La Generación del 27: Poetas, Obras y Evolución en la Literatura Española

La Generación del 27: Un Movimiento Poético Fundamental

Existen múltiples denominaciones para designar a este grupo poético. Aunque «Generación del 27» es el apelativo que acabará por imponerse, algunos autores consideran que los poetas del 27 no son una generación en sí, sino un grupo dentro de una generación histórica a la que, por edad, pertenecen también otros poetas. No obstante, nos encontramos ante un grupo compacto, cuya nómina ha sido establecida por ellos mismos en diversos ensayos, lo que revela una autoconciencia de grupo.

Todos poseen edades similares, tienen un origen burgués, se forman en la cultura y existe entre ellos una importante amistad. Además, un acontecimiento cultural los une: la conmemoración del tercer centenario de la muerte de Góngora. También participan y fundan revistas (El Litoral, Gallo, Carmen).

Por otro lado, comparten algunos mentores clave como Juan Ramón Jiménez y Ortega y Gasset. Así, la esencia del 27 ha sido resumida como la genial síntesis de modernidad y tradición, pues reciben una importante influencia de la literatura tradicional culta (el Cancionero, Jorge Manrique, Lope de Vega, Góngora) y popular (el Romancero, el folclore), así como de los poetas recientes. También comparten el importante influjo de las vanguardias, que los lleva a una búsqueda de lo original.

Creen en la autosuficiencia de la obra en sí misma: una poesía pura, al estilo de Juan Ramón Jiménez. De ahí su marcado antirrealismo y antirromanticismo. El arte se concibe como intrascendente, buscándose el «arte por el arte» como simple juego estético, por lo que destaca la gran importancia de la metáfora y la imagen. Su obra, a menudo, tiene un carácter fragmentario, reflejo del desorden del mundo.

Evolución de la Generación del 27

  • Primera Etapa (1920-1929, aproximadamente): Poesía Pura y Deshumanizada

    Se caracteriza por una clara poesía pura, intelectual, no humana, no sentimental: una poesía deshumanizada, forjada como un ejercicio intelectual.

  • Segunda Etapa (1928-1936, aproximadamente): Rehumanización y Surrealismo

    Se lleva a cabo una rehumanización de la poesía, reflejando una gran preocupación social y existencial. La poesía deja de ser un mero juego formal. El surrealismo les influye profundamente, así como la figura de Pablo Neruda, quien defendía una poesía sin pureza, comprometida.

  • Tercera Etapa (Posguerra y Exilio): Nostalgia y Compromiso

    Con la llegada de la Guerra Civil española, se produce una ruptura con toda la literatura y el arte anterior, dejando en suspenso la actividad de la Generación y todo lo concerniente a ella. Todos los autores mantienen temas comunes, como la nostalgia de España o la defensa de una poesía comprometida (en contraste con su primera época). Todo ello visto desde un punto de vista de angustia existencial.

Principales Autores de la Generación del 27

Pedro Salinas

Pedro Salinas, calificado como el poeta del amor de la Generación del 27, consideraba la poesía como una manera de penetrar en lo más profundo de la realidad, a través de tres características básicas: la autenticidad, la belleza y el ingenio. Para llegar a la esencia de la vida, Salinas emplea un lenguaje denso, agudo, plagado de paradojas y de juegos de ideas. En su trayectoria se pueden diferenciar tres fases. Sus obras más importantes las escribió en la fase central: La voz a ti debida y Razón de amor.

Jorge Guillén

Jorge Guillén. Su poesía puede ser definida como pura o intelectual, ya que desaparecen en ella los elementos decorativos propios del Modernismo. Concibió sus obras como una unidad orgánica, a la que tituló Aire nuestro. Se distinguió de sus colegas de Generación por su declarado optimismo, que no le impedía ver las injusticias y miserias de la vida y el mundo. Aun en esos casos, sus protestas eran siempre positivas. Destacan sus obras Clamor, Final, y especialmente Cántico, considerada por la crítica como una de las obras máximas de la lírica europea del siglo XX.

Gerardo Diego

Gerardo Diego. Desde el punto de vista de la vanguardia, destacan Imagen y Manual de espuma (poesía deshumanizada, cargada de imágenes complicadas de interpretar, en busca de una nueva realidad –el Creacionismo–). En cuanto a los temas y formas tradicionales, destacan obras como El romancero de la novia, Soria, Versos humanos, Versos divinos y su gran obra, Alondra de verdad.

Rafael Alberti

Rafael Alberti. Cultivó estilos diversos: lo popular, el surrealismo, la poesía pura, la poesía humanizada. Junto a Federico García Lorca, es el mejor ejemplo de la poesía neopopularista del 27. Su vida transcurrió entre dos pasiones: la pintura y la poesía. Con su primera obra, Marinero en tierra (1925), se colocó entre las primeras figuras de la Generación del 27 y fue Premio Nacional de Literatura. Durante la República, Alberti subordinó la creación literaria a la lucha con fines revolucionarios. Su poesía se volvió sencilla y directa, para un público mayoritario. Después de su época en el exilio, Alberti vuelve a las formas clásicas y tradicionales, reflejadas en obras como Retornos de lo vivo lejano o Roma, peligro para caminantes. Entre sus diversas creaciones en prosa destaca su libro de memorias, La arboleda perdida.

Federico García Lorca

Federico García Lorca. Publica Libro de poemas en 1921 y Canciones en 1922, por lo que es uno de los primeros en publicar dentro de la Generación del 27. En estas obras se nota una gran influencia de Bécquer y del Modernismo. Poco a poco va encontrando su propia voz poética, y en Canción del jinete y Poema del cante jondo se encuentra ya formada. Lo andaluz aparece en este libro representado por los cantes flamencos, cuyo tema principal es la muerte. Romancero gitano es una de sus grandes obras poéticas. En Poeta en Nueva York, el poeta reflejará las profundas impresiones recibidas por esta ciudad, dando un giro a su estilo: desde entonces, las imágenes ilógicas y oníricas, las asociaciones extrañas y los versos libres aparecerán frecuentemente en su poesía. La poesía de Lorca es, posiblemente, la mejor de la Generación del 27. Sabe mezclar como nadie lo culto y lo popular. El colorido y la brillantez de sus poemas son indiscutibles y el sello de Lorca se convierte en inconfundible.

Vicente Aleixandre

Vicente Aleixandre. Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1977, convirtiéndose en uno de los maestros de la poesía de posguerra, sobre todo a través de la utilización de dos temas elementales: el amor y la vida. Sus primeras obras son un poco más tardías que las de los demás miembros de la Generación: Ámbito y Espadas como labios. Estas últimas, escritas bajo el influjo del surrealismo, son consideradas grandes obras, así como su obra cumbre, La destrucción o el amor.

Dámaso Alonso

Dámaso Alonso. Sus primeras obras fueron Poemas puros. Poemillas de la ciudad y El viento y el verso, influidas por el Romanticismo y el Modernismo, y por autores como Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez. Tras un largo periodo de silencio, publica su obra capital y una de las obras más importantes de la posguerra española, Hijos de la ira (1944). El propio autor calificó su poesía como «desarraigada», la poesía de los que no se sienten cómodos en un mundo gobernado por el odio y la venganza. El autor se queja de la injusticia y la pobreza y se pregunta por el sentido de la vida en estremecedores poemas (como «Insomnio»). Las poesías que forman esta obra están llenas de sentimiento, completamente humanizadas, y son un buen ejemplo de la poesía existencial de posguerra.

Luis Cernuda

Luis Cernuda. Fue un hombre solitario y él mismo se sentía un marginado, quizás a causa de su condición de homosexual, razón por la cual se aisló y se rebeló contra todo. Durante toda su vida escribió sobre la imposibilidad de alcanzar los sueños en una realidad hostil como la que le rodeaba. La frustración, la añoranza de un mundo más habitable, el aburrimiento y el amor son los temas más frecuentes en su poesía. Tras Perfil en el aire, Un río, un amor y Los placeres prohibidos, Cernuda comienza a aplicar las técnicas surrealistas, fruto de lo cual es Donde habite el olvido. Reúne todos los poemas escritos hasta ese momento en La realidad y el deseo (1936). Desolación de la quimera es considerada su mejor obra.

Conclusión

Como conclusión, cabe destacar que este grupo poético es uno de los más prolíficos que ha dado la literatura española, cuya trayectoria estuvo muy ligada a los hechos históricos que les tocó vivir. A diferencia de lo que suele pasar habitualmente, el Grupo del 27 no se manifestó sistemáticamente contra nadie y, sin embargo, sirvió como precedente para escritores posteriores.