Análisis del Lenguaje y Temas en Obras Literarias Clave

Rasgos de Objetividad y Subjetividad

Entre los elementos de objetividad (que desarrollan la función representativa), destacan los verbos en modo indicativo y tercera persona: (“en la que vivimos”, “internautas que abogan”). También el léxico no valorativo y de significado denotativo: (“del sabio Francés”, “la ley de memoria histórica”); o las oraciones de modalidad enunciativa (“lo que impera es el pensamiento en pack”, “la duda es mucho más fecunda que la certeza”). Todo ello colabora en aportar informaciones objetivas, al margen del punto de vista del autor.

Los elementos de subjetividad (relacionados con la función expresiva) son el uso de la primera persona del plural para implicar al lector (“vivimos en unos tiempos”, “en la que vivimos”) y muy especialmente la del singular que hace presente al autor (“a mi modo de ver”). También el léxico valorativo de tono peyorativo, que supone por parte del autor un juicio sobre la realidad (“estúpida”, “pseudoprogre”). Son importantes las metáforas, que sirven para ofrecer un punto de vista personal: (“en pack”, “la peste de”). También se emplea el modo subjuntivo (“que pueda tener a los jóvenes”) que ayuda al lector a expresar su punto de vista.

Registro Lingüístico

Como es propio de los artículos de opinión, el texto “X” emplea el registro lingüístico estándar, que es mezcla del registro formal o culto y el coloquial. El primero es el dominante y se manifiesta en la corrección ortográfica y gramatical y en la coherencia y complejidad sintáctica (ej…). En cuanto al vocabulario, emplea términos de nivel culto (ej…). También muestra precisión léxica con empleo de sinónimos (ej…). además del uso de tecnicismos (ej…).

El registro coloquial se emplea para acercarse al nivel del lector y se manifiesta en el empleo abundante de vocabulario informal (ej…), las frases hechas (ej…), la oración interrogativa y exclamativa (ej…), el uso de nosotros que incluye al emisor y al receptor (ej…), diminutivos y aumentativos (ej…), interjecciones (ej…).


Estilo y Lenguaje en Nada

El estilo de Nada se caracteriza por una naturalidad narrativa: el lenguaje es sencillo, directo y sin artificios (ej…), orientado a mostrar acciones, lugares y pensamientos con realismo. Esto se aprecia especialmente en los diálogos, marcados por un uso coloquial del léxico y la sintaxis (ej…). Además, se emplean registros diferenciados según el nivel sociocultural de cada personaje (ej…). No obstante, esta naturalidad convive con un registro poético, presente sobre todo en las descripciones, donde la subjetividad de Andrea tiñe la realidad de lirismo y sensibilidad íntima.

Narrador y Tiempo Narrativo en Nada

La acción se narra en pasado desde un presente en que Andrea ha madurado. Hay dos Andreas: la joven que vive los hechos y la adulta que los relata con mayor lucidez (ej…). El tiempo narrativo es lineal, con escasas analepsis para evocar recuerdos (ej…). El relato está en primera persona (ej…), y aunque Andrea es narradora y personaje, suele considerársela narradora-testigo, pues centra su atención en lo que observa más que en sí misma. Su mirada subjetiva e incompleta otorga al texto un sesgo intimista y fragmentario de la realidad.

Temas en Nada

Nada aborda temas existenciales como el desarraigo, la soledad y la búsqueda de identidad. Andrea, recién llegada a Barcelona, se enfrenta a un entorno opresivo, dominado por la violencia, la frustración y la decadencia moral, que refleja la posguerra española. La casa de la calle Aribau simboliza ese ambiente asfixiante. Frente a ello, Andrea anhela libertad, afecto y un sentido para su vida. La incomunicación entre personajes, la hipocresía social y el desencanto vital dibujan un mundo hostil donde la protagonista debe madurar enfrentándose a la pérdida de la inocencia.

Lenguaje en La casa de Bernarda Alba

El lenguaje de La casa de Bernarda Alba combina expresiones populares, refranes y un habla llana con recursos poéticos como metáforas, símiles, metonimias, hipérboles y dobles sentidos (ej…). Esta fusión estilística poetiza la lengua cotidiana sin perder naturalidad, reforzando la tensión trágica de la obra. El discurso es directo, con intervenciones breves y expresivas que intensifican el dramatismo (ej…). Destaca el uso del imperativo por parte de Bernarda (ej…), reflejo de su carácter autoritario. La riqueza retórica del texto contribuye a su belleza formal y a la profundidad simbólica del conflicto.

Temas en La casa de Bernarda Alba

El tema central de La casa de Bernarda Alba es el conflicto entre autoridad y libertad. Bernarda encarna un principio autoritario, rígido y represivo: controla los actos y emociones de sus hijas, lo que genera frustración, envidia y un ambiente opresivo. Frente a ello, surge el deseo de libertad, presente en todas las hermanas pero llevado al extremo por Adela, que desafía el orden establecido mediante su pasión amorosa. Su muerte representa el fracaso de ambos principios, cuya incompatibilidad conduce inevitablemente a la tragedia que corona la obra.


Simbolismo en La casa de Bernarda Alba

Los símbolos son objetos y motivos externos a través de los cuales se comunican conceptos. Los símbolos, unidos a las acciones y las palabras de los personajes, sirven para transmitir los temas de la obra.

  • El AGUA: la sed hace referencia al deseo sexual. Adela y Martirio, las dos hermanas que están enamoradas en secreto de Pepe, tienen sed. El caballo cuando da coces tiene sed. El pueblo no tiene ríos (agua que corre, igual a vida) pero sí pozos (agua almacenada, oscuro símbolo de muerte). Se contrastan las referencias al agua estancada y envenenada de los pozos con el agua limpia e infinita de mar, símbolo de libertad. Recuérdese que María Josefa quiere ir a casarse a la orilla del mar.
  • El CALOR reinante contribuye a intensificar la tensión dramática. El sofoco de los personajes representa la opresión ejercida por Bernarda y la angustia del encierro que ella ha impuesto. Bernarda quiere cerrar puertas y ventanas mientras que las hijas piden abrirlas para que corra el aire.
  • El COLOR VERDE significa la rebeldía en Lorca. Lo demuestra mediante el vestido verde que luce Adela, y el abanico de flores rojas y verdes que ofrece a su madre. Ella es la única de las hijas que se rebela contra la voluntad de su madre. El verde es también representación de la muerte para Lorca, así lo podemos apreciar en la propia Adela (vestida de verde) que acabará su vida trágicamente.
  • BLANCO-NEGRO. Esta oposición refuerza la idea del documental fotográfico: blanco para lo positivo en general (la vida, la libertad, la sexualidad, la luna blanca, el caballo blanco) mientras que lo negro se refiere a la muerte (Adela muere de noche) y al fanatismo (el luto exagerado impuesto por Bernarda).
  • El COLOR BLANCO de las paredes de la casa se va apagando a medida que transcurre la trama, pasando de la “habitación blanquísima” (acto I) a una “habitación blanca” (acto II) y finalmente a las “paredes blancas ligeramente azuladas” (acto III), lo que simboliza la pérdida de la pureza (tema que obsesiona a Bernarda) a lo largo de la obra.
  • La LUNA: Adela adora la luna y las estrellas, símbolos de placer y erotismo, lo cual nos habla de su pasión por Pepe el Romano y su deseo de poseerlo. Es ella precisamente quien comenta lo bella que es la noche con la luna y sus estrellas, lo cual se relaciona con su deseo de libertad.
  • El CABALLO GARAÑÓN (‘semental’) que cocea encerrado representa la correlación de Pepe el Romano en el mundo animal, y simboliza el instinto, los deseos exaltados. También aquí es Adela quien lo describe “en el centro del corral. ¡Blanco! Doble de grande, llenando todo lo oscuro”
  • El BASTÓN como símbolo del poder tiránico de Bernarda. Golpea con él a las hijas y con él refuerza sus órdenes. El hecho de que Adela lo rompa supone un acto de suprema rebeldía contra la tiranía.