Platero y yo: La Obra Maestra de Juan Ramón Jiménez, Resumen y Temas Centrales

Juan Ramón Jiménez y la Eterna Amistad de Platero

Las historias de Platero y yo son profundas reflexiones sobre la vida, la enfermedad, la muerte y la búsqueda de la vida feliz, narradas a través de la relación entre el poeta y su burro.

Personajes Principales: El “Yo” y Platero

En principio, tenemos a dos personajes centrales: El «Yo» (el narrador), que es la persona que vive las aventuras, y Platero, su burro y mejor compañero. El narrador se describe a sí mismo como una persona con una barba nazarena y un sombrero. Él vive todas sus aventuras con Platero en el entorno de Moguer.

La Narrativa y el Paso del Tiempo

Durante toda la obra, el narrador nos cuenta bastantes anécdotas a lo largo de un año. Nos relata que, cuando pasea con Platero, los niños le gritan «¡Loco!», pero él sabe que todos quieren a Platero. Nos cuenta cómo los niños pasean encima de Platero y cómo él, jugando, los asusta simulando que va a galopar. También nos habla de una niña que adora a Platero y siempre está pendiente de él, y menciona al doctor, que él considera el veterinario de Platero.

El narrador le cuenta todo a Platero, desde lo que hace a diario hasta sus más profundos sentimientos. En el libro, utiliza una descripción muy detallada acerca de todo lo que ven Platero y él, plasmando en forma escrita todo lo que piensa y se imagina. Ofrece una descripción muy detallada acerca del paso del tiempo y de las estaciones, cómo se ve el paisaje cuando hay tormenta y qué hacen mientras pasa. Nos habla del carnaval y de cómo Platero y él no se hallan en la celebración. Nos cuenta cómo Platero y él se hacen pasar por Reyes Magos y los niños duermen felices al verlos.

Influencias y Tristeza

El narrador también menciona con tristeza a varios personajes que, de una manera u otra, influyeron en la realización de este libro. Habla del perro con sarna, del pájaro que canta, de las golondrinas, de la novia de Platero, de una perra que siempre juega con él y de un niño tonto.

Nos habla también de cómo fueron apagándose las vidas de cada uno de estos seres.

El Desenlace

El final es profundamente triste, pues Platero muere. El narrador se queda solo y extraña mucho la compañía de su fiel compañero. Nos describe cómo y dónde enterraron a Platero, tal y como lo había imaginado mucho antes el mismo narrador. Él espera que Platero esté feliz en el «cielo de los animales», si es que existe, y que nunca lo olvide.

Descripción Detallada de Personajes

Los personajes principales son Platero y el «Yo», como se ha mencionado. Hay muchos personajes secundarios, pero aparecen solo una o dos veces en el libro. No sería razonable mencionarlos a todos, pero los personajes principales siempre forman parte de las historias.

  • El «Yo» (El Narrador): Es un hombre que cuenta todas las historias. Dice que viste de luto, que tiene una barba nazarena y un breve sombrero negro. Nos cuenta que los chiquillos gitanos siempre gritan «¡El loco!» cuando pasea con su burro Platero, lo que sugiere que debe tener una apariencia un tanto extraña. En un capítulo, menciona que no le gusta hacer fiesta todo el tiempo, a diferencia de otros habitantes del pueblo. Platero y él están a veces un poco separados del resto de la sociedad.
  • Platero: Es el burro del narrador. ¿Sabéis qué es un platero? No es solo un nombre para un burro. En Andalucía, quienes tienen campo suelen tener burros junto con caballos. El burro se utiliza para otras tareas que un caballo, y no requiere tanto cuidado. Se utiliza para transportar carga o también a niños que están demasiado cansados. «Platero» es la expresión general para ciertos burros, los burros de plata.

Entre Platero y el narrador existe una gran amistad. El narrador puede contarle todo a Platero, puede expresarle todos sus sentimientos. Cuando está con Platero, está solo porque no hay otro hombre allí, pero aun así puede hablar con alguien. Y esto es lo que más le gusta, pensamos.

Hay muchos niños en el libro, porque Platero es como un niño y necesita relacionarse con sus iguales. Los niños habitan en un mundo especial, un mundo que el adulto quizás ha perdido o abandonado.

Escenario: Moguer, el Alma de la Obra

Moguer es el sitio de nuestras historias y también fue el pueblo natal del autor, Juan Ramón Jiménez. El mundo campesino y provinciano, tal como es descrito en todo el libro, es muy típico de Moguer, incluyendo a la gente que es un poco menuda y pedante. Jiménez habla de su pueblo sin omitir nada. Habla de las cosas buenas, pero también de las cosas malas. El mar a lo lejos, los campos y las calles de Moguer le dan mucha posibilidad para describirlos y criticarlos. Se puede decir que Moguer resume la mejor Andalucía.

Moguer está situado al suroeste de Andalucía, en la provincia de Huelva, España. Está a 80 km de Sevilla.

Episodios Clave de Platero y yo

Platero (Capítulo I)

Platero es pequeño y peludo, tan suave que parece que no tiene huesos; lo único duro en él son sus ojos. Cuando lo suelto en el prado, él se pone a jugar con la hierba; cuando lo llamo, viene a mí. Le gustan las naranjas, las mandarinas y come todo lo que le dan. Es tierno y mimoso, pero fuerte y seco por dentro. Cuando paseo los domingos sobre él, todos dicen que debe ser de acero.

Mariposas Blancas (Capítulo II)

La noche llega brumosa y morada, llena de sombras y fragancias. De pronto, un hombre oscuro baja hacia nosotros de una casucha, y Platero se amedrenta. Vienen mariposas blancas, mientras el hombre quiere clavar su pincho en el seroncillo. Al no ver nada, Platero pasa con el alimento sin pagar por él.

El Moridero (Capítulo XI)

«Si tú te mueres antes que yo, Platero, no irás como los otros animales que no tienen quien les quiera al carrillo del pregonero, ni a la marisma inmensa, ni al barranco del camino de los montes. Tú no serás comido por los cuervos. Cuando mueras, yo te enterraré al pie del pino del huerto de la Piña que tanto te gusta, y estarás acompañado por los cantos de los niños.»

La Púa (Capítulo XI)

Entrando al prado, Platero ha comenzado a cojear. ¿Qué le habrá pasado? Se tira al suelo mostrando la ranilla, de donde cuelga una púa larga y verde. Se la he retirado y lo he llevado al arroyo de los lirios amarillos para que el agua lo cuide y limpie la herida.

Golondrinas (Capítulo XII)

Han llegado las golondrinas. «Míralas, Platero, pero están como desorientadas, sin saber qué hacer, puesto que la primavera se ha levantado temprano este año. No saben si subir o bajar. Este no será un buen año para ellas, morirán de frío.»

La Cuadra (Capítulo XIV)

Cuando llego al mediodía y veo a Platero tirado en el césped, me alegro de verlo. Diana, la cabra, se tira a mi pecho a saludarme y a querer lamerme con su lengua rosada, mientras que Platero ya me saluda con un largo rebuzno. Después, trata de romper la soga que lo sostiene, de la emoción de verme.

Potro Castrado (Capítulo XV)

Era hermoso, con ojos negros y juguetones. Entró así, todo él con su belleza, al establo, donde cuatro hombres lo vieron y uno de ellos, invocando las palabras de Shakespeare, dice que su belleza será su perdición. Y es así como lo castran, y el animal pierde su belleza y gallardía.

La Casa de Enfrente (Capítulo XVI)

Cómo han cambiado las cosas. La casa de enfrente siempre me gustó. Cuando era pequeño, la veía desde el balcón, como la veo ahora. Veía a la hija que siempre me llenaba de besos; me parecía una mujer y, aun ahora ya casada, lo sigue haciendo. Recuerdo al dueño que siempre le pedía dinero a mi padre. ¡Tantos recuerdos desde mi balcón!

El Niño Tonto (Capítulo XVII)

Siempre que pasaba por la calle de Don José, veía al niño tonto sentado en la puerta de su casa, pero esta vez no lo vi. Era un niño que no hablaba con nadie. Creo que ahora seguirá sentado, pero en la puerta del cielo.

La Fantasma (Capítulo XVIII)

La diversión de Anita, «La Manteca», era disfrazarse de fantasma. Se ponía una sábana blanca sobre ella y un poco de talco. Todo lo hacía para divertirnos, pero aquella noche nos llevamos todos un susto como nunca lo habíamos tenido, puesto que estaba lloviendo y los truenos nos asustaron mucho, y ver aquella sombra blanca paseándose nos asustó a todos.

Paisaje Grana (Capítulo XIX)

Ha llegado el ocaso. El prado verde, las flores encendidas y transparentes, el pinar verde que se agria, dan aquella luminosidad increíble de noche. Platero se acerca a un charquero de agua y comienza a beberla suave, juntando su boca con el agua. Este terminar del día no debería acabarse, es hermoso, debería quedar inmortalizado.

El Loro (Capítulo XX)

Estábamos en la hacienda de mi amigo el médico, Platero, el Loro y yo. Mientras jugábamos, se acercó una señora a preguntar por el médico. Detrás de ella estaba un hombre herido con el tiro de una escopeta en el brazo. El médico lo revisó y le decía que no era nada. Mientras se recuperaba, el loro repetía: «No pasa nada, no pasa nada.»

La Azotea (Capítulo XXI)

«Platero, tú no puedes ver desde la azotea como yo. No ves el atardecer como yo, ni a las personas en la laguna jugando, ni a la vecina lavando la ropa o a la niña de enfrente arreglándose. No puedes ver nada desde aquí, pero para eso estoy yo aquí, para contártelo.»

Temas y Valores Centrales

Idea Principal

El amor de un joven hacia su burro y cómo este se convierte en su mejor amigo y confidente.

Ideas Secundarias

  • La descripción de un pueblo llamado Moguer, con la belleza de la naturaleza.
  • La descripción de la vida y costumbres de la gente de un pueblo andaluz.

Valores Transmitidos

  • AMISTAD
  • APOYO
  • SINCERIDAD
  • AMOR
  • RESPETO
  • GENEROSIDAD
  • TERNURA
  • DELICADEZA
  • BONDAD
  • SENSIBILIDAD
  • TRASCENDENCIA