Josefina de la Torre y su Poema Clave: Me busco y no me encuentro
Estamos ante la composición más famosa de la obra Marzo incompleto, cuya autora es la poetisa española Josefina de la Torre. Se trata de un poema que pertenece al género lírico; este se caracteriza por la expresión de los sentimientos del autor ante un hecho concreto.
Sobre la Autora: Josefina de la Torre
Josefina de la Torre nació en Las Palmas de Gran Canaria en el seno de una familia acomodada. Fue una mujer polifacética, dedicándose tanto al mundo de la literatura como al cine, al teatro y a la música. Fue cantante de ópera, realizó el doblaje de cine para varias películas (incluyendo a Marlene Dietrich) y fundó su propia compañía de comedias. Sin embargo, su gran pasión fue la poesía.
Durante su vida escribió cuatro poemarios importantes:
- Versos y estampas
- Poemas de la isla
- Marzo incompleto (publicado años después, su poemario más intimista al tratar el tema de su insatisfacción personal)
- Medida del tiempo (su último poemario, escrito al final de su vida)
Además, publicó otros muchos escritos, no incluidos en estos cuatro poemarios, bajo el seudónimo Laura de Cominges.
Contexto Histórico del Siglo XX
El siglo XX fue un periodo de cambios acelerados. El desarrollo de las comunicaciones y de las tecnologías influyó en gran medida durante el transcurso de esta época. Sin embargo, los problemas socioeconómicos y políticos derivados de la Revolución Industrial culminaron con la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y la Guerra Civil Española. Estos hechos sacudieron hasta lo más íntimo las conciencias de la población. Por otro lado, el contacto de la sociedad europea con culturas lejanas aportó nuevos horizontes a la creación artística, que tuvieron un nexo común: el deseo de ruptura con el pasado.
La Generación del 27
Josefina de la Torre pertenece a la Generación del 27, un grupo de poetas de gran calidad cuya poesía se caracteriza por la síntesis de vanguardia y tradición, la diversidad de tendencias estéticas (como la poesía vanguardista o el surrealismo) y el equilibrio entre lo intelectual y lo sentimental.
El Poema Me busco y no me encuentro
Tema Central: La Búsqueda Interior y la Frustración
El tema central del poema es la insatisfacción personal, la frustración que sufre la autora por no poder ser madre, lo que más desea en la vida. Josefina busca un sentido a la vida y se siente perdida, incompleta, rodeada de oscuridad. Se interroga constantemente y no halla la respuesta que busca. El tema viene expresado, de forma reiterativa, en el título y en los versos 1 y 5 del poema: «Me busco y no me encuentro».
En todo el poema, Josefina expresa de un modo muy trágico su frustración personal:
«Rondo por las oscuras paredes de mí misma»
«y no pude ser tierra, ni esencia, ni armonía, / que son fruto, sonido, creación, universo».
Se trata de una preocupación de carácter existencial, pues la poetisa se siente incapaz de ser mujer, portadora y creadora de vida.
Estructura del Poema
Me busco y no me encuentro es una composición estrófica libre de 13 versos y rima libre, que intercala versos alejandrinos y heptasílabos sin seguir una estructura fija. El poema consta de una estructura interna destacable, pues presenta tres partes, en cada una de las cuales la poetisa adopta una postura distinta:
- Primera parte (versos 1-5): Presentación de la situación de la autora, del inconformismo personal que tiene consigo misma. Esta parte tiene un tono introspectivo e introvertido.
- Segunda parte (versos 6-11): Se hace más evidente la frustración personal por la incapacidad de ser madre.
- Tercera y última parte (versos 12-13): Confiere al poema su estructura circular, ya que retoma la idea principal del poema (el inconformismo de la autora) y da una respuesta a la pregunta que la autora se plantea.
Recursos Estilísticos
En lo que se refiere a los rasgos de estilo del poema, Josefina de la Torre se sirve de una gran variedad de recursos literarios:
- Metáfora: Se observa con cierta frecuencia. Por ejemplo, en el segundo verso, «oscuras paredes», que hace referencia al interior de la autora, su útero; o en el verso 7, «tanteando la noche de todas las esquinas».
- Paradoja: El primer verso del poema y su propio título, «Me busco y no me encuentro», presentan una contradicción lógica.
- Personificación: En el tercer verso, «torpe vacío».
- Metonimia: En el verso 11, la autora expresa todo el dolor general que siente mediante el término «herida».
- Redundancia: En el quinto verso, empleada por la poetisa para intensificar sus sentimientos.
- Símil: En el siguiente verso, «voy como dormida».
- Derivación (plano léxico): Mediante la cual Josefina de la Torre expresa el paso del tiempo y su dolor continuo: «No este desalentado y lento desgranarse».
- Enumeración asindética (plano morfosintáctico): En los versos 8 y 9: «Y no pude ser tierra, ni esencia, ni armonía / que son fruto, sonido, creación, universo».
- Paralelismo: En los versos 2 y 12, «Rondo por las oscuras paredes de mí misma» y «Y rondo por las sordas paredes de mí misma», mediante el que la autora destaca el hecho de que su cuerpo no le permite lo que tanto desea.
- Aliteración (nivel fónico): De la «r», que se da en toda la primera parte del poema y que comunica al lector los sentimientos de rabia, tristeza y dolor que siente la poetisa.
Reflexiones Contemporáneas sobre Maternidad y Decisión
Este poema trata la necesidad de ser madre de la autora. Hoy en día vemos cómo la maternidad sigue siendo un tema de gran importancia; la evidencia se encuentra en la multitud de técnicas médicas que existen para ayudar a las mujeres a concebir un hijo, para evitar que esto ocurra o incluso para interrumpir un embarazo no deseado. Se trata de un tema que ha causado enorme controversia, sobre todo en el ámbito ético.
Desde mi punto de vista, no hay nada más importante que la libertad de la mujer para decidir. Esto me lleva a considerar que ninguna ley que prohíba un aborto, sea bajo las condiciones que sea y en el mes que sea, tiene justificación. Ni siquiera la vigente la tiene. Las mujeres se ven confrontadas todos los días con personas que intentan violar esa libertad de decisión de la que todos deberíamos gozar en nuestro mundo desarrollado. Es más, tales restricciones como la prohibición del aborto niegan a las mujeres sus derechos fundamentales a la vida y a la salud; en Nicaragua mueren o deciden morir miles de mujeres cada año por embarazos problemáticos o no deseados. Esto no es desarrollo, es prueba de un machismo que se superpone hasta a la vida.
También en lo que se refiere a este tema, la Iglesia tiene un importante papel. Muchas mujeres deciden tener el hijo por su religiosidad, debido a que su religión (o, mejor dicho, los hombres que interpretaron los libros sagrados de su religión) lo considera como un pecado. A este nivel, la decisión sería propia de la mujer, lo que todavía sería aceptable porque si para ella su religiosidad es un argumento, no tenemos derecho a arrebatárselo. Lo que pasa es que hay que sumar los casos en los que la propia familia o, lo que es más frecuente, el marido, deciden por la mujer. Un ejemplo perfecto nos lo proporcionan los miembros de Boko Haram en Nigeria, para los cuales resulta normal que las niñas sean raptadas y casadas a escasa edad y, evidentemente, tengan tantos hijos como su marido desee.
Pero el problema no solo está en países remotos: ¿cuántas veces hemos sido testigos en España de manifestaciones delante de clínicas de aborto? Es difícil de entender cómo algunas personas pueden tener tanto egoísmo intrínseco que piensan que su propia opinión prevalece sobre la de otros, y la cumbre de esta falta de empatía es querer obligar a otras personas a compartir esta opinión. Las madres que he conocido han pasado por un huracán de sentimientos, desde la más grande alegría hasta una profunda tristeza y miedo: miedo a tener un hijo en este mundo tan cruel, miedo a no poder disfrutar nunca más de una vida sin obligaciones, miedo a no poder proporcionarle todo lo que necesita a su hijo. Por ello, un aborto nunca es fácil, y mucho menos una decisión espontánea; a veces es la única posibilidad de no arruinar unas cuantas vidas a la vez.
Pero no importa, y no nos debería importar, porque no tiene nada que ver con nuestro pueblo, con la sociedad o con el Estado. No nos insulta, no nos perjudica a nosotros. Solamente afecta a la mujer y a su familia. Hay que reflexionar para darse cuenta de que si invertimos todas nuestras fuerzas en algo que tan poco nos afecta, si nos dedicamos a hablar mal de aquella joven que decidió tener su bebé con 16 años, si gastamos horas de nuestra vida promulgando leyes que prohíben el aborto, si cada día intentamos convencer a nuestra mejor amiga de que no aborte porque está matando a un ser vivo, al final queda menos tiempo para criar a nuestros propios hijos. Hijos que ya están vivos, que sienten, piensan y necesitan de nuestro amor, a diferencia del cúmulo de células madre denominado embrión. A mi juicio, esto es un pecado muchísimo más grande.
Conclusión: La Trascendencia de Me busco y no me encuentro
Sin duda, es uno de los poemas más importantes de la lírica española del siglo XX, no solo por su temática, sino por el uso magistral de los recursos estilísticos para expresar profundos sentimientos de insatisfacción personal y de frustración ante el hecho de no poder ser madre. Pocas veces se ve en la literatura una exhibición tan brillante de ambas cosas. Josefina de la Torre, fiel a su estilo, ha sabido encontrar un perfecto equilibrio entre lo intelectual y lo sentimental, así como entre la pureza estética y la autenticidad humana, dando lugar a uno de los poemas más conmovedores de la lírica española: «Me busco y no me encuentro».