La Novela Española de Posguerra: Tendencias y Autores Clave (Años 40-70)

Introducción: La Novela en los Años 40

La Guerra Civil tuvo un efecto devastador sobre la literatura, especialmente en la novela, cuyo desarrollo se vio interrumpido. Durante la posguerra, la narrativa vivió un periodo de desorientación: Unamuno y Valle-Inclán habían muerto; Max Aub, Ramón J. Sender y Francisco Ayala marcharon al exilio y allí desarrollaron su obra. Azorín y Baroja regresaron a España y siguieron publicando, pero sus obras no aportaron nada renovador. En las décadas de los 40 y 50, el aislamiento internacional impidió la entrada de nuevas formas narrativas europeas; hubo que esperar hasta los años 60 para que la apertura al exterior iniciara una renovación experimental de la novela española. Tras la muerte de Franco y la llegada de la democracia, la novela se convirtió en el género más popular, coexistiendo diversas generaciones, tendencias o estilos. Los autores jóvenes se decantaron por un nuevo realismo.

La Novela de la Inmediata Posguerra (Años 40)

La década de los 40 fue una época marcada por la censura ideológica y moral, así como por las dificultades económicas. La mayoría de las novelas se adscribieron a la tradición realista; no fue posible conectar con el vanguardismo de los años 20 ni con el compromiso político-social de los años 30. La censura prohibió gran parte de la narrativa española. Solo el Premio Nadal, convocado en Barcelona por la editorial Destino, supuso un importante estímulo. Al igual que en la poesía, aparecieron tres tendencias:

  1. Novela Nacionalista Ideológica

    Novela escrita por novelistas afines al régimen de la Guerra Civil que querían dejar constancia de la victoria. Es una novela de corte falangista que utilizaba técnicas narrativas tradicionales, trataba temas como la gesta heroica o la religiosidad, sin reflejar la situación social de la posguerra. Se distinguen:

    • Novela rosa de carácter evasivo: Soñar la vida de Carmen de Icaza.
    • Novela de guerra favorable al régimen: Checas de Madrid de Tomás Borrás, La fiel infantería de Rafael García Serrano.
    • Novela realista tradicional a la manera decimonónica: ¡Ay, estos hijos! de Juan Antonio Zunzunegui.
  2. El Tremendismo

    Se suele considerar que comienza con La familia de Pascual Duarte (1942) de Camilo José Cela, que narra en primera persona la biografía de un condenado a muerte y los motivos que lo llevaron a ser un asesino.

    Se caracteriza por su análisis descarnado de la violencia y por su lenguaje expresivo y desgarrado, en el que se adivinan influencias como la novela picaresca, el expresionismo o el esperpento. Exagera lo sórdido y miserable de la existencia, por lo que los personajes están sometidos al entorno y a la fatalidad del ambiente y del origen; la fatalidad se impone sobre su voluntad. La visión pesimista de la realidad permite vincular el tremendismo con el existencialismo, aunque no se observa una visión filosófica o metafísica como en el existencialismo francés de Sartre o Camus.

    Se pueden considerar tremendistas Los Abel de Ana María Matute y Nosotros, los muertos de Manuel Sánchez Caballero.

  3. El Realismo Existencial

    La novela existencial de los años 40 se centra en los problemas e incertidumbres del ser humano, ampliados a través de la vida de un personaje que se erige como protagonista y reproduce el desencanto y la angustia de la sociedad de la época. Sus características son:

    • Protagonista individual: La novela se centra en la vida de un personaje de quien se cuentan sus vivencias y su visión de la realidad circundante.
    • El destino incierto: El desconcierto de los protagonistas que no hallan su lugar es un reflejo de las incertidumbres de la sociedad española de los años 40, donde se intenta asumir la tragedia de la Guerra Civil y afrontar las dificultades económicas y sociales.
    • Pesimismo y angustia: El foco narrativo está marcado por una visión negativa de la realidad; los personajes son víctimas del desencanto, la desilusión y las presiones que los rodean.
    • Espacio único o reducido: El marco espacial adquiere un valor simbólico, de manera que la opresión que siente el personaje se manifiesta a través del lugar en el que habita. El ambiente se describe desde una estética propia del expresionismo, marcando sus aspectos más negativos y dotando a la narración de una atmósfera de pesadilla.
    • Estilo realista: Predomina el realismo y se prescinde de artificios y ornamentos estilísticos. En cuanto a la estructura temporal, se prefiere la linealidad.
    • Obras destacadas: Nada de Carmen Laforet; cuenta la historia de Andrea, una joven que se traslada a Barcelona para empezar la universidad. Se instala en una casa de su familia donde se convierte en testigo de las atormentadas vidas de sus miembros. La obra expresa las inquietudes de su generación y elabora un lúcido retrato de la España de posguerra. Otras obras son: Javier Mariño (1943) de Gonzalo Torrente Ballester, La sombra del ciprés es alargada de Miguel Delibes y Algo pasa en la calle de Elena Quiroga.

La Novela Española en los Años 50

Novela del Realismo Social

En la década de los 50, la angustia existencial fue dejando paso a las preocupaciones sociales y colectivas. La novela social se desarrolló en España al mismo tiempo que la poesía social. Los novelistas intentaron reflejar con objetividad los recuerdos de la guerra, los conflictos de la vida cotidiana española, los ambientes concretos de trabajo, el mundo rural o el ambiente burgués provinciano. Abordaron temas como las miserias de la sociedad española de posguerra, la dureza de la vida, la soledad, las consecuencias de la guerra, la dureza de algunos trabajos, la desigualdad social, la injusticia o la pobreza. A estos novelistas les movía una intención ético-social; pretendían que sus novelas tuvieran un carácter útil al servicio del hombre y de la mejora de sus condiciones de vida. Los personajes son múltiples y variados, a menudo configurando un personaje colectivo en el que alguno destaca para representar una clase o grupo, sin descartar sus características psicológicas individuales. Estos novelistas compartían la idea de que el escritor debía comprometerse y denunciar la injusticia social.

La segunda etapa de Camilo José Cela es la del realismo social, que se inicia con La colmena (1951). En ella se ofrece una visión despiadada y distanciada del Madrid de la posguerra (técnica del objetivismo) en forma de secuencias narrativas por las que circulan más de 300 personajes de todo tipo. Se desarrolla durante dos días en Madrid, en el café de doña Rosa. Es una novela de personaje colectivo y final abierto. El narrador omnisciente objetivo da paso a un narrador que a veces interviene con comentarios irónicos o críticos.

En la novela realista predominan:

  • Realismo testimonial: El narrador presenta la realidad de manera objetiva, sin apenas intervención, como si se presentara a través de una cámara cinematográfica. Ejemplos: Los bravos (1954) de Jesús Fernández Santos y El Jarama (1956) de Rafael Sánchez Ferlosio.
  • Realismo crítico: La denuncia social es explícita, con comentarios del narrador y personajes que representan las distintas clases sociales. Obras: La mina de Armando López Salinas y Las afueras de Luis Goytisolo.

Innovaciones Técnicas y Temáticas del Realismo Social

La novela del realismo social superó a la existencialista en las innovaciones técnicas y en las intenciones ideológicas. Por un lado, suscribió el compromiso ético y una denuncia social siguiendo la teoría de Jean-Paul Sartre; por otro lado, se dejó influir por las técnicas del cine y por la novela norteamericana (con autores como John Dos Passos, William Faulkner o F. Scott Fitzgerald), así como por el neorrealismo italiano. Entre las nuevas técnicas destacaron:

  • Punto de vista objetivo: Se busca un testimonio directo de las situaciones.
  • Ocultamiento del narrador: Frente al narrador omnisciente que todo lo sabe, el narrador queda oculto tras los hechos y las palabras de los personajes, contribuyendo a la omnipresencia de los diálogos.
  • Montaje cinematográfico: La trama se organiza en secuencias, como en el cine.
  • Ambientación contemporánea: Las historias están ambientadas en la época contemporánea del autor.
  • Personajes tipo: No operan como individuos, sino como representantes de una clase social o grupo.
  • Narración lineal y tiempo reducido: La narración suele ser lineal, pero en un tiempo reducido.
  • Lenguaje: Abundan los modismos del habla popular, el estilo directo y las breves descripciones de ambientes y paisajes.

La Generación del 50 o del Medio Siglo

Surgió una generación de novelistas conocidos como Generación del 50 o Generación del Medio Siglo:

  • Jesús Fernández Santos: Inauguró el realismo social con Los bravos, que muestra la miseria de la posguerra en un pequeño pueblo controlado por un cacique. Después publicó La hoguera.
  • Ignacio Aldecoa: Novelista y cuentista, destacó por la verosimilitud de sus historias, su precisión lingüística y la belleza de su prosa. Escribió El fulgor y la sangre (1954) y Con el viento solano (1956).
  • Rafael Sánchez Ferlosio: Escribió El Jarama (1956), novela en la que, mediante la sobriedad expresiva en los diálogos, refleja la falta de ilusión y el sinsentido de la vida cotidiana de unos jóvenes trabajadores madrileños que pasan un domingo en un merendero del río Jarama.
  • Carmen Martín Gaite: Se inició con Entre visillos (1958), una visión crítica de la vida provinciana de la época. Más tarde, dentro del experimentalismo, escribiría El cuarto de atrás (1970).
  • Juan Goytisolo: Se inició en el realismo social con Juegos de manos (1954) y La isla; dentro de la época experimental, sobresalió con Señas de identidad.
  • Ana María Matute: Con una gran capacidad imaginativa, alternó en su obra el realismo crítico con perspectivas más fantásticas. Entre sus primeras obras destacan Los Abel (1948), Pequeño teatro (1954) y Primera memoria, esta última sobre la posguerra española.

Otros autores destacados son José Manuel Caballero Bonald con Dos días de septiembre, Juan García Hortelano con Tormenta de verano y Alfonso Grosso con La zanja.

La Novela Española en los Años 60 y Principios de los 70

Contexto y Renovación

Los años 60 trajeron un importante cambio social en el mundo, al que contribuyeron movimientos sociales diversos como el pacifismo, el movimiento hippie, el feminismo o las protestas estudiantiles. También fue la época en la que autores europeos y americanos como James Joyce o William Faulkner renovaron por completo el panorama literario, y se dieron a conocer los grandes novelistas hispanoamericanos como Gabriel García Márquez o Mario Vargas Llosa. En España se produjeron cambios significativos en la producción de la novela; se reconocieron a los grandes narradores europeos como Kafka, Marcel Proust o Thomas Mann, y se empezaron a publicar grandes obras como Cien años de soledad de Gabriel García Márquez. En 1962 apareció Tiempo de silencio de Luis Martín Santos, que supuso el inicio de la renovación de la narrativa española. Esta renovación no se debió a cambios temáticos o de actitud, sino a la utilización de nuevas estructuras y técnicas narrativas. Luis Martín Santos modificó el realismo e influyó en todos los novelistas de su época. Mantuvo el inconformismo social, la intención crítica, la denuncia de personajes e instituciones y la actitud testimonial, pero sustituyó las sencillas técnicas realistas por otras más complejas, influidas por la narrativa universal del siglo XX.

Elementos Formales Renovadores de la Novela

  • a) Multiplicidad de puntos de vista narrativos: Da lugar al perspectivismo (varios narradores que describen la realidad desde diferentes puntos de vista) y al contrapunto (narraciones simultáneas de historias paralelas).
  • b) Uso de la segunda persona narrativa, el monólogo interior y el estilo indirecto libre: El monólogo interior es la transcripción del pensamiento del personaje.
  • c) Ruptura de la linealidad y desorden temporal: Se traduce en diferentes saltos narrativos como el flashback.
  • d) Importancia de la estructura narrativa: La estructura narrativa es tan importante como el contenido; se desprecia el orden de capítulos o partes y predominan las secuencias y el párrafo único.
  • e) Incorporación de materiales ajenos: Se incorporan materiales tradicionalmente ajenos a la novela, como anuncios, dibujos o ensayos.
  • f) Mezcla de géneros e implicación del autor: Se mezclan los géneros, y hay una implicación del autor en la obra mediante largas digresiones intercaladas en el texto.
  • g) Confección mítica de la realidad cotidiana: Las personas y las cosas se transforman en reflejos de mitos clásicos, y los personajes se desdibujan en función de la estructura.
  • h) Riqueza verbal y estilo innovador: Uso de diferentes registros lingüísticos, supresión de signos de puntuación, sintaxis compleja y abundancia de elementos retóricos.

Autores Destacados de la Renovación

  • Luis Martín Santos: Novelista y psiquiatra que murió en un accidente de tráfico, lo que impidió un mayor desarrollo de su carrera literaria. Publicó, además de ensayos de psiquiatría, novelas como Tiempo de silencio o Tiempo de destrucción. El tema de Tiempo de silencio es el fracaso existencial del protagonista en un mundo difícil y mísero que ve frustrados sus sueños. La obra está formada por 63 secuencias narrativas separadas por espacios en blanco. La trama se reduce al mínimo, siendo casi un pretexto para dar vida al análisis psicológico-social de la España de su época. Es una novela social e intelectual con un discurso próximo al ensayo, y abundan descripciones y disquisiciones sobre la historia y la cultura de nuestro país. Construye su novela mediante una estructura compleja en la que destacan el monólogo interior, el contrapunto, el perspectivismo y el desorden temporal, con un lenguaje rico y variado plagado de cultismos y tecnicismos científicos, y un uso exagerado de la subordinación, vocablos extranjeros y recursos retóricos como la ironía y la paradoja.
  • Miguel Delibes: Destacó en la novela experimental con Cinco horas con Mario (1966), que narra el largo monólogo de Carmen, utilizando la segunda persona, ante el cadáver de su marido Mario. El fracaso matrimonial, las frustraciones personales, la religiosidad, la defensa del orden establecido, los convencionalismos burgueses, la opresión y discriminación de la mujer son algunos de los temas tratados con un lenguaje directo y a veces coloquial, con tópicos reiterativos y abundantes frases hechas.
  • Juan Marsé: Autodidacta con una amplia producción literaria, criticó la burguesía despreocupada y aburrida en su obra Encerradas con un solo juguete (1961). Últimas tardes con Teresa (1966) desarrolla un análisis feroz de la burguesía que jugaba a revolucionaria y del marginado que intentaba desclasarse. Prosiguió con La oscura historia de la prima Montse.
  • Juan Benet: Uno de los autores más renovadores, se inclinó por la indagación del discurso textual en contra del argumento tradicional. Recreó la Guerra Civil como un lugar mítico llamado Región en obras como Volverás a Región o Un viajero liviano.

Otros autores destacados son Camilo José Cela con Oficio de tinieblas 5, Gonzalo Torrente Ballester, que en su etapa de renovación mezcló la renovación estructural de la época con la fantasía, el humor y la parodia en La saga/fuga de J.B., y Juan Goytisolo, quien en la época experimental sobresalió con Señas de identidad y Reivindicación del conde don Julián.