Los Reyes Católicos y la Unión Dinástica en España

LOS REYES CATÓLICOS: UNIÓN DINÁSTICA E INSTITUCIONES DE GOBIERNO

La boda de Isabel y Fernando (1469) y la muerte de Enrique IV (1474) provocan la guerra civil castellana (1474-1479) entre Juana la Beltraneja e Isabel, finalizando con la renuncia de Juana en el Tratado de Alcaçovas. Los Reyes Católicos iniciaron la monarquía hispánica como una unión dinástica, no como un Estado unido; era una unión política con tres objetivos: dominio peninsular, unidad religiosa y centralización del poder. No supuso la unidad territorial e institucional, y Castilla tenía la hegemonía. Su reinado fue una etapa de monarquía autoritaria, buscando centralizar el poder y estableciendo las bases de un Estado moderno. Los monarcas potenciaron o modificaron las instituciones de gobierno existentes; en Aragón, con escasas excepciones, permanecieron intactas. En Castilla, el Consejo Real se convirtió en órgano de gobierno e instancia judicial superior. Las Cortes solo se convocaban para aprobar recursos. La justicia se impartía en tres ámbitos: en el local con los corregidores, en segunda instancia la Chancillería (Valladolid y Granada), y en última instancia el Consejo Real. La Cancillería se sustituye por secretarios reales. Nace la Santa Hermandad para mantener el orden público. En Aragón, confirman los fueros, establecen el Consejo de Aragón y una Audiencia en cada reino, y nace la figura del virrey. Los reyes logran el derecho de presentación y el Patronato Regio, y la Inquisición funcionó en ambas coronas.

EL SIGNIFICADO DE 1492. LA GUERRA DE GRANADA Y EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA

En 1492 tuvieron lugar acontecimientos que marcarían el reinado de los Reyes Católicos y la Historia Moderna. La conquista del reino nazarí de Granada, primer objetivo en la política exterior, se desarrolló en tres fases: Conquista de Alhama (1481-1484), Toma de Málaga (1485-1487) y Rendición de Granada (1488-1492). Granada pasó a formar parte de Castilla, consiguiendo los monarcas la unidad en la fe. El descubrimiento de América. Portugal y Castilla eran las dos potencias en las expediciones atlánticas, lo que condujo a Colón a proponerles su proyecto a las Indias por Occidente; rechazado por ambas y aceptado finalmente por Castilla, firmando las Capitulaciones de Santa Fe (reparto de beneficios entre Colón y Castilla). El primer viaje partió de Palos el 3 de agosto, llegó a Guanahaní el 12 de octubre de 1492. Tras el viaje obtuvieron del Papa las Bulas Inter Caetera, que llevó a la firma del Tratado de Tordesillas (1494). Colón realizó tres viajes más, y en 1499 los Reyes autorizaron las expediciones privadas. En 1513 Vasco Núñez de Balboa atravesó el istmo de Panamá, descubriendo el Océano Pacífico, confirmando la existencia de América. La expulsión de los judíos el 31 de marzo de 1492 acarrearía consecuencias demográficas, económicas y sociales.

EL IMPERIO DE LOS AUSTRIAS: ESPAÑA BAJO CARLOS I. POLÍTICA INTERIOR Y CONFLICTOS EUROPEOS

Carlos I llegó a España en 1517 al frente de una gran herencia territorial. En 1519 recibe la corona imperial, Carlos V, acarreando una subida de impuestos a las Cortes castellanas que sufragaron el viaje a Alemania. La política interior estuvo marcada por la sublevación de las Comunidades de Castilla (1520-1522), opuestos a los consejeros flamencos y a Adriano de Utrecht como gobernador; defendían una limitación del poder real y de los impuestos. Fueron derrotados en Villalar (1521), y sus líderes Bravo, Padilla y Maldonado ajusticiados. Al tiempo estallan las Germanías (1519-1523) en Valencia y Mallorca, movimiento de contenido social, dirigidas por los gremios y campesinos contra los señores feudales. En ambos conflictos la monarquía salió reforzada. Los conflictos europeos reflejaron la aspiración de conseguir una monarquía universal-cristiana: Guerras con Francia (1521-1544), lucha contra los turcos y conflictos religiosos.

LA MONARQUÍA HISPÁNICA DE FELIPE II. GOBIERNO Y ADMINISTRACIÓN. LOS PROBLEMAS INTERNOS. GUERRAS Y SUBLEVACIÓN EN EUROPA

Carlos I abdica en su hijo, y cede a su hermano Fernando los territorios de Austria y los derechos imperiales. Así al Imperio Universal de Carlos V, le sucedió el hispánico de Felipe II (1556-1598). De él heredó los objetivos políticos: lucha por la hegemonía y defensa de su patrimonio territorial; y los conflictos externos con: Francia, renuncia a sus intereses en Italia (San Quintín 1557, y paz de Cateau-Cambresis 1559); Imperio Turco, ponían en peligro los dominios italianos (Lepanto 1571), Países Bajos (sublevación provincias protestantes del norte-1566); e Inglaterra, apoyaba a los sublevados holandeses y hostigaba el comercio colonial (Armada Invencible 1588). Desde 1559 no se ausentó de España, fijó la capital en Madrid (1561), se rodeó de consejeros españoles. En el gobierno y administración, como su padre, potenció las instituciones creadas por los Reyes Católicos: los consejos (Estado, territoriales y especializados), secretarios, virreyes y gobernadores, y creó las Juntas. Respetó las instituciones de cada reino; pero no evitó conflictos internos, ya que su política se basaba en el poder absoluto y defensa de la ortodoxia católica, lo que le enfrentó a dos rebeliones: moriscos en las Alpujarras (1568-1570) y en Aragón (1590-1592). Logró la unidad peninsular. Desaparecido Sebastián I y muerto el infante Enrique (1580), Felipe II hizo valer sus derechos dinásticos. Con la derrota portuguesa, las Cortes de Tomar (1581) le reconocieron rey.

EXPLORACIÓN Y COLONIZACIÓN DE AMÉRICA. CONSECUENCIAS DE LOS DESCUBRIMIENTOS EN ESPAÑA, EUROPA Y AMÉRICA

En el siglo XVI se realizaron nuevas expediciones: Núñez de Balboa (1513) descubrió el océano Pacífico, Magallanes y Elcano (1522) realizaron la vuelta al mundo. Las Antillas fueron la base de las nuevas conquistas: Conquista del Imperio azteca liderada por Hernán Cortés, constituido virreinato de Nueva España (1535); Conquista del Imperio inca obra de Pizarro y Almagro, formando el virreinato del Perú (1542). Desde los imperios se continuó la exploración y colonización (1536-1586): Pedro de Valdivia a Chile, Irala a Río de la Plata, Orellana y López Aguirre al Amazonas y Núñez Cabeza de Vaca a Norteamérica. El descubrimiento y colonización acarreó consecuencias en España, Europa y América en distintos ámbitos: Económicas, explotación indígena, políticas y expansión de la cultura europea.

LOS AUSTRIAS DEL SIGLO XVII: EL GOBIERNO DE VALIDOS. LA CRISIS DE 1640

Los reyes del siglo XVII llamados “Austrias menores” por su presunta ineficacia política, delegan las decisiones de gobierno en sus validos. No era un cargo institucional; gobernaron al margen de los Consejos. Destacan el duque de Lerma con Felipe III, el conde duque de Olivares con Felipe IV, en la regencia de Mariana de Austria el jesuita Nithard, y con Carlos II Juan José de Austria. Sus decisiones políticas acarrearon conflictos internos: El duque de Lerma decretó la expulsión de los moriscos (1609-1614), con graves consecuencias económicas. Olivares planteó una política reformista con proyectos: Un banco estatal, red nacional de erarios; unificación jurídica e institucional, Gran Memorial; y un ejército nacional permanente, Unión de Armas. La oposición a esta política provocó revueltas en Andalucía, Vizcaya y Sicilia; y rebeliones en 1640 en Cataluña y Portugal. La crisis de 1640 se inicia en 1639, cuando los tercios reales enfrentados a Francia, penetran en Cataluña, provocando protestas campesinas. En 1640 estalla una rebelión de campesinos en Barcelona, unidos a los segadores el día del Corpus (Corpus de Sangre), asesinando al virrey. Los catalanes ofrecen el condado de Barcelona a Francia por su ayuda, nombrando un virrey. En 1652 las tropas de Felipe IV ponen fin a la secesión. En 1640 se inicia la rebelión en Portugal. Los nobles cansados de la política española, nombran rey al duque de Braganza (Juan IV) apoyado por Francia e Inglaterra. España acabaría reconociendo su independencia en 1668.

LA GUERRA DE LOS TREINTA AÑOS Y LA PÉRDIDA DE LA HEGEMONÍA ESPAÑOLA EN EUROPA

El siglo XVII supuso el fin de la hegemonía española en Europa. La política exterior de Felipe III estuvo presidida por la pacificación, firma la paz con Inglaterra (1604), la Tregua de los Doce Años con los Países Bajos (1609), y paz con Francia al morir Enrique IV; pero 1618 estalló la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), entre los príncipes protestantes alemanes y el emperador católico Fernando II, España participó al lado del Emperador Fernando II. Así este conflicto local se convirtió en europeo, la cuestión religiosa acabó siendo un pretexto, ya que lo que se jugaba era el orden internacional, y todos los conflictos fueron integrados en esta contienda. En el reinado de Felipe IV expiró la Tregua de los Doce Años, reanudándose la guerra. Francia entra en la Guerra de los Treinta Años a favor de Suecia y Países Bajos. La sublevación de Cataluña y Portugal 1640 merma las fuerzas españolas. La Guerra de los Treinta Años finaliza en 1648 con la firma de la Paz de Westfalia, España reconoce la independencia de Holanda iniciándose la hegemonía francesa en Europa. España mantendría la guerra en solitario con Francia hasta 1659, firma la Paz de los Pirineos cediendo el Rosellón y la Cerdaña. El acoso francés siguió en el reinado de Carlos II. Forma la liga de los Augsburgo junto a los Habsburgo alemanes, Inglaterra y Holanda, deteniendo el expansionismo francés.

PRINCIPALES FACTORES DE LA CRISIS DEMOGRÁFICA Y ECONÓMICA DEL SIGLO XVII Y SUS CONSECUENCIAS

El siglo XVII fue un siglo de crisis en Europa. Los factores fundamentales de la crisis en España fueron: El descenso demográfico, como consecuencia de: grandes epidemias (tres oleadas de peste); la expulsión de los moriscos, que perjudicó sobre todo a Valencia y Aragón; las guerras constantes, y crisis de subsistencias. La depresión económica, al descenso demográfico se unió el endeudamiento de la Corona, que agudizó la depresión económica. Así la producción agrícola disminuyó. La ganadería sedentaria creció frente a la trashumante, perjudicada por la disminución de exportaciones a Flandes. No se invertía en la industria y comercio, la artesanía castellana entró en recesión. La metalurgia vasca y la industria naval estaban en crisis. Decayó el comercio en América, agudizando el endeudamiento que suponía el mantenimiento del Imperio. Hacia 1680 se inicia una mejoría: aumenta la natalidad, y se recupera lentamente la producción y el comercio. Las consecuencias de la crisis afectaron a todos los grupos de la sociedad estamental del XVII. La nobleza y el clero aumentaron en número, la primera endeudada al disminuir sus rentas y querer mantener su nivel de vida. La burguesía intentaba ennoblecerse; y la situación de los campesinos empeoró, aumentando las revueltas y la emigración a Madrid o a la periferia. En torno a esta sociedad vivían mendigos, pobres y maleantes.

CRISIS Y DECADENCIA DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA: EL REINADO DE CARLOS II Y EL PROBLEMA SUCESORIO

A la muerte de Felipe IV, ante la minoría de Carlos II comenzó la Regencia de Mariana de Austria (1665-1675) hasta la mayoría de edad de su hijo. La reina depositó su confianza en el jesuita Nithard, como valido. Ya con Carlos II al frente de la corona (1675-1700), la delegación del poder siguió en manos de validos como Juan José de Austria y el duque de Medinaceli. La inestabilidad política fue en aumento, privatizándose muchas funciones, situación aprovechada por la nobleza y la Iglesia. A pesar de la decadencia política, la situación económica y demográfica mejoró las últimas décadas del siglo; ello no evitaría el tener que hacer frente a conflictos como la revuelta de los Barretines en Cataluña (1688-1689), la Segunda Germanía en Valencia (1693) y el Motín de las Gatos en Madrid (1699). Pero el problema sucesorio fue el más importante. Hacia 1697, se intuía la muerte próxima del rey, y como este no tenía descendencia, se barajaron dos posibles sucesores: Felipe de Borbón, duque de Anjou, buscando el apoyo francés, y Carlos de Austria, de la rama austriaca de los Habsburgo. Carlos II se decantaría por el primero dejándolo como heredero al trono; el temor de algunas potencias a un bloque hispano-francés, provocó a la muerte del rey, la Guerra de Sucesión Española.