Pueblos Prerromanos y Romanización: La Formación Histórica de Hispania

1. Celtas e Íberos: Culturas Prerromanas en la Península Ibérica

En el primer milenio a.C., en la península ibérica, aparecieron dos áreas culturales diferentes, aunque interrelacionadas entre sí: la celta y la ibera. Además, en la zona de confluencia de celtas e iberos surgió la cultura celtíbera, la cual tenía rasgos de ambas culturas (celta e ibera), aunque eran más cercanos a la cultura celta.

El Área Celta

El área celta estaba situada en la zona norte, centro y oeste de la península ibérica. Los celtas eran un pueblo indoeuropeo que llegó a la península por los Pirineos, y que tenían un nivel de desarrollo más atrasado que los iberos al estar alejados de la influencia de los pueblos colonizadores del Mediterráneo oriental. Era un área heterogénea, cuya principal actividad económica era la ganadería y la agricultura, actividades poco evolucionadas, al igual que el comercio; pero destacaban en el uso de la metalurgia del hierro. Sus asentamientos más representativos eran los castros, su organización social se basaba en sociedades tribales, y eran pueblos belicosos y no conocían la escritura.

El Área Ibera

El área ibera estaba situada en la zona sur y mediterránea de la península ibérica. Los iberos eran un conjunto de pueblos con características comunes, pero que nunca tuvieron ningún tipo de unidad política entre sí. Su economía estaba basada en la agricultura y la ganadería, pero era mucho más rica que la celta. Además, se desarrolló una importante actividad comercial debido a la presencia de fenicios, griegos y cartagineses. Estos pueblos colonizadores les aportaron un mayor nivel de desarrollo, por lo que llegaron a usar la moneda y la escritura, e incluso influyeron en su arte (griegos y cartagineses), que era básicamente religioso o fúnebre, destacando piezas como la Dama de Elche o la Dama de Baza. Los iberos tenían una sociedad tribal y jerarquizada según el poder económico y militar, se organizaban políticamente mediante ciudades-estado y el modelo político más frecuente era la monarquía.

Los Pueblos Colonizadores del Mediterráneo

Los pueblos colonizadores del Mediterráneo (fenicios, griegos y cartagineses) se asentaron en la península por intereses económicos y comerciales.

  • Los Fenicios: Procedentes del actual Líbano, llegaron a la península sobre el siglo IX a.C., se extendieron por las costas andaluzas y el sur de Portugal y fundaron ciudades como Gadir (Cádiz).
  • Los Griegos: Llegaron a la península sobre los siglos VIII y VII a.C., se asentaron en la costa nororiental del Mediterráneo y fundaron Emporion (Ampurias) o Rhode (Rosas). Además, se expandieron por la costa mediterránea para comerciar y obtener metales, aceite de oliva o sal.
  • Los Cartagineses: Procedentes del norte de África, llegaron a la península en el siglo VI a.C. y sustituyeron a los fenicios en el sur del Mediterráneo. Fundaron ciudades como Cartago Nova (Cartagena) o Ebusus (Ibiza), y a partir del siglo III a.C., su presencia en la península tuvo rasgos de conquista militar debido a su enfrentamiento con Roma por la hegemonía del Mediterráneo.

El Reino de Tartessos

El primer estado de la península ibérica fue el reino de Tartessos (siglo VIII al VI a.C.), que podría situarse en Andalucía oriental, en torno al río Guadalquivir. Era un reino de gran riqueza, con una economía basada en la minería y con un gran comercio internacional, sobre todo con fenicios y griegos. A partir del siglo VI a.C., este reino entró en decadencia y desapareció.

2. Romanización: La Integración de Hispania en el Imperio

Durante la Segunda Guerra Púnica frente a los cartagineses, los romanos desembarcaron en la península en el 218 a.C. La presencia romana comenzó entonces en la península, prolongándose desde finales del siglo III a.C. hasta el siglo V d.C. La conquista fue un proceso lento y dilatado dividido en tres fases, el cual culminó con una total integración y asimilación del territorio hispánico en el Imperio romano.

Concepto de Romanización

El concepto de romanización hace referencia al proceso de asimilación e integración, voluntaria o por la fuerza, del modelo económico, social, político y cultural romano por parte de los pueblos peninsulares. La romanización varió según las zonas y las épocas. El Mediterráneo, el sur peninsular y los valles del Ebro y del Guadalquivir fueron las zonas que más se romanizaron. En cualquier caso, en mayor o menor medida, toda la península fue asimilando la lengua, religión, derecho y arte romanos.

Factores Clave de la Romanización

Entre los factores que hicieron posible la romanización destacan:

  • Factores Económicos: La península sufrió un gran impulso comercial y productivo, puesto que los romanos extraían productos como sal, aceite o garum. Esto derivó en la introducción de avances como el regadío y el barbecho, así como en la imposición del modelo económico romano, basado en una economía urbana, monetaria y esclavista.
  • Presencia del Ejército Romano: Esta facilitó la expansión de la forma de vida romana y el reclutamiento de tropas auxiliares indígenas, favoreciendo su romanización.
  • Progresiva Concesión del Derecho de Ciudadanía: Esto favorecía la romanización en una sociedad que destacaba por las desigualdades jurídicas.

Impacto Cultural y Social

La urbanización desarrollada por los romanos fue también un elemento clave, puesto que desarrolló los núcleos urbanos ya existentes y la creación de nuevas ciudades. Estas fueron centros políticos y económicos que ofrecían una amplia gama de servicios (acueductos, termas, teatros, etc.).

Factores Culturales

El latín se difundió como lengua de prestigio y se empleó como lengua oficial. Artísticamente, destacan los acueductos, puentes, anfiteatros, entre otros. El derecho romano regulaba las relaciones privadas y las instituciones. También se difundieron las creencias religiosas romanas, que incluían el culto al emperador y a los dioses.

La Difusión del Cristianismo

A partir del siglo III también se difundió el cristianismo tras el decreto de libertad religiosa del emperador Constantino, convirtiéndose este, en el año 380, en la religión oficial del imperio con el emperador Teodosio.