Historia Política de España (1833-1898): Carlismo, Liberalismo y la Restauración

Ámbito Geográfico, Ideología y Apoyos Sociales del Carlismo

Fernando VII no había tenido descendencia en sus tres primeros matrimonios. A los pocos meses de casarse por cuarta vez, su esposa, María Cristina, quedó embarazada, planteándose el problema de la sucesión al trono. Fernando VII, para garantizar la descendencia de su futuro hijo o hija, hizo publicar la Pragmática Sanción, que eliminaba la Ley Sálica (ley borbónica que impedía reinar a las mujeres). En 1833, Fernando VII murió dejando como heredera a su hija Isabel. Su hermano Carlos (Don Carlos) inició su reclamo al trono. Comienza así la Primera Guerra Carlista (1833-1840), un conflicto que enfrentó a los absolutistas (carlistas) y a los liberales (isabelinos o cristinos).

Ideología y Apoyos Sociales del Carlismo

Los partidarios de Carlos lo apoyaban no tanto por su persona como por sus ideas. De hecho, la mayoría de los absolutistas españoles se pusieron de su parte. Esto fue lo que llevó a María Cristina a buscar el apoyo de los liberales, promulgando una ley de amnistía que permitió el regreso de los exiliados. El ideario carlista se basaba en la defensa del Antiguo Régimen, sintetizado en el lema: Dios, Patria, Rey y Fueros.

Carlos solo encontró apoyo significativo en las provincias vascas, Navarra y zonas de Aragón y Cataluña, fundamentalmente entre la nobleza, el clero y el pequeño campesinado, temerosos de las reformas liberales.

Desarrollo de la Primera Guerra Carlista

El transcurrir de la guerra mostró la superioridad de los liberales o cristinos. Pese al dominio carlista en las zonas mencionadas, nunca fueron capaces de tomar ciudades importantes. Del mismo modo, los intentos de extender la guerra al resto de la península fracasaron.

En 1837, Don Carlos avanzó hacia Madrid (la Expedición Real), llegando hasta sus proximidades, pero el avance inmediato de las tropas de Espartero obligó a los carlistas a retirarse. Esto provocó una evolución de la guerra claramente favorable a los cristinos.

En 1839, el general Maroto acordó la paz en nombre de parte del ejército carlista, firmando el Convenio de Vergara con Espartero, quien había vencido a los carlistas en Luchana (Bilbao). Solo una escasa parte de los carlistas, los llamados intransigentes, se resistió a firmar el acuerdo, pero fueron derrotados definitivamente en el Maestrazgo.

En Vergara se negoció el mantenimiento de los fueros en las provincias vascas y Navarra. Por su parte, Don Carlos, huido de España, no aceptó el Convenio de Vergara, ya que lo consideraba una traición. Esta guerra tuvo fases muy sangrientas; Maroto, jefe supremo del ejército carlista, llegó a fusilar a generales contrarios al acuerdo de paz.

Causas y Consecuencias de las Dos Primeras Guerras Carlistas

El movimiento carlista desencadenó tres conflictos armados (los dos primeros durante el reinado de Isabel II) que representaron un grave problema para la estabilidad política de España durante gran parte del siglo XIX.

La Primera Guerra Carlista (1833-1840)

Causas

La causa principal fue el conflicto dinástico generado por la publicación de la Pragmática Sanción (1830) por Fernando VII, que derogaba la Ley Sálica y permitía reinar a su hija Isabel, en detrimento de su hermano Carlos María Isidro. Este conflicto dinástico se superpuso a un enfrentamiento ideológico entre el absolutismo (carlistas) y el liberalismo (isabelinos).

Fases del Conflicto

La Primera Guerra Carlista fue la más extensa y destacada. A lo largo de sus siete años se distinguen cuatro fases, marcadas por la iniciativa de uno u otro bando (las dos primeras de iniciativa carlista, las otras dos de iniciativa isabelina):

  1. Formación del foco de insurrección vasconavarro: Los carlistas se hicieron fuertes en el País Vasco y Navarra, aunque no lograron ocupar ninguna zona urbana importante.
  2. Expansión al Maestrazgo: Bajo el mando del general Cabrera, los carlistas ocuparon el Maestrazgo. El ejército carlista fracasó de nuevo en su intento de tomar Bilbao.
  3. Iniciativa isabelina y el Convenio de Vergara: Los isabelinos tomaron la iniciativa de la mano del general Espartero y los carlistas, fundamentalmente los afines al general Maroto, se mostraron cada vez más partidarios de alcanzar la paz. El Convenio de Vergara (1839) supuso el fin de las hostilidades en el País Vasco y Navarra. Carlos María Isidro se exilió a Francia.
  4. Fin de la guerra en el Maestrazgo: Los enfrentamientos se extendieron algunos meses más en el Maestrazgo, donde Cabrera mostró su rechazo hacia el acuerdo. Espartero puso fin a la resistencia carlista con la toma de Morella.

La Segunda Guerra Carlista (1846-1849)

También conocida como la Guerra dels Matiners, se desarrolló principalmente en Cataluña. Su estallido tuvo como pretexto el fallido enlace matrimonial entre Isabel II y Carlos VI (hijo de Carlos María Isidro).

Consecuencias de las Guerras Carlistas

La victoria de los liberales (cristinos/isabelinos) se debió a su superioridad material, el escaso apoyo popular a la causa carlista al sur del Ebro y el nulo respaldo exterior que tuvo Carlos. La derrota y el exilio carlista significaron el definitivo fin del absolutismo. Las principales consecuencias de estos conflictos fueron:

  • La inclinación definitiva de la monarquía hacia el liberalismo.
  • El protagonismo político de los militares, que se convirtieron en una pieza clave para la defensa del régimen liberal (fenómeno del pronunciamiento).
  • Los enormes gastos de guerra situaron a la nueva monarquía liberal ante serios apuros fiscales.
  • Una gran pérdida humana y económica.

Partidos Políticos Durante el Reinado de Isabel II

Durante el reinado de Isabel II surgieron una serie de partidos políticos que definieron la vida política, oscilando desde el absolutismo hasta el liberalismo democrático. Ordenados de derecha a izquierda, fueron: Partido Carlista, Partido Moderado, Unión Liberal, Partido Progresista y Partido Demócrata.

Características de los Partidos Dinásticos y Opositores

Partido Carlista
  • Ideología: Retorno al Antiguo Régimen (absolutismo monárquico, soberanía real).
  • Principios: Defensa de los privilegios forales y estamentales. Propugnaban la restauración de la Inquisición.
  • Apoyos: Nobleza reaccionaria, clero y campesinos temerosos del liberalismo.
Partido Moderado
  • Ideología: Liberalismo doctrinario. Buscaban integrar a los carlistas, aunque consideraban superado el Antiguo Régimen.
  • Soberanía: Compartida entre las Cortes y el Rey, otorgando amplias atribuciones a la Corona.
  • Estructura: Estado y administración muy centralizados. Prioridad absoluta al “orden”.
  • Medidas: Reconciliación con la Iglesia (sin revertir las desamortizaciones).
  • Apoyos: Clases más ricas. Censo electoral muy restringido (1-3% de la población).
Unión Liberal
  • Origen: Surgió en la década de 1850, liderada por O’Donnell.
  • Ideología: Posición centrista, término medio entre moderados y progresistas.
  • Principios: Defensa de la soberanía compartida entre el Rey y las Cortes y el orden social.
  • Apoyos: Sectores acomodados de la sociedad.
Partido Progresista
  • Soberanía: Nacional, representada por las Cortes, con el Rey ejerciendo el poder ejecutivo.
  • Sufragio: Censitario, pero más amplio que el moderado.
  • Estructura: Pretendía robustecer los poderes locales. Apoyaba la Milicia Nacional.
  • Economía: Basada en el librecambismo.
  • Apoyos: Clases medias.
  • Acceso al poder: Solo accedieron al poder mediante sublevaciones o pronunciamientos, ya que la Corona siempre los marginó.
Partido Demócrata
  • Fundación: 1849.
  • Soberanía: Popular, representada por las Cortes.
  • Principios: Sufragio universal masculino. Limitación mínima de los poderes del Rey. Fuerte apoyo a la Milicia Nacional y a los poderes locales elegidos democráticamente.
  • Apoyos: Clases medias y bajas.

Es importante destacar que estos partidos tenían escaso contacto con la realidad social, la cual ignoraban. El pueblo apenas participaba en las elecciones y era, en buena medida, un mero espectador de la vida política.

Evolución Política del Reinado de Isabel II y el Papel de los Militares

El reinado de Isabel II (1833-1868) se caracterizó por la alternancia en el Gobierno de progresistas y moderados, en un clima de inestabilidad política constante. Esta inestabilidad se gestionó mediante la intervención militar, lo que consolidó el protagonismo de los generales en la vida política (el fenómeno del pronunciamiento).

1. Las Regencias (1833-1843)

Esta etapa coincide con la minoría de edad de la reina. Actuaron como regentes:

  • María Cristina (1833-1840): Buscó el apoyo liberal para defender el trono de su hija frente al carlismo.
  • General Espartero (1840-1843): Asumió la regencia tras el triunfo progresista.

Durante este periodo se alternaron en el poder moderados y progresistas, siendo una etapa fundamental para la implantación del liberalismo en España.

2. El Reinado Personal de Isabel II (1843-1868)

Década Moderada (1844-1854)

Fue una época de predominio absoluto de los moderados, liderados por el general Narváez. Las posiciones conservadoras quedaron fijadas en la Constitución de 1845, que establecía la Monarquía y las Cortes como base del Estado y restringía la base electoral mediante un sufragio censitario muy limitado.

Los moderados buscaron acabar con la inestabilidad ejerciendo un férreo control que garantizase el orden (creación de la Guardia Civil, censura de prensa). Se creó el Banco de España para centralizar las finanzas y se llevó a cabo una política de acercamiento a la Iglesia, firmándose el Concordato de 1851.

Revolución de 1854 y el Bienio Progresista (1854-1856)

Se inició con el pronunciamiento del general O’Donnell en Vicálvaro (la Vicalvarada). La Corte entregó el poder al general Espartero, quien lo compartió con O’Donnell. Se distinguieron dos facciones:

  • Los “progresistas puros” (junto a Espartero).
  • La “Unión Liberal” (junto a O’Donnell).

Los progresistas impulsaron la ampliación de las libertades fundamentales y nuevas transformaciones económicas de signo liberal.

La Era O’Donnell y la Crisis del Régimen (1856-1868)

Tras conflictos populares, Espartero fue sustituido por O’Donnell. Esta etapa se caracterizó por el eclecticismo político: se restauró la Constitución de 1845, pero se mantuvieron algunas reformas. El sistema parlamentario estaba viciado, ya que los cambios políticos eran decididos por grupos y camarillas que actuaban sobre la Corona, no por los votantes.

El rasgo más sobresaliente fue la activa política exterior de O’Donnell para devolver prestigio a España. La crisis política final provocó la alianza entre progresistas y demócratas, que establecieron en el Pacto de Ostende (1866) un programa común para destronar a Isabel II. A este pacto se unieron los unionistas (liderados por el general Serrano tras la muerte de O’Donnell). Esta alianza culminó con la Revolución de Septiembre de 1868 (La Gloriosa), que derrocó a Isabel II.

Comparativa de las Desamortizaciones de Mendizábal y Madoz

La revolución liberal supuso la sustitución de la economía feudal por un sistema económico capitalista basado en la propiedad privada. Para liberalizar el mercado de la tierra, se adoptaron tres medidas fundamentales:

  1. La supresión de los mayorazgos.
  2. La abolición del régimen señorial.
  3. Las desamortizaciones.

La Desamortización Eclesiástica de Mendizábal (1837-1849)

Se inició durante un gobierno progresista. Consistió en la venta por subasta de las tierras expropiadas a la Iglesia (bienes de manos muertas).

Objetivos de Mendizábal:

  • Sanear la Hacienda mediante la amortización parcial de la deuda pública.
  • Financiar la Primera Guerra Carlista.
  • Convertir a los nuevos propietarios en partidarios de la causa liberal, asegurando apoyo social frente a la amenaza carlista.

La Desamortización General de Madoz (1855-1867)

Se inició durante el Bienio Progresista. A diferencia de la anterior, esta desamortización fue general, ya que incluía todo tipo de tierras amortizadas, afectando principalmente a los bienes de los municipios (bienes de propios y comunes).

Objetivos de Madoz:

La situación fiscal no era tan grave como en la etapa anterior. Por consiguiente, el objetivo principal fue destinar parte de los ingresos obtenidos a financiar la construcción de las infraestructuras necesarias para modernizar la economía, en especial la red de ferrocarriles.

Tabla Comparativa

CaracterísticaDesamortización de Mendizábal (1837)Desamortización de Madoz (1855)
ImpulsorJuan Álvarez Mendizábal (Progresista)Pascual Madoz (Progresista)
Bienes afectadosBienes del clero (eclesiástica)Bienes de los municipios y del Estado (general)
Objetivo principalAmortizar la Deuda Pública y financiar la guerra carlista.Financiar la construcción de infraestructuras (ferrocarril).

Comparativa Constitucional: Estatuto Real (1834) y Constituciones de 1837 y 1845

El objetivo político central del liberalismo era desmantelar la monarquía absoluta e implantar un sistema parlamentario y constitucional. Tras los intentos fallidos en Cádiz y el Trienio Liberal, este proceso se consolidó durante el reinado de Isabel II.

Estatuto Real de 1834 (Carta Otorgada)

Promulgado al inicio del reinado, el Estatuto Real no era una constitución, sino una Carta Otorgada (concedida por la Corona), representando un compromiso entre el absolutismo y el liberalismo más conservador. Sus características principales son:

  • Soberanía: Reside en el Monarca.
  • Cortes: Bicamerales, compuestas por el Estamento de Próceres (designados por el monarca) y el Estamento de Procuradores (elegibles, pero con alto patrimonio).
  • Función de las Cortes: Más consultiva que legislativa. Eran convocadas, disueltas y suspendidas por el monarca.
  • Sufragio: Muy censitario, favoreciendo a la nobleza y la alta burguesía terrateniente.

Constitución de 1837 (Progresista)

Surgió tras el pronunciamiento de 1836. Aunque impulsada por los progresistas, buscó ser un texto de consenso, aceptable también para los moderados, implantando un régimen constitucional y un sistema parlamentario. Sus características clave son:

  • Soberanía: Nacional (aunque no se menciona explícitamente, se infiere).
  • Cortes: Bicamerales (Congreso y Senado), con mayor poder legislativo.
  • Derechos: Recoge derechos individuales (similares a la Constitución de Cádiz).
  • Relación Corona/Gobierno: La Corona mantiene amplias facultades, pero el Gobierno debe contar con la confianza de las Cortes.
  • Marco legal: Permitió la redacción de leyes progresistas, como la desamortización de Mendizábal.

Constitución Moderada de 1845

Tras la victoria moderada liderada por Narváez, se reformó la Constitución de 1837 para ajustarla a los principios del liberalismo doctrinario. El objetivo era anular los aspectos progresistas del texto anterior. Sus rasgos distintivos son:

  • Soberanía: Compartida entre el Rey y las Cortes.
  • Poder de la Corona: Aumenta significativamente el poder del Rey.
  • Cortes: Bicamerales (Congreso de los Diputados y Senado). El Senado se convierte en una cámara de designación real.
  • Sufragio: Se restringió aún más el censo electoral.
  • Religión: Declaración de confesionalidad católica del Estado.

La Sociedad de Clases en España: Características y Comparación con el Antiguo Régimen

La revolución liberal supuso la transformación de la sociedad estamental en una sociedad de clases. La principal diferencia radica en que la sociedad ya no se divide en estamentos cerrados definidos jurídicamente (con derechos y obligaciones diferentes), sino que todos los individuos son ciudadanos iguales ante la ley. La posición social se define por la riqueza (propiedad) y no por el nacimiento.

Comparación: Sociedad Estamental vs. Sociedad de Clases

CriterioSociedad Estamental (Antiguo Régimen)Sociedad de Clases (Liberal)
Definición socialPor nacimiento y privilegio legal.Por riqueza y propiedad.
Igualdad legalDesigualdad jurídica (privilegiados vs. no privilegiados).Igualdad jurídica ante la ley.
MovilidadNula o muy escasa (estamentos cerrados).Teóricamente alta (basada en el mérito y la riqueza).

Estructura de la Nueva Sociedad de Clases

La nueva sociedad de clases se divide principalmente en clases dirigentes y clases populares:

Clases Dirigentes

Este grupo fusionó a la antigua aristocracia terrateniente con la alta burguesía financiera y comercial:

  • Nobleza: La gran nobleza perdió sus privilegios jurídicos, pero conservó la mayoría de sus tierras como propiedad privada e incluso adquirió nuevas propiedades durante las desamortizaciones. La pequeña nobleza, sin embargo, se deterioró económica y socialmente.
  • Burguesía: Se formó por negociantes, inversores en Deuda Pública y Bolsa. Gran parte de esta burguesía se convirtió en rentista al adquirir tierras desamortizadas, mostrando escaso interés por la inversión industrial. La burguesía industrial, minoritaria, se centró en conseguir políticas proteccionistas.
  • Clase Media: Agrupaba a propietarios, comerciantes, pequeños fabricantes y empleados públicos. Su riqueza era inferior a la de las clases dirigentes. Era un grupo conservador que defendía la propiedad y el peso de la Iglesia, y que aspiraba a imitar el estilo de vida de los poderosos.

Clases Populares

Abarcan los grupos desfavorecidos por la revolución liberal:

  • Campesinado: La reforma agraria no alteró la concentración de la propiedad de la tierra, que siguió en pocas manos (especialmente en Castilla-La Mancha, Andalucía y Extremadura). Esto generó un gran grupo de campesinos sin tierra que vivían como jornaleros, en una situación de gran complejidad social.
  • Clases Bajas Urbanas: Formadas por mozos de comercio y pequeños tenderos.
  • Proletariado: Surge con el proceso de industrialización. Se caracterizaba por jornadas laborales de 12 a 14 horas y el empleo habitual de mujeres y niños con salarios inferiores.

Características Esenciales de la Constitución Democrática de 1869

El deterioro del régimen isabelino, agudizado por la crisis económica de 1866, llevó a la oposición a unirse para derrocar a la reina. El 18 de septiembre de 1868 estalló la Revolución conocida como La Gloriosa, dando inicio al Sexenio Democrático (1868-1874).

Los revolucionarios convocaron elecciones a Cortes Constituyentes, las cuales dieron una amplia mayoría a progresistas, unionistas y demócratas, encargados de redactar la Constitución de 1869, considerada la primera Constitución democrática de la historia de España.

Principios Fundamentales de la Constitución de 1869

Este texto, influido por el constitucionalismo radical francés y norteamericano, es rígido y de mayor extensión que los anteriores. Definió un nuevo sistema político basado en el liberalismo democrático:

  • Soberanía Nacional: Se reafirma el principio de la soberanía nacional, abandonando la noción doctrinaria de soberanía compartida que inspiró la Constitución de 1845.
  • Forma de Gobierno: Se acepta la Monarquía como forma de gobierno de la Nación, pero supeditada a la soberanía nacional. Se establece una clara división de poderes.
  • Sufragio Universal Masculino: Se instaura el sufragio universal masculino, directo para la elección de diputados e indirecto para la de senadores.
  • Declaración de Derechos: Los derechos que ya figuraban en textos anteriores (1837, 1845) aparecen con mayor detalle y mejor técnica jurídica. Por primera vez, se reconocen plenamente los derechos de reunión y asociación.
  • Organización de las Cortes: Mantiene el bicameralismo (Congreso y Senado), pero el Senado pasa a ser electivo.
  • Cuestión Religiosa: El Estado se comprometía a mantener el culto y el clero católico, aunque se garantizaba la libertad de culto.

Grandes Conflictos y Consecuencias Políticas del Sexenio Democrático (1868-1874)

El Sexenio Democrático se inició con la Revolución de 1868 (La Gloriosa) y supuso el intento de los sectores más progresistas de la burguesía por establecer un régimen parlamentario democrático moderno. Sin embargo, el periodo estuvo marcado por una profunda inestabilidad política y social.

Etapas Políticas del Sexenio

  1. Gobierno Provisional (1869-1870)

    El poder fue ejercido inicialmente por la Junta Revolucionaria de Madrid, que encargó al general Serrano la constitución de un Gobierno Provisional. Este gobierno convocó elecciones por sufragio universal para Cortes Constituyentes, que redactaron la Constitución de 1869. Una vez aprobada, Serrano se convirtió en Regente.

  2. Monarquía Constitucional: Amadeo I (1870-1873)

    La Constitución de 1869 estableció la monarquía democrática. El trono recayó en Amadeo I de Saboya. Este breve reinado se caracterizó por una permanente inestabilidad política y social, debido a:

    • El asesinato del general Prim, su principal apoyo.
    • El escaso apoyo de los partidos políticos.
    • La agitación social ligada al desarrollo del movimiento obrero.
    • El inicio de la Tercera Guerra Carlista (1872).

    Ante la ingobernabilidad, Amadeo I abdicó y abandonó España. El Congreso y el Senado proclamaron la República.

  3. Primera República Española (1873-1874)

    La República no logró estabilizar el sistema. A los problemas heredados se sumó el conflicto interno entre republicanos unitarios (centralistas) y federalistas. Así, en menos de un año se sucedieron cuatro presidentes:

    • Figueras: Primer presidente.
    • Pi y Margall: Proclamó la República Federal. Su mandato se vio afectado por la violencia de la insurrección cantonalista.
    • Nicolás Salmerón: Adoptó posiciones más conservadoras y envió al ejército para sofocar el movimiento cantonalista.
    • Castelar: Representó el triunfo de la República conservadora.

    La República murió con el Golpe de Estado de Pavía (enero de 1874), que disolvió las Cortes.

  4. Dictadura del General Serrano (1874)

    La denominación de República se mantuvo formalmente, pero el poder fue ejercido de facto por el general Serrano, en un régimen de dictadura militar. Este periodo finalizó con el pronunciamiento de Sagunto, que restauró la monarquía borbónica en la figura de Alfonso XII.

Consecuencias Políticas de los Conflictos del Sexenio

  • Fracaso de la Vía Democrática: El Sexenio demostró la dificultad de implantar una democracia plena en España debido a la fragmentación política, la oposición de las élites conservadoras y la inestabilidad social.
  • Intervención Militar: La constante intervención del ejército (Pavía, pronunciamiento de Sagunto) reafirmó el papel de los militares como árbitros de la vida política.
  • Restauración Borbónica: El caos del Sexenio facilitó el regreso de la dinastía borbónica en 1874, bajo un sistema político conservador diseñado por Cánovas del Castillo.

Elementos Fundamentales del Sistema Político de la Restauración (Cánovas)

El régimen de la Restauración (iniciado en 1874) fue diseñado por Antonio Cánovas del Castillo con el objetivo de dotar de estabilidad a la monarquía borbónica, superando la inestabilidad del reinado de Isabel II y el Sexenio Democrático. Los elementos centrales de este sistema fueron el bipartidismo y el turno pacífico, sostenidos por el fraude electoral.

El Bipartidismo

Cánovas entendía que los grupos políticos debían ser instrumentos al servicio de la causa monárquica. A imitación del modelo británico, impuso un sistema de dos grandes partidos dinásticos, capaces de contener el avance del republicanismo y el carlismo:

  • Partido Conservador: Liderado por el propio Cánovas, aglutinaba a los antiguos moderados y unionistas.
  • Partido Liberal: Liderado por Práxedes Mateo Sagasta, aglutinaba a los antiguos progresistas y demócratas.

El Turno Pacífico (Turnismo)

El correcto funcionamiento del engranaje bipartidista exigía que los partidos dinásticos se alternaran en el poder de forma pacífica y preestablecida. Este mecanismo, conocido como Turnismo, garantizaba la estabilidad del sistema, independientemente de los resultados electorales reales.

El Fraude Electoral y el Caciquismo

El Turno Pacífico se lograba mediante la manipulación o falseamiento de los resultados electorales, lo que convertía al sistema en una democracia puramente formal (un sistema liberal sin democracia real). En este proceso desempeñaban una labor decisiva:

  • El Encaje: Acuerdo previo entre los líderes (Cánovas y Sagasta) para decidir quién gobernaría.
  • El Pucherazo: Manipulación directa de los votos.
  • El Caciquismo: La influencia de los caciques locales y comarcales, que, con el apoyo de los gobernadores civiles provinciales y el beneplácito de la Corona, aseguraban la victoria del partido que debía “tocar” gobernar en ese momento.

Características Esenciales de la Constitución de 1876

La Constitución de 1876, aprobada durante la Restauración, fue el texto constitucional más longevo de la historia contemporánea de España (vigente hasta 1923). Su principal logro fue dotar de estabilidad al país. Se trata de una constitución breve (89 artículos) y de consenso, que sintetiza elementos de las constituciones de 1845 (moderada) y 1869 (democrática).

Su larga vigencia se explica por su escasa concreción, lo que permitía al partido gobernante interpretar a su gusto aspectos básicos como los derechos, el sufragio o la cuestión religiosa, adaptándose a las necesidades del turno político.

Rasgos Principales

  • Soberanía Compartida: Se establece la soberanía compartida entre las Cortes y el Rey. El Monarca asumía la función de dirigir y moderar la vida política, además de regular los tres poderes del Estado.
  • Poder Legislativo Bicameral: Se establecen dos cámaras:
    • El Senado, cuyos miembros eran designados por el Rey (carácter conservador).
    • El Congreso de los Diputados, elegido mediante procesos electorales.
  • Regulación de Derechos: Carecía de una regulación exhaustiva de los derechos ciudadanos, que se dejaban en manos de la legislación posterior y la interpretación de los gobiernos de turno.
  • Cuestión del Sufragio: No especificaba el sistema de votación, dejando abierto el derecho al sufragio (censitario o universal). Esto permitió que los conservadores aplicaran el sufragio censitario y que los liberales impusieran el sufragio universal masculino en 1890.
  • Confesionalidad Católica: Se declara la confesionalidad católica del Estado, aunque se permitía la tolerancia religiosa en el ámbito privado.

Corrientes Ideológicas del Movimiento Obrero y Campesino Español (Finales del Siglo XIX)

Durante el último cuarto del siglo XIX, las corrientes ideológicas que mayor aceptación tuvieron entre los obreros y campesinos españoles fueron el anarquismo y el socialismo, siguiendo la tendencia de Europa Occidental.

El Anarquismo

El anarquismo llegó a España durante el Sexenio Democrático (1868-1874) de la mano del italiano Giuseppe Fanelli, discípulo de Mijaíl Bakunin. Logró ser la ideología obrera más influyente durante la Restauración, con gran difusión entre el campesinado andaluz y los trabajadores de fábricas y talleres catalanes.

Planteamientos y Evolución:

  • Ideología: Oposición radical a toda forma de poder, Estado, Iglesia y partidos políticos.
  • Estrategia: Inicialmente se centró en la captación de seguidores y la acción directa o terrorista (anarcoterrorismo) contra miembros del gobierno y la burguesía, lo que llevó a su clandestinidad y persecución.
  • Impacto: Se convirtió en una amenaza constante para el poder establecido.

El Socialismo (Marxismo)

El socialismo se articuló en torno a dos organizaciones principales:

  1. Partido Socialista Obrero Español (PSOE): Fundado como organización de clase por Pablo Iglesias en 1879. Combinaba el ideario revolucionario marxista con medidas más pragmáticas, como la participación en el juego electoral.
  2. Unión General de Trabajadores (UGT): Sindicato de orientación socialista fundado en 1888, asociado al PSOE.

Instrumentos de Acción:

La actividad socialista en defensa de los derechos del proletariado se complementó con la puesta en marcha de:

  • Prensa escrita (destacó el periódico El Socialista).
  • Casas del Pueblo (centros de reunión y formación).
  • Mutuas obreras.

La Política Española y el Conflicto de Cuba (Finales del Siglo XIX)

Una correcta comprensión de la política española en Cuba debe tener en cuenta el contexto internacional de finales del siglo XIX, caracterizado por el auge del imperialismo y el creciente expansionismo de los Estados Unidos. La nación americana, convertida en una gran potencia tras la Guerra de Secesión (1861-1865), desempeñó un papel fundamental en el desarrollo y desenlace del conflicto cubano.

Inmovilismo y Rechazo a las Reformas

La política española se caracterizó por el inmovilismo respecto a las demandas de autonomía de los pobladores cubanos. Un importante sector de la clase dirigente peninsular era partidario de no ceder a ninguna presión reformadora. Aunque la esclavitud en Cuba fue abolida en 1886, las Cortes rechazaron propuestas de descentralización, como la presentada en 1893.

La Guerra de 1895 y la Intervención de EE. UU.

La errática política española, unida a los intereses económicos y estratégicos norteamericanos en la isla, llevó a que en 1895 se produjera una nueva insurrección de corte independentista (Guerra de Independencia Cubana).

Este conflicto enfrentó inicialmente al ejército español con los nacionalistas cubanos, y más tarde, tras la explosión del acorazado Maine, a España con los Estados Unidos. La derrota de 1898 significó la pérdida definitiva no solo de Cuba, sino también de Puerto Rico y Filipinas.

Consecuencias de la Crisis de 1898: Ámbitos Económico, Político e Ideológico

La derrota en la guerra de 1898 contra Estados Unidos y la pérdida de las últimas colonias (Cuba, Puerto Rico y Filipinas) no provocó un cambio de régimen, pero sí una profunda crisis moral e ideológica que impulsó el movimiento regeneracionista.

El objetivo de los regeneracionistas era replantear la situación de España a partir de la modernización social, la superación del atraso cultural y la dignificación de la actividad política.

Consecuencias Económicas

Las consecuencias económicas de la pérdida colonial resultaron ser menores de lo previsto, e incluso tuvieron aspectos positivos:

  • Ahorro de Gastos: España dejó de afrontar el cuantioso gasto que suponían el ejército y la administración colonial.
  • Repatriación de Capitales: Se dejaron notar las consecuencias beneficiosas de la repatriación de capitales, los llamados “capitales indianos”, que se invirtieron en la Península, contribuyendo a la modernización económica.
  • Impacto Limitado: Se hizo evidente que los territorios de ultramar ya no aportaban beneficios esenciales a la economía española.

Consecuencias Políticas

A pesar del desastre, el sistema de la Restauración continuó funcionando sin sobresaltos que cuestionaran su vigencia. La principal consecuencia política fue:

  • Aparición del Regeneracionismo: El movimiento regeneracionista, impulsado por intelectuales y políticos, exigió reformas profundas para acabar con el fraude electoral y la corrupción del sistema canovista.

Consecuencias Ideológicas y Morales

El llamado “Desastre del 98” fue, sobre todo, una crisis moral que afectó profundamente al estado de ánimo de la nación:

  • Derrotismo Intelectual: Las élites intelectuales, especialmente la Generación del 98, se vieron afectadas por un sentimiento de derrotismo, pesimismo y victimismo.
  • Imagen Internacional: La prensa extranjera se empeñó en presentar a España como un país en decadencia, con una economía atrasada y un sistema político corrupto, dañando gravemente el prestigio internacional.