Personajes de Luces de bohemia
La obra presenta más de 50 personajes, y algunos de ellos se inspiran en figuras reales. De todo ese elenco, cabe destacar los siguientes:
- Max Estrella: Encarna la figura del último bohemio, un ser inadaptado. En él se mezclan el humor y la queja, la dignidad y la indignidad. Junto a su orgullo, tiene una amarga conciencia de su mediocridad; su resentimiento de fracasado resulta ridículo y patético al mismo tiempo. Destaca su creciente furia contra la sociedad, su sentimiento de fraternidad hacia los oprimidos y la ternura que muestra ante la joven prostituta. Se presenta como un héroe clásico dotado de inteligencia, ingenio y talento, pero se le cierran todos los caminos y se ve solo y abandonado al perder sus colaboraciones en el periódico. El fracaso es la consecuencia de haberse mantenido fiel a una forma de entender la vida y el arte que no ha sabido o no ha querido abandonar a tiempo.
- Don Latino de Hispalis: Es un gran fantoche, una caricatura de la bohemia que sirve de contrapunto al protagonista. Hace el papel de perro y de lazarillo de Max, pero es un tipo miserable por su deslealtad y su encanallamiento: estafa a Max al hacer un trato encubierto con el librero Zaratustra; se queda con la cartera de Max cuando este está a punto de morir; retiene el décimo de lotería premiado sin dárselo a la mujer (Madama Collet) y a la hija (Claudinita) de este; se niega a prestarle el abrigo a Max… Se expresa tanto en un lenguaje ampuloso y recargado como en otro repleto de coloquialismos y modismos madrileños.
- Otros fantoches: Los demás personajes del esperpento forman diversos grupos. Se ridiculiza a los burgueses, a los policías, al Ministro, a los pedantes, a los personajes populares y, especialmente, a los «epígonos del Modernismo». Las figuras de Rubén Darío y el Marqués de Bradomín son el contrapunto de vida y literatura refinadas dentro del esperpento.
La caracterización de los personajes se basa en sus actos, en su habla y en las acotaciones, en las que se dibuja su perfil o se comentan sus actitudes.
Modernismo y Generación del 98 en Luces de bohemia
Luces de bohemia está inspirada en el autor modernista Alejandro Sawa, y por ella circulan otros modernistas reales (como Rubén Darío o Dorio de Gadex) o ficticios (como el resto de poetas que forman el grupo que sale de la buñolería).
Aparecen rasgos específicos del estilo modernista, como son el cosmopolitismo, el pitagorismo y el esoterismo, o las alusiones mitológicas. También se manifiesta en el lenguaje cuidado: abundancia de recursos retóricos, empleo de la prosa poética, lenguaje sensorial, neologismos y cultismos.
Es en el lenguaje donde más se mezclan las influencias de los dos movimientos: junto al léxico cuidado del Modernismo se encuentra el afán de indagación y recuperación lingüística de la Generación del 98, lo que lleva a una gran riqueza y variedad de registros. El lenguaje se convierte en un instrumento para retratar la sociedad española.
Se valora la literatura y la literaturización de la vida en todas sus manifestaciones: la peregrinación de Max y Don Latino es comparable al descenso a los infiernos dantesco y, al mismo tiempo, estos dos personajes reciben influencias del Lazarillo y del Quijote.
La influencia noventayochista se manifiesta en los temas abordados: el problema de España, las referencias históricas, las menciones a situaciones concretas de la vida cotidiana, la historia y la intrahistoria reflejadas en la obra, la preocupación existencial, la muerte…
Recursos escénicos
La estética del esperpento
Por lo que respecta a la estética del esperpento, se debe tener en cuenta que:
- La distorsión y la deformación de la realidad están en su propia base, esperpentizando incluso la muerte.
- La degradación de los personajes se manifiesta por los frecuentes rasgos de animalización, cosificación o muñequización; así, los hombres se transforman en «perros», «camellos» o «fantoches».
- Se emplean contrastes, especialmente entre lo doloroso y lo grotesco. En este aspecto, cabe destacar el velatorio de Max (escena XIII).
- El tipo de humor predominante es la mordacidad, la risa agria.
- El lenguaje asombra por su riqueza y por la variedad de registros empleados. Así, encontramos el lenguaje pedante o cursi, el uso paródico de frases literarias y de expresiones formularias o administrativas, el desgarro coloquial, los vulgarismos y los giros del habla madrileña castiza.
- Por lo que respecta al diálogo, cabe destacar la oportunidad y exactitud con que se suceden las réplicas, combinando los tonos y rasgos aludidos anteriormente.
- Las acotaciones tienen un carácter literario, ya que por medio de ellas se dibujan ambientes o escenarios, personajes y actitudes, con una gran calidad pictórica y mediante el empleo de la frase nominal.
Espacio y ambiente social
Los espacios en los que transcurre la acción son sitios cerrados a los que la calle sirve de enlace. Los ambientes tienen como característica común la miseria, la dureza, el dolor y la muerte. A menudo, el autor se detiene a aclarar circunstancias irrepresentables como la hora, el clima o el olor, o aspectos del decorado que son importantes para la acción. La atmósfera de la obra está muy cargada de crispación, agonía, opresión y desorden, ya que se juntan las penas de la vida bohemia con las del proletariado de los años 20, explotado y mal pagado. Tanto la luz natural como la artificial tienden a marcar el claroscuro y los fuertes contrastes lumínicos.
El estilo
El estilo de la obra destaca por:
- El afán de dotar de realismo a los personajes: los personajes cultos utilizan un lenguaje culto, si bien también dan muestras de dominar el popular. En otras ocasiones, personajes que parecen incultos utilizan un lenguaje que, a veces, es culto.
- La aparición de expresiones exclamatorias, expresiones latinas y griegas (como manifestación de cultura), expresiones típicas del Modernismo, hipérboles, perífrasis…
- El habla de Max reproduce los rasgos más destacados de su personalidad: usa constantemente el insulto y la maldición, la ironía con intención provocadora… En definitiva, Max utiliza el lenguaje como un arma.
Las acotaciones
Las acotaciones tienen un valor literario intrínseco y se refieren a cuestiones extradramáticas, por lo que tienen dos funciones: facilitar la lectura de la obra (adoptan la postura del narrador) y orientar la representación (describen y evocan). Se pueden clasificar en:
- Narrativas: Engloban a aquellas que se formulan como narración o descripción, así como las presentaciones de los personajes. Valle-Inclán actúa como un narrador omnisciente que informa sobre el pasado de los personajes o se permite la introspección (lo que está pensando el personaje). En ellas adjetiva a las personas, animales y cosas, haciendo insólitas comparaciones. El tiempo que suele utilizar es el presente de indicativo, el cual implica simultaneidad entre las acotaciones y la acción. En ocasiones anuncia un gesto antes o después de que el personaje lo haga. No interrumpe el diálogo con paréntesis para hacer una acotación, sino que espera a que acabe el discurso del personaje.
- Cinematográficas: Son aquellas que hacen pensar en una cámara móvil que se encarga de hacer primeros planos y planos generales. Esta hipotética cámara se desplaza de abajo arriba; no se hace una descripción estática de los ambientes, sino una concatenación de acciones (una desencadena la siguiente). La escena más cinematográfica es la del entierro de Max, y en el velatorio (escena XIII) se habla de objetos que están fuera de la vista del espectador.
- Sensoriales y sinestésicas: Son las que combinan varios sentidos. Los diálogos pertenecen al mundo auditivo, pero también pueden serlo los golpes propinados a los detenidos o el trote de los caballos de la policía, que estarían fuera del espacio escenográfico. Las sensoriales, como las olfativas (perfume de lilas), las gustativas y táctiles, son casi intraducibles en el teatro, ya que quedan en la percepción del actor y no llegan al público. Las sinestésicas unen varios sentidos y funden sensaciones de diferente procedencia (aire de cueva y olor frío de tabaco rancio).
- Metonímicas: Consisten en que dos o tres trazos significan o evocan a todo un personaje, como si fuera una marioneta que se rompe o mueve mecánicamente. Los rostros se pueden interpretar como máscaras y los personajes como muñecos (escoge unos pocos trazos exagerados y elimina todos los demás).
Luces de bohemia en su contexto histórico y literario
La acción de la obra no se inscribe en un año concreto, pues Valle-Inclán pretende retratar el ambiente social y político de una época caracterizada por su inestabilidad política y social y por la ausencia de soluciones viables para los problemas del país. Es por ello que las referencias temporales de esa época aparecen en alusiones en el texto: se inicia en 1913 con el maurismo, cita la Ley de Fugas (vigente de 1915 a 1922), habla de la Semana Trágica de Barcelona (1909)… El autor se sirve de unos hechos históricos no estrictamente coincidentes en el tiempo para dar una impresión general de una época y no la noticia de un momento exacto.
En su intención de retratar y evocar la vida bohemia, introduce algunos personajes de la vida real o ficticios, como Max Estrella y su esposa, basados en Alejandro Sawa y su mujer.
A través de las intervenciones de Max se muestra una burla hacia los jóvenes modernistas, a los que caracteriza por su apariencia, y hacia autores reconocidos. También critica la cultura oficial.
En resumen, se puede afirmar que la obra critica la mediocridad de la cultura española y la escasa preocupación de algunos de sus escritores por el auténtico arte, al que han renunciado a favor de la apariencia o el renombre.
Los esperpentos encierran una áspera crítica y, por ello, en Luces de bohemia, Valle-Inclán pone sus espejos deformantes ante los más variados aspectos de la realidad española (el espejo de España):
- Gracias al uso de anacronismos, se hace referencia a las colonias españolas de América, a la Semana Trágica (1909), a la revolución rusa (1917) y a los acontecimientos posteriores a la crisis española de 1917, llegando así al tiempo mismo en que se escribe la obra.
- Se arremete de diversos modos contra el mal gobierno (por ejemplo, se habla del Ministerio de la «Desgobernación») y contra la corrupción.
- Se fustiga al capitalismo y al conformismo burgués.
- Se presenta el hambre y las miserias del pueblo, mostrando también su embrutecimiento, su ignorancia y su degradación moral.
- Destaca, asimismo, la protesta ante la represión policial junto a la ridiculización de la policía o las imprecaciones a sus «colaboradores» derechistas (como en la escena VI, en la que aparece el obrero catalán, o la escena XI, donde se produce la muerte de un niño a consecuencia de la represión callejera).
- Otros aspectos que merecen señalarse son la crítica a la religiosidad tradicional y vacía (escena II) y la crítica de figuras, escuelas o instituciones literarias (burlas a la RAE, al Modernismo tardío, a otros escritores…).
En suma, todo nos lleva, en conjunto, a su famosa frase: «España es una deformación grotesca de la civilización europea».