Los años setenta: La irrupción de los Novísimos
A principios de la década de los setenta, el crítico José María Castellet publica una antología titulada Nueve novísimos poetas españoles. Con este nombre agrupa a poetas nacidos tras la guerra, a quienes se llamó desde entonces novísimos y que, según el autor, se caracterizan por:
- Ruptura con la poesía anterior y deseo de renovación del lenguaje.
- Influencia del modernismo, el vanguardismo y el simbolismo.
- Introducción de elementos exóticos y de aspectos del modernismo que no habían tenido en cuenta las inmediatas generaciones anteriores.
- Recurrencia al verso alejandrino, rescatado del Modernismo.
- Absoluta libertad formal: utilización de la escritura automática y las técnicas de vanguardia.
- Influencia de la cultura de masas: los medios de comunicación y el cine.
Entre los poetas más destacados de este grupo se encuentran Manuel Vázquez Montalbán, Leopoldo María Panero, Guillermo Carnero y Pere Gimferrer.
Muy influenciada por la cultura pop está la obra de Manuel Vázquez Montalbán, con obras como A la sombra de las muchachas sin flor o Praga. El cine y el género negro formarán parte de la poética de Leopoldo María Panero, quien intentará romper con el discurso literario tradicional en Por el camino de Swann o Teoría, entre otras. Los más culturalistas de este grupo son, sin duda, Guillermo Carnero y Pere Gimferrer, cuya obra Arde el mar fue galardonada con el Premio Nacional de Poesía.
Los años ochenta y noventa: Pluralidad de tendencias
Desde mediados de los años setenta se advierte una mayor variedad en la lírica española, muy intensa en su actividad, hecho que se ve reflejado en un gran número de publicaciones y poetas. Siguen publicando los autores de generaciones anteriores, con frecuencia con nuevos estilos o poéticas distintas a las de sus inicios. Los novísimos, por su parte, irán abandonando sus supuestos estéticos iniciales. En los años ochenta es patente la irrupción de un gran número de autores que se caracterizan por la pluralidad de tendencias, entre las que se pueden diferenciar las siguientes:
Poesía de la experiencia
Es la tendencia poética más característica de estos años. En ella, los poetas expresan sus estados de ánimo y narran sus vidas y su cotidianeidad. Utilizan un lenguaje muy elaborado y elegante en el que sacan partido del potencial expresivo de lo coloquial. Los poemas expresan el punto de vista subjetivo a través de la primera persona, a modo de confesión, o de un personaje cuyas circunstancias se corresponden con las del poeta.
Cultivan esta tendencia poética autores como Miguel d’Ors, Jon Juaristi, Andrés Trapiello, Luis García Montero, Felipe Benítez Reyes, Luis Alberto de Cuenca o Carlos Marzal.
Experimentalismo
Los poetas juegan y experimentan con la poesía basándose en antiguas técnicas vanguardistas. Intentan llevar la expresividad más allá de los usos más corrientes del lenguaje, rompen con la disposición lineal, exceden las normas gráficas tradicionales…
Los principales autores son Fernando Millán y José Miguel Ullán.
Culturalismo
Los poetas introducen en el poema referencias culturales para enriquecer el significado que pretenden transmitir, por lo que buscarán su inspiración en el arte, el mundo clásico o la Edad Media. Además de otros ya estudiados, emplean esta estética Aurora Luque y Antonio Colinas.
Neosurrealismo
Se recupera el surrealismo de la generación del 27, que basa su escritura en la asociación insólita e irracional. Se trata, en ocasiones, de una poesía fuertemente erótica que emplea motivos como el cuerpo, la noche o el mar y que aborda a veces el tema de la homosexualidad. Destacan las poetas Blanca Andreu, Ana Rossetti y Concha García.
Neopurismo
Consideran la palabra un instrumento insuficiente para comunicar el sentimiento poético. Muchos de los poetas componen poesía metalingüística, que utiliza el propio poema para hablar sobre él. Sánchez Robayna, Julia Castillo y Gamoneda son, en alguna etapa de su obra, representantes de esta tendencia.
Poesía clasicista
Se busca una perfección formal de estilo clásico, con metros y estrofas tradicionales. Los principales autores son Antonio Carvajal y Luis Antonio de Villena.
Poesía de la conciencia
En ella, el poeta expresa con violencia lingüística su marginación y su rabia por el mundo que lo rodea, intentando que sus poemas supongan un toque de atención en las conciencias de los lectores. Algunos autores de esta tendencia son Jorge Riechmann y Fernando Beltrán.
La poesía hacia el siglo XXI: La “poesía de la diferencia”
A finales del siglo XX aparecen grupos poéticos en ocasiones enfrentados. Es la llamada poesía de la diferencia, que reacciona ante el dominio de la poesía de la experiencia y lo que consideran la multiplicación de poetas muy similares. Algunos de estos poetas, como Enrique Morón, Fernando de Villena, José Lupiáñez o Pedro Jesús de la Peña, aparecen recogidos en la antología Elogio de la diferencia, de Antonio Rodríguez Jiménez, que también incluye sus propios poemas.
Se trata de un grupo muy heterogéneo que no responde a una única denominación o tendencia y cuya única coincidencia es la ruptura con la poesía anterior. También tienen en común su carácter minoritario, ya que se trata de una poesía alejada de los circuitos comerciales.