Historia de España: Reinados, Reformas y Conflictos (Siglos XVI-XX)

Los Austrias Mayores: Carlos V y Felipe II

Carlos V: Política Interior y Exterior

Los reinos hispánicos, aunque inicialmente no interesados en su idea imperial, terminaron apoyándola. Carlos V concentró sus intereses en ser elegido emperador de Alemania y desatendió sus dominios españoles, lo que provocó en Castilla un movimiento hostil hacia el nuevo rey. En 1520, Carlos se marchó dejando como regente a Adriano de Utrecht, comenzando poco después las revueltas internas.

Conflictos Internos durante el Reinado de Carlos V

  • Comunidades de Castilla (1520-1522): Fue una revuelta política, antiseñorial y social. Mientras Carlos I estaba en Alemania, las principales ciudades castellanas (Toledo, Burgos, etc.) se sublevaron y sustituyeron el poder municipal por comunas (integradas por baja nobleza, artesanos, comerciantes, bajo clero, etc.), expulsando a las autoridades del rey. Sus reivindicaciones eran diversas:
    • Políticas: Regreso de Carlos, exclusión de extranjeros de los cargos políticos, mayor protagonismo de las Cortes.
    • Económicas: Reducción de impuestos, limitación de la exportación de lana castellana.
    Al conflicto terminaron uniéndose los campesinos, alcanzando rasgos de protesta antiseñorial contra los abusos de la nobleza. Sin embargo, la alta nobleza se alió con el emperador y derrotó a los comuneros en Villalar (1521), donde sus líderes fueron ajusticiados. Toledo resistió hasta 1522.
  • Sublevación de las Germanías (1519-1521): Revuelta social y antiseñorial de artesanos y pequeña burguesía contra la nobleza, la oligarquía y el clero. Fue simultánea a la de Castilla, pero sin relación directa entre ellas. Se inició en Valencia y se extendió a Mallorca. En 1519, los gremios artesanos de Valencia solicitaron permiso para reclutar una milicia o Hermandad para defender la costa contra las amenazas de los piratas berberiscos. Propusieron la reducción de los privilegios nobiliarios, lo que acabó en una rebelión abierta. Reclamaban una mayor participación de los gremios en los cargos municipales y protección del monarca frente a los abusos de la nobleza. La nobleza y el emperador se aliaron y derrotaron a los agermanados en 1521. La revuelta también fracasó en Mallorca.

Lucha contra los Protestantes y la Reforma

  • Conflicto Religioso en el Sacro Imperio Romano Germánico: Martín Lutero había pedido la reforma de la Iglesia Católica en las 95 tesis de Wittenberg (1517), en las que criticaba la corrupción de la Iglesia, la venta de indulgencias, la escasa formación del clero y la falta de límites morales.
  • Carlos V estaba en contra de Lutero, por lo que el Papa lo excomulgó. Se celebró la Dieta de Worms (1520), en la que el emperador pidió a Lutero que se retractara, pero este se negó y se puso bajo la protección de un príncipe alemán.
  • Alemania fue el escenario principal de la Reforma protestante de Lutero, a la que se unieron numerosos príncipes protestantes y formaron la Liga de Esmalcalda (1530), una coalición política y militar contra el emperador y los católicos. El protestantismo se fue extendiendo por el Imperio, el norte de Europa y los dominios españoles de Flandes. En Inglaterra surgió el anglicanismo.
  • Carlos V promovió la celebración del Concilio de Trento (1545-1563), donde la Iglesia Católica se reafirmó en la Contrarreforma.
  • Carlos V acabó recurriendo a las armas y derrotó a los príncipes protestantes en la Batalla de Mühlberg (1547). Los príncipes protestantes contaban con el apoyo de Francia.
  • En 1555, se firmó la Paz de Augsburgo, en la que se reconoció la vigencia de las dos religiones dentro del Imperio, pero se obligó a los súbditos de cada territorio a profesar la religión de su príncipe.

Felipe II: Política Interior y Exterior

Política Interior de Felipe II

  • La prisión del príncipe Carlos: Este hecho fue explotado contra el rey como parte de la Leyenda Negra, junto a la explotación de los indígenas en América, la sublevación de los Países Bajos y el suceso con el secretario real. Fue una campaña para desprestigiar a Felipe II, cuyos principales difusores eran los ingleses.
  • Intransigencia Religiosa: Proceso contra los protestantes (1558-1560). La Inquisición acabó con los dos focos importantes de protestantes (Sevilla y Valladolid). Para luchar contra el protestantismo, Felipe II llevó a cabo el cierre del país a las influencias extranjeras (los estudiantes no podían salir del país).
  • Rebelión de los moriscos en las Alpujarras (1568-1570): La población morisca siguió siendo presionada para que asimilaran por completo el catolicismo. Además, les subieron los impuestos sobre la seda y se les expropiaron tierras. La pragmática de 1567 les prohibía el uso de su lengua, costumbres, etc. Los moriscos respondieron con el levantamiento del Albaicín (1568), que se extendió a las Alpujarras granadinas. La rebelión de Abén Humeya fue sofocada por Don Juan de Austria en 1570. Fueron expulsados de Granada y dispersados por toda Castilla.
  • El caso de Antonio Pérez y la revuelta de Aragón (1590-1592): Antonio Pérez, secretario real de Felipe II, acusó a Don Juan de Austria de traición. Convenció a Felipe de asesinar a Escobedo, y solo descubrió el engaño cuando Don Juan de Austria murió. Antonio Pérez fue apresado, acusado de asesinato y traición, y huyó hacia Aragón. Se fabricó una acusación de herejía para que lo persiguiera la Inquisición, ya que estaba bajo la protección del Justicia Mayor de Aragón. El rey envió un ejército a Zaragoza, asesinó al Justicia Mayor y apresó a Antonio Pérez (1592), que huyó a Francia cuando lo trasladaron a la cárcel de la Inquisición. El rey restringió los fueros de Aragón y designó a un Justicia Mayor castellano. La Leyenda Negra se difundió en Francia.

Política Exterior de Felipe II

  • La rebelión de los Países Bajos (Flandes, 1566-1648): Flandes era un país muy próspero económicamente, pero sus intereses divergían de los de España. Felipe II quiso imponer los principios del Concilio de Trento y ordenó que la Inquisición actuara contra los herejes. Las causas principales fueron:
    • La división religiosa: el norte era calvinista (futuras Provincias Unidas, Unión de Utrecht 1579) y el sur católico.
    • Las aspiraciones de la nobleza y la clase comercial a la independencia.
    • Consideraban a Felipe II un extranjero.
    Los dirigentes de la rebelión fueron el conde de Egmont, el conde de Horn y Guillermo de Orange (todos de alta nobleza). El rey decidió enviar al tercer Duque de Alba para acabar con toda oposición política y religiosa. Llegó acompañado de los tercios y constituyó el Tribunal de los Tumultos (que ordenó la ejecución del conde de Egmont). Guillermo de Orange logró escapar, se convirtió al calvinismo y comenzó la guerra desde Alemania. Además, Francia e Inglaterra tenían intereses en dominar estos territorios (Inglaterra apoyó a los holandeses). Se envió como uno de los gobernantes a Don Juan de Austria y, al morir, le sustituyó Alejandro Farnesio, que consiguió que la parte católica se mantuviera del lado de Felipe II. Obtuvo importantes victorias, pero la rebelión nunca fue controlada y Felipe II designó a su hija como gobernadora. Al morir ella sin descendencia, los Países Bajos volvieron a la Corona española. El conflicto volvería a abrirse.
  • La disputa con Inglaterra: España e Inglaterra tenían intereses en el dominio del Atlántico, a causa de América. Felipe II acabó casándose con la reina de Inglaterra en 1544. No tuvieron descendencia y el trono de Inglaterra pasó a la reina Isabel I (protestante). La corona inglesa favoreció los continuos actos de piratería de corsarios como Drake. La tensión estalló por el apoyo inglés a los rebeldes flamencos y holandeses. Felipe II declaró la guerra a Inglaterra y preparó la Gran Armada (conocida como la Armada Invencible para los ingleses), dirigida por Medina Sidonia, inexperto marinero que sustituyó a Álvaro de Bazán al morir. La Armada partió de los puertos de Lisboa y A Coruña con el propósito de recoger a los tercios de Alejandro Farnesio para desembarcar en Inglaterra. Fue un desastre debido a la falta de coordinación y de refugio. Además, los buques ingleses estaban más avanzados que los españoles. La escuadra inglesa atacó a la española, lo que, unido a las tormentas, dificultó el avance de la flota en el Canal de la Mancha. Se debilitó el poder naval español e Inglaterra pasó a convertirse en una gran potencia marítima. La paz con Inglaterra no sería posible hasta el reinado de Felipe III.

Reinado de Alfonso XIII (1902-1931)

Regeneracionismo y Revisionismo Político (1902-1917)

En esta primera etapa se intentó buscar solución a los problemas del país: miseria, atraso, un sistema político falseado, los nacionalismos (considerados por los militares como separatismos) y las tensiones obreras y campesinas. Maura definió su objetivo como: “Hagamos la revolución desde arriba o nos la harán desde abajo”.

Los gobiernos regeneracionistas estuvieron liderados, tras las muertes de Cánovas y Sagasta, por sus nuevos líderes: Antonio Maura (Partido Conservador) y José Canalejas (Partido Liberal). Sin embargo, ninguno de ellos tendría el indiscutido liderazgo de sus predecesores, de modo que habría una lucha interna por el liderazgo de cada partido. En la oposición al sistema hubo un crecimiento de los partidos republicanos (Partido Reformista de Manuel Álvarez y Partido Radical de Alejandro Lerroux). Los intelectuales apoyaron la causa republicana.

Entre los partidos nacionalistas destacó la Lliga Regionalista, de Francesc Cambó, el surgimiento de un nacionalismo de izquierdas con Esquerra Republicana de Catalunya de Macià, y también creció el nacionalismo vasco con el PNV, que fue moderando los planteamientos radicales de Sabino Arana. Se inició la colaboración del PSOE con los republicanos.

Los gobiernos adoptaron medidas legislativas que intentaron modernizar el país y acabar con la corrupción electoral. Destacaron las adoptadas por el Partido Conservador:

  • La Ley de Jurisdicciones (tras el incidente del semanario ¡Cu-Cut!, que acabó propiciando la vuelta a la intervención política del ejército).
  • La creación del Instituto Nacional de Previsión (precedente de la actual Seguridad Social).
  • La Ley de Reforma Electoral (hizo el voto obligatorio y permitió no realizar la elección si el número de candidatos era igual al de escaños a elegir), que no consiguió acabar con el caciquismo ni democratizar el sistema político.
  • La Ley de Represión del Terrorismo.

El Partido Liberal, en el poder desde 1910, aprobó:

  • La Ley del Candado (que prohibía la instalación de nuevas órdenes religiosas).
  • La Ley de Reclutamiento (que hacía obligatoria la incorporación al ejército en época de guerra).

Otras medidas de gobierno se asentaron sobre la intervención estatal en economía (Ley de Protección de la Industria Nacional) y una tímida legislación social: descanso dominical, derecho de huelga, jornada laboral de 9 horas, leyes sobre condiciones de trabajo de mujeres y niños.

La política internacional estuvo presidida por la presencia española en Marruecos. La Conferencia de Algeciras (1906) concedió un Protectorado español en el norte de Marruecos, el Rif, zona de escaso valor estratégico y económico, que contó con la oposición de las cábilas de Abd el-Krim. La derrota del ejército en el Barranco del Lobo desencadenó la Semana Trágica (1909), tras el desastre de 1898. Fue un estallido de descontento popular sin una ideología concreta, motivado por el paro en el sector textil y la movilización de los reservistas que debían embarcar en el puerto de Barcelona para ir a Marruecos. La respuesta del gobierno a una semana de desórdenes, quema de iglesias y conventos, fue una represión muy dura, incluida la condena a muerte de Ferrer i Guàrdia, que provocó la caída del gobierno Maura y la fundación de la CNT, el gran sindicato anarquista, en 1910. Tras la Semana Trágica y el asesinato de Canalejas (1912), el sistema de la Restauración entró en una crisis profunda de la que ya no se repondría.

Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

El Directorio Militar (1923-1925)

El Directorio Militar, nombre que recibió el primer Gobierno de la Dictadura, estuvo integrado únicamente por militares de alta graduación. Las primeras medidas que adoptó fueron la proclamación del estado de guerra, la suspensión de la Constitución de 1876, la disolución de las Cortes, la supresión de los partidos políticos y sindicatos, la sustitución de los gobernadores civiles de las provincias por gobernadores militares y el control de los ayuntamientos y diputaciones. En lugar de estas instituciones y siguiendo el ejemplo del dictador fascista Benito Mussolini, que gobernaba Italia desde 1922, Primo de Rivera creó más adelante un grupo político nuevo (no quiso llamarlo “partido”), al que denominó “Unión Patriótica”, que sería el único permitido.

En 1925 desapareció la Mancomunidad de Cataluña (anteriormente la lengua catalana había perdido su condición de cooficialidad con el castellano en aquella región). Ello provocó el natural rechazo de la Dictadura por parte del nacionalismo catalán.

En cuanto al espinoso problema de Marruecos, inicialmente Primo de Rivera era partidario de negociar la paz con Abd el-Krim, el líder de los rebeldes, pero la derrota de Xauen (en la que murieron 2.000 soldados) y el avance de las tropas marroquíes en el protectorado francés le hicieron cambiar de opinión. Fue entonces cuando se produjo la exitosa campaña conjunta de las tropas franco-españolas (desembarco de Alhucemas, 1925), operación que permitió a las tropas reconquistar el terreno perdido en los meses siguientes. Esta pacificación de Marruecos fue el mayor éxito de esta primera etapa de la Dictadura.

El Directorio Civil (1925-1930)

En diciembre de 1925 se estableció el denominado Directorio Civil, en cuya composición había tanto políticos de derechas (Calvo Sotelo, el conde de Guadalhorce) como militares. Coincidió esta etapa con una fase de prosperidad económica general en Europa y de paz social en el interior. Su política económica de capitalismo con fuerte intervención estatal y nacionalismo económico permitió poner en marcha en España un ambicioso plan de obras públicas para la construcción de carreteras y pantanos, y se favoreció el desarrollo de la agricultura, industria y comercio. Fue entonces cuando nacieron las Confederaciones Hidrográficas y algunos monopolios estatales como la Compañía Telefónica Nacional de España (vinculada a la ITT norteamericana) y CAMPSA (monopolio de petróleos). Por tanto, en el terreno económico, estos fueron años de crecimiento, aunque fuera a costa de duplicar la deuda pública.

La escasa conflictividad social fue posible por la represión del anarquismo, el desarrollo de una amplia política social (construcción de viviendas baratas, escuelas, servicios sanitarios, protección de la emigración) y un nuevo marco de relaciones laborales basado en el sistema corporativo y la creación de los comités paritarios, a imitación del fascismo italiano, formados por representantes de patronos y obreros que tenían como objetivo evitar los enfrentamientos de los sindicatos de clases y conseguir la paz laboral.

La Segunda República Española (1931-1939)

Reformas de la II República

  1. Reforma Educativa: Los nuevos dirigentes del país estaban convencidos de que a través de un sistema educativo moderno, laico y democrático España podría salir de su atraso. Se consideró necesario secularizar la enseñanza, prohibiendo su impartición a las órdenes religiosas. También había que crear nuevos centros docentes, aumentar el número de maestros y reformar otros aspectos: obligatoriedad de una educación universal, pública y gratuita, dignificación del trabajo de los maestros, etc. La Iglesia Católica mostró una fuerte resistencia hacia estos cambios.
  2. Reforma Militar: Su objetivo era modernizar un ejército arcaico e ineficiente. Siendo Manuel Azaña Ministro de la Guerra en el Gobierno Provisional, ofreció a los jefes y oficiales la jubilación anticipada voluntaria conservando íntegramente la paga. Otras medidas adoptadas por la República fueron la supresión de la Academia General Militar y la creación de la Guardia de Asalto. Se obligó a los militares a jurar fidelidad a la República. Un importante sector de los oficiales y altos mandos consideró a los políticos que promovieron estas reformas como antimilitaristas, por lo que se convirtió en enemigo del régimen republicano recién nacido.
  3. Leyes Laborales: El encargado fue el Ministro de Trabajo, el socialista Francisco Largo Caballero. Su política de reformas consistió en: implantar la obligatoriedad de que los propietarios agrarios explotaran de forma efectiva sus fincas; jornada laboral de ocho horas en el campo; obligación del seguro de accidentes en el trabajo; y creación de unos jurados mixtos de trabajadores y empresarios para resolver los conflictos laborales. Todas estas medidas reformistas fueron muy mal acogidas por los empresarios tanto agrarios como de las ciudades, pero también decepcionaron a los anarquistas, comunistas y al sector más radical del socialismo español. Las huelgas y desórdenes fueron constantes en las fábricas y en el campo.
  4. Reforma Agraria: Las arcaicas estructuras del campo y las consecuencias económicas y sociales que se derivaban de ello constituían uno de los problemas clave de la España de la época: el latifundismo en el centro y sur de España condenaba al paro crónico y a la miseria a cientos de miles de campesinos no propietarios. Para remediar esta situación el Gobierno elaboró una serie de leyes favorables a los jornaleros. Sin embargo, el asunto más polémico fue la aprobación de la Ley de Bases de la Reforma Agraria de septiembre de 1932, cuyos objetivos eran redistribuir la tierra y mejorar su rendimiento. Lógicamente, contó con el rechazo frontal de los partidos de derecha. Esa ley permitía la expropiación de las tierras de regadío que no fueran regadas de forma efectiva y de los latifundios, que serían parcelados y repartidos entre los jornaleros, indemnizando a los propietarios. De la aplicación de la ley se encargó un nuevo organismo, el Instituto de Reforma Agraria (IRA), pero para ello dispuso de una cantidad de dinero muy insuficiente. Por culpa de los complejos trámites burocráticos y del enorme coste de las indemnizaciones, la ley supuso una gran decepción para la gran masa de jornaleros, por lo que la conflictividad en el campo fue constante durante toda la República.
  5. Estatutos de Autonomía: El proyecto del Estatuto de Cataluña en 1932, que suponía la creación de la Generalitat, fue defendido en las Cortes por Azaña. Dicho proyecto sufrió diversos cambios que recortaban la autonomía. Macià, de Esquerra Republicana de Catalunya, fue el primer presidente catalán. Los partidos de la derecha y algunos políticos centristas y socialistas se opusieron con vigor contra lo que consideraban el desmembramiento de España.

La Guerra Civil Española (1936-1939)

Fases de la Guerra Civil

  1. Año 1936: El primer objetivo de los rebeldes fue ocupar Madrid. Hacia esa ciudad confluyeron dos ejércitos “nacionales”: uno desde el norte (dirigido por el general Mola) y otro desde el sur y oeste, al mando de Franco, que se nutría de las tropas marroquíes de Regulares, conocido como el “Ejército de África”. Tras la conquista de Toledo, donde resistía un grupo de nacionales comandados por el coronel Moscardó, en noviembre de 1936 tuvo lugar el primer asalto contra la capital madrileña, pero fracasó. Tal vez fue un error estratégico de Franco la conquista de Toledo en lugar de dirigir un ataque directo contra Madrid, pues esa decisión permitió al Gobierno republicano disponer del tiempo necesario para organizar la defensa de la capital y contar con la ayuda del armamento soviético y el concurso de las Brigadas Internacionales y de tropas enviadas desde Cataluña. Ante el avance franquista, el nuevo Gobierno constituido por Largo Caballero se trasladó a Valencia en noviembre de 1936 y la capital quedó bajo el mando de una Junta de Defensa a cargo del general Miaja.
  2. Año 1937: Se produjeron victorias nacionales en el Norte, con la conquista del País Vasco, Cantabria y Asturias, de manera que desde octubre de ese año toda la cornisa cantábrica, de gran importancia industrial y minera, quedó en su poder. Fracasaron las ofensivas republicanas en el norte de Madrid (batalla de Brunete) y de Aragón (batalla de Belchite). Tuvo gran repercusión internacional el bombardeo de la localidad vizcaína de Guernica por parte de la aviación alemana de la Legión Cóndor (Guernica tenía un gran simbolismo para los nacionalistas vascos), pues se trataba de la primera vez en toda la Historia que se atacaba a la población civil mediante la aviación, suceso que poco después se repetiría numerosas veces durante la II Guerra Mundial. En cambio, fracasó la tentativa de los nacionales de aislar Madrid por el este a través de maniobras envolventes (batallas del Jarama y de Guadalajara). En el sur, lo más destacado fue la conquista de Málaga por el bando nacional.
  3. Año 1938: En el invierno de 1938, Teruel fue ocupada momentáneamente por los republicanos, pero un mes después sería recuperada por los nacionales, que demostraron una vez más su superioridad de medios. A continuación, Franco decidió llevar a cabo una ofensiva del ejército nacional hacia el Mediterráneo, lo que les permitió ocupar Vinaròs (Castellón). De esta forma, consiguieron dividir el territorio republicano aislando a Cataluña del resto. En el verano y otoño de 1938 tuvo lugar la batalla más sangrienta y larga (cuatro meses de duración), la del Ebro, iniciada por sorpresa por el Ejército Popular de la República dirigido por el general Rojo. Fue prácticamente la única ocasión en la que los republicanos llevaron la iniciativa de los combates. Sin embargo, tras la sorpresa inicial, el envío de refuerzos por parte de los nacionales decantó la victoria hacia este bando. El resultado de esta batalla fue prácticamente decisivo para el desenlace final de la guerra.
  4. Año 1939: Las tropas nacionales ocuparon en enero Cataluña (provocando un éxodo de 500.000 exiliados hacia Francia). Ya solo quedaban en poder de la República Madrid, parte de la Meseta Sur y el Levante. En esas dramáticas circunstancias se formó en Madrid una Junta de Defensa (dirigida por el coronel Casado) cuya única finalidad era negociar con Franco las condiciones de la rendición, a la que solo se opusieron activamente los comunistas. La respuesta del “Caudillo” ante la propuesta de negociación fue negativa. La división interna del bando republicano entre partidarios y contrarios a continuar la lucha por parte de los desmoralizados soldados republicanos permitió a las tropas nacionales ocupar sin apenas resistencia las últimas ciudades en poder de la República (Madrid el día 28 de marzo; Valencia, Alicante y Cartagena el 31). El 1 de abril Franco firmó su último parte de guerra.