Comparación de Mester de Juglaría y Mester de Clerecía: Poesía Medieval Española
La Edad Media es un período extenso que abarca desde la caída del Imperio Romano, en el 476, hasta el descubrimiento de América, en el 1492. Esta época se caracteriza por el establecimiento de una sociedad estamental rígida, cuyas relaciones se daban por medio del vasallaje, siendo el feudalismo el modelo económico y político predominante. A su vez, la mentalidad teocéntrica y la consideración hermética del saber incidieron en la carga religiosa y didáctica de la época. La literatura medieval se transmitía principalmente de forma oral y tenía un carácter anónimo; se destacaba por su poesía épica, difundida por juglares. En este contexto, se desarrollaron dos formas literarias principales, recogidas en dos escuelas: el Mester de Juglaría y el Mester de Clerecía.
Características Distintivas de Ambos Mesteres
A continuación, se presenta una comparación detallada de las principales características de ambas escuelas literarias:
- Transmisión:
- Mester de Juglaría: Predominantemente oral.
- Mester de Clerecía: Escrita.
- Autores:
- Mester de Juglaría: Juglares anónimos.
- Mester de Clerecía: Autores cultos y religiosos (clérigos).
- Métrica:
- Mester de Juglaría: Métrica irregular, con versos polimétricos de entre 10 y 20 sílabas (predominando los de 14 sílabas). Dichos versos se dividen en dos hemistiquios por una cesura, y presentan rima asonante.
- Mester de Clerecía: Métrica regular, conocida como cuaderna vía. Consiste en una estrofa de cuatro versos alejandrinos (14 sílabas) con rima consonante (AAAA). Cabe mencionar que, a partir del siglo XVI, esta métrica podría evolucionar, manteniendo la cuaderna vía pero con versos de 16 sílabas en algunas composiciones.
- Temas:
- Mester de Juglaría: Narración de hazañas de héroes nacionales y gestas épicas.
- Mester de Clerecía: Temas religiosos, hagiográficos y didácticos.
- Finalidad:
- Mester de Juglaría: Propagandístico, de entretenimiento y deleite.
- Mester de Clerecía: Didáctico y moralizante, con el objetivo de adoctrinar.
- Obras Destacadas:
- Mester de Juglaría: El Cantar de mío Cid.
- Mester de Clerecía: Milagros de Nuestra Señora de Gonzalo de Berceo y Libro de buen amor de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita.
Obras Representativas del Mester de Clerecía
Por su parte, El Cantar de mío Cid es una obra incompleta que consta de 3700 versos y se divide en tres partes: Cantar del Destierro, Cantar de las Bodas y Cantar de la Afrenta de Corpes. En el poema, se cruzan dos tramas principales: el tema del deshonor del Cid y, por otra parte, las bodas de sus hijas y el injusto trato que reciben por parte de los Infantes de Carrión. La obra tiene una estructura de “colmillo” debido a las dos pérdidas y las dos recuperaciones del honor del héroe. En cuanto a la métrica, se caracteriza por su versificación irregular en versos polimétricos, divididos por una pausa llamada “cesura”, y cada parte del verso se conoce como “hemistiquio”. Los versos están agrupados en series o tiradas con rima asonante. Los temas principales son la recuperación del honor y la Reconquista.
Por otro lado, las obras Milagros de Nuestra Señora y Libro de buen amor son propias del Mester de Clerecía.
Milagros de Nuestra Señora
Milagros de Nuestra Señora es una obra de Gonzalo de Berceo, compuesta por 25 relatos que pretenden fomentar la devoción a la Virgen María. Existen tres tipos de milagros en la obra:
- La Virgen premia o castiga.
- La Virgen salva de la muerte o de la condenación a sus devotos.
- La Virgen interviene cuando un creyente experimenta una pérdida de fe.
La métrica de esta obra se destaca por el uso de la cuaderna vía (cuatro versos alejandrinos) y con rima consonante (AAAA).
Libro de buen amor
Libro de buen amor es una obra de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita. Consta de 1700 estrofas en cuaderna vía irregular y presenta una forma autobiográfica fingida. La rima podía ser tanto consonante como asonante, y el tema principal era el amor, diferenciando entre el “buen amor” (amor hacia Dios) y el “loco amor” (amor carnal, asociado al pecado y a las mujeres). La clave de la obra reside en la ironía y en una visión positiva de la vida.
Conclusión sobre los Mesteres Medievales
A modo de conclusión, podemos afirmar que el Mester de Juglaría se caracteriza por su carácter oral, temática épica y métrica irregular, mientras que el Mester de Clerecía destaca por su transmisión escrita, la métrica regular y su temática religiosa. Ambos mesteres reflejan la diversidad cultural de la literatura medieval y la riqueza épica propia de esta época.
El Cantar de mío Cid: Épica y Honor en la Literatura Medieval Española
La Edad Media es un período extenso que abarca desde la caída del Imperio Romano, en el 476, hasta el descubrimiento de América, en el 1492. Esta época se caracteriza por el establecimiento de una sociedad estamental rígida, cuyas relaciones se daban por medio del vasallaje, siendo el feudalismo el modelo económico y político predominante. A su vez, la mentalidad teocéntrica y la consideración hermética del saber incidieron en la carga religiosa y didáctica. Por otra parte, la literatura de transmisión oral tenía un fin propagandístico e informativo. En este contexto, podemos hablar de obras como Cantar de Roldán y Cantar de los Nibelungos, así como de El Cantar de mío Cid, el único cantar de gesta que conservamos completo en España, perteneciente a la épica o narrativa medieval.
Autoría y Género de El Cantar de mío Cid
El autor de esta obra es anónimo, pero la unidad y elaboración del texto apuntan hacia un autor culto, probablemente jurista o clérigo. Per Abbat, para la mayoría, sería solo un copista, aunque algunos lo proponen como el verdadero autor. El Cantar de mío Cid pertenece al género épico y al subgénero de los cantares de gesta, una forma narrativa en verso con una finalidad propagandística y de entretenimiento que servía para deleitar con las hazañas de héroes nacionales. Se inserta, por tanto, dentro de la escuela del Mester de Juglaría.
Estructura y Argumento del Cantar
El Cantar de mío Cid se divide en tres partes o cantares:
Cantar del Destierro
El Cid sale de Vivar y llega a Burgos, donde nadie se atreve a darle asilo por temor a las represalias del rey. El Cid se dirige al monasterio de San Pedro de Cardeña para despedirse de su esposa, doña Jimena, y de sus dos hijas. Poco después, entra en tierra de moros (Valencia) y los vence en varias ocasiones, recogiendo un rico botín del que envía parte al rey.
Cantar de las Bodas
El Cid conquista Valencia, vence al rey moro de Sevilla y a los invasores de Marruecos, lo que permite el reencuentro del Cid con su familia. Los infantes de Carrión solicitan al rey de Castilla las hijas del Cid en matrimonio. Con los preparativos de estas bodas termina este Cantar.
Cantar de la Afrenta de Corpes
Los infantes de Carrión quedan en ridículo ante los cortesanos del Cid por el pánico que demuestran a la vista de un león escapado. Deciden entonces vengar las burlas y parten hacia el robledal de Corpes con sus mujeres (hijas del Cid) y, allí, las abandonan después de azotarlas y violarlas bárbaramente. El Cid se entera y pide justicia al rey. Convocadas las cortes en Toledo, los guerreros del Campeador desafían y vencen a los infantes, que son declarados traidores. Finalmente, las hijas del Cid (doña Elvira y doña Sol) se casan con los infantes de Navarra y Aragón.
Temas y Estructura Narrativa
En el poema, se cruzan dos tramas principales:
- El tema del deshonor: Motivado por el injusto destierro del Cid y el progresivo poder y riquezas que obtiene mediante sus victorias, culminando con la entrada del Cid en Valencia.
- Las bodas de las hijas del Cid y el injusto trato que estas reciben por parte de los infantes de Carrión: Esto motiva que el Cid obtenga la culminación de su honor.
Además, la obra tiene una estructura de “colmillo”, caracterizada por dos pérdidas y dos recuperaciones del honor. La primera pérdida es el destierro; posteriormente, hay una recuperación del honor del Cid con las bodas de sus hijas con los infantes de Carrión; una nueva pérdida en la afrenta de Corpes; y una nueva recuperación del honor con las bodas con los hijos de los reyes de Navarra y Aragón. Los temas más destacados son la Reconquista y la recuperación del honor.
Métrica y Estilo del Cantar de mío Cid
La métrica de esta obra se caracteriza por tener una versificación irregular: la medida de los versos oscila entre las 10 y 20 sílabas (versos polimétricos). Los versos están agrupados en series o tiradas que encierran una misma idea, cuya asonancia es más o menos continua. En cada verso se presenta una pausa conocida como “cesura”, que divide las dos partes en “hemistiquios”.
En cuanto al estilo, podemos comentar el uso de epítetos épicos como: “el que en buena hora nació”, o adjetivos que se extienden no solo al héroe, sino a su mujer, a su caballo, etc. Encontramos también llamadas de atención a los oyentes y expresiones deícticas. Presenciamos exclamaciones o interrogaciones retóricas, además de descripciones de personas, batallas y lugares. Para finalizar, podemos mencionar la claridad, la simplicidad y el dinamismo del lenguaje.
Valores y Personajes en el Cantar
En primer lugar, se señala el tema del restablecimiento o recuperación del honor del héroe, perdido a causa del destierro. También hay que destacar el tema de la integridad (su fidelidad le hace recuperar el favor del Rey). Otro tema fundamental es la Reconquista. El poema tiene un gran valor histórico, ya que gran parte de los personajes y hechos que nos muestra están atestiguados históricamente. Se percibe una búsqueda de imparcialidad y exactitud, aunque no fuera la intención principal del autor. El personaje del Cid es presentado como un héroe con características ensalzadas (bueno, valiente, buen vasallo, etc.).
El Conde Lucanor: Didactismo y Prosa en la Literatura Medieval Española
La Edad Media es un período extenso que abarca desde la caída del Imperio Romano, en el 476, hasta el descubrimiento de América, en el 1492. Esta época se caracteriza por el establecimiento de una sociedad estamental rígida, cuyas relaciones se daban por medio del vasallaje, siendo el feudalismo el modelo económico y político predominante. A su vez, la mentalidad teocéntrica y la consideración hermética del saber incidieron en la carga religiosa y didáctica. El latín fue, durante gran parte de la Edad Media, la lengua de los textos escritos; sin embargo, fue sustituido progresivamente por el castellano. En la segunda mitad del siglo XIII, aparece y se desarrolla la prosa castellana propiamente dicha, gracias al rey Alfonso X el Sabio, por utilizar el castellano como lengua de cultura en lugar del latín y por animar la traducción al romance de múltiples obras orientales en la Escuela de Traductores de Toledo. El castellano servirá también para la prosa de ficción. Dentro de este contexto, aparece una obra cuyo autor ya no es religioso, sino perteneciente a la nobleza, y que, a diferencia de la épica, está escrita en prosa. Este autor es Don Juan Manuel y su obra es El Conde Lucanor.
Don Juan Manuel: Vida y Obra
Don Juan Manuel fue sobrino de Alfonso X el Sabio. Su vida y sus obras ilustran a la perfección los problemas y las contradicciones sociales que caracterizan la sociedad feudal del siglo XIV. Como noble de su tiempo, participó activamente en las luchas internas del reino y en los conflictos entre nobles y el poder real. En sus obras expone las ideas caballerescas de la nobleza y la moral cristiana.
Antecedentes y Fuentes de El Conde Lucanor
A lo largo del siglo XIII, el castellano sirvió también para la prosa de ficción. Se consideran antecedentes y fuentes de El Conde Lucanor las numerosas colecciones de cuentos o ejemplos de origen oriental, con fines meramente moralizantes y didácticos, como Calila e Dimna y Sendebar, que son relatos enmarcados.
Género, Temas y Propósito de la Obra
El género de El Conde Lucanor es la prosa medieval didáctica; en cambio, el subgénero es el cuento, en este caso, los 51 relatos que el autor llama “ejemplos”. Los temas son muy diversos y extraídos de la tradición popular, utilizando la técnica del relato enmarcado. Están contados con un estilo sencillo y cuidado. Algunos están protagonizados por animales, como ocurre en las fábulas. La intención de las historias es didáctica y busca que sirvan para aprender, al igual que los maestros orientales. El autor ejemplifica las enseñanzas que Patronio da a su discípulo, el Conde Lucanor.
Estructura de los “Ejemplos” en El Conde Lucanor
Cada cuento consta de cinco partes:
- Primera parte: Los 50 ejemplos que Don Juan Manuel toma de distintas fuentes e inserta dentro de un “marco” que se repite en cada cuento. Este marco incluye: el Conde Lucanor hace una pregunta a su maestro, Patronio, sobre un problema de su vida cotidiana; Patronio le contesta y, para que le entienda mejor, le cuenta un cuento del que extrae una enseñanza; el Conde le dice que le ha gustado mucho el cuento y que piensa seguir su consejo; Don Juan Manuel, el autor, aparece como personaje y dice que también le ha gustado el cuento y que piensa incluirlo en su libro; y, finalmente, añade una moraleja en forma de pareado.
- Segunda, tercera y cuarta parte: Un conjunto de proverbios que oscurecen progresivamente su significado.
- Quinta parte: Un tratado doctrinal de tema religioso.