Claves Esenciales de Don Quijote: Personajes, Temas y Legado Literario

La Locura de Don Quijote: Características y Evolución

Las características de la locura de Don Quijote son fundamentales para comprender la obra. Don Quijote enloqueció después de haber leído tantas novelas de caballerías. Decide convertirse en un caballero andante y para eso adopta un nombre nuevo y busca a una dama de la que enamorarse, que es Dulcinea del Toboso, a quien nunca ha visto. Después de prepararse, decide salir en busca de aventuras junto con Sancho Panza, su escudero. Decide seguir el modelo del Rey Arturo de Inglaterra, de Amadís de Gaula y de muchos otros. Para Don Quijote, la caballería es como una religión. Crea batallas innecesarias y siempre acaba perdiendo. Él ve la realidad de una forma diferente, ve cosas donde no las hay. En parte, su locura proviene de la tristeza por la ausencia de su “princesa”: él está loco de amor. Se le llama El Caballero de la Triste Figura, lo que dice mucho de su tipo de locura y nos permite relacionarlo con la melancolía. En la Primera Parte, la gente se burla de su locura y de sus disparates. Don Quijote sufre incluso de alucinaciones, mientras que en la Segunda Parte, excepto en el episodio del molino, son los demás personajes quienes intentan jugar con la locura de Don Quijote. Lo aprecian porque es conocido e intentan hacerle ver aquello que él no ve. Cuando Don Quijote acepta su locura y se identifica con el papel de caballero andante, es capaz de pensar de forma realista dentro de esta personalidad adoptada. La locura de Don Quijote tiene una función pragmática: un loco, en muchos casos, se fija en las cosas que los otros no ven o no quieren ver. Así, la locura en la literatura sirve también para exponer con libertad las opiniones críticas sin miedo a la censura.

La Parodia de las Novelas de Caballerías en el Quijote

La parodia de las novelas de caballerías se manifiesta en el aspecto, nombre, escenario, origen y objetivos del héroe cervantino. Miguel de Cervantes creó a su personaje con la intención de burlarse de los libros de caballerías que hacían furor en su época, y donde los personajes fantásticos realizaban y vivían hazañas y aventuras increíbles. “Quijote van ya tropezando, y han de caer del todo, sin duda alguna”. Para ello, utiliza la parodia del género. Una parodia es una imitación burlesca de una obra o de un género literario grave o serio. Se basa en los temas, situaciones y formas característicos del género parodiado para violentarlos y reducirlos al absurdo mediante diversos procedimientos, con la intención de poner de relieve lo artificioso, irreal e inverosímil que incorpora el género en cuestión. La parodia del mundo caballeresco se desarrolla ya desde la primera página. Frente a los lugares fabulosos de los sobrenombres caballerescos, Don Quijote es señor de La Mancha, acaso la zona más árida y desértica de la Península Ibérica. El personaje en sí es paródico. Frente a los héroes jóvenes y apuestos de las novelas de caballerías, tenemos a un anciano loco que va acompañado de un campesino de poca sal en la mollera, quien va en burro. Don Quijote enloquece por leer tantas novelas de caballerías. En los libros de caballerías encontramos el recurso del autor que dice haber encontrado un manuscrito y que él es simple transmisor. Cervantes en su novela dice haber encontrado un manuscrito de un tal Cide Hamete Benengeli. Con este objetivo paródico, a su personaje lo dotó de todas las características propias de un héroe caballeresco, pero en él resultaban ridículas. El personaje caballeresco más representativo era Amadís de Gaula, el más famoso de los llamados Libros de caballerías.

Evolución y Diferencias Clave entre la Primera y Segunda Parte del Quijote

Las principales diferencias entre la Primera y la Segunda Parte (1605-1615) son notables. Frente a la imagen tradicional de Don Quijote como un solo libro, debe reconocerse la autonomía y la singularidad de cada una de sus dos partes o libros. Si a ello se le une la teoría de que, inicialmente, Cervantes solo quería escribir una novela corta al estilo de sus Novelas ejemplares, cuyas dimensiones abarcarían los seis primeros capítulos de la Primera Parte (esto es, los correspondientes a la salida en solitario de Don Quijote), habrá que pensar que la tarea de composición de la obra es más compleja de lo que a primera vista aparenta. La locura de Don Quijote sufrirá una evolución en la Segunda Parte del libro. Mientras que en la Primera Parte Don Quijote padece innumerables alucinaciones, relacionadas con el mundo de la caballería; en la Segunda Parte, los personajes conocedores del comportamiento de Don Quijote le quieren hacer creer situaciones inexistentes, basándose en la experiencia de la Primera Parte del libro. En la Segunda Parte, Don Quijote se presenta como un personaje conocido, incluso por él mismo, al igual que su escudero. Y el cruce de las dos curvas tiene lugar en aquella tristísima aventura, una de las más crueles del libro, en que Sancho Panza encanta a Dulcinea del Toboso. Aunque Avellaneda no hubiera escrito su Quijote apócrifo, Cervantes hubiera seguido escribiendo también una Segunda Parte, puesto que dejó preparado el camino al especular sobre una supuesta tercera salida de Don Quijote con dirección a Zaragoza en el último capítulo de la Primera Parte. Para evitar continuaciones plagiadas de la historia, Cervantes mata al protagonista dando por finalizado su relato.

Las Tres Salidas de Don Quijote: Un Viaje de Transformación

El Quijote se estructura en tres salidas: dos en la Primera Parte y una en la Segunda. La primera dura tres días, la segunda dos meses y la tercera cuatro meses.

Primera Salida

  • Cabalga solo y se queda a una distancia escasa de su casa.
  • Vela las armas para ser armado, ficticiamente, caballero andante en la venta.
  • Al poco tiempo, vuelve a su casa.

Bajo el nombre de Don Quijote de la Mancha, con armas antiguas y su viejo caballo, Rocinante, se lanza al mundo haciéndose armar caballero en una venta que imagina ser castillo, entre las burlas del ventero y las de las mozas del mesón.

Segunda Salida

  • Don Quijote, acompañado por Sancho Panza, vuelve enfermo, pero sin renunciar a su ideal.
  • Ya con su escudero, lucha contra unos gigantes que no son sino molinos de viento.
  • Se enfrenta con un vizcaíno, al que vence.
  • Da libertad a unos galeotes perseguidos por la Santa Hermandad.
  • Hace penitencia en Sierra Morena, donde escribe una carta a Dulcinea del Toboso.
  • Envía a Sancho Panza al Toboso para que se la entregue.
  • El canónigo y el barbero de su aldea han salido a buscarle; encuentran a Sancho y le impiden cumplir con el encargo de su amo.
  • Hallan a Don Quijote y lo devuelven, engañado, a su pueblo, metido en una jaula, dentro de la cual sufre pacientemente la burla de sus vecinos.

Tercera Salida

  • Don Quijote y Sancho Panza inician la tercera salida, encaminándose al Toboso, donde el escudero asegura a su amo que una rústica aldeana montada en un asno es Dulcinea del Toboso, hecho extraordinario que Don Quijote atribuye a un mago enemigo suyo (el mismo que hizo desaparecer su biblioteca y transformó los molinos de viento en gigantes).
  • Nuevamente juntos, caballero y escudero, se van a Barcelona, donde el hidalgo sufre su derrota definitiva luchando en fiera y descomunal batalla contra el Caballero de la Blanca Luna, que no es otro que su vecino, el bachiller Sansón Carrasco, quien le impone como condición regresar a su aldea.
  • Física y moralmente derrotado, Don Quijote vuelve a La Mancha, de donde partió y, después de haber recobrado la cordura, muere cristianamente en su lecho.

Sancho Panza: El Escudero Fiel y su Evolución

Si el verdadero protagonista de las dos partes de El Quijote es el hidalgo Alonso Quijano, junto a él destaca la figura entrañable de su escudero Sancho Panza. Al principio de la obra, en la segunda salida de Don Quijote, Sancho Panza se convierte en su escudero y lo acompaña hasta el final, aunque se separan en algunos capítulos. La primera vez que se cita a Sancho en la obra es cuando Don Quijote decide seguir los consejos que le da el ventero, que le dice que ha de llevar consigo un escudero. Cervantes apenas se preocupó de describir a Sancho Panza físicamente, se limitó a decirnos de manera un poco burlona que tenía: la barriga grande, el talle corto y las zancas largas. Sancho Panza va demostrando a lo largo de la novela su cordura y se va enriqueciendo humanamente hasta que su personalidad adquiere un peso comparable a la del caballero. A esto debe atribuirse la famosa quijotización de Sancho Panza, tan notada por la crítica. Sancho Panza es reflejo literario de esa costumbre, y a lo largo de la obra presentará multitud de dichos populares que la ejemplificarán. Otro rasgo del habla de Sancho Panza son las incorrecciones que comete al hablar debido a su escasa formación cultural, aunque este rasgo, que tiene una finalidad cómica, se va suavizando a lo largo de la obra. Sancho Panza se presenta como un personaje simple, ingenuo y crédulo, más que como un loco, aunque muchos lo creen también un mentecato, como a Don Quijote. Para Sancho Panza, la locura de Don Quijote llegará a significar una especie de seguridad; por lo tanto, está desesperado a la hora de la muerte de su amo y de todas las maneras posibles intenta mantenerle en su locura.

Los Ideales Quijotescos: Justicia, Libertad y el Código Caballeresco

En una primera aproximación a la figura de Don Quijote se evidencia una falta de correspondencia con las representaciones del héroe de la literatura caballeresca. No obstante, si las cualidades físicas (hombre maduro) y las posibilidades externas del personaje (escaso de fuerzas, lleva unas armas que pertenecieron a sus bisabuelos) lo definen como un aspirante a caballero o como simple imitador, sus rasgos morales (etopeya) lo convierten en ocasiones en un perfecto héroe. Don Quijote asume los peligros que le depara su existencia aventurera y no teme cumplir con ese código ético de defensa de los desvalidos y menesterosos. En esta brecha entre su prosopografía y su etopeya reside una de las características más peculiares del personaje: el deseo de ser lo que no puede ser. En muchas circunstancias, la constancia de Don Quijote para afrontar cualquier reto o para ir más allá de sus propias posibilidades, lo convierten en símbolo del esfuerzo humano. La locura de Don Quijote le sitúa al margen de las leyes de los hombres. Don Quijote impone muchas veces por la fuerza de las armas (como en el episodio de los Galeotes) la justicia divina. La transfiguración de la realidad y de sus convenciones le impide distinguir las normas jurídicas y legales de los ideales y usos de los libros de caballerías. Pone en la palestra el concepto de libertad individual, confrontando la justicia divina con la justicia humana. En la Segunda Parte, Don Quijote reconoce al joven Andrés, a quien pretende utilizar de testigo de que realmente es necesaria la reivindicación de la caballería andante, pues supuestamente, ha corregido la injusticia que con él cometía su amo, no pagándole lo debido. Don Quijote se considera un caballero andante. La caballería y todo lo que ella conlleva es una religión para él. Uno de los ideales más importantes de Don Quijote en cuanto a sus ideales caballerescos es el amor que profesa a su amada Dulcinea del Toboso y que hará que resista ante las dificultades y le impulsará para continuar su camino.

El Amor Cortés y la Creación de Dulcinea: El Ideal Quijotesco

Así como la locura de Don Quijote consiste en cambiar a su antojo cuanto le rodea, característica del neoplatonismo que consiste en una realidad divina alejada de la realidad propia, el centro principal de esa locura es el de todo hombre viviente: el amor. Si transformó la realidad, también transforma a la mujer amada hasta ver en ella a una alada princesa de las cortes caballerescas. Por eso, su amor puede llegar al fondo de su psicología, ya que responde a una necesidad de su vida, es un servicio que presta a otro ser y es una ilusión que lo sostiene en sus campañas. Así, aparentemente, no el amor le llevó a la aventura, sino la aventura le llevó al amor. Sin embargo, en el capítulo XXV del libro, Sancho Panza nos hace una descripción de la aldeana, como un tipo de mujer más cercana a Teresa Panza que a la princesa de Oriana. Don Quijote cambió el nombre a Aldonza Lorenzo y al variarlo, varió con él la personalidad de la moza. Su calidad ha de ser de princesa. El ideal amoroso puede de tal manera ser tan alto que llegue el hombre que lo ha creado a juzgarse incapaz de expresarlo. Dulcinea del Toboso tiene valor de alta princesa por la única razón de que él la ama, como sus aventuras tienen inconmensurable valor por la única razón de que él las ha soñado, como su vida de caballero andante guiada por su ideal, iguala a las más grandes, porque él así la concibió.

Cide Hamete Benengeli: El Narrador Ficticio y la Metaliteratura

Cervantes recurre a un segundo autor (Cide Hamete Benengeli) y lo continúa usando en la Segunda Parte, no solo para narrar la historia, sino también para contrastar sus opiniones sobre la verdad literaria, la veracidad y la verosimilitud. Cervantes finge encontrar en el mercado de Toledo un manuscrito árabe que continúa la historia interrumpida en los anales de La Mancha. Como está en árabe, Cervantes se la hace traducir a un morisco, por lo cual, el texto que le llega al lector ha sufrido dos mediaciones. La función que cumple es la de la posibilidad de que Cervantes pueda hacer observaciones a la historia y añadir inverosimilitud a una hipotética crónica fiel y detallista, guardando para sí mismo otros posibles recursos. Esta técnica es una innovadora invención que a Cervantes le permite, como segundo narrador, distanciarse y presentar al lector alternativas más razonables, lógicas o verosímiles. Este elemento curioso debe ser considerado también como una parodia a los libros de caballerías: Cide Hamete Benengeli (Señor Hamid aberenjenado).

La Influencia del Quijote Apócrifo de Avellaneda en la Obra de Cervantes

La influencia del Quijote apócrifo de Avellaneda fue significativa. Influyó en que Cervantes usó el Prólogo al lector de su Segunda Parte para defenderse de las acusaciones de viejo y manco que le profería Avellaneda, así como de las insinuaciones que hacía el falso autor a la falta de humildad de Cervantes. Cervantes usa la metaliteratura de forma ingeniosa para cobrarse venganza por el uso que hizo Avellaneda de su obra. No obstante, los dos grandes cambios que produjo el Quijote de Avellaneda en el de Cervantes tienen mucha más entidad en referencia a su trama. Así, Don Quijote y Sancho Panza abandonarán su intención de dirigirse a Zaragoza, a participar en unas justas, y lo harán a Barcelona, originando así una de las partes más felices de la novela. Cervantes decide que Don Quijote morirá al final de estas nuevas aventuras, con la intención de que así no pueda ser usado más por algún autor de intenciones perversas.

Misterios y Controversias en la Vida de Miguel de Cervantes

  • Nació en Alcalá de Henares en 1547.
  • Nunca podremos saber los orígenes de Cervantes porque él se esmeró en ocultarlos.
  • Es imposible autentificar la partida de nacimiento que lo sitúa en Alcalá de Henares.
  • Pudo nacer en cualquier parte del antiguo Reino de León.
  • Las contradicciones históricas y el desconocimiento del gran escritor desembocan en una última realidad: la voluntad de Cervantes de ocultar sus orígenes y el nombre de sus padres. “Todo lo que conocemos del autor de El Quijote encaja en la mentalidad de un judeoconverso, una persona que tuvo que luchar, enfrentarse a la marginación sin conseguir superarla”, expone Trancón. Un señor con méritos en la guerra a quien se le negó viajar a las Indias y que acabó trabajando como recaudador, “un oficio propio de judíos”, precisa el historiador. Para el escritor, los orígenes de Cervantes están en cualquier punto del Reino de León, pero “nunca podremos saber dónde nació porque su vida consistió en ocultar sus orígenes”, añade.