la noche, la importancia del canto y, especialmente, la muerte. Destaca Antonio Colinas con Noche más allá de la noche.
Poesía Épica
Recupera la memoria colectiva desde una óptica crítica, a partir de los valores auténticos de una comunidad. El poema se acerca al acervo cultural y ancestral. Sobresale Julio Llamazares con Memoria de la nieve.
Poesía Sensualista o Neoerotismo
Principalmente cultivada por escritoras que transforman los tópicos masculinos de la poesía amorosa tradicional. Destaca Ana Rosetti con Los devaneos de Erato.
Poesía de la Experiencia
Busca un público más amplio, alejándose del elitismo de los Novísimos. Abarca un espectro temático que incluye hechos banales y cotidianos, la realidad urbana contemporánea, temas íntimos o la preocupación por el paso del tiempo (carpe diem, tempus fugit). Cuando los hechos anecdóticos se acercan a realidades sórdidas, marginales o delictivas, se habla de realismo sucio. La reflexión sobre la vida se tiñe de un contenido emotivo que busca “la otra sentimentalidad”, es decir, se recurre a una sentimentalidad teatral y artificiosa, en la que el poeta inventa y finge. Estos poemas prefieren un estilo basado en el lenguaje conversacional y en el monólogo dramático. Se requiere la presencia de un personaje, que el yo poético (autor) inventa, y al que otorga una experiencia o anécdota ficticia para que narre. El lenguaje es sencillo, cercano y admite términos juveniles, urbanos, marginales o incluso malsonantes (toda realidad lingüística es susceptible de ser poetizada). En cuanto a la métrica, se emplean desde formas tradicionales como el soneto o la combinación de endecasílabos y heptasílabos hasta el verso libre. La nómina de la denominada poesía de la experiencia agrupa a autores como Luis Alberto de Cuenca (El desayuno y otros poemas) y Luis García Montero (Completamente viernes).
Poesía del Silencio
Es heredera de la poesía pura y del existencialismo, en su desolada visión del hombre. La poesía se concibe como un instrumento de reflexión y conocimiento: el objetivo no es compartir experiencias, sino plantear interrogantes sobre temas como la comunicación, el hecho lingüístico o la creación poética. Su intención es sugerir, ir más allá de las palabras, dejar que el “silencio” diga lo inexpresable. Esta poesía interroga sobre la capacidad o incapacidad de la palabra para comunicar la esencia de las cosas. Los poetas indagan sobre lo trascendente del ser humano, pero sin acudir a lo religioso. No hay respuestas en Dios, ni en la palabra como comunicación plena. Perciben que el lenguaje es insuficiente para expresar el dolor de la existencia. Así, los versos suelen ser cortos, fragmentados, con espacio para la sugerencia. Son poemas breves, condensados, desnudos. El lector completa el poema a través de las sugerencias. Destaca Jaime Siles con Poemas al revés.
Tendencias Poéticas de Principios del Siglo XXI
A pesar de la heterogeneidad de autores y obras de la poesía de comienzos del siglo XXI, los poemas presentan algunas características comunes:
- Regreso a la poesía de la experiencia: Se cultiva una poesía meditativa y conversacional. También se aprecian influencias del realismo sucio.
- Predominio de la introspección: El sujeto de la poesía es el yo poético. Los autores reflexionan sobre cuestiones personales y existenciales a partir de la búsqueda de sí mismos.
- Intento de renovación lingüística: Se combina la expresión de la belleza con la cotidianidad, acumulando influencias de procedencia muy diversa (cine, televisión, publicidad, Internet…).
- Diversas actitudes ante la realidad histórica: El convulso contexto de la primera década del siglo XXI, marcado por cuestiones como el terrorismo internacional o la crisis económica global, hace que la poesía regrese a la expresión de una conciencia social crítica y colectiva en algunos autores.