Periodos Clave del Liberalismo Español
2.5. La Vuelta al Poder de los Moderados (1837-1840)
Tras la aprobación de la Constitución, se convocaron elecciones que ganaron los moderados. Durante sus años en el poder, se asentaron los principios básicos del régimen liberal moderado. Suspendieron la Constitución y gobernaron de forma autoritaria mediante decretos, restringiendo libertades. También se frenó la desamortización y se aprobó el sostenimiento del clero.
Por otro lado, se acentuó la centralización política con el proyecto de la Ley de Ayuntamientos, que otorgaba a la Corona la facultad de nombrar alcaldes de las capitales de provincia y reforzaba así el control. Los progresistas se sintieron excluidos y recurrieron a la insurrección para impedir la aprobación de dicha ley. María Cristina apoyó a los moderados, pero el enfrentamiento se resolvió a favor de los progresistas, quienes tuvieron a Espartero como nuevo líder. María Cristina renunció y se exilió.
2.6. La Regencia de Espartero (1840-1843)
Espartero fue nombrado regente, en un ambiente de euforia progresista. Inició su mandato impulsando las libertades, lo que produjo un auge de la prensa y las asociaciones. Pero pronto derivó hacia un marcado autoritarismo; fue incapaz de cooperar con las Cortes y gobernó sin más colaboradores que su camarilla de afines. Espartero se alejó cada vez más de su entorno progresista y perdió mucha popularidad.
Aprobó un arancel librecambista que abría el mercado español a los tejidos ingleses. La industria textil catalana se sintió amenazada, lo que provocó un levantamiento en Barcelona, protagonizado por la burguesía y las clases populares, que veían peligrar sus puestos de trabajo. Espartero bombardeó la ciudad y proclamó el estado de guerra.
En 1843, un nuevo levantamiento al que se sumaron los moderados forzó el cese de Espartero y su marcha al exilio. La quiebra del régimen progresista y las conspiraciones llevaron al poder a los moderados en 1843. Ante la inconveniencia de nombrar una nueva regencia, las Cortes adelantaron la mayoría de edad de Isabel II y la nombraron reina a los 13 años.
4. La Década Moderada (1844-1854)
4.1. Las Bases del Régimen Moderado
En las elecciones de 1844, los moderados consiguieron la mayoría y el general Narváez formó un nuevo gobierno. Quería implantar un nuevo régimen basado en la autoridad, el orden y la represión. Se trataba de un sistema liberal moderado que garantizase el dominio de la oligarquía (gobierno de unos pocos: burguesía, ejército…). Para ello, aprobaron la Constitución de 1845, que asentaba los principios del moderantismo, los cuales fueron desarrollados por los distintos gobiernos.
Un decreto de 1845 reguló la libertad de imprenta y el control gubernamental. La Ley Electoral de 1846 estableció un sufragio censitario restringido al 1% de la población (grandes contribuyentes, personalidades destacadas de la cultura…). Desapareció la representación proporcional y se falseaban los resultados.
4.2. El Desarrollo del Estado Liberal Moderado
Para mejorar la relación Estado-Iglesia, se firmó el Concordato con la Santa Sede (1851), por el que el Papa aceptaba a Isabel II y las desamortizaciones. El Estado, por su parte, se comprometía al sostenimiento de la Iglesia y le otorgaba competencias en educación y moral pública. Se establecían órdenes regulares y se reconocía el catolicismo como religión del Estado. Todo ello llevó a la Iglesia a aceptar a los moderados.
Para aumentar los ingresos del Estado y modernizar la Hacienda, se llevó a cabo una reforma fiscal que establecía la contribución directa sobre la propiedad y el impuesto sobre el consumo. Para poner fin a la dispersión legislativa, se aprobaron el Código Penal y el Código Civil. Por otro lado, se procedió a la reforma de la administración pública del Estado y de la administración municipal y provincial, con un sistema jerárquico de control. Los alcaldes eran elegidos por la Corona. Por temor a que esta centralización derivara en revueltas, se acordó que en el País Vasco y Navarra se mantuvieran las Juntas Generales.
Se estableció un sistema nacional de instrucción pública que regulaba los diferentes niveles de enseñanza y establecía planes de estudio. Se creó la Guardia Civil como principal fuerza policial armada y se implantó un servicio militar obligatorio por medio de quintas (que podían evitarse mediante pago). Se adoptó el sistema métrico decimal como único sistema de medida.
4.3. La Crisis del Moderantismo
Los gobiernos moderados no lograron la estabilidad y tuvieron que hacer frente a conflictos y a las acciones de demócratas y republicanos, sobre todo en 1848. Los carlistas iniciaron un nuevo levantamiento en Cataluña (la Guerra dels Matiners, 1846-1849), apoyando la candidatura del hijo mayor de Carlos María Isidro, conocido como Carlos VI.
Por otra parte, las divisiones internas del moderantismo y la lucha entre tendencias propiciaron la inestabilidad de los gobiernos. En 1846 hubo 3 gobiernos y, al año siguiente, 5. Actuaban manipulando las elecciones y menguando el poder legislativo. La vida política no se desarrollaba en las Cortes, sino en cámaras alrededor de la Reina que buscaban el favor real o gubernamental.
La marginación de las Cortes culminó en la reforma de 1852, por la que el gobierno de Murillo, enfrentado a Narváez, establecía un sufragio más restrictivo, podía suspender las Cortes y gobernar por decreto. Esto acrecentó la oposición de un sector de los moderados y acentuó la separación en grupos rivales que se mostraron incapaces de hacer frente a los problemas del país.
5. El Bienio Progresista
5.1. La Revolución de 1854
La deriva autoritaria del régimen moderado precipitó el levantamiento de progresistas, demócratas, republicanos y algunos sectores del moderantismo. Se inició en Madrid en junio, con el pronunciamiento del general O’Donnell, un moderado descontento. La incorporación de los moderados (a través del Manifiesto de Manzanares, de carácter reformista) desencadenó una revuelta en diferentes ciudades.
El cambio se hizo irreversible para Isabel II, quien se vio obligada a aceptar la Milicia Nacional y las libertades, así como un gobierno presidido por Espartero y con O’Donnell al frente del Ministerio de Guerra. Se convocaron las Cortes Constituyentes con la Ley Electoral de 1837 (ampliando el número de electores de 100.000 a 500.000). La alianza entre progresistas y moderados condujo a la formación de la Unión Liberal, reflejo del acuerdo entre Espartero y O’Donnell. Las elecciones dieron una amplia mayoría a progresistas y unionistas, con una minoría demócrata y otra moderada. Las Cortes redactaron la Constitución de 1856, que finalmente no fue promulgada (non nata).
5.2. La Acción de los Gobiernos
El gobierno progresista impulsó reformas que propiciaron una etapa de desarrollo y expansión económica hasta 1866, año en que se inició una grave crisis económica.
- Las Cortes aprobaron una Ley de Desamortización Civil y Eclesiástica (1855, Ley Madoz), que afectó a los bienes del Estado, la Iglesia, las órdenes militares y, sobre todo, los ayuntamientos. Se consiguieron recursos para la Hacienda y se impulsó el desarrollo de la agricultura de mercado en beneficio de la burguesía agraria, en detrimento de los campesinos, que perdieron el derecho al uso de las tierras comunales.
- La Ley General de Ferrocarriles (1855) regulaba e incentivaba la construcción de líneas ferroviarias y ofrecía ventajas a las empresas que intervenían en su construcción. Esto atrajo a inversores extranjeros (principalmente de Gran Bretaña y Francia). Esto se complementaba con nuevas iniciativas como el telégrafo, una red de carreteras y el desarrollo de la minería.
5.3. Los Problemas Sociales
Los gobiernos progresistas tuvieron que afrontar importantes problemas sociales. La crisis de subsistencia, unida a una epidemia de cólera, afectó gravemente a las clases populares y acrecentó el malestar social. Como consecuencia, se produjo un levantamiento campesino en Castilla y los motines se extendieron por otras zonas. Este descontento también provocó una creciente conflictividad obrera, especialmente en Cataluña.
Los trabajadores pedían la reducción de los impuestos de consumos, la abolición de las quintas y la reducción de la jornada laboral. Los métodos represivos del Capitán General de Cataluña provocaron huelgas entre los años 1854 y 1855. La mediación del gobierno permitió la vuelta al trabajo y los obreros formalizaron una petición de ley que regulase sus condiciones laborales.
5.4. La Crisis del Bienio Progresista
Ante la creciente conflictividad social, en 1856 algunos jefes militares promovieron duras medidas represivas que, amparadas por el Ministro de Guerra, provocaron el enfrentamiento con el gobierno de Espartero, que estaba en desacuerdo. La intervención de la Reina a favor de O’Donnell ratificó el cambio y se proclamó el estado de guerra.
La protesta de un grupo de diputados fue insuficiente y se produjeron movimientos de resistencia en defensa del gobierno progresista en diversos puntos de España, con el protagonismo de la Milicia Nacional. Finalmente, se impuso el ejército de O’Donnell y se puso fin al bienio: se cerraron las Cortes, se eliminó la Milicia Nacional, se anuló la libertad de prensa y se gobernó por decreto.