Del Romanticismo a la Renaixença: Jacint Verdaguer y la Poesía Catalana

El Romanticismo: Orígenes y Características

Los artistas románticos, habiendo adoptado las ideas políticas y filosóficas elaboradas a lo largo del Siglo de las Luces (afirmación de los derechos del individuo y la libre expresión de la sensibilidad), reaccionan contra las normas del arte clásico, asumidas por el Renacimiento y el Neoclasicismo. Los románticos se propusieron revelar la parte del ser humano más subjetiva e irracional, que había quedado oculta por las rígidas normas estéticas y sociales.

Los orígenes del Romanticismo

En la segunda mitad del siglo XVIII, comienza a producirse una serie de manifestaciones prerrománticas, contrarias a la estética clásica y a las ideas racionalistas de la Ilustración. Uno de los autores prerrománticos más importantes es Jean-Jacques Rousseau. En su novela filosófica Emilio, o De la educación, donde exalta la naturaleza y las virtudes de la educación natural, surgió el mito del buen salvaje, una evocación del hombre primitivo antes de que fuera corrompido por la sociedad. Oponiéndose al optimismo de los ilustrados, que confiaban plenamente en las virtudes del progreso y la cultura, en su Discurso sobre las ciencias y las artes afirma que las artes y las ciencias no solo no han mejorado las costumbres, sino que las han corrompido.

En Alemania surgen los primeros movimientos prerrománticos, donde los poetas creían en el genio original del artista (la inspiración de la creatividad), al tiempo que exaltaban al hombre de acción.

Características de la estética romántica

Se caracteriza por una visión de la naturaleza como una fuerza misteriosa y omnipotente, el motor de la vida, un alma capaz de generar emociones y reflejar estados de ánimo; es decir, la imagen del mundo espiritual. Se afirman las fuerzas irracionales de la vida (imaginación poética, intuición y el sueño) a través de formas no racionales como la metáfora, el símbolo o el mito.

El poeta posee la cualidad del genio para descubrir los misterios ocultos de la naturaleza. Los románticos adoptan un aire de profetas inspirados por el genio. El genio es la fuerza que otorga al artista la capacidad de crear de manera libre, espontánea y original. La obra del artista debe reflejar su personalidad o su estado de ánimo. La creación artística es producto del dios de la irracionalidad (Dionisio). Los románticos valoran positivamente las pasiones, los sentimientos, la fealdad, los aspectos grotescos, las situaciones escabrosas y el primitivismo. El artista romántico manifiesta un deseo de huida o evasión a través del sueño, el pasado misterioso o los lugares exóticos.

El Romanticismo en los Países Catalanes

Entre 1823 y 1824 se publicó en Barcelona una revista de carácter cosmopolita, El Europeo, que se proponía divulgar el espíritu romántico. Entre sus fundadores figuraban dos catalanes —uno de ellos, Bonaventura Carles Aribau—, dos italianos y un inglés. No fue hasta la década de los treinta que se consolidó el movimiento, al tiempo que se producía la Revolución Industrial en Cataluña. Entonces aparecieron las revistas más interesantes, como El Vapor o El propagador de la libertad. En El Vapor se publicó la oda La Pàtria de Bonaventura Carles Aribau. La Pàtria fue el primer poema romántico en lengua catalana y, a la vez, por la identificación que establece entre patria y lengua, señaló el punto de partida del movimiento de la Renaixença. El poema tuvo una gran repercusión y ejerció una influencia decisiva:

  • La oda (compuesta por seis octavas de versos alejandrinos) demostró de manera ejemplar que era posible escribir literatura culta y de calidad en catalán.
  • Anunció un tono nostálgico y a la vez exaltado en la poesía catalana romántica, así como sus temas más comunes:
    • El alejamiento de la patria (con la montaña como símbolo más representativo).
    • La justificación del uso de la lengua (con argumentos basados en el pasado esplendoroso, la lengua de la infancia, los sueños y la sinceridad).
  • Elaboró un modelo de lengua literaria que se mantuvo vigente hasta finales del siglo XIX (propuso un modelo a partir de la rica lengua medieval y del lenguaje considerado más puro).

La Renaixença: Recuperación Cultural y Lingüística

El término Renaixença se ha utilizado tradicionalmente para designar el movimiento de recuperación literaria y lingüística que se inicia en el Principado en la primera mitad del siglo XIX (1833, con la publicación de la oda La Pàtria, y 1877, cuando fueron premiados Verdaguer y Guimerà). Este movimiento marca el fin de la época de la Decadència e inicia el período contemporáneo de la literatura catalana. El concepto de Renaixença también se vincula al sentimiento nacional, que arraigó en todos los ámbitos. Se produjo una conciencia de pertenencia a una cultura autónoma por parte de un numeroso grupo de intelectuales, impulsada también por las transformaciones provocadas por la Revolución Industrial en Cataluña.

Objetivos de la Renaixença

  • Recuperar el uso de la lengua catalana promoviendo la actividad literaria.
  • Impulsar una literatura propia, desvinculándola de los modelos literarios castellanos y adaptando las corrientes más vivas de la cultura europea.
  • Fomentar el conocimiento de la historia propia para reconstruir el esplendor del pasado medieval y rescatar del olvido la gran tradición cultural catalana.
  • Crear instituciones para difundir el movimiento, así como organizaciones catalanistas favorables a la recuperación cultural y política de la nación catalana.

Los Juegos Florales: Plataforma de la Renaixença

En el año 1859 se instauró el certamen literario de los Juegos Florales con el propósito de prestigiar la lengua catalana y su literatura ante la sociedad. Sus objetivos eran:

  • Estimular la aparición de nuevos escritores (como Verdaguer, Guimerà y Narcís Oller).
  • Recuperar una institución establecida por los antiguos reyes.
  • Disponer de una plataforma para difundir las obras ganadoras y el espíritu de la Renaixença.

Jacint Verdaguer: Figura Cumbre de la Literatura Catalana

Es considerado el creador de la lengua y la literatura catalanas contemporáneas. Es el más grande poeta catalán del siglo XIX y el primer escritor que, desde el siglo XV, sitúa la literatura catalana a la altura de las grandes literaturas europeas. Consolida el movimiento de la Renaixença, tanto por la excelencia de su literatura como por la gran repercusión de su obra en todos los estamentos sociales. Verdaguer, como artista romántico, tenía un temperamento idealista, apasionado y rebelde.

La formación del poeta

Nació en 1845 en Folgueroles. A los diez años entró en el seminario de Vic como alumno externo para cursar la carrera eclesiástica, donde recibió una sólida formación retórica con el estudio de los autores clásicos. Durante ocho años, trabajó como mozo y maestro de niños para pagarse los estudios, sumergiéndose en el mundo de la naturaleza y la cultura popular. De esta época datan sus Poemas pastoriles, donde canta la vida en el campo y describe los anhelos y enamoramientos de juventud.

Época dorada

Terminó de escribir el poema L’Atlàntida a bordo de un barco de la Compañía Transatlántica de Antonio López. La obra fue premiada en los Juegos Florales de 1877. Tras el gran éxito internacional de su obra, viajó por Europa y el norte de África. Durante este período escribió Canigó, después de recorrer el Pirineo de punta a punta recogiendo materiales e inspirándose en el paisaje.

La crisis personal

En 1885 realizó un viaje personal a los lugares bíblicos de Palestina y Egipto, que le produjo un profundo trastorno espiritual. Después de este viaje, su vida se llenó de una devoción desordenada (horas de oración, vigilias nocturnas, ayunos, etc.). Practicaba exorcismos, daba dinero a los pobres, acumuló deudas y abandonó la creación literaria. Este cambio de vida lo llevó a un conflicto con sus superiores. En 1895 se trasladó a Barcelona. El tribunal eclesiástico de Vic le retiró la licencia para decir misa, su único ingreso económico, lo que lo hundió moralmente. Escribió una serie de artículos apasionados (En defensa pròpia, 1895-97) para defenderse de sus acusadores. Fruto de esta experiencia surgió Flors del Calvari (Flores del Calvario).

Los últimos años

En 1898 firmó una retractación y se reconcilió con el obispo de Vic. Sufrió un envejecimiento prematuro debido a los sufrimientos padecidos, pero aumentó su actividad literaria. En esta época publica obras como Aires del Montseny y Al cel. En 1902 rebrotó una antigua enfermedad pulmonar: la tuberculosis. Murió el 10 de junio. A su entierro acudió un gran número de personas, convirtiéndose en la mayor manifestación de duelo vista hasta el momento en Barcelona.

La Obra Poética de Verdaguer

Su obra representa la culminación de la trayectoria poética de la Renaixença. En ella encontramos los elementos básicos del movimiento romántico:

  • La visión de la naturaleza como un ser vivo, con un gran protagonismo.
  • La creación de mitos y símbolos, como la montaña del Canigó (nacimiento de la nación catalana) o el Montseny (paraíso perdido de la infancia).
  • La inclinación al sueño, la imaginación y la nostalgia, huyendo de la realidad para trasladarse a paraísos pasados.
  • El interés por la cultura popular, utilizando materiales recogidos del pueblo, que son reelaborados y enriquecidos.

La poesía épica: L’Atlàntida y Canigó

Mientras otros países de Europa contaban con grandes poemas épicos, la literatura catalana carecía de ellos. Un propósito de Verdaguer fue llenar este vacío, ya que consideraba la épica como el género literario de mayor prestigio. Este objetivo lo cumplió con L’Atlàntida y Canigó.

L’Atlàntida

La acción se centra en el relato que un ermitaño le explica a Colón. Hércules, buscando el brote del naranjo que necesita para el jardín de las Hespérides, viaja hasta la Atlántida. Para derrotar a los atlantes, abre un paso de agua entre Europa y África (el estrecho de Gibraltar). Las aguas del Mediterráneo se precipitan sobre la Atlántida y el continente desaparece bajo el mar. Cuando la marea baja, emergen del Mediterráneo algunas islas griegas y Sicilia.

Verdaguer tardó mucho en escribir L’Atlàntida. La tercera redacción de la obra triunfó en los Juegos Florales de 1877. Con este poema épico culmina la Renaixença literaria romántica. Utiliza versos alejandrinos y decasílabos de cesura femenina, y la técnica de la narración marco. Narra la historia del descubrimiento de América (introducción y epílogo) y el hundimiento del continente atlántico (diez cantos centrales). L’Atlàntida mezcla materiales paganos y religiosos, inspirándose en la tradición griega, bíblica y renacentista. Da protagonismo a los cataclismos y catástrofes que desatan los elementos de la naturaleza. Destaca la potencia de sus descripciones panorámicas, su imaginación exuberante y la belleza de sus paisajes líricos (como en la ‘Balada de Mallorca’).

Canigó

La acción se sitúa en el siglo XI en los Pirineos. Gentil, una vez armado caballero, se enamora de la pastora Griselda. Mientras hace guardia ante un posible ataque de los sarracenos, su escudero le habla de las hadas que viven en la cima del Canigó. Gentil abandona sus obligaciones para unirse al hada Flordeneu, que ha tomado la apariencia de Griselda. La deserción de Gentil provoca la derrota del ejército cristiano, por lo que el conde Guifré (tío de Gentil) sube a la cima del Canigó y lo mata. Más tarde, Tallaferro consigue vencer a los invasores y Guifré se arrepiente de su crimen. Por este motivo, decide hacerse monje y funda el monasterio de Sant Martí del Canigó.

Es su obra más ambiciosa, personal y representativa. Se erige como la epopeya fundacional de la nación catalana. Representa la culminación del camino hacia el resurgimiento del espíritu nacional iniciado en la Renaixença. Está compuesto por doce cantos y un epílogo. Se inspiró en 1880, cuando visitó los monasterios de Sant Miquel de Cuixà y Sant Martí del Canigó. Entre 1882 y 1883 realizó excursiones por los Pirineos. Tenía un profundo conocimiento de los Pirineos y de su pasado histórico. Esta obra contiene tres grandes temas: la catalanidad, la religión y la naturaleza. El argumento se teje con tres hilos narrativos: los amores del caballero Gentil, las guerras de reconquista de los condes catalanes y las acciones religiosas de los monasterios medievales. El argumento responde al propósito de mitificar la naturaleza (los Pirineos) y los orígenes históricos de Cataluña. En medio de esta tensión se encuentra el caballero Gentil, que representa al artista romántico. Esto da lugar a escenas de gran lirismo, dejando en un segundo término la narración puramente épica.

La poesía lírica

La extensa producción poética de Verdaguer tiene un marcado carácter lírico. Abarca principalmente la poesía patriótica y la religiosa. De joven cultivó la poesía amorosa, pero su condición de sacerdote lo obligó a abandonarla. En su poesía patriótica, exalta la patria a través del pasado histórico, las leyendas y el paisaje. Muchas de estas composiciones se recogen en Pàtria (1888), con un tono nostálgico fruto de la añoranza del paisaje y de la infancia. A menudo utiliza también un tono enérgico y exultante. La poesía religiosa de Verdaguer responde a la necesidad íntima de expresar su experiencia religiosa personal y de contribuir a la recuperación del sentimiento religioso popular. Muchos de sus poemas promueven las virtudes religiosas y la devoción del pueblo. Con estas intenciones publica Idil·lis i cants místics (1879). A raíz de su crisis personal, su lírica religiosa adquiere un cariz autobiográfico, con obras como Sant Francesc (1895) y Flors del Calvari (1898).

Lengua y estilo

Verdaguer fue capaz de elaborar un modelo de lengua literaria coherente y equilibrado, basado en el habla popular, rica y genuina. Sobre esta base, vertió los conocimientos que adquirió con el estudio y la lectura de los grandes escritores europeos. Con ello, creó un modelo lingüístico a la vez clásico y moderno. De esta forma, devolvió el prestigio a la literatura catalana y la convirtió en un instrumento idóneo para la creación literaria contemporánea. En cuanto a su estilo, destacan la emotividad de su poesía y la versatilidad de su tono. Este variaba según la temática:

  • En odas y poemas épicos: retórico y grandilocuente.
  • En formas poéticas populares: sencillo y de ritmo claro.
  • En la evocación de la vida y la infancia: emocionado, humilde y delicado.

Además, demuestra un gran dominio de la métrica, combinando versos y estrofas diferentes, tanto cultos como populares, en función del tema, el estilo y el género (narrativo o lírico) que quería imprimir en sus poemas.