Evolución de la Literatura Española: Del Siglo XX a la Época Contemporánea

1. La novela desde principios del siglo XX hasta 1939

Tendencias (noventayochista, novecentista), autores y obras representativos.

Estamos ante una época dominada por una sensación de crisis y decadencia cultural. Se produce un rechazo del realismo y del racionalismo positivista procedentes del siglo XIX.

Tendencia Noventayochista

  • Miguel de Unamuno: Trata temas como la tradición, la intrahistoria y el concepto de España, la conciencia trágica de la existencia y la sed de eternidad. Obras: Amor y pedagogía, Niebla y San Manuel Bueno, mártir.
  • Ramón María del Valle-Inclán: El esperpento, subgénero dramático basado en la burla aparente, la crítica profunda y la animalización de los caracteres, se lleva también a la narrativa. Obras: Las cruzadas de la Causa, El resplandor de la hoguera y Baza de espadas.
  • Pío Baroja: Su narrativa es una mezcla de pesimismo y vitalismo; posee también ciertos tonos moralistas, radicales e individualistas. Obras: Mala hierba, Zalacaín el aventurero y El árbol de la ciencia.
  • Azorín: Posee un estilo narrativo impresionista, con fuertes dosis de lirismo. Obras: La voluntad, Las confesiones de un pequeño filósofo y Doña Inés.

Tendencia Novecentista

Se caracteriza por el antirrealismo, antirromanticismo y antinoventayochismo. Los escritores defienden la pureza formal y estilística de sus obras, que pretenden configurar un arte selectivo y minoritario. Se destacan por una novela deshumanizada, alejada del sentimiento.

  • Gabriel Miró: Las cerezas del cementerio y El obispo leproso.
  • Ramón Pérez de Ayala: Tinieblas en las cumbres y Belarmino y Apolonia.

2. La novela desde 1939 hasta los años 70

Tendencias (existencial-tremendista, social y experimental), autores y obras representativos.

En la década de los 40 destaca la tendencia existencial-tremendista. Las novelas se centran en historias individuales de extremada crudeza, dentro de lo que se ha venido a llamar el realismo tremendista, estilo que pone el acento en los aspectos más sórdidos y desagradables de la realidad, pero evitando referencias sociohistóricas concretas para no chocar con la censura del momento. Carmen Laforet (Nada), Miguel Delibes (La sombra del ciprés es alargada) y Camilo José Cela (La familia de Pascual Duarte) son los principales representantes de la narrativa de esta época.

Los años 50 asisten al florecimiento de la novela social. Se produce un paso del «yo» al «nosotros»: las novelas se centran no en el conflicto particular de un protagonista individual, sino en los problemas de un conjunto de personajes. Se trata de novelas de protagonista colectivo.

De entre las obras de esta década recordamos La colmena, de Camilo José Cela; El camino, de Miguel Delibes, o Pequeño teatro, de Ana María Matute.

A partir de los 60, se produce una superación del realismo y asistimos a la llegada de una novela experimental. En 1962 se publica Tiempo de silencio, de Luis Martín-Santos, y La ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa. Con estas obras se inicia una nueva forma de narrativa mucho más preocupada por los aspectos formales.

2. La novela desde 1939 hasta los años 70 (Continuación)

Tendencias (existencial-tremendista, social y experimental), autores y obras representativos.

En la década de los 40 destaca la tendencia existencial-tremendista. Las novelas se centran en historias individuales de extremada crudeza, dentro de lo que se ha venido a llamar el realismo tremendista, estilo que pone el acento en los aspectos más sórdidos y desagradables de la realidad, pero evitando referencias sociohistóricas concretas para no chocar con la censura del momento. Carmen Laforet (Nada), Miguel Delibes (La sombra del ciprés es alargada) y Camilo José Cela (La familia de Pascual Duarte) son los principales representantes de la narrativa de esta época.

Los años 50 asisten al florecimiento de la novela social. Se produce un paso del «yo» al «nosotros»: las novelas se centran no en el conflicto particular de un protagonista individual, sino en los problemas de un conjunto de personajes. Se trata de novelas de protagonista colectivo.

De entre las obras de esta década recordamos La colmena, de Camilo José Cela; El camino, de Miguel Delibes, o Pequeño teatro, de Ana María Matute.

A partir de los 60, se produce una superación del realismo y asistimos a la llegada de una novela experimental. En 1962 se publica Tiempo de silencio, de Luis Martín-Santos, y La ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa. Con estas obras se inicia una nueva forma de narrativa mucho más preocupada por los aspectos formales.

La poesía del Grupo Poético del 27: Etapas, autores y obras representativos

El Grupo del 27 es una denominación dada a un conjunto de poetas que conforman el más notable grupo literario de la época. Surge de una síntesis entre la innovación vanguardista y el amor por la tradición.

Lo integran:

  • Pedro Salinas (La voz a ti debida)
  • Jorge Guillén (Cántico)
  • Gerardo Diego
  • Federico García Lorca (Romancero gitano)
  • Vicente Aleixandre (La destrucción o el amor)
  • Dámaso Alonso
  • Rafael Alberti (Sobre los ángeles)
  • Luis Cernuda (Como quien espera el alba)
  • Emilio Prados (Cuerpo perseguido)
  • Manuel Altolaguirre (Las islas invitadas)
  • Ernestina de Champourcin (Cántico inútil)

Pueden distinguirse tres etapas en la evolución del grupo poético del 27. Evolucionan de una poesía pura, vital e idealista, a una poesía social y comprometida.

Etapas de evolución

  • 1ª etapa: Iniciación (1920-1927). Enseguida se dejan influir por las vanguardias, especialmente por el ultraísmo (integración de elementos distantes, ennoblecimiento del humor) y el cubismo (rechazo de la anécdota y de lo sentimental). Lo humano también les influye a través de la lírica neopopular.
  • 2ª etapa: Madurez (1928-1939). Evolucionan adquiriendo una personalidad propia y atendiendo a la rehumanización, cultivando nuevos temas más humanos: el amor, el deseo de plenitud, las frustraciones, las inquietudes sociales o existenciales… También utilizan el surrealismo para denunciar la injusticia.
  • 3ª etapa: Disgregación (a partir de 1939). Tras la Guerra Civil, Lorca es fusilado y el resto se dispersa: Cernuda, Alberti, Salinas, Guillén, Prados y Altolaguirre se exilian y en sus obras aparecerá el tema de la patria perdida. En España quedan Gerardo Diego, Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre, que escriben una poesía angustiada y existencial.

La poesía desde el Modernismo a las Vanguardias

Tendencias (futurismo, ultraísmo, surrealismo), autores y obras representativos.

La situación de crisis en la cultura occidental a finales del siglo XIX, agravada en España por el Desastre del 98, provocó un cambio en el rumbo artístico. El movimiento literario correspondiente a este periodo es conocido como Modernismo.

El Modernismo se inspira en dos movimientos del siglo XIX: el parnasianismo (tendencia formalista, partidaria del «arte por el arte») y el simbolismo (intimista, pretende encontrar la realidad que se esconde tras las apariencias a través de un nuevo lenguaje sugerente basado en símbolos).

Los temas básicos del modernismo son la soledad, el escapismo, el cosmopolitismo, el amor y el erotismo. Formalmente, la nueva estética se caracteriza por el afán de innovación, la originalidad y la búsqueda de la perfección formal. Los autores más destacados de este periodo son:

  • Rubén Darío: Azul… y Prosas profanas.
  • Manuel y Antonio Machado: Soledades y Galerías.
  • Juan Ramón Jiménez: Diario de un poeta recién casado y Dios deseado y deseante.

Desde principios de siglo, los movimientos de vanguardia comienzan a revolucionar el panorama artístico occidental:

  • El Futurismo: Creado por Marinetti, es el más antiguo de los movimientos de vanguardia. Los elementos esenciales de la poesía futurista son el valor, la audacia y la revolución.
  • El Surrealismo: Fue creado por André Breton. Este movimiento pretende explorar un mundo nuevo, el de los sueños, proponiendo una técnica nueva: la escritura automática. Es el movimiento literario más revolucionario y productivo de todas las vanguardias, luchando por liberar el poder creador del artista y renovar el lenguaje poético.
  • El Ultraísmo: Es la versión española de las vanguardias. Sus principales figuras son Ramón Gómez de la Serna, Guillermo de Torre y Cansinos Assens. Es un movimiento en el que cabe todo lo nuevo y dan especial importancia a la metáfora.

9. El teatro desde 1939 hasta nuestros días

Tendencias (teatro de humor, realista y vanguardista), autores y obras representativos.

El teatro vivió durante la posguerra una intensa crisis general: los autores escasean y padecen una férrea censura; por otra parte, el público y los empresarios no están dispuestos a la innovación, lo que hace que el teatro quede reducido a un mero espectáculo para la diversión.

Teatro de humor

El teatro triunfante en la inmediata posguerra mantiene una clara continuidad con las formas y los temas dramáticos anteriores a la Guerra Civil española.

  • Jardiel Poncela: Busca el humor en el planteamiento de situaciones inverosímiles y absurdas como en Cuatro corazones con freno y marcha atrás.
  • Miguel Mihura: Su evolución está marcada por la imposibilidad de representar Tres sombreros de copa debido a su poder crítico y corrosivo (estrenada finalmente en 1952). También destacamos su obra Maribel y la extraña familia.

Teatro realista

En los años 50 surge un teatro realista, social y comprometido con los problemas del ser humano.

  • Antonio Buero Vallejo: (El tragaluz; Historia de una escalera). Destaca su «teatro de la inmersión», en el que el espectador observa la historia desde dentro.
  • Alfonso Sastre: Concibe el teatro como un medio de concienciación y de agitación. Escuadra hacia la muerte o La sangre y la ceniza son sus principales piezas dramáticas.
  • Autores posteriores: A partir de los 60 continúa esta línea más tradicional basada en el diálogo con autores como Antonio Gala (Anillos para una dama), José Luis Alonso de Santos (Bajarse al moro) o Fernando Fernán Gómez (Las bicicletas son para el verano).

Teatro vanguardista

En una vertiente mucho más rompedora desde el punto de vista formal, nos hallamos con autores como Fernando Arrabal (Pic-nic; El cementerio de automóviles), Francisco Nieva o Miguel Romero Esteo.

7. La poesía desde los años 70 a nuestros días

Tendencias (poesía culturalista, de la experiencia y neovanguardista), autores y obras representativos.

Desde los años 70 se advierte una enorme variedad en la lírica española. La década se inicia bajo la influencia de los Novísimos y aparecen nuevas tendencias:

  • Culturalismo: El poeta manifiesta un vasto dominio cultural y una fuerte influencia de la cultura grecolatina. Destacamos a Antonio Colinas (Sepulcro en Tarquinia), Julio Martínez Mesanza (Europa) o Aurora Luque (Carpe noctem).
  • Neovanguardismo: Basado en la utilización de las antiguas técnicas vanguardistas (collages, poemas visuales). Asistimos a una recuperación del surrealismo en la que destacan poetas como Blanca Andreu o la gaditana Ana Rossetti.
  • Poesía de la experiencia: Es la tendencia poética más característica de los últimos años. Se observa una recuperación de formas métricas combinada con un lenguaje cotidiano y temas urbanos. Autores: Miguel d’Ors, Luis García Montero (Diario cómplice; Vista cansada) y Felipe Benítez Reyes (El equipaje abierto). Incluimos el «realismo sucio» de Karmelo C. Iribarren (La ciudad).

6. La poesía desde 1939 a los años 70

Tendencias (testimonial, social y del conocimiento), autores y obras representativos.

La poesía testimonial y social

Ante el horror de la guerra, los poetas buscan respuestas a través de una poesía testimonial y espiritualista que dirige a Dios sus quejas. Con posterioridad, surge la poesía social, donde los poetas desean convertirse en la voz de la mayoría.

La primera poesía de posguerra tiene un tono individualista. Los autores más representativos son Gabriel Celaya (Cantos íberos) y Blas de Otero (Ángel fieramente humano, Pido la paz y la palabra).

La poesía social evita los problemas íntimos para centrarse en lo colectivo, rechazando el esteticismo y buscando una poesía clara para la «inmensa mayoría», empleando incluso coloquialismos.

La poesía del conocimiento: La Generación de los 50

A mediados del siglo XX irrumpe un nuevo grupo de poetas que se aparta de la poesía social. Su obra vuelve a preocuparse por el hombre desde una perspectiva inconformista y escéptica, centrada en lo cotidiano y el intimismo.

  • Jaime Gil de Biedma: Las personas del verbo.
  • Claudio Rodríguez: Don de la ebriedad.
  • Ángel González: Áspero mundo.
  • José Hierro: Cuaderno de Nueva York.