Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812
En 1810, en plena Guerra de la Independencia, los sublevados se reunieron en Cádiz para determinar qué régimen político debía establecerse en España. Tras más de un año de deliberaciones, los liberales se impusieron y se redactó la primera constitución española, conocida popularmente como La Pepa.
Esta Constitución establecía que el rey perdía su poder absoluto y quedaba sometido a la voluntad general de los ciudadanos de la nación. Sus principios fundamentales fueron:
- Afirmación de la soberanía nacional.
- Reconocimiento de derechos y libertades, e igualdad ante la ley.
- Establecimiento de la división de poderes.
- La única religión oficial era la católica (Estado confesional).
- Sufragio universal masculino indirecto.
- Creación de una Milicia Nacional.
- Monarquía moderada con derecho a veto real.
- Libertad económica: se eliminaron los gremios, la Mesta, los señoríos, las desamortizaciones y las manos muertas.
Ideologías en las Cortes de Cádiz
Las ideologías predominantes en las Cortes de Cádiz eran los liberales y los absolutistas:
- Liberales: Estaban influidos por la Ilustración y la Revolución Francesa. Pretendían desterrar el absolutismo y los privilegios del Antiguo Régimen.
- Absolutistas: Partidarios del Antiguo Régimen, querían conservar los poderes absolutos del monarca y eran la minoría de la corte.
El Despotismo Ilustrado
El pensamiento ilustrado, de origen francés, tuvo una gran influencia en Europa hasta el siglo XVIII, conocido como el Siglo de las Luces. Su eje permanente defendía el uso de la razón y el conocimiento de la naturaleza como única vía hacia el progreso. Por ello, defendían la implantación de sistemas igualitarios y liberales.
La influencia ilustrada fue lenta y difícil, ya que se enfrentó a amplios grupos de aristócratas que ejercían gran influencia en la sociedad. En 1760, surgió una generación de pensadores ilustrados que coincidían en el interés por la ciencia y el progreso. Un ejemplo notable fue Jovellanos, quien fue encerrado en el castillo de Bellver en Mallorca por sus intenciones reformistas.
Reformas de Carlos III
Se implantó un sistema educativo igualitario para ambos sexos y obligatorio para todos durante los primeros años de infancia. Esto trajo problemas con los grupos eclesiásticos y de privilegiados.
Con el fin de mejorar la situación económica, se llevaron a cabo una serie de reformas agrarias. Se desamortizaron las tierras comunales o en manos de la Iglesia, donde no se aplicaban las nuevas tecnologías de cultivo y regadío. En otros países europeos ya se habían aplicado estas nuevas tecnologías, lo que hacía que España estuviera atrasada.
El Motín de Esquilache
Esquilache, un ministro ilustrado, intentó cambiar la tradición agrícola de gran parte de la península y llevó a cabo reformas para el manejo del público. Esta reforma provocó el descontento en las ciudades. Los privilegiados también se opusieron a las reformas y aprovecharon el ambiente popular para instigar el Motín de Esquilache. Carlos III paralizó las reformas y destituyó a Esquilache.
A pesar de ello, el monarca llevó a cabo otras reformas que pretendían mejorar la vida del pueblo:
- Para aumentar la actividad monetaria, moderó la política impositiva.
- Liberó la actividad industrial e implantó un mercado libre, haciendo desaparecer el sistema gremial.
- Las reformas educativas continuaron, fundando nuevas universidades, escuelas y academias especializadas en artes, ciencias o letras.
La política de Carlos III fue regalista: el poder del rey era superior al de la Iglesia y también tenía poder sobre la Inquisición. Durante este periodo se realizó la expulsión de los jesuitas, ya que estos gestionaban parte de la educación, los hospitales y las ayudas sociales. Su expulsión provocó una crisis económica en el reino.
La Primera República Española (1873-1874)
Fue una república surgida a partir de la crisis que supuso la renuncia de Amadeo I, por lo que no hubo un soporte republicano sólido. El movimiento popular se centró en la organización de juntas revolucionarias para solucionar los problemas locales e insurrecciones obreras que pedían reducción de horarios laborales y aumento de sueldos.
Los republicanos se dividieron en unitarios y federalistas.
Primera Etapa: Federalismo
La primera etapa de la República fue federal. En las elecciones convocadas hubo un 70% de abstenciones, pero finalmente salió elegido Figueras, quien consiguió disolver las juntas revolucionarias y acabar con las revueltas populares. El segundo presidente, Pi y Margall, redactó la Constitución de 1873, que finalmente no se pudo aplicar debido al golpe de Estado en Pavía.
Segunda Etapa: Unionismo
La segunda etapa de la República fue gobernada por presidentes unionistas que impusieron un fuerte autoritarismo. Abolieron la esclavitud y eliminaron los impuestos de los alimentos básicos. Redujeron la jornada laboral y crearon órganos reguladores que controlasen el trabajo infantil. También emprendieron las Cortes, ya que había una mayoría federal y podían ser destituidos. Esto significó la eliminación del federalismo en el ámbito político.
Sin embargo, el ejército y los moderados no querían un gobierno de centro. El general Pavía dio un golpe de Estado en el que cedió el poder a Serrano. Frente a este golpe de Estado no hubo resistencia, lo que demostraba la fragilidad del régimen republicano. Serrano pretendía estabilizar la República reprimiendo los conflictos con los carlistas y continuando la Guerra de Cuba.
La Restauración Borbónica (1874-1923)
La Restauración nació a partir del golpe de Estado de Martínez Campos, donde se proclamó rey a Alfonso XII. El poder pasó a manos de Cánovas del Castillo, a quien se le encargó formar un partido alfonsino. La llegada del monarca pacificó el panorama español, poniendo fin al conflicto carlista, ya que su lucha perdió legitimidad. El final de la Guerra Carlista permitió enviar soldados a la Guerra de Cuba. Finalmente, Martínez Campos consiguió finalizar el problema de Cuba con la Paz de Zanjón, donde se abolía la esclavitud y se prometían reformas administrativas y políticas.
El Sistema Bipartidista y el Turnismo
Se creó un sistema bipartidista donde dos partidos políticos, conservadores y liberales, se turnaban el poder de forma pacífica. Se redactó la Constitución de 1876, de carácter muy flexible y ambigua, ya que se mantenía cuando el partido que gobernaba cambiaba. Establecía una monarquía constitucional, repartiendo el poder entre el monarca y las Cortes. El catolicismo quedó refrendado como la religión oficial del Estado, pero se remarcaba la tolerancia al culto de otras religiones en privado.
El cambio de turno pacífico fue posible gracias al fraude electoral. Este sistema alejaba todas aquellas fuerzas antimonárquicas, lo que garantizaba la continuidad del régimen.
El Fraude Electoral y el Caciquismo
La oligarquía dominaba el ámbito político, ya que a los gobernadores les interesaba mantener el orden social. El primer partido que gobernó fue el conservador de Cánovas. Cuando este ya había realizado sus reformas, se ponía en contacto con el rey. El rey convocaba elecciones y contactaba con el ministro de Gobernación para avisar al partido liberal de que las próximas elecciones saldrían ganadores.
Siempre se conseguían los resultados esperados, ya que los gobernadores civiles contactaban con los caciques, personas con gran riqueza e influencia en su alrededor, para que orientaran el voto al candidato indicado. Por si no fuese suficiente, también se falsificaba el sufragio: se añadían papeletas y se votaba en nombre de los muertos. De esta manera, los votos eran irregulares y falsos, por lo que no era un sistema democrático.
Acciones de los Partidos Dinásticos
- Partido Conservador: Abolió los fueros vascos y unificó la legislatura de todos los territorios. Atentaron contra la libertad de expresión. Se aplicó una dura represión sobre los antimonárquicos y se destacó la pacificación de las ciudades.
- Partido Liberal: Estudió la situación de las clases trabajadoras, sus condiciones sociales y laborales.
La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
A comienzos del siglo XX, la inestabilidad política y la situación social atemorizaban al país. El sistema político de la Restauración, en el cual los partidos dinásticos (conservador y liberal) se turnaban el poder de forma pacífica y pactada, estaba fragmentado. Además, la burguesía estaba atemorizada ante el aumento del terrorismo, fruto de los efectos de la Primera Guerra Mundial, que se vieron reflejados en numerosas huelgas y protestas de las clases trabajadoras. La burguesía era partidaria de medidas de fuerza para atajarlas.
Al mismo tiempo, la radicalización de los nacionalismos catalán y vasco creció, sin ser ajena a este clima de tensión social. A nivel europeo, cada vez era mayor el número de países con regímenes fascistas como Italia, Alemania o Portugal. Solo dos salidas parecían efectivas frente a esta situación: la democratización del sistema o la implantación de una dictadura.
Tras el asesinato del presidente del gobierno Eduardo Dato a manos de los anarquistas y la derrota de Annual, que provocó 14.000 bajas en el ejército, el 13 de septiembre de 1923, el general Primo de Rivera dio un golpe de Estado, iniciando un periodo de dictadura militar que se extendió hasta 1930. Los anarquistas y los comunistas fueron los únicos que se opusieron al golpe de Estado, cuyos objetivos eran acabar con el sistema parlamentario y garantizar el orden público.
El Directorio Militar
Primo de Rivera presentaba esta nueva situación como un periodo de transición hasta que se solucionaran los problemas políticos y sociales del país. Fue una época de carácter militar en la cual el dictador concentraba todos los poderes: legislativo, ejecutivo y judicial. En 1924, formó la Unión Patriótica, su único partido y el único legal, cuyo programa seguía el modelo fascista. En esta etapa se aplicó una política de precios sin apenas derechos individuales. Los nacionalismos catalán y vasco, así como el movimiento obrero radical, fueron perseguidos y acusados de romper la unidad de España. En poco tiempo, se ganó la opinión pública por su éxito en la Guerra de Marruecos.
La Segunda República: El Bienio Conservador (1933-1936)
La Victoria Conservadora
Las elecciones de noviembre de 1933 dieron el triunfo a las candidaturas de centro y derecha (Partido Radical de Lerroux y la CEDA de Gil Robles). La derecha se había reorganizado y la ley electoral favorecía las coaliciones. Por otro lado, la izquierda se encontraba fragmentada y la llamada de la CNT a la abstención determinó su derrota. Además, la participación de las mujeres por primera vez favoreció el voto conservador.
El presidente de la República mandó formar gobierno a Alejandro Lerroux, que tuvo el respaldo de la CEDA y presentó una política de rectificación para anular las reformas del bienio anterior.
La Revolución de Octubre de 1934
Lerroux presidió gobiernos radicales muy poco estables y no tuvo más remedio que incluir tres ministros de la CEDA en el gobierno, hecho que fue interpretado por los socialistas como una entrega de la República a manos de Gil Robles, de quien temían que diera un golpe de Estado. El 4 de octubre se iniciaron conatos de insurrección armada de las milicias socialistas, sobre todo en Madrid, País Vasco y Cataluña, que fueron apoyados por la Generalitat, el PCE, la CNT y la UGT, que hicieron un llamamiento a la huelga general política.
El presidente de la Generalitat, Companys, proclamó el Estado Catalán dentro de la República Federal Española. En pocos días se controló la insurrección, la Generalitat fue suspendida y Companys fue encarcelado.
La Segunda República: El Frente Popular (1936)
Las elecciones del 16 de febrero de 1936 pusieron de manifiesto la profunda división de la sociedad española. La izquierda se presentó unida en el Frente Popular, coalición electoral que agrupaba a los partidos republicanos de izquierda con socialistas y comunistas (la CNT quedó al margen, aunque después colaboró). La derecha se dividió entre el Bloque Nacional de Calvo Sotelo, que aglutinaba sectores monárquicos y tradicionalistas.
El Frente Popular consiguió pocos votos más que el centro-derecha, pero la ley electoral le otorgaba el 75% de los escaños. Alcalá Zamora encargó formar gobierno a Manuel Azaña.
Nuevo Gobierno y Programa del Frente Popular
Manuel Azaña asumió la presidencia del gobierno hasta abril, cuando fue elegido presidente de la República tras la destitución de Zamora por las Cortes, pasando aquella al nacionalista gallego Santiago Casares Quiroga. Se puso en marcha el programa del Frente Popular:
- Continuación de la reforma agraria y educativa.
- Amnistía para los represaliados en octubre de 1934.
- Restablecimiento de la Generalitat e impulso a los estatutos Vasco y Gallego.
Los generales sospechosos de golpismo (Mola, Franco y Goded) fueron destinados a capitanías alejadas de Madrid.
Problemas de la República
La radicalización social y política iba en aumento. La izquierda obrera tenía una postura claramente revolucionaria y la derecha se mostró contraria al sistema democrático, mientras Mola diseñaba la conspiración contra la República. Cada vez fueron más frecuentes los enfrentamientos violentos y los atentados de pistoleros falangistas y militantes de izquierda encuadrados en milicias armadas que se tomaban la justicia por su mano. En este contexto, el 12 de julio José Castillo fue asesinado y al día siguiente sus compañeros asesinaron a Calvo Sotelo, lo que llevó al estallido de la Guerra Civil.
La Guerra Civil Española (1936-1939)
El 18 de julio de 1936 se extendió por la península un golpe de Estado militar contra el gobierno del Frente Popular, motivado por el clima de radicalización y violencia callejera desde las elecciones de febrero. El detonante fue el asesinato de José Castillo y Calvo Sotelo. Como consecuencia, España quedó dividida en dos bandos: el republicano y el nacional sublevado.
El Bando Republicano
Contó con los recursos financieros que gastaron en la compra de armamento soviético. En líneas generales, algo más del 50% de las fuerzas del orden permanecieron fieles a él. Por primera vez en la historia, el pueblo dejaba de ser espectador para defender la República: los ciudadanos y los trabajadores del campo, junto con los gobiernos vasco y catalán.
El Bando Nacional Sublevado
Contó con la mayor parte de los recursos agrícolas, pero con menos zonas industriales y población. Tuvo el apoyo del campesinado medio y las clases altas. Entre sus filas contaban con el preparado Ejército de África, dirigido por Franco. Una buena mayoría silenciosa y apolítica de la población tuvo que ocultar su ideología si en su pueblo o ciudad había ganado el bando rival; la lealtad geográfica se impuso por partes.
Internacionalización del Conflicto
Sin la ayuda extranjera, la guerra de España no hubiese durado más de medio año, dada la escasez de material militar y de repuestos de ambos bandos. Francia y Gran Bretaña crearon un Comité de No Intervención junto con otros 30 países, que se comprometían a no ayudar a ninguno de los bandos.
Apoyos a la República
La República recibió ayuda de material militar de la URSS y, en menor medida, de Francia y México. La ayuda humana llegó a través de las Brigadas Internacionales: 60.000 hombres de 30 países, sin experiencia militar, pero disciplinados y decididos a acabar con el totalitarismo fascista; en su mayoría eran de ideología comunista.
Apoyos a los Sublevados
Los rebeldes contaron con la ayuda de Alemania e Italia de forma masiva y pagadera en materias primas, especialmente en minerales necesitados por la industria de guerra alemana. Portugal e Irlanda ayudaron proporcionando unos millares de combatientes. Por su parte, EE. UU. y Gran Bretaña ayudaron por medio de compañías y banqueros. En general, las ayudas proporcionadas al bando rebelde fueron mejores en calidad y cantidad.
Fases de la Guerra Civil
Fase 1: La Columna de Mola y el Asedio de Madrid (Julio 1936 – Marzo 1937)
La República decidió disolver el ejército, pero los sublevados no aceptaron la orden y se vio obligada a improvisar un ejército con los desertores y milicias populares sin instrucción. En los primeros meses, la guerra fue claramente desfavorable para la República. Navarra y Sevilla fueron los principales focos difusores de columnas rebeldes, bajo el mando de Mola y Franco. La expansión de Mola sobre Madrid quedó detenida por las milicias republicanas creadas en la capital.
Fue decisivo el paso del Ejército de África por el Estrecho de Gibraltar, gracias a la ayuda exterior de Alemania e Italia. El 1 de octubre, Franco se convirtió en Jefe del Gobierno del Estado.
En la Batalla de Madrid, durante cinco meses de combate, la defensa, presidida por el general Miaja y ayudada por las Brigadas Internacionales, mostró una capacidad de resistencia asombrosa. Franco intentaría la toma de la ciudad aislándola del resto del territorio republicano mediante:
- Batalla de la carretera de La Coruña.
- Batalla del Jarama (para cortar la carretera de Valencia).
- Batalla de Guadalajara (para dividir las fuerzas republicanas y debilitar la defensa de Madrid).
Fase 2: La Campaña del Norte y la Batalla del Ebro (Abril 1937 – Noviembre 1938)
El 26 de abril de 1937 se produjo la destrucción de Guernica por la aviación Cóndor Alemana. El siguiente escenario tuvo lugar en Aragón con la toma de Teruel por los republicanos, pero de ahí pasó al Bajo Aragón y a la zona en torno al río Alfambra. Los nacionales rebasaron la resistencia republicana y llegaron al mar Mediterráneo por Vinaròs (Castellón) el día 15 de abril de 1938. Cataluña quedó aislada y separada del resto del territorio republicano.
La República, consciente de su inferioridad, emprendió el 26 de julio la Batalla del Ebro, la más dura de la guerra. Con ella se pretendía rebajar la presión de Franco sobre Valencia, unir Cataluña a la zona republicana y, si había suerte, dar un vuelco a la guerra. Pero no hubo éxito y, tras los iniciales, los republicanos se hundieron definitivamente en noviembre.
Fase 3: El Final de la Guerra (Diciembre 1938 – Marzo 1939)
Fue breve y de escasa actividad bélica, que culminaría con la descomposición política interna de la República. Entre diciembre y enero, Franco conquistó finalmente Cataluña, y así a la República solo le quedaba la zona centro-sureste. Los republicanos vieron la posibilidad de rendirse, pero Franco promulgó la Ley de Responsabilidades Políticas, que no dejaba esperanzas. Las tropas de Franco entraron en Madrid el 28 de marzo de 1939, dando por finalizada la Guerra Civil.
Evolución Política del Bando Sublevado
La muerte del general Sanjurjo y de Mola dejó a Franco como líder indiscutible e interlocutor privilegiado de Hitler y Mussolini. Se decretó la unificación de la Falange Española Tradicionalista y de las JONS, partido único donde se integraban la Falange y los carlistas. A partir de este momento, el poder en todos sus aspectos radicaría en el Cuartel General del Generalísimo. Como remate del proceso de legitimación de la guerra, el episcopado dirigió a los católicos del mundo una carta colectiva donde explicaba la naturaleza religiosa del conflicto.