Evolución de la Prosa Hispanoamericana del Siglo XX y Claves de ‘El Amor en los Tiempos del Cólera’

I. La Transformación de la Narrativa Hispanoamericana en el Siglo XX

A. Renovación desde los Años Cuarenta

La narrativa hispanoamericana experimentó un reconocimiento internacional significativo durante la segunda mitad del siglo XX. Si bien la década de los sesenta representa su momento de mayor esplendor, las bases de esta renovación se establecieron en los años cuarenta. Este periodo se distinguió por la superación del realismo tradicional, cuyas temáticas recurrentes eran:

  • La majestuosidad de la naturaleza, como se observa en Doña Bárbara de Rómulo Gallegos.
  • La explotación de las comunidades indígenas, reflejada en El mundo es ancho y ajeno de Ciro Alegría.
  • Las convulsiones sociales e históricas, como la Revolución Mexicana, presente en Los de abajo de Mariano Azuela.

Este distanciamiento de la tradición fue posible gracias a la incorporación de las innovaciones narrativas europeas y norteamericanas, con influencias de autores como Proust, Kafka y Faulkner. Dicha renovación se materializó fundamentalmente en tres corrientes distintivas:

1. El Realismo Fantástico

Promovido por Jorge Luis Borges con obras como Ficciones y El Aleph, el realismo fantástico se origina en la percepción de un universo desprovisto de sentido o en la dificultad para comprender la realidad. Los relatos borgeanos abordan cuestiones metafísicas mediante la inclusión de elementos fantásticos, mitos clásicos y símbolos característicos (el espejo, el tigre, entre otros), todo ello expresado con un estilo notablemente preciso y depurado.

2. El Existencialismo

Juan Carlos Onetti se erige como un representante clave de esta corriente. Creador del espacio mítico de Santa María, Onetti proyecta en su obra una visión pesimista de la vida, donde los personajes, como en El astillero, persiguen de manera consciente ilusiones absurdas. Otro exponente significativo es Ernesto Sábato, quien también plasma en su producción literaria una visión angustiada de la existencia.

3. El Realismo Mágico

Esta vertiente, que alcanzaría una vasta popularidad con Gabriel García Márquez, encuentra sus orígenes en las vanguardias europeas de la década de 1920. Alejo Carpentier, en El reino de este mundo, postula que la realidad excede lo meramente visible y no se somete a la rigidez conceptual de la mentalidad racionalista europea. Para Carpentier, la realidad americana integra mitos, milagros, supersticiones y leyendas, elementos que la configuran activamente. El fundamento de esta concepción reside en la pervivencia del pensamiento mágico de las culturas indígenas y africanas, así como en la tradición religiosa popular, lo que da lugar a un enfoque mítico de la realidad.

Otro escritor fundamental de esta tendencia es Miguel Ángel Asturias. Este autor toma conciencia de la identidad americana a través de la cultura maya, la cual reivindica. Asimismo, denuncia la explotación neocolonialista, como en El Papa Verde, y las dictaduras.

B. La Novela de Dictador y la Singularidad de Juan Rulfo

La novela de Asturias, El señor presidente, inaugura el subgénero de la novela de dictador, cultivado posteriormente por autores como Augusto Roa Bastos (Yo el Supremo), Mario Vargas Llosa (Conversación en La Catedral) y el propio García Márquez (El otoño del patriarca).

Dentro de este panorama de renovación, también se incluye a Juan Rulfo, autor de la colección de cuentos El llano en llamas, que retrata un mundo rural mexicano devastado por la violencia y la miseria. Su obra cumbre, Pedro Páramo, desarrolla un espacio mítico asolado por un cacique cruel, donde todos los habitantes, incluido el propio cacique, están muertos. La narrativa de Rulfo destaca por la alternancia de narradores, la dislocación temporal, el uso de elipsis y un lenguaje popular de gran fuerza expresiva.

C. El “Boom” de la Novela Hispanoamericana en los Años Sesenta

El término “boom” es una onomatopeya que alude al extraordinario éxito alcanzado por la novela hispanoamericana durante la década de los sesenta. A este fenómeno contribuyó el carácter cosmopolita de sus integrantes, quienes mantuvieron estrechas relaciones de amistad hasta que sus posturas políticas divergentes respecto a la Cuba de Castro provocaron su distanciamiento. Numerosos autores se consagraron en esta etapa, entre ellos José Lezama Lima (Paradiso), Guillermo Cabrera Infante (Tres tristes tigres), Augusto Roa Bastos (Yo el Supremo) y José Donoso (El obsceno pájaro de la noche). Entre los más destacados se encuentran:

  • Carlos Fuentes: Inauguró el éxito de la nueva novela con La región más transparente (1958). Su obra se caracteriza por la experimentación con nuevas técnicas narrativas y por sus profundos estudios de la sociedad mexicana. Otra novela relevante es Cambio de piel.
  • Julio Cortázar: Continuador del realismo fantástico borgeano, Cortázar utiliza el surrealismo para fusionar humor y experimentación. En sus relatos cortos, como El perseguidor, intenta vislumbrar otras dimensiones de la realidad. Su obra Rayuela, considerada la anti-novela por excelencia, rompe con la tradición realista al destruir el orden lineal de la narración para exponer el caos y lo absurdo del mundo y la existencia.
  • Mario Vargas Llosa: Con La ciudad y los perros, inicia una trayectoria literaria carente de elementos mágicos pero dotada de una gran capacidad de fabulación y dominio técnico. Con ello, renueva el realismo y denuncia las problemáticas de la realidad social. En otras novelas, como La guerra del fin del mundo, critica los desastres del colonialismo europeo en África.

D. Gabriel García Márquez: Figura Central del Boom

La infancia de Gabriel García Márquez junto a sus abuelos constituye la base de su universo literario: Macondo, la figura del coronel, las guerras civiles. Su compromiso político con el comunismo cubano lo convirtió en una figura controvertida.

Influenciado por Faulkner, Kafka y Sófocles, en obras como Los funerales de la Mamá Grande, La hojarasca y La mala hora, va configurando su distintivo universo literario. El coronel no tiene quien le escriba es un canto a la resistencia, la dignidad y la esperanza, y una obra maestra de la novela corta.

Cien años de soledad (1967) significa la consagración del realismo mágico como una gran aportación a la literatura universal. Macondo se erige como un microcosmos de Colombia y de América Latina. En esta novela conviven hechos históricos (guerras civiles, masacres de obreros huelguistas) con lo novedoso contemplado desde una óptica asombrada (el hielo, el cine), lo paranormal humorístico (la levitación del cura al tomar chocolate), lo púdico religioso (la ascensión a los cielos de Remedios la Bella), y epidemias de insomnio y de olvido. Todo ello es narrado por un narrador omnisciente gracias a unos pergaminos que descubre. La novela finaliza con la destrucción del pueblo por un huracán bíblico, coincidiendo con el nacimiento de un niño con cola de cerdo como castigo al incesto inconsciente entre tía y sobrino.

Su maestría narrativa también se manifiesta en El otoño del patriarca (una novela de dictador que explora la naturaleza y la soledad del poder), Crónica de una muerte anunciada (centrada en la idea de la fatalidad) o El amor en los tiempos del cólera.

E. Síntesis de las Aportaciones de la Narrativa Hispanoamericana (Segunda Mitad del Siglo XX)

Las contribuciones de la narrativa hispanoamericana de este periodo se pueden resumir en:

  • La superación del realismo tradicional al proponer un concepto de la realidad que incorpora lo mítico, lo mágico o lo insólito.
  • Un intenso pesimismo derivado de la imposibilidad de comprender la realidad, que enfatiza temas metafísicos como el absurdo de la existencia, la soledad, la incomunicación y el tiempo circular.
  • El recurso al humor en diversas formas: satírico (Vargas Llosa), metafísico (Cortázar) o lúdico-lingüístico (Cabrera Infante).
  • El abandono de la narración lineal, la alteración del tiempo cronológico, la creación de espacios imaginarios, la sustitución del narrador omnisciente por narradores múltiples y un mayor empleo de elementos simbólicos, como los mitos.

II. Estudio Detallado de El Amor en los Tiempos del Cólera

A. Aspectos Constructivos de la Obra

1. Estructura Narrativa y Temporalidad

La historia de la novela se distribuye en seis capítulos sin título ni numeración. Sin embargo, el relato no sigue una forma lineal, ya que García Márquez recurre frecuentemente a la retrospección (analepsis).

El primer capítulo, centrado en el doctor Juvenal Urbino, concluye con su muerte y su funeral. A este último asiste Florentino Ariza, un antiguo pretendiente de Fermina Daza, esposa del doctor, para recordarle su promesa de amor eterno. A partir de este punto, la historia retrocede más de cincuenta años para narrar la juventud de Florentino, la relación entre él y Fermina, el matrimonio de ella con el doctor Urbino y sus vidas paralelas. Hacia el final del quinto capítulo, la narración retoma el punto de partida del primero. La historia prosigue hasta su conclusión a lo largo del sexto capítulo, que aborda la asunción de la vejez, la consumación del amor y su triunfo sobre el tiempo.

Adicionalmente, aparecen elementos con cierta relevancia estructural, como el motivo del viaje en barco, la reiteración de la declaración de amor de Florentino o el motivo humorístico de las berenjenas. También se integran elementos característicos del universo narrativo de García Márquez, como las guerras civiles y la masacre de obreros en huelga.

2. El Narrador y el Punto de Vista

La historia es contada por un narrador omnisciente en tercera persona. No obstante, en ocasiones este narrador se manifiesta en primera persona del plural, identificándose como miembro de la sociedad colombiana y emitiendo opiniones o juzgando hábitos sociales. El narrador posee un conocimiento superior al de los personajes, tanto sobre ellos mismos como sobre su futuro, lo cual se evidencia en ciertas anticipaciones o prolepsis, como cuando se menciona: “sin imaginar que aquella generalización había de costarle la vida”.

Se trata, sin embargo, de una omnisciencia selectiva, y la narración se presenta frecuentemente desde la perspectiva de cada uno de los personajes principales, cuyas voces directas apenas aparecen en la obra, ya que el narrador utiliza predominantemente el estilo indirecto.

El autor también incluye alusiones personales: menciona el nombre de Mercedes, su esposa, a propósito de la parada del barco en Magangué, su pueblo natal, para cargar leña.

3. El Espacio Narrativo

La acción se desarrolla en una ciudad que, aunque no se nombra explícitamente, se identifica con Cartagena de Indias. En ella se distinguen tres espacios principales: la vieja ciudad colonial, el barrio nuevo de la burguesía adinerada (La Manga) y el barrio de los antiguos esclavos (habitado por los más pobres). En general, se describe un espacio decadente, una “patria de escombros”, sumida en el atraso y la rutina.

Otros espacios relevantes son los barcos (como el “Nueva Fidelidad”) y el hotel-burdel, escenarios propicios para el amor y el sexo. El río también juega un papel importante, mostrándose devastado por la navegación fluvial y los caprichos de sus pasajeros.

4. El Tiempo en la Novela

La acción abarca un periodo extenso: “cincuenta y tres años, siete meses y once días con sus noches”. Históricamente, este lapso corresponde a las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX, lo que se refleja en referencias al cambio de siglo y alusiones a la historia colombiana, como la guerra civil entre liberales y conservadores.

B. Argumento Central

La novela comienza con la muerte de Jeremiah de Saint-Amour, amigo del doctor Juvenal Urbino. El doctor no puede asistir a su entierro porque ese mismo día fallece accidentalmente al intentar atrapar a su loro. Al funeral del doctor asiste Florentino Ariza, antiguo pretendiente de Fermina Daza, la viuda, para reiterarle su amor y fidelidad eternos. Sin embargo, ella lo rechaza enfadada. En este punto, el autor emplea una extensa retrospección para relatar la historia de amor juvenil entre Florentino y Fermina, obstaculizada por el padre de ella, Lorenzo Daza. Se narra el viaje del olvido de Fermina, la ruptura con Florentino, el compromiso matrimonial de Fermina con el doctor Juvenal Urbino (que contaba con la complicidad de Lorenzo Daza), la vida conyugal de ambos, el ascenso social y profesional de Florentino hasta convertirse en presidente de la compañía fluvial de la familia, y su prolífica vida sexual hasta la muerte del doctor. Finalmente, la novela retoma el presente narrativo para contar la reanudación de la relación entre Florentino y Fermina, quienes logran consumar su sueño de amor asumiendo la vejez, y el viaje en barco que emprenden juntos.

C. Temáticas Fundamentales

1. El Amor en sus Múltiples Facetas

El tema primordial de la novela es el AMOR: el amor adolescente, el amor eterno (encarnado por Florentino Ariza) o el amor matrimonial, este último sometido a los desafíos de la convivencia hasta el punto de confundirse con otros sentimientos o incluso parecer inexistente, como percibe Fermina Daza (“En realidad, lo quería tan poco como al otro”). De hecho, Juvenal Urbino no planteó sus pretensiones hacia Fermina en términos de amor, sino de bienes terrenales: seguridad, orden, felicidad, aspectos que se asemejan al amor. Estos factores confundían a Fermina, por lo que nunca se cuestionaron si se amaban, aunque el doctor sí era consciente de que lo que sintió inicialmente por Fermina no era amor, pero consideraba que podían “inventar un buen amor”. No obstante, las últimas palabras del doctor fueron: “Sólo Dios sabe cuánto te quise”, lo que alivió las dudas de su esposa.

En cualquier caso, el tópico que se recrea en la novela es el poder del amor, capaz de desafiar normas y códigos sociales (personificados por la hija de Fermina, Ofelia, quien considera que “El amor… a la edad de ellos es una cochinada”), y su universalidad (“El amor era el amor en cualquier tiempo y en cualquier parte, pero tanto más denso cuanto más cerca de la muerte”). Incluso se presenta el caso de amor entre un hombre mayor y una niña (Florentino y América Vicuña).

García Márquez también explora el “amor sin amor” o los “amores de cama”, con los que Florentino intenta sustituir u olvidar el amor auténtico. La novela contiene numerosas escenas eróticas (la masturbación del mono, la violación de Florentino). En definitiva, el sexo aparece como un instinto poderoso, natural y positivo (“nada de lo que se haga en la cama es inmoral si contribuye a perpetuar el amor”). Incluso, sexo, amor, placer, indignidad y humillación se entrelazan en el burdel de Lotario Thugut.

2. La Vejez y el Deterioro Humano

Un tema fundamental es la VEJEZ y el deterioro físico y mental que inflige a los seres humanos. Ejemplos de ello son el doctor Urbino, ayudado por su mujer como si fuera un niño, o el suicidio de Jeremiah de Saint-Amour por gerontofobia. Finalmente, la vejez aparece asociada al amor; tendrá que ser asumida en su decadencia y fealdad para que el amor pueda consagrarse.

3. La Presencia de la Muerte

La MUERTE se presenta vinculada al suicidio (asociado al olor de las almendras amargas) en los casos de Jeremiah de Saint-Amour y América Vicuña, y al ridículo, como en la muerte accidental del doctor Urbino. Pero también posee una dimensión colectiva (los afectados por el cólera y las víctimas de la violencia política y social) y otra heroica (la muerte del padre del doctor).

4. Crítica Social y Conciencia Ecológica

Además, el autor critica diversos aspectos de la sociedad y la historia colombianas: la guerra civil, la represión de la huelga bananera, el atraso de la ciudad y la sociedad, la miseria de los barrios pobres, así como el clasismo imperante. Satiriza los gustos europeizantes de la burguesía caribeña y su solemnidad.

Finalmente, se destaca la conciencia ecológica del autor en su denuncia de la destrucción del ecosistema del río Magdalena, causada por la navegación fluvial y la matanza de caimanes y manatíes perpetrada por los turistas.

D. Perfiles de los Personajes

1. Personajes Principales

a. Doctor Juvenal Urbino

Juvenal Urbino pertenece a la alta sociedad y es un hombre acaudalado. Su aspecto exterior se caracteriza por su pulcritud, su impecable traje de lino blanco, su cabello con una raya neta y su barba al estilo de Pasteur. Formado en París, encarna el racionalismo científico y el afán de modernidad y progreso frente a la decadencia, la rutina y la miseria de su ciudad. Siguiendo el ejemplo de su padre, aunque con métodos más científicos, luchará contra el cólera hasta que deje de ser una epidemia, lo que le otorga reputación y prestigio. No obstante, la ostentación de esta autoridad hace que no goce de los afectos que merecía. Es un médico caro y selectivo, con una clientela predominantemente del barrio de los virreyes.

Su activismo cívico, a veces maniático, que compartirá con su esposa, despertará la animadversión de muchos al alentar las novedades del progreso (viajes en globo, teatro) en contra del orden tradicional. Ideológicamente, es liberal y católico (Fermina descubre la infidelidad de su marido cuando este deja de comulgar). Teme no encontrar a Dios en la oscuridad de la muerte.

Aunque está sometido a los prejuicios de su clase, se casa con una mujer de origen más humilde, Fermina Daza, debido a la atracción que siente hacia su altivez, su seriedad, su fuerza y por una pizca de vanidad ante el rechazo inicial de ella. Lleva una vida metódica (somete sus encuentros con su amante, Bárbara Lynch, a la duración de una inyección intravenosa). Tras años de convivencia no siempre fácil, ha logrado ser un marido perfecto, compenetrado con su mujer, quien le ayuda a sobrellevar las servidumbres de la vejez. Su muerte es accidental y ridícula (intenta atrapar al loro que ha instruido), pero le concede tiempo para declararle a su esposa su amor: “Sólo Dios sabe cuánto te quise”.

b. Florentino Ariza

En contraposición al doctor, Florentino Ariza vive en una “media casa” alquilada con su madre; es hijo ilegítimo y su atuendo es sombrío, propio de una persona mayor. Sin embargo, comparte con Urbino el ser un buen bailarín y tener éxito entre las jóvenes de su entorno social.

Florentino parodia al amante de la tradición literaria: es tímido, “poquita cosa”, “feo y triste”, miope y sufre de estreñimiento crónico. Su enamoramiento de Fermina es fulminante, y sus síntomas de enfermo de amor, que deifica a su amada (la “doncella imposible” del amor cortés), se confunden con los del cólera. Pierde el sentido de la realidad como consecuencia de la lectura de poesía romántica, en la que se inspira para sus cartas de amor.

Su relación con Fermina se basa en una doble determinación: jurarle fidelidad y amor eternos, y “ganar nombre y fortuna para merecerla”, dispuesto a esperar la muerte necesaria del marido. A raíz de una violación que sufre, descubre el gozo sexual como sustituto del amor e iniciará una larguísima historia de relaciones. Siente predilección por las “ranitas escuálidas”, y ellas, a su vez, sienten compasión por su aura de desamparo. Concibe el sexo como algo bueno y anima a aprovechar todas las ocasiones. Es fiel a Fermina en su corazón; no se enamorará ni se casará con nadie más. A pesar de procurar conservarse físicamente bien, irá notando el paso del tiempo (calvicie), lo que le angustia.

Tras la muerte del doctor Urbino, inicia la reconquista de Fermina con una estrategia más racional e indirecta: cartas de consuelo. Cuando asume la vejez y renuncia al pasado, su amor se cumple en su forma más auténtica, exento de los atractivos del sexo y de la belleza física, permaneciendo con ella en un viaje de amor “toda la vida”.

c. Fermina Daza

Los rasgos definitorios de Fermina Daza son su agudo sentido de la realidad y el no ser una mujer romántica; no cree que el amor sea necesario para vivir. Se caracteriza por su belleza (un “andar de venada que le hacía parecer inmune a la gravedad”), su altivez, su tozudez, su orgullo y su independencia de criterio (evidente en su enfrentamiento con el padre, el incidente del jabón y la ruptura con su hija por su relación con Florentino).

Su relación adolescente con Florentino es espoleada por la curiosidad, por la lástima que él le inspira e incitada por su tía Escolástica. Sus cartas son una distracción, e incluso su decisión inicial de casarse con él podría interpretarse como un capricho infantil. Cuando regresa del viaje del olvido, ya convertida en una mujer, rechaza a Florentino al comprender que su amor había sido una quimera adolescente. Le quedará un sentimiento de pena, culpa y, en ocasiones, nostalgia.

El matrimonio con Juvenal Urbino tampoco estuvo motivado por el amor, ni coincide con él en gustos. Son de distinta clase social; ella es considerada plebeya, aunque posee carácter y distinción. Llegará a ser feliz en su matrimonio, a pesar de las dificultades de la convivencia, y desarrollará una gran compenetración con él, lamentando no haberle podido decir cuánto lo había querido. Asumirá con entereza su condición de viuda, recuperando su libertad. Finalmente, vivirá su amor con Florentino.

2. Personajes Secundarios Relevantes

a. Vinculados al Doctor Juvenal Urbino

Entre ellos se encuentra Jeremiah de Saint-Amour, un refugiado antillano cuyo turbio pasado se revela en una carta al doctor; su suicidio es premeditado y se debe a la gerontofobia. Respecto a la familia del doctor: su padre, también médico, muere luchando contra el cólera, aislado, y escribe una carta de amor a los suyos; la madre representa el formalismo y los prejuicios de la aristocracia caribeña, rasgos que heredará la hija de Fermina y Juvenal, Ofelia, causando su ruptura con su madre. La amante mulata del doctor, doctora en teología, está a punto de romper el matrimonio y lo mantiene en un estado de ansiedad.

b. Vinculados a Florentino Ariza

El padre de Florentino es un modelo negativo, aunque compartan algunas similitudes. Su madre, Tránsito Ariza, es su confidente y orientadora en su relación con Fermina. Su tío, León XII, lo ayuda en su ascenso social para que sea merecedor de Fermina. Lotario Thugut es su jefe, maestro de música y mentor en la vida social. De sus numerosas relaciones destacan: las viudas (la viuda de Nazaret, la primera), que alcanzan la libertad mediante el sexo; con otras comparte amor y versos (Sara Noriega), o amor y música (Ángeles Alfaro). Leona Cassiani le profesa una fidelidad incondicional en su propósito de ascender y sigue enamorada del hombre que la violó; representa la amistad sin amor. América Vicuña, una adolescente bajo su tutela, será su última amante; se enamora de él hasta el punto de suicidarse cuando descubre su relación con Fermina.

c. Vinculados a Fermina Daza

La tía Escolástica orienta y actúa como intermediaria en la relación de Fermina con Florentino, al igual que su prima Hildebranda. El padre, Lorenzo Daza, un inmigrante analfabeto, vulgar, traficante de mulas y transgresor de toda ley, se opone a los deseos de su hija (amenaza de muerte a Florentino y es cómplice del rico doctor Urbino); su muerte será un alivio para Fermina.

3. Otros Personajes Notables

La hermana Franca de la Luz, superiora del colegio donde estudia Fermina, descubre al padre la relación de esta y será una de las figuras utilizadas por Juvenal Urbino para acercarse a Fermina.

Los compañeros de viaje de Florentino y Fermina en su travesía final son el capitán Diego Samaritano, un gigante tierno, y su amiga de belleza descomunal, Zenaida Neves.

E. Profundización en el Amor y la Muerte en la Novela

1. El Amor: Tradición, Pasión y Realidad

El tema fundamental de la novela es el amor. García Márquez recrea y parodia los tópicos de la tradición literaria, incorporando además elementos de su experiencia personal. Con ello, conforma una suerte de tratado sobre el amor, explorando la psicología de los amantes, las diversas maneras de vivirlo y su dimensión física.

La novela se fundamenta en el amor romántico, la pasión y el juramento de Florentino, que recoge los tópicos de la tradición: el amor a primera vista (“esa mirada casual fue el origen de un cataclismo de amor”). La originalidad radica en someter esa pasión a la prueba del tiempo hasta que se cumple en la vejez de los amantes. Florentino intenta conseguir a Fermina, antojándosele una “doncella imposible”, a la que deifica como una “diosa coronada”. Por su parte, Fermina queda impresionada por el “aura de desamparo” de Florentino. En ella, la relación comienza como curiosidad y diversión, que se convertirá en urgencia y ansiedad, hasta aceptar casarse con él, con la condición infantil de que no la obligue a “comer berenjenas” (un leitmotiv en la obra). Se inicia así una relación epistolar y telegráfica que arranca con la declaración de fidelidad y amor eterno del amante. Los síntomas del amor en Florentino son una parodia de la tradición, confundiéndoselos con los del cólera. Serán cómplices de la relación Tránsito Ariza, la tía Escolástica e Hildebranda. Mientras tanto, se opondrá Lorenzo Daza, quien, dispuesto a hacer de su hija una gran dama, amenaza de muerte a Florentino y lleva a su hija a un largo viaje destinado al olvido. La madurez alcanzada por Fermina en este viaje le hace comprender que su amor adolescente ha sido una quimera, dejando tras de sí un sentimiento de lástima y culpa.

Florentino decide mantener su juramento conservándose virgen. No obstante, será violado durante un viaje, descubriendo así el sexo como sustituto del amor. Se convertirá en un maestro del amor a lo largo de multitud de relaciones que anota meticulosamente.

Justifica su fidelidad recurriendo a la disociación entre amor y sexo: “amor de alma de cintura para arriba y amor de cuerpo de cintura para abajo” (una parodia del amor platónico). La fidelidad es sentimental; Florentino no se enamorará de ninguna otra mujer hasta que, muerto Juvenal Urbino, inicie la reconquista de Fermina. Al cortar con el pasado y asumir la decrepitud que la vejez inflige a los cuerpos, obtiene la enseñanza fundamental de que el amor es un sentimiento universal que no entiende de edades, haciéndose “más denso cuanto más cerca de la muerte”.

Amor y matrimonio son presentados como instancias diferentes (se muestran relaciones clandestinas de amor, y el matrimonio de Fermina y Juvenal se inicia sin amor). El matrimonio ofrece sentimientos como orden, seguridad, felicidad, lo que se podría denominar “el casi amor”. No obstante, pese a las dificultades de la convivencia de Fermina y Juvenal, la diferencia de clase, el amor propio y el orgullo heridos (como en el incidente del jabón), la infidelidad y las dudas, en el último aliento del doctor aparece la declaración de amor que nunca le hiciera explícitamente a su mujer: “sólo Dios sabe cuánto te quise”. Ese mismo sentimiento embarga a Fermina: “le rogó a Dios que le concediera al menos un instante para que él no se fuera sin saber cuánto le había querido”.

El amor trágico está encarnado por América Vicuña. Se trata del tópico del viejo y la niña invertido, porque el amor de la adolescente es auténtico y trágico, llevándola al suicidio cuando se siente abandonada por Florentino.

Otro aspecto del amor es el amor físico, el sexo. Es el “amor sin amor” o “amor de cama” que aparece como sucedáneo al que recurre Florentino para liberarse del recuerdo de Fermina. El placer sexual se exalta, contra tabúes y convencionalismos (“nada de lo que se haga en la cama es inmoral si contribuye a perpetuar el amor”), como una fuerza liberadora. A veces se presenta con tonos humorísticos y grotescos (como en la anécdota de Sara Noriega con el gato y el chupete).

La conclusión a la vida sentimental del protagonista se encuentra en la idea de que “se puede estar enamorado de varias personas a la vez y de todas con el mismo dolor, sin traicionar a ninguna”. Además, el amor puede ir asociado a la humillación y a la indignidad.

2. La Muerte: Manifestaciones Individuales y Colectivas

La muerte está presente en la novela tanto como experiencia individual como fenómeno colectivo.

La obra se inicia con el suicidio de Jeremiah de Saint-Amour, refugiado antillano de siniestro pasado y amigo de Juvenal Urbino. Es una muerte planificada que cuenta con la colaboración de su amante. La causa es la gerontofobia (simbolizada por la partida de ajedrez inconclusa). Hacia el final de la novela, aparece el suicidio por amor de América Vicuña, al ser abandonada por Florentino Ariza.

Otra muerte trágica es la de una amante de Florentino, degollada por su marido al descubrir la leyenda que aquel le había pintado en el pubis. Florentino la honrará, al igual que a su madre, con sendos rosales en sus tumbas, que crecen descontroladamente.

Por otro lado, se presenta la muerte heroica del doctor Marco Aurelio Urbino (padre de Juvenal), quien se aísla al sentir los síntomas del cólera y escribe una carta a su familia expresándole su amor y gratitud a la vida. Será enterrado en una fosa común.

La muerte de Juvenal Urbino es una muerte absurda, ocurrida al intentar atrapar a su loro, e incluso grotesca. Es una muerte presentida y temida; el doctor tiene temor a no encontrar a Dios en la oscuridad de la muerte. La muerte lleva a los personajes a reconocer el amor, y su proximidad lo depura.

La última dimensión de la muerte es la colectiva y anónima. Se manifiesta de dos maneras: la ocasionada por el cólera, que se ceba especialmente en los más pobres (cadáveres que flotan por el río), y la originada por la violencia política endémica de la historia colombiana.