Historia de las Lenguas de España: Origen, Evolución y Reconocimiento Constitucional

1. Introducción: España como Estado Plurilingüe

En España se hablan varias lenguas. La Reconquista fue fundamental para determinar las zonas de expansión de estas lenguas.

En los Siglos de Oro se generalizó el uso del castellano.

Desde 1978, la Constitución reconoce y oficializa las diferentes lenguas españolas, garantizando su protección y apoyo.

La oficialidad de una lengua implica su reconocimiento jurídico. La lengua oficial del Estado español es el castellano.

A nivel autonómico, se establecen protecciones específicas:

  • En el Estatuto del Principado de Asturias se establece la defensa y protección del bable (asturiano).
  • En el Estatuto de Aragón se declara la protección de las hablas aragonesas.
  • En Cataluña se reconoce el aranés como lengua propia del Valle de Arán.

2. Lenguas Cooficiales en España: Historia y Evolución

2.1. El Castellano (Lengua Española)

El castellano es la lengua romance que nació durante la Edad Media en la zona del Condado de Castilla. La Reconquista extendió esta lengua por gran parte de la Península.

Los primeros testimonios escritos en castellano son las Glosas Emilianenses y Silenses. En el siglo XIII, el castellano se convirtió en la lengua oficial de los documentos reales.

El descubrimiento y la colonización de América propiciaron la extensión del castellano en vastas zonas del continente americano.

La existencia de una sola corona para los distintos territorios favoreció el auge del castellano, que ya en el siglo XVI empezó a llamarse lengua española.

En el siglo XVIII, el interés por la corrección lingüística llevó a la creación de la Real Academia Española (1714).

Durante la dictadura de Francisco Franco (1939-1975) se impuso el castellano en la enseñanza, en los medios de comunicación y en la vida pública. Las otras lenguas de España quedaron fuera de la educación y de todos los usos oficiales.

Con la instauración de la democracia y la aprobación de la Constitución de 1978 se reconoció la pluralidad lingüística y cultural de España.

2.2. El Gallego

Hasta el siglo XII, la actual Galicia y Portugal constituían el antiguo Reino de Galicia. El aislamiento geográfico del noroeste peninsular favoreció la evolución del romance que recibe el nombre de gallego.

El gallego se extendió por toda la franja portuguesa. Por ello, denominamos gallegoportugués al romance hablado en esos territorios en la Edad Media. La unidad del gallego y el portugués se mantuvo hasta el siglo XV, a pesar de que Portugal consiguió su independencia en el siglo XII.

Durante la Edad Media, el gallegoportugués conoció su esplendor literario (las cantigas).

A partir del siglo XV, el castellano empezó a extenderse por las zonas de habla gallega. Durante los siglos XVI, XVII y XVIII, el gallego quedó relegado al habla coloquial y rural. En el siglo XIX, gracias a los movimientos románticos, se recuperó en la literatura. Es la etapa denominada Rexurdimento, cuya figura más destacada es Rosalía de Castro.

A principios del siglo XX se creó la Real Academia Galega, aunque la normalización lingüística se vio dificultada por la falta de medios de difusión, el analfabetismo y el poco prestigio social del gallego.

Durante la Segunda República, justo antes de iniciarse la Guerra Civil, se aprobó el Estatuto de Autonomía de Galicia, donde se reconocía la cooficialidad de la lengua gallega. El inicio de la guerra impediría su desarrollo.

Franco prohibió el uso oficial de todas las lenguas autonómicas, aunque permitió que se publicaran libros en estas lenguas a partir de la década de los 50 y, sobre todo, de los 60.

En el periodo de la Transición, concretamente en 1981, el Congreso de los Diputados aprobó el Estatuto de Autonomía de Galicia y la cooficialidad del gallego. El gallego también se habla en algunas zonas de Asturias, León y Zamora.

En Galicia, la enseñanza del gallego y su uso en los medios de comunicación han extendido su conocimiento a la mayor parte de la población, aunque su dominio escrito es inferior al oral. La lengua gallega está cada vez más presente en los ámbitos políticos y culturales.

2.3. El Catalán

Su origen está en el latín vulgar hablado en la provincia romana Tarraconense.

La Marca Hispánica estaba constituida por un conjunto de condados catalanes que dependían políticamente del Imperio Carolingio. En el siglo X consiguieron su independencia. En el siglo XII, el conde Ramón Berenguer IV se casó con la heredera de la Corona de Aragón. Así se unieron los dos territorios y el conde de Barcelona se convirtió en rey (o príncipe consorte).

La conquista y el comercio extendieron el catalán de estos territorios hacia el Reino de Valencia, el Rosellón y la Cerdaña, las Baleares y el enclave de L’Alguer (Cerdeña).

En la Edad Media, el catalán fue una lengua literaria muy importante (Ramón Llull, Ausiàs March, Joanot Martorell…).

Durante los siglos XVI, XVII y XVIII, Cataluña sufrió una profunda crisis social, política y económica. Literariamente, decayó en favor del castellano.

En el siglo XIX, con el Romanticismo, se inició un movimiento de recuperación de la literatura catalana conocido como la Renaixença. En esta época se publicaron numerosos libros en catalán y los primeros periódicos en esta lengua.

A principios del siglo XX se creó el Institut d’Estudis Catalans y se publicaron la gramática y la ortografía de la lengua catalana.

En la Segunda República se aprobó el Estatuto de Autonomía de Cataluña, que permitía la cooficialidad del catalán. Franco lo prohibiría tras la Guerra Civil.

A partir de los años 50 se empezaron a publicar libros y revistas en catalán. También triunfaron canciones en esta lengua y se promovió su enseñanza.

En 1980 se aprobó en el Congreso de los Diputados el Estatuto de Autonomía y la cooficialidad del catalán en Cataluña. En 1982 se aprobó el de la Comunidad Valenciana y un año más tarde el de las Islas Baleares.

El dialecto del catalán que se habla en la Comunidad Valenciana recibe el nombre oficial de valenciano.

El dialecto del catalán que se habla en las Islas Baleares suele llamarse balear.

El catalán es la lengua oficial en Andorra. Se habla también en algunas comarcas fronterizas de Aragón. Y sobrevive sin estar reconocida en L’Alguer (Cerdeña) y el Rosellón.

2.4. El Vasco o Euskera

El vasco o euskera se extiende actualmente por el País Vasco (francés y español) y por el norte de Navarra. Los topónimos demuestran que su extensión debió de ser mucho mayor en épocas anteriores.

Aunque ciertas teorías relacionan el vasco con las lenguas caucásicas o con lenguas bereberes, su origen es desconocido.

Los romanos conquistaron Álava y Navarra, pero no consiguieron entrar en las zonas montañosas. Hubo zonas del País Vasco que no fueron cristianizadas hasta el siglo IX.

Los primeros restos del euskera escrito se encuentran junto a los primeros escritos en castellano, las Glosas Emilianenses. Como el euskera no tenía escritura propia, utilizaban los caracteres latinos.

Hasta el siglo XVI no aparece la primera obra escrita en vasco. Durante los siglos XVI, XVII y XVIII, la mayoría de los textos escritos en vasco son de carácter religioso.

En el siglo XIX surge el nacionalismo vasco y con él el interés por recuperar la lengua vasca. El retroceso del euskera frente al castellano había sido tan grande que se vislumbraba su desaparición. A principios del siglo XX, el número de hablantes era escaso y apenas había comprensión entre sus distintas variedades.

A principios del siglo XX se creó la Academia de la Lengua Vasca (Euskaltzaindia).

En la Segunda República se reconoció la cooficialidad del euskera en el Estatuto de Autonomía del País Vasco. La Guerra Civil interrumpiría su desarrollo.

Tuvo una recuperación más lenta que el gallego y el catalán, pero a partir de los años 60 se recobró el interés filológico por el euskera y se empezaron a publicar libros en esta lengua.

El apoyo político, social y económico, la labor de la Academia Vasca y de las ikastolas, y la creación de una variedad supradialectal (el euskara batua) han contribuido a su lenta y difícil pervivencia. Pese a la dificultad de aprendizaje del euskera, su número de hablantes no deja de crecer.

El Estatuto de Gernika, de 1979, reconoce la cooficialidad del euskera en el País Vasco. Además, es cooficial en los territorios del norte de la Comunidad Foral de Navarra donde se habla. También se habla en algunas zonas del País Vasco francés.

3. Hablas y Lenguas con Protección Estatutaria Específica

3.1. Las Hablas Aragonesas (Fablas)

Los restos del romance navarro-aragonés perviven hoy en unas hablas (o “fablas”), muy diferenciadas unas de otras, que se han mantenido a lo largo del tiempo en los aislados valles del Pirineo central. Se ha intentado crear un dialecto común para unificar todas las tendencias, pero con escaso éxito.

3.2. El Asturiano o Bable

Se denominan genéricamente “bables” a los restos del asturleonés que se siguen hablando en zonas rurales de Asturias, el oeste de Cantabria y el noroeste de la provincia de León. En época reciente se ha creado un “bable” unificado con la intención de que sirva como norma común para todo el Principado de Asturias.

3.3. El Aranés

En el Estatuto de Autonomía de Cataluña se reconoce la oficialidad del aranés en el Valle de Arán. El aranés es un dialecto del gascón.

4. Conceptos Sociolingüísticos Clave

4.1. El Bilingüismo

El fenómeno del bilingüismo se manifiesta tanto en el ámbito social como en el individual:

  • Bilingüismo Social: Se refiere a un territorio en el que se hablan dos o más lenguas. Se considera que el territorio es bilingüe si las personas que viven en él desarrollan la capacidad de comunicarse en las diferentes lenguas indistintamente.
  • Bilingüismo Individual: Se refiere a un hablante cuya competencia comunicativa se ha desarrollado de forma similar en más de una lengua.

4.2. La Diglosia

El concepto de diglosia se refiere al desequilibrio que hay entre dos lenguas en una comunidad en la que una de ellas –por causas sociales, políticas o culturales– tiene más prestigio que la otra.

La situación más habitual de diglosia es aquella que se da en un territorio en el que existe una lengua fuerte, que es la lengua oficial de la Administración, la justicia, la educación, la cultura, los medios de comunicación y el poder económico; y otra lengua, llamada débil, que queda relegada al uso familiar y cotidiano.