Resumen de las Guerras Púnicas

Las Guerras Púnicas

Primeros Enfrentamientos con Pirro

2.11 Guerra contra Tarento y la llegada de Pirro

Al mismo tiempo se declaró la guerra a los tarentinos, quienes están ya en los confines de Italia, porque habían hecho una afrenta a los legados de los Romanos.

Éstos pidieron ayuda contra los Romanos a Pirro, rey de Epiro, que descendía del linaje de Aquiles. Éste vino, pues, a Italia y entonces los Romanos lucharon por primera vez contra un enemigo de ultramar. Entablado luego el combate, como Pirro huyera ya venció con la ayuda de los elefantes a los cuales los Romanos temieron (por) desconocidos. Pero la noche puso fin al combate; Levino sin embargo huyó durante la noche, Pirro capturó a mil ochocientos Romanos y a éstos (los) trató con gran honor, a los muertos enterró.

2.12 El avance de Pirro hacia Roma

Después Pirro, unidos a él los samnitas, los lucanos y los britios, avanzó hacia Roma, devastó todo a hierro y fuego, saqueó Campania y llegó a Preneste, a dieciocho millas de la ciudad. Luego, por miedo del ejército, que lo perseguía con el cónsul, se retiró a Campania. Los legados, enviados a presencia de Pirro para rescatar a los prisioneros, fueron recibidos por él con honores. Envió a los prisioneros a Roma sin rescate.

2.14 La derrota de Pirro

Luego los cónsules, M. Curio Dentato y Cornelio Léntulo, fueron enviados contra Pirro. Curio luchó contra él, destruyó su ejército, hizo huir al mismo a Tarento, tomó su campamento. En este día fueron exterminados veintitrés mil enemigos. Curio celebró su triunfo en su consulado. (Él) El primero llevó cuatro elefantes a Roma. Pirro, después, se retiró también de Tarento y fue asesinado junto a Argos, ciudad de Grecia.

La Primera Guerra Púnica

2.23 Derrotas navales romanas

Cn. Servilio Cepión y C. Sempronio en calidad de cónsules con doscientas sesenta naves marcharon a África. Tomaron otras tantas ciudades. LLevando de vuelta un enorme botín sufrieron un naufragio. De esta forma como continuas calamidades azotaran a los Romanos, el Senado decretó que se retiraran de las batallas navales

y que sólo sesenta naves fueran conservadas para la defensa de Italia.

2.27 Batalla de las Islas Egadas

Siendo cónsules L. Catulo y A. Postumio Albino, en el año vigésimo tercero de la Guerra Púnica la guerra contra los africanos fue encomendada a Catulo. Partió hacia Sicilia con trescientas naves; los africanos prepararon cuatrocientas contra él.

Nunca se luchó en el mar con tantas tropas. Lutacio Catulo embarcó enfermo.

Periodo entre Guerras

3.1 Fin de la Primera Guerra Púnica y embajada a Egipto

Acabada, pues, la Guerra Púnica, que se prolongó durante veintitrés años,

los Romanos, conocidos ya por su brillantísima fama, enviaron legados a Ptolomeo, rey de Egipto prometiéndole tropas auxiliares, porque el rey de Siria, Antíoco, le había declarado la guerra. Él dio las gracias a los Romanos, no aceptó de los romanos las tropas auxiliares. En aquel mismo tiempo vino a Roma el poderosísimo rey de Sicilia, Hierón, para ver los juegos y presentó como regalo al pueblo doscientos mil modios de trigo.

La Segunda Guerra Púnica

3.8 Aníbal cruza los Alpes

Entonces P. Cornelio Escipión marchó con el ejército a Hispania, Tiberio Sempronio (marchó) a Sicilia, se declaró la guerra a los Cartagineses. Aníbal, dejado en Hispania su hermano Asdrúbal, cruzó los Pirineos. Los Alpes, todavía inaccesibles por esta parte, abrió para sí. Se dice que llevó a Italia ochenta mil soldados de infantería, diez mil de caballería, treinta y siete elefantes.

3.9 Primeras victorias de Aníbal

P. Cornelio Escipión, el primero, corrió al encuentro de Aníbal. Entablado el combate, puestos en fuga los suyos, él mismo regresó herido al campamento.

Sempronio Graco en persona luchó junto al río Trebia. Él también es vencido. Muchos se rindieron a Aníbal en Italia. Aníbal, llegando desde allí a Tuscia, corrió al encuentro del cónsul Flaminio Mató al mismo Flaminio; fueron matados veinticinco mil Romanos, los demás puestos en fuga. Después Q. Fabio Máximo fue enviado por los Romanos contra Aníbal.

3.11 La crueldad de Aníbal

Después de esta batalla muchas ciudades de Italia, que se habían sometido a los Romanos, se pasaron al bando de Aníbal. Aníbal ofreció a los Romanos, que rescataran a los cautivos, y fue respondido por el senado que aquellos ciudadanos no eran necesarios. Luego él mató a todos con variadas torturas envió a Cartago tres modios de anillos de oro, que de las manos de jinetes Romanos, y de senadores y de soldados había arrancado.

3.14 Aníbal a las puertas de Roma

En el décimo año desde que Aníbal había llegado a Italia, siendo cónsules P. Sulpicio y Gneo Fulvio, Aníbal llegó a cuatro millas de la ciudad, su caballería hasta las puertas. Luego Aníbal por miedo a los cónsules, que venían con el ejército, se retiró a Campania. En Hispania por el hermano de éste, Asdrúbal, los dos Escipiones, que

por muchos años habían sido vencedores, son matados, sin embargo el ejército permaneció íntegro.

3.20 Escipión Africano en África

En el año décimo cuarto desde que Aníbal había llegado a Italia, Escipión, que había hecho bien muchas cosas en Hispania, fue nombrado cónsul y fue enviado a África. Éste lucha en África contra Hanón, general de los Africanos; aniquila su ejército. Captura a Sífax, rey de Numidia, que se había unido a los africanos e invade su campamento. Sífax es enviado por Escipión a Roma con los más nobles Númidas y con gran cantidad de botín. Oída esta cosa, casi toda Italia abandona a Aníbal.

3.22 La estrategia de Escipión y el fin de la guerra

Aníbal envió a tres exploradores al campamento de Escipión, a los cuales Escipión, capturados, ordenó que fueran llevados a través del campamento y que se les mostrara todo el ejército, que también luego se (les) diera comida y que se (les) dejase marchar, para que contaran a Aníbal lo que habían visto junto a los Romanos.

Después de este combate fue firmada la paz con los cartagineses. Escipión regresó a Roma, con gran gloria celebró el triunfo y desde entonces empezó a ser llamado el Africano. La segunda Guerra Púnica tomó fin diecinueve años después de haber empezado.