La Oposición a la Dictadura Franquista: Grupos y Evolución
Represión Inicial y Primeros Focos de Resistencia (1939-1950s)
Desde el final de la Guerra Civil, la oposición interior fue prácticamente eliminada mediante una dura legislación represiva:
- Ley de Responsabilidades Políticas (1939): Afectaba a todos los que hubiesen desempeñado algún cargo durante la II República.
- Ley para la Represión de la Masonería y el Comunismo (1940).
- Ley para la Seguridad del Estado (1941).
- Ley de Represión del Bandidaje y el Terrorismo (1947).
Estas normas llevaron a la cárcel a centenares de miles de personas. El maquis, guerrilla formada por excombatientes republicanos, fue definitivamente desarticulado por la Guardia Civil hacia 1952. Los pequeños grupos clandestinos de comunistas, anarquistas y socialistas sufrieron encarcelamientos y ejecuciones. Las protestas motivadas por las duras condiciones de vida (como las huelgas en Barcelona y Madrid) fueron duramente reprimidas. En 1944, el Partido Comunista intentó una invasión desde el Valle de Arán, que fracasó, reorganizándose clandestinamente en España a partir de 1948.
La Oposición en el Exilio
En el exterior, los partidos y organizaciones intentaron reorganizarse, con la esperanza de que los vencedores de la Segunda Guerra Mundial forzaran la caída de la dictadura de Franco:
- Los monárquicos: En 1945, en el Manifiesto de Lausana, Don Juan de Borbón exigió la restauración monárquica en su persona. Franco contrarrestó estos apoyos con la Ley de Sucesión (1947) y negoció con Don Juan en 1948 que su hijo, Juan Carlos, fuera educado en España bajo la tutela del régimen.
- El gobierno republicano en el exilio: Estaba desunido y carecía de influencia real, sin llegar a constituir una amenaza seria para el régimen.
Los Años Cincuenta
Los grupos opositores en el exilio vieron frustradas sus esperanzas ante la consolidación internacional del régimen franquista, especialmente tras los acuerdos con Estados Unidos (1953). A finales de la década se produjeron huelgas por motivos salariales y las primeras revueltas estudiantiles en las universidades de Madrid y Barcelona. El régimen reaccionó endureciendo la represión.
Consolidación de la Oposición Interna (Años 60)
A partir de la década de los 60 se consolidó un importante movimiento de oposición interna, tanto social como política:
En el ámbito laboral:
Las huelgas y conflictos se multiplicaron. Apareció un sindicalismo clandestino, Comisiones Obreras (CCOO), surgidas en 1962. La Ley de Convenios Colectivos de 1958 fue aprovechada por este sindicato clandestino para infiltrarse en los enlaces sindicales oficiales. Su éxito en las elecciones sindicales de 1966 provocó su ilegalización y la persecución de sus dirigentes (como Marcelino Camacho y Nicolás Sartorius).
En el mundo universitario:
En 1966 se creó el Sindicato Democrático de Estudiantes Universitarios (SDEUM) como alternativa al SEU oficial. Los disturbios y protestas estudiantiles llevaron al cierre de facultades y a la expulsión de profesores.
En la Iglesia:
Tras el Concilio Vaticano II (1962-1965), un sector de la jerarquía católica (destacando figuras como el cardenal Tarancón en Madrid o el obispo Añoveros en Bilbao) comenzó a distanciarse del régimen. Muchos sacerdotes jóvenes impulsaron organizaciones católicas obreras (como la Hermandad Obrera de Acción Católica – HOAC o la Juventud Obrera Cristiana – JOC), que jugaron un papel clave en el desarrollo del movimiento vecinal en barrios obreros.
Resurgir de la oposición nacionalista:
- Cataluña: Diversas fuerzas políticas se agruparon en la Assemblea de Catalunya (1971), reclamando libertades democráticas y autonomía.
- País Vasco: La Iglesia vasca también tuvo un protagonismo importante. El partido hegemónico seguía siendo el PNV, pero su moderación propició la aparición de grupos más radicales. En 1959 surgió Euskadi Ta Askatasuna (ETA), que adoptó la lucha armada como estrategia para conseguir la independencia, iniciando sus atentados a mediados de los años 60.
Desarrollo de la oposición política:
El principal partido de la oposición clandestina era el Partido Comunista de España (PCE), dirigido por Santiago Carrillo. El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) tuvo una presencia más limitada hasta su renovación en el Congreso de Suresnes (1974). En el ámbito universitario proliferaron también grupos de extrema izquierda (maoístas, trotskistas) y anarquistas. También existía una oposición moderada (democristianos como Joaquín Ruiz-Giménez, liberales como José María de Areilza) que participó, junto a políticos del exilio, en el Congreso del Movimiento Europeo en Múnich en 1962 (descalificado por el régimen como el «contubernio de Múnich»), donde se reclamó una España democrática como condición para su ingreso en la Comunidad Económica Europea (CEE). En los años setenta, se crearon plataformas unitarias para coordinar la acción opositora: la Junta Democrática de España (1974), impulsada por el PCE, y la Plataforma de Convergencia Democrática (1975), liderada por el PSOE. Ambas se fusionarían en 1976 (Coordinación Democrática o «Platajunta»).
La Reacción del Régimen: Represión Intensificada
El régimen respondió intensificando la represión. El Tribunal de Orden Público (TOP), creado en 1963, se encargó de juzgar los delitos políticos. Algunos procesos tuvieron gran repercusión:
- El Proceso de Burgos (1970) contra miembros de ETA.
- El Proceso 1001 (1973) contra dirigentes de CCOO.
- La ejecución del anarquista Salvador Puig Antich (1974).
- Las últimas cinco ejecuciones de miembros de ETA y FRAP en septiembre de 1975, que provocaron una fuerte condena internacional.
La Crisis del Franquismo (1973-1975)
A partir de 1969, pero especialmente desde 1973, el régimen franquista entró en una profunda crisis final, marcada por factores políticos y económicos: la avanzada edad y enfermedad de Franco, las divisiones internas entre las familias del régimen (inmovilistas y aperturistas), el fortalecimiento de la oposición y el impacto de la crisis económica mundial de 1973 (crisis del petróleo), que puso fin al desarrollismo de los años 60.
Elementos de Cambio
- Rechazo social creciente: Las transformaciones socioeconómicas de los 60 elevaron el nivel de vida y cambiaron la mentalidad (influencia europea, nuevas generaciones universitarias desvinculadas del régimen, resurgimiento de nacionalismos). La Ley de Prensa de 1966 (Ley Fraga), aunque limitada, permitió cierta crítica en revistas y editoriales.
- Cambio de actitud en Iglesia y Ejército: Sectores de la Iglesia se distanciaron del régimen (influencia del Concilio Vaticano II). En el Ejército surgió la Unión Militar Democrática (UMD), un grupo clandestino de oficiales partidarios de la democratización.
El Gobierno de Carrero Blanco (1969-1973)
En 1969, Juan Carlos de Borbón fue nombrado sucesor a título de Rey. Tras el escándalo financiero del caso Matesa, Franco remodeló el gobierno, nombrando vicepresidente a Luis Carrero Blanco, figura clave del sector inmovilista y garante de la continuidad del régimen, al frente de un gabinete con fuerte presencia de tecnócratas ligados al Opus Dei. Su etapa se caracterizó por una mezcla de tímido reformismo técnico (Ley General de Educación de 1970, Ley Sindical de 1971) y dura represión contra la creciente conflictividad social (huelgas, protestas estudiantiles) y el terrorismo (ETA, FRAP). A principios de 1973, la tensión política aumentó debido a las movilizaciones y al enfrentamiento interno entre aperturistas (partidarios de una liberalización controlada, como Manuel Fraga o Pío Cabanillas) e inmovilistas (el llamado «búnker», contrario a cualquier cambio, como Girón de Velasco o Blas Piñar). En junio de 1973, Franco cedió la presidencia del Gobierno a Carrero Blanco, separando por primera vez la Jefatura del Estado de la del Gobierno. Sin embargo, su asesinato por ETA el 20 de diciembre de 1973 descabezó al sector inmovilista y frustró el plan de continuidad del franquismo («atado y bien atado») tras la muerte del dictador.
El Gobierno de Arias Navarro (1974-1975)
El nuevo presidente del Gobierno, Carlos Arias Navarro (nombrado en enero de 1974), intentó una tímida apertura con el llamado «espíritu del 12 de febrero», pero pronto se vio superado por las crecientes dificultades:
- Agravamiento de la crisis económica: La crisis del petróleo impactó de lleno, provocando cierre de empresas, aumento del paro, inflación y déficit.
- Incremento de la conflictividad social y el terrorismo: Aumentaron las huelgas, manifestaciones y la actividad terrorista (ETA, FRAP).
- Presión de la oposición unificada: La Junta Democrática (PCE y aliados) y la Plataforma de Convergencia Democrática (PSOE y aliados) coordinaron sus acciones exigiendo una ruptura democrática.
Contexto Internacional, Crisis del Sáhara y Muerte de Franco
El contexto internacional era desfavorable para la dictadura, con la caída de los regímenes autoritarios en Portugal (Revolución de los Claveles, 1974) y Grecia (1974). Esta debilidad fue aprovechada por Marruecos para organizar la Marcha Verde (noviembre de 1975), una invasión pacífica del Sáhara Español que forzó la firma de los Acuerdos Tripartitos de Madrid (14 de noviembre de 1975), por los que España cedía la administración del territorio a Marruecos y Mauritania, abandonando a la población saharaui. Seis días después, el 20 de noviembre de 1975, tras una larga agonía, murió Francisco Franco, dejando un régimen en plena descomposición.
Cambios Sociales y Culturales en el Tardofranquismo
Paralelamente, la sociedad española había experimentado una profunda modernización y europeización en las décadas anteriores, con cambios significativos en los valores familiares, el papel de la mujer (acceso a la educación superior y al trabajo) y la educación. Avanzaba también la secularización, con un descenso de la práctica religiosa y de las vocaciones. El régimen se mostraba cada vez más anacrónico frente a estas nuevas mentalidades.
La Cultura bajo el Franquismo y su Evolución Final
El franquismo impuso un férreo control sobre la vida cultural, utilizando los medios de comunicación (prensa, radio, NO-DO) para el adoctrinamiento en los valores del régimen (nacionalcatolicismo, patriotismo, culto al Caudillo, glorificación del pasado imperial). El exilio de intelectuales y artistas tras la Guerra Civil dejó un gran vacío. El régimen promovió una cultura de masas de evasión: cine folklórico, seriales radiofónicos, novela rosa, fútbol y toros.
Apertura cultural relativa (finales de los 60 y 70): Al amparo de la Ley de Prensa de 1966, se produjo una tímida apertura. Se publicaron obras de autores antes prohibidos (como Antonio Machado o Ramón J. Sender) y surgieron revistas (Cuadernos para el Diálogo, Triunfo, Revista de Occidente) que introdujeron debates críticos. Una nueva generación de escritores (Miguel Delibes, Antonio Buero Vallejo, Gonzalo Torrente Ballester, Camilo José Cela) y poetas sociales (Blas de Otero, Gabriel Celaya) reflejaron la realidad española, a menudo con una crítica implícita al régimen a través del llamado “realismo social”. El control cultural fue uno de los ámbitos donde el fracaso del régimen a largo plazo fue más evidente.