Península Ibérica: Desde los Pueblos Prerromanos hasta el Fin de Al-Ándalus

Pueblos Prerromanos y Colonizadores en la Península Ibérica

Pueblos Prerromanos

Los habitantes de la península ibérica anteriores a la conquista romana fueron:

  • Tartesios: Se asentaron en el suroeste peninsular. Su principal fuente de riqueza fue la explotación y comercialización de metales.
  • Íberos: Ocuparon el litoral mediterráneo y los valles del Ebro y Guadalquivir. Compartían una lengua común y vivieron su esplendor con manifestaciones artísticas tan destacadas como las Damas de Elche y Baza. Estaban dirigidos por una élite aristócrata y militar.
  • Celtíberos: Ocupaban el norte y la Meseta, agrupados en confederaciones tribales. Conocían el hierro y su economía se basaba en una agricultura de pobres rendimientos.

Pueblos Colonizadores

Estos pueblos se limitaron a crear asentamientos en las zonas costeras con el fin de comerciar y asegurarse el control de las riquezas peninsulares:

  • Fenicios: Procedentes del Mediterráneo oriental, se asentaron en la costa andaluza. Se dedicaban al comercio de metales con los pueblos del interior.
  • Griegos: Se encontraban en las costas levantinas y catalanas. Dejaron su influencia sobre los íberos en la lengua, el arte y algunas actividades económicas como los cultivos del olivo y la vid.
  • Cartagineses: Procedentes del norte de África, en el siglo III fundaron Cartago Nova (actual Cartagena). Además de comerciar con metales, intentaron controlar el interior peninsular, lo que les enfrentó con los romanos (Guerras Púnicas), quienes los derrotaron, poniendo fin al periodo de las colonizaciones.

Conquista y Romanización de Hispania

La victoria sobre los cartagineses a finales del siglo III, en la II Guerra Púnica, fue el inicio de la conquista romana de la península ibérica. En una primera fase, los romanos solo controlaban la costa levantina y el valle del Guadalquivir. Las guerras contra los celtíberos les permitieron controlar el interior peninsular.

Los romanos impusieron su modelo cultural, económico y político. La asimilación por parte de los indígenas hispanos es lo que se conoce como romanización.

En el año [se puede añadir el año si se conoce, ej. 197 a.C.] separaron Hispania en dos provincias: la Citerior (costa levantina y el interior que controlaban) y la Ulterior (Andalucía), gobernadas por magistrados romanos. Más tarde, Augusto reorganizó el territorio en tres provincias: Lusitania, Bética y Tarraconense.

La fundación de múltiples ciudades, unidas por una red de calzadas, consolidó una civilización urbana en la que las diferencias entre indígenas y romanos poco a poco fueron desapareciendo. Roma dejó en Hispania una cultura que sobrevivió al final del dominio romano:

  • El latín: Traído por soldados y comerciantes, al mezclarse con los idiomas indígenas, dio lugar al latín vulgar, del que derivan el castellano, el catalán y el gallego.
  • El cristianismo: Tras haber sido perseguido, en el siglo IV se convirtió en la religión oficial del Imperio.

Invasiones Bárbaras y el Reino Visigodo

En el siglo V, una serie de pueblos invadieron la península Ibérica, poniendo fin a la dominación romana:

  • Los Suevos se asentaron en Galicia.
  • Los Vándalos, en Andalucía.
  • Los Alanos, en Portugal y la zona de Cartagena.

Los Visigodos, asentados inicialmente en el sur de la Galia, tras ser derrotados por los francos en el año 507, pasaron a Hispania, fundando el Reino Visigodo de Toledo.

Características del Reino Visigodo

  • Unificación legislativa: Recesvinto promulgó el Fuero Juzgo (código único para ambos pueblos, visigodos e hispanorromanos).
  • Instituciones: La más importante era la Asamblea de Hombres Libres, depositaria del poder que entregaba al rey, a quien elegían. Este gobernaba con la ayuda del Officium Palatinum, compuesto por el Consejo Real (con funciones asesoras) y los Concilios (asambleas que ratificaban las decisiones tomadas por el rey).

Los visigodos adoptaron y continuaron la tradición latina y cristiana.

Evolución Política de Al-Ándalus: Conquista y Califato de Córdoba

Cuando en el año 711 Tariq, al mando de 7.000 bereberes, cruzó el Estrecho de Gibraltar e inició la conquista del Reino Visigodo, dio comienzo un periodo de la historia de España conocido como Al-Ándalus. Los visigodos, debilitados por las continuas disputas internas, fueron derrotados en la Batalla de Guadalete, en la que murió el rey Rodrigo. En muy poco tiempo, los musulmanes controlaron la mayor parte del territorio; la conquista encontró poca oposición, ya que la mayor parte de los nobles visigodos firmaron pactos de rendición que les permitieron conservar sus bienes y la mayoría de la población.

El Emirato Dependiente (714-756)

Desde el 714 hasta el 756, Al-Ándalus se convirtió en una provincia más del Califato de Damasco.

El Emirato Independiente (756-929)

En el año 756, llegó a la Península el único miembro de la familia Omeya que había sobrevivido a la matanza organizada por los abasíes. Derrotó al gobernador y se autoproclamó emir independiente con el nombre de Abd-al-Rahman I, aunque mantuvo la obediencia religiosa al califa. El Emirato Independiente de Córdoba duró hasta el año 929 y fue un periodo de inestabilidad política con multitud de conflictos.

El Califato de Córdoba (929-1031)

El gran poder político y militar logrado hizo que Abd-al-Rahman III se proclamara jefe político y religioso de todos los musulmanes, fundando el Califato de Córdoba. Aumentó su poder personal sobre el gobierno y el de Al-Ándalus, que también controló el norte de África. El esplendor económico y político se mantuvo durante el reinado de su sucesor, Al-Hakam II. Durante el reinado de Hisham II, el poder real lo ejerció su visir Al-Mansur, quien practicó una política autoritaria. Lo más destacado fueron sus victorias contra los reinos cristianos del norte. A su muerte, ni sus sucesores ni el califa lograron restaurar el poder político centralizado en Córdoba, y a comienzos del siglo XI, el Califato se descompuso en una multitud de pequeños reinos.

La Crisis del Siglo XI: Reinos de Taifas e Imperios Norteafricanos

En el año 1002, muere Almanzor y el Califato de Córdoba entró en una profunda crisis debido a la debilidad de los califas y la ambición de los hijos de Almanzor. Hasta una treintena de las principales ciudades se fueron declarando independientes, hasta que en el año 1031, una asamblea de nobles reunida en Córdoba declaró extinguido el Califato.

Los Reinos de Taifas (1031-1085)

Durante 60 años, Al-Ándalus estuvo dividido en una serie de pequeños reinos independientes conocidos como Taifas. Los reinos de Taifas vivieron una época de desarrollo económico y un esplendor cultural, además de una debilidad política y militar, que les obligaba a pagar a los reinos cristianos del norte un tributo (parias) a cambio de treguas.

Imperios Norteafricanos: Almorávides y Almohades

En 1085, Alfonso VI de Castilla conquistó Toledo, lo que provocó una profunda conmoción, ya que era la primera gran ciudad que caía en manos cristianas y la frontera se trasladaba hacia el sur. Algunos reyes, como el de Castilla, pidieron ayuda al reino almorávide que dominaba el norte de África.

Los Almorávides (1090-1147)

Tras derrotar a los cristianos en Zalaca, desde 1090, los Almorávides empezaron la conquista de todo el territorio de Al-Ándalus, en el que impusieron un mayor rigor religioso, lo que, unido a una bajada de impuestos, les hizo ganar el favor popular. La incapacidad para detener el avance cristiano, con derrotas como la pérdida de Zaragoza y el ataque por el sur de otro pueblo norteafricano (los almohades), hizo que el Imperio Almorávide se hundiese.

Los Almohades (1147-1269)

Los Almohades sustituyeron a los almorávides en el control de Al-Ándalus. Tras conquistar los distintos reinos de Taifas, formaron un imperio con capital en Sevilla que abarcaba también el norte de África. Tuvieron varias victorias militares que hicieron posible la detención de la expansión de los reinos cristianos.

Pero la Batalla de las Navas de Tolosa (1212) cambió la tendencia: una coalición de reinos cristianos derrotó a los almohades y abrió el valle del Guadalquivir. Más adelante, cayeron en manos cristianas: Valencia, Murcia, La Mancha y una parte de Andalucía, incluidas dos grandes ciudades (Córdoba y Sevilla), lo que ponía fin al Imperio Almohade.

El Reino Nazarí de Granada (1238-1492)

Solo sobrevivió un estado musulmán: el Reino Nazarí de Granada, que, pese a la debilidad militar, se mantuvo intacto durante dos siglos gracias a los altos impuestos que pagaba a Castilla y a un activo comercio exterior. Sin embargo, las continuas disputas por el trono, unidas al afán expansionista de los Reyes Católicos, facilitaron el fin de Al-Ándalus el 2 de enero de 1492.