Tendencias Políticas en la España Posfranquista
Facciones dentro del Régimen
Tras la muerte de Franco, el panorama político interno se dividió en dos grandes tendencias:
1. Inmovilistas (El Búnker)
Representaban el franquismo sin Franco. Estaban en este grupo los viejos falangistas, el Ejército en su práctica totalidad –excepto algunos generales– y el sindicalismo vertical –excepto algunos dirigentes–.
2. Aperturistas
Eran aquellos que pensaban que el régimen no podía durar, sobre todo después de desaparecer Franco. Eran viejos franquistas, como Manuel Fraga, que pretendían crear asociaciones políticas, aunque no fuesen partidos, pero dentro del Movimiento Nacional.
La Oposición al Régimen Franquista
Fuera del régimen existían dos grandes bloques de oposición:
1. Una Oposición Moderada
Esta oposición se definía como ni con Franco ni contra él. Sus líderes no habían tenido un contacto estrecho con el régimen, aunque nunca se habían opuesto a él de manera contundente. Incluía a monárquicos partidarios de Don Juan de Borbón, demócrata-cristianos y liberales. Querían el final del régimen, pero por procedimientos pacíficos.
2. Una Oposición Radical
Formada por la izquierda tradicional e histórica (PSOE, PCE), los nuevos grupos políticos que habían nacido en los años sesenta (PSP, ORT…), y los sindicatos clandestinos (UGT, CCOO, CNT…). Este sector deseaba un final del régimen mediante un corte o ruptura que llevara a un proceso constituyente inmediato.
Los Gobiernos de Arias Navarro y Adolfo Suárez
1. Gobierno de Carlos Arias Navarro (15 de diciembre de 1975 – 1 de julio de 1976)
El primer gobierno de Don Juan Carlos I de Borbón fue presidido por Carlos Arias Navarro, quien ya había sido Jefe de Gobierno con Franco. El entendimiento entre el nuevo Rey y el Jefe de Gobierno fue siempre difícil.
Este nombramiento ofrecía un panorama claramente continuista para tranquilizar al sector más inmovilista del régimen y no auguraba grandes transformaciones políticas. Sin embargo, a instancias del monarca, entraron a formar parte del nuevo Gobierno tres personalidades que, a pesar de haber colaborado con el régimen franquista, eran en 1976 partidarias de la transición hacia un régimen democrático.
Hubo otros dos nombramientos que, con el tiempo, se revelaron muy importantes para el cambio político:
- Torcuato Fernández Miranda: Profesor universitario (que había colaborado en la formación del futuro rey) procedente de las filas del Movimiento. Había sido vicepresidente del gobierno de Carrero Blanco (junio-diciembre de 1973). Aconsejó al monarca sobre el camino a seguir para que se produjera la reforma política aprovechando las posibilidades legales que permitía el régimen de Franco. Pasó a ocupar la presidencia de las Cortes y del Consejo del Reino.
- Adolfo Suárez: También había hecho su carrera política dentro del Movimiento y desempeñaba la secretaría del Movimiento con rango de ministro.
El Aumento de la Tensión Política
La situación que tenía que afrontar el nuevo Gobierno se iba volviendo cada vez más difícil. La agitación de la oposición iba en aumento, las manifestaciones en petición de amnistía eran muy frecuentes y en el País Vasco la tensión crecía sin parar. ETA prosiguió con sus atentados y el apoyo popular con que contaba se manifestaba en múltiples actos de protesta. Por otra parte, los grupos de la oposición se mostraban cada vez más impacientes y exigían el desmantelamiento del franquismo en un plazo breve.
La reunión de las fuerzas políticas de la oposición (26 de marzo de 1976) dio origen a la disolución de la Junta Democrática de España y de la Plataforma de Convergencia, y a la creación de un organismo denominado Coordinación Democrática (popularmente llamada Platajunta), que manifestó claramente que no aceptaría ninguna operación política de maquillaje del sistema franquista. Sin embargo, esto era lo único que tenía previsto Arias Navarro: pequeños retoques a la legalidad franquista, aunque alguno de sus ministros ya sabía que había que llegar mucho más lejos; esta actitud del presidente explica el escaso avance democrático.
José María de Areilza, en el viaje que realizó a Estados Unidos acompañando al Rey en junio de 1976, se manifestó totalmente partidario de la implantación de un sistema democrático en España. Adolfo Suárez mantenía frecuentes contactos con miembros de la oposición moderada para planificar los primeros pasos de la transición.
Fue el mismo Rey quien, durante su viaje a Estados Unidos, se declaró (2 de junio) plenamente favorable a la implantación de un sistema democrático en España. La tensión entre el Rey y el presidente del Gobierno fue en aumento. Por fin, ante los retrasos y reticencias de Arias Navarro, que estaba presionado por el búnker, Don Juan Carlos le exigió su dimisión como Jefe del Gobierno (1 de julio de 1976), y encargó a Adolfo Suárez, exministro de Arias, la formación de un nuevo gobierno.
2. Gobierno de Adolfo Suárez (3 de julio de 1976 – julio de 1977)
Fue Fernández Miranda, como presidente del Consejo del Reino, quien logró que en la nueva terna entrara Adolfo Suárez. Este fue escogido por el Rey porque reunía las condiciones necesarias para realizar una operación política de una evidente dificultad: convencer a los políticos del sistema franquista instalados en las Cortes para que desmantelaran dicho sistema, y que de esta manera no hubiera ocasión de una intervención del Ejército. Sin embargo, España quedó sorprendida, porque Suárez procedía de las filas falangistas y nadie creía que él fuera el hombre apropiado para traer la democracia a España. Pero las cosas transcurrieron de una manera muy distinta.
Suárez presentó rápidamente un programa político muy claro basado en dos puntos fundamentales:
- Elaboración de una Ley para la Reforma Política: Una vez aprobada por las Cortes franquistas y por los españoles en referéndum, permitiría abrir un proceso constituyente para implantar en España un sistema de democracia liberal.
- Convocatoria de elecciones democráticas en junio de 1977: Para elegir unas Cortes encargadas de redactar la nueva Constitución democrática.
El programa era claro, pero su realización fue muy difícil y puso a prueba las facultades de Adolfo Suárez. Este tenía que convencer a la oposición para que entrara en su juego y al Ejército para que no interrumpiera el proceso. Además, tenía que controlar la situación en el País Vasco que se estaba haciendo cada vez más insostenible. Pero, a pesar de todas las dificultades, el proyecto de Adolfo Suárez se fue aplicando sin dilaciones entre septiembre de 1976 y junio de 1977. En este breve periodo de tiempo, Adolfo Suárez tuvo que actuar en varios frentes para realizar su proyecto.