España en el Cambio de Siglo: Marruecos, el 98 y la Restauración

Intervención Española en Marruecos

La intervención española en Marruecos forma parte importante de la política exterior española desde mediados del siglo XIX (Guerra de África, 1859-60) y, sobre todo, de principios del siglo XX, con la creación del Protectorado español de Marruecos. En sus orígenes estuvo motivada fundamentalmente por la necesidad de proteger los enclaves españoles del Norte de África: Ceuta, Melilla, Alhucemas, Vélez de la Gomera de los ataques marroquíes y como una compensación a la pérdida de nuestro imperio colonial americano tras el Desastre del 98, mediante la explotación de recursos minerales y la posibilidad de establecer un mercado colonial. En este sentido, la intervención de España en Marruecos forma parte del imperialismo europeo de finales del XIX y principios del siglo XX, caracterizado por el “Reparto de África” en la Conferencia de Berlín de 1885.

Principales Hechos

1. La Negociación (1904-1912)

  1. Constitución del Protectorado español de Marruecos. Al iniciarse el siglo XX, el Imperio marroquí atravesaba una situación de anarquía e inestabilidad que propició la intervención extranjera de España y Francia para defender sus intereses estratégicos.
  2. En 1904 se firmó un Acuerdo Hispano-francés por el que se repartían el imperio marroquí en dos zonas de influencia, bajo la fórmula de protectorado.
  3. Primera Crisis Marroquí, 1905. En 1905 tuvo lugar la primera crisis marroquí a nivel internacional: Alemania amenazó con intervenir en Marruecos, lo cual provocó la Conferencia de Algeciras de 1906. Por esta conferencia, se declaraba el libre comercio con la zona, pero se reconocía a España y Francia la administración del territorio en régimen de Protectorado. España recibió una pequeña parte del territorio: la Yebala y el Rif.
  4. En 1907 se firmaron los Acuerdos de Cartagena, una alianza entre Francia, Gran Bretaña y España para mantener el status quo marroquí frente a cualquier agresión. Se estaban gestando los bloques antagónicos que se enfrentarían en la Primera Guerra Mundial.
  5. La Semana Trágica de Barcelona y la caída de Maura (1909)

    El tema de Marruecos adquirió un protagonismo especial en Barcelona en julio de 1909, provocando una de las crisis más importantes del régimen: la Semana Trágica. El gobierno de Maura decidió enviar tropas a Marruecos para proteger los intereses españoles, ordenando la incorporación de reservistas desde Madrid y Barcelona. La medida provocó el descontento popular; en Barcelona se convocó una huelga general coincidente con las noticias del desastre del Barranco del Lobo en Marruecos. La huelga se convirtió en revuelta popular con quema de conventos, formación de comités obreros para hacerse con el poder y extensión de la huelga y la revuelta al resto de Cataluña. El enfrentamiento fue duro entre huelguistas, policía y ejército.

    Consecuencias de la Semana Trágica

    La represión policial y militar fue fuerte: muertos, heridos, destrucción, registros, detenciones y procesos, penas de muerte. Destacó la ejecución del anarquista y pedagogo Ferrer y Guardia, en quien se personificaba el escarmiento, a pesar de no haber participado. Su ejecución suscitó protestas internacionales por lo irregular del procedimiento y el desprestigio de Maura. Esto llevó a la caída del gobierno conservador de Maura, que perdió la confianza del rey. Se gestó entonces la oposición al régimen, mediante el acercamiento de las fuerzas de la izquierda: la Conjunción Republicano-Socialista de 1909 y el nacimiento, en 1912, del Partido Republicano Reformista de Melquíades Álvarez.

  6. Segunda Crisis Marroquí (1911)

    En 1911, la ocupación militar francesa en Marruecos desencadenó la segunda crisis marroquí al enviar Alemania el acorazado Panther frente a las costas de Agadir y amenazar con intervenir militarmente. El gobierno de Canalejas envió tropas a Arcila, Larache y ocupó Alcazarquivir, con la intención de defender su protectorado. Esta crisis internacional se resolvió, por mediación de Gran Bretaña, al reconocer Alemania los derechos franceses y españoles sobre Marruecos, a cambio de que Francia le cediera su colonia de Camerún. Ese mismo año (1912) se firmó el Tratado Hispano-francés que determinaba la zona del protectorado español, que comprendía en la zona norte el Rif y en la zona suroeste del Sahara la Yebala.

2. Ocupación Limitada (1913-1920)

Los acontecimientos de la Primera Guerra Mundial hicieron que España tuviera una intervención limitada en Marruecos. La inestabilidad política, económica y social del período no favorecía campañas militares en el exterior que hubiesen añadido un problema más a los ya existentes.

3. Ocupación Definitiva (1920-1927)

El Desastre de Annual (1921)

Las consecuencias de Annual fueron dilatadas y profundas. En agosto de 1921 se designó al general Picasso para que abriera un expediente gubernativo sobre las responsabilidades de los mandos en la derrota; el informe del Expediente Picasso apuntó directamente a la cúpula del ejército africanista y al rey. El ejército salió seriamente dañado; la guerra fue criticada por las pérdidas humanas y materiales, y el propio ejército volvió a sentirse humillado y exigió un cambio en el rumbo político, por la vía del pronunciamiento militar, en este caso, bajo la fórmula de golpe de Estado del general Primo de Rivera, el 13 de septiembre de 1923.

4. Fin de la Guerra de Marruecos: La Victoria Militar de Alhucemas (1925) durante la Dictadura de Primo de Rivera

Este hecho marcó el momento de mayor prestigio de la Dictadura, tanto frente a los militares como frente a la oligarquía que podía invertir con tranquilidad en el Protectorado de Marruecos. Hubiera sido el momento de abandonar el poder y hubiera cumplido el papel de “cirujano de hierro” atribuido por Costa, una dictadura a la romana que hubiese devuelto la soberanía al pueblo. Pero no lo hizo y quiso perpetuarse en el poder, precipitando su caída.

La Crisis del 98 y la Guerra de Cuba

La Guerra de Cuba de 1895-98 es uno de los acontecimientos históricos más destacados de la Historia Contemporánea española. Se produjo dentro de la etapa histórica de la Restauración, durante la Regencia de María Cristina de Habsburgo, en pleno sistema político canovista, desde el Pacto de El Pardo de 1885.

Causas

  • El incumplimiento, en parte, de los acuerdos de la Paz de Zanjón (1878): autonomía para la isla, representación en Cortes, equiparación de derechos con los peninsulares, abolición de la esclavitud.
  • El cambio de política económica hacia el proteccionismo con el Arancel Proteccionista de 1891, que perjudicaba los intereses comerciales de Cuba con los Estados Unidos.
  • La política de expansionismo imperialista de los Estados Unidos en el Caribe.

Estos factores fueron las causas de la Segunda Insurrección Cubano-filipina o Segunda Guerra Cubano-filipina de 1895-98, iniciada con el Grito de Baire en Cuba y en Filipinas en 1896, que se prolongó hasta 1898 con la derrota española en la Guerra Hispano-norteamericana. Ni la política negociadora de Martínez Campos en los primeros momentos del conflicto, ni la posterior vía dura del general Valeriano Weyler, ni la concesión de una Constitución para Cuba en 1897, pudieron evitar la guerra con Estados Unidos, al negarse el gobierno de Sagasta a vender la isla por 300 millones de dólares.

Consecuencias

La derrota supuso un mazazo psicológico y sumió a la sociedad, la clase política, las élites intelectuales y las masas populares en un estado de desencanto y frustración, que provocaron una crisis moral e ideológica, conocida como el Desastre del 98. Dicho desastre moral se configuró en torno a una serie de consecuencias:

  1. Fin del Imperio Colonial Español

    La derrota española significó el paso de España a pequeña potencia regional tras la pérdida de los restos del antiguo imperio colonial de ultramar: Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam. Al mismo tiempo, ponía de manifiesto el aislamiento internacional de la política exterior española a lo largo del siglo XIX. Por la Paz de París de 1898, España concedía la independencia a Cuba. Estados Unidos aprovechó para introducir la Enmienda Platt en la Constitución cubana, por la cual Cuba permitía la intervención de los Estados Unidos en la política cubana, y además, arrancaba la concesión a largo plazo de la base militar de Guantánamo. Otra cláusula incluía la venta a Estados Unidos, por 20 millones, de Puerto Rico, Filipinas y Guam. Al año siguiente, 1899, España liquidó completamente los restos de su antiguo imperio colonial en el Pacífico al vender a Alemania las islas Marianas y las Carolinas. España buscaría suplir estas pérdidas con nuevas colonias en África: Sidi Ifni, Fernando Poo, y, sobre todo, Marruecos, donde a partir de 1904 ejercería un protectorado.

  2. Pérdidas Humanas y Materiales

    Se calcula que unos 60.000 soldados españoles fallecieron en el conflicto. Las clases modestas fueron las más afectadas, pues el sistema de quintas permitía a las clases adineradas librar a sus hijos del servicio militar obligatorio pagando a un suplente; los muertos pertenecían a las clases populares. Entre las pérdidas materiales, destacaron dos escuadras navales completas, lo que supuso un debilitamiento de la marina de guerra española.

  3. Crisis Política

    El sistema político quedó tocado, iniciándose la quiebra del sistema de la Restauración al cual se le hizo culpable, pero el sistema aguantó y el régimen se recuperó, ya que el relevo dinástico en la persona de Alfonso XIII y la continuidad del turno pacífico se mantuvieron a través de una nueva generación de políticos conservadores y liberales, como Silvela y Maura, o como Moret y Canalejas. Sin embargo, la crisis del bipartidismo era evidente, ya que ambos partidos habían suplantado la voluntad del pueblo mediante la corrupción electoral; pero no cuajó una oposición que acabara con el sistema. Ni los partidos obreros (PSOE fundado en 1879), ni los recién creados partidos regionalistas como la Lliga Regionalista Catalana o el Partido Nacionalista Vasco, ni los republicanos consiguieron respaldo electoral suficiente, y fueron absorbidos por el sistema de la Restauración.

  4. Desprestigio Militar

    La derrota militar puso de manifiesto la incapacidad del Ejército, que salió del conflicto desprestigiado y criticado.

  5. Crisis Económica

    La pérdida de las colonias no provocó una profunda crisis económica en España, debido fundamentalmente a la repatriación de capitales de los indianos que regresaron a España tras el Desastre del 98. Estos invirtieron sus ahorros en los nuevos sectores industriales: eléctricas, química, siderometalúrgica, licoreras, azucarera de remolacha, vinícola, olivarera.

  6. Crisis Ideológica, Moral e Intelectual: el Regeneracionismo

    La crisis colonial favoreció la aparición de una corriente crítica con el régimen político de la Restauración entre las élites intelectuales: el Regeneracionismo. Este movimiento intelectual, que criticaba la corrupción del sistema, el bipartidismo, el atraso económico y el analfabetismo, estuvo vinculado, por un lado, a la Generación Literaria del 98 (dolor y amor por España; europeizar o españolizar) y, por otro, al Regeneracionismo, corriente de pensamiento más que un partido político, propugnado por Joaquín Costa a través de su libro: “Oligarquía y caciquismo”. En él planteaba la necesidad de regenerar España: cambiar a los gobernantes y democratizar el sistema, propiciar una administración más eficaz, emprender reformas económicas (fundamentalmente en el campo: regadío y reforestación) y extender la escuela y la educación al conjunto de la población española, para recuperar España. Ante la imposibilidad de acabar con el antidemocrático sistema de la Restauración y la situación de conflicto permanente vividos en España entre 1909-1921, el propio Joaquín Costa expresó la necesidad de un cirujano de hierro, personificado en el golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923.

La Constitución de 1876

La Constitución conservadora de 1876 ha sido la de más larga duración del constitucionalismo español (1876-1930) y la sexta de su historia, si excluimos la non nata del 56 y la republicana del 73 por no promulgadas. Fue uno de los pilares fundamentales del sistema canovista de la Restauración borbónica.

  • Elaborada por una Comisión de Notables (origen del partido conservador), al margen de las Cortes, que elaboraron un borrador que recogía el proyecto político de Cánovas.
  • Aprobada, sin grandes cambios, por una mayoría monárquica de las Cortes Constituyentes, surgidas del sufragio universal, con alta abstención y elecciones amañadas. La Constitución fue declarada “irreformable”, pese a que permitía reformar casi todo, pues la mayoría de los aspectos se sometían a ser regulados por leyes ordinarias: sufragio, libertad de prensa, libertad de asociación y reunión, sucesión a la Corona, etc.
  • Considerada una síntesis entre la de 1845 —que pedían los moderados— y la de 1869 —que pedían los constitucionalistas—; de esta forma se limaban las viejas diferencias y se unía en un mismo sistema político a partidos enfrentados hasta entonces.
  • Se justificaba en el Manifiesto de Sandhurst y en la “teoría de la Constitución interna”: por encima de textos constitucionales y doctrinas políticas están la Monarquía y las Cortes, instituciones fundamentales de la historia de España.

Principios

  • La legitimidad del nuevo régimen se basaba en la soberanía compartida, entre el Rey y las Cortes, suprimiendo la base de las conquistas democráticas del 69; aunque para legitimar el régimen las primeras elecciones fueron por sufragio universal.
  • La declaración de derechos tenía una estructura exterior similar a la del 69, pero recortaba derechos y remitía a leyes del gobierno; establecía la posibilidad de suspensión de derechos por el gobierno (entre 1876-1917 hubo 19 suspensiones).
  • Sufragio censitario, solo votaban los contribuyentes. Sin embargo, como se regulaba por una ley electoral, durante el gobierno más aperturista del partido Liberal se aprobó en 1881 el sufragio universal.
  • La cuestión religiosa fue una fórmula de compromiso: la tolerancia religiosa, pero con culto en privado para las no católicas; confesionalidad católica del Estado (el reconocimiento del catolicismo como oficial), y la atención al culto y al clero.
  • La separación de poderes quedaba consagrada, pero en realidad se producía una colaboración de poderes entre el Ejecutivo y el Legislativo por medio del Rey que compartía ambos poderes.
    • El Poder del Monarca

      No fue sometido a discusión en Cortes, bajo el pretexto de la teoría de la constitución interna. Su fuerza constitucional residía en la capacidad de separar y nombrar libremente a los ministros, junto con la capacidad de convocar y disolver Cortes, pero debía convocarlas en seis meses. El rey mantenía el poder Ejecutivo, tenía la capacidad de separar y nombrar a los ministros. Se establecía la inviolabilidad del rey, que no era responsable de las funciones de gobierno. El poder del rey se acrecentaba con relación al Ejército al ser nombrado jefe de las fuerzas armadas. Participaba en la función legislativa mediante la iniciativa legislativa y el veto suspensivo.

    • El Poder Legislativo

      Recaía sobre el Rey y unas Cortes bicamerales: Congreso y Senado. El Congreso, elegido por cinco años (sufragio censitario). El Senado de triple formación: miembros de derecho propio (el heredero, grandes de España, altos militares), de nombramiento real, de elección por los grandes contribuyentes.

    • Poder Judicial

      Unidad legislativa para todo el territorio; mismos códigos penales y civiles. El poder residía en los tribunales que eran ejercidos por jueces.

  • Administración Territorial

    Se dividía en Provincias y municipios, al frente de las cuales habría una Diputación Provincial y en los pueblos y ciudades unos ayuntamientos elegidos según determinara la ley.

El resultado sería prácticamente igual que en el reinado de Isabel II: a través del nombramiento del gobierno y la disolución de las Cortes, el rey tenía en sus manos la designación del ejecutivo, quien a su vez —supuesto el sufragio censitario y la corrupción generalizada—, fabricaba la mayoría parlamentaria que necesitaba. En estas condiciones, el sistema parlamentario era una ficción.

Demografía y Transformaciones Sociales en la España del Siglo XIX

Es evidente el aumento de la población española a lo largo del siglo XIX. Los censos de población permiten demostrar este hecho. España pasó de 11 millones de habitantes en 1797, según el censo de Godoy, a 18,6 millones en 1900.

Varios factores contribuyeron a que la población española no creciese al mismo nivel que los países de su entorno:

  • Numerosas guerras civiles y exteriores (Guerra de la Independencia, Guerras Carlistas, Guerra de Cuba).
  • Epidemias de peste o viruela, cólera y tuberculosis.
  • Frecuentes crisis de subsistencia provocadas por malas cosechas que desembocaban en hambrunas y muertes que, debido a las deficientes comunicaciones, no se podían frenar, salvo en las zonas de costa donde los barcos podían abastecer de cereal a la población.
  • Escaso desarrollo de la medicina y de la higiene.
  • Red de transportes insuficiente.
  • Una agricultura de escasos rendimientos por no haberse producido un desarrollo agrícola similar a Europa.

Todo ello provocó un fenómeno migratorio hacia Hispanoamérica que obstaculizó el aumento demográfico español a lo largo de todo el siglo.

Una característica de la demografía española del XIX será la dicotomía entre centro despoblado y periferia poblada, coincidente con el diferente grado de desarrollo industrial. Así pues, un centro, agrícola y ganadero, con poca población y obligado a emigrar, frente a una periferia industrial y comercial en torno a Asturias, Vascongadas, Cataluña y Valencia, más densamente poblada. Igual distribución se produjo en la red urbana; las ciudades más pobladas se situaban en la periferia: Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Málaga, Murcia, Cartagena, Zaragoza, Bilbao y Granada (Datos de 1900).

Fases de la Evolución Demográfica

  1. Fase de Régimen Demográfico Antiguo (1800-1860)

    Similar al del Antiguo Régimen, con elevadas tasas de natalidad (34‰) y de mortalidad (30‰), con episodios donde la mortalidad superaba a la natalidad, con elevadísima tasa de mortalidad infantil, un crecimiento muy lento y una baja esperanza de vida en torno a los 29 años.

  2. Fase de Crecimiento Lento (1860-1900)

    En la que se inició tímidamente la transición demográfica que no se concluiría hasta muy avanzado el siglo XX (Boom demográfico de los años 1950-1970), cuando España entrara en el régimen demográfico moderno. Este crecimiento lento se mantuvo más o menos constante a lo largo del período, y por debajo de la media europea, resultando insuficiente para la creación de un mercado nacional que contribuyese al desarrollo industrial de España.

    Características
    • Altas tasas de natalidad (34‰), debido a la influencia de la Iglesia (natalista), la falta de métodos anticonceptivos y las necesidades familiares para desempeñar las tareas agrícolas y atender a los ancianos.
    • Elevada tasa de mortalidad (28‰). Destacar dentro de la mortalidad general, la elevada tasa de mortalidad infantil (0-5 años) con un 40%.
    • Crecimiento natural bajo con un 6‰ anual.
    • La esperanza de vida era corta con una media de 29 años hasta 1880 y de 35 años hacia 1930.
  3. Fase de Despegue Demográfico (1900-1930)

    Donde la tasa de natalidad descendió lentamente, pero la tasa de mortalidad lo hizo espectacularmente, pasando del 28‰ al 15,6‰ en 1930.

Las Corrientes Migratorias

Otro factor a tener en cuenta es la prohibición, vigente hasta 1853, de emigrar al exterior, basada en la creencia de que una población numerosa era necesaria para el crecimiento económico de un país. Esta tendencia cambió hacia el último tercio del siglo XIX, con el desarrollo del ferrocarril y los barcos de vapor que abarataron los costes, produciéndose movimientos migratorios tanto interiores como exteriores.

Movimientos Migratorios Interiores

Se produjo el fenómeno migratorio del campo a la ciudad, un éxodo rural que explica el fuerte crecimiento de las ciudades periféricas: Sevilla, Valencia, Málaga, Bilbao y Barcelona, y de Madrid, promovidos por la demanda de mano de obra para la industria y los servicios.

Movimientos Migratorios Exteriores

Paralelamente al éxodo rural, a finales del siglo XIX se produjo un fuerte incremento de la emigración exterior, particularmente hacia América. Argentina se convirtió en foco de emigración española, en muchos casos de forma definitiva. Las regiones más afectadas serían Galicia, Asturias, Cantabria y Canarias. Tras el Desastre del 98 se produjo la repatriación de población hacia la península. También se observó un foco de emigrantes del Levante hacia Argelia.

La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

La dictadura de Primo de Rivera fue el régimen político instaurado en España desde el golpe de Estado del capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, el 13 de septiembre de 1923, hasta la dimisión de este el 28 de enero de 1930. Las diferentes medidas adoptadas mostraron el carácter dictatorial del régimen y ciertas semejanzas con el estado fascista de Mussolini en Italia. Dos etapas determinaron la evolución política de la Dictadura: Directorio Militar (1923-1925) y Directorio Civil (1925-1930).

1. El Directorio Militar (1923-1925)

Tras el golpe de Estado del general Primo de Rivera el 13 de septiembre de 1923, el rey nombró jefe del gobierno a Miguel Primo de Rivera.

Reorganización del Estado

  1. Régimen político dictatorial: Creación del Ministerio Único, presidido por el dictador y un Directorio Militar, a modo de Consejo de Estado, meramente consultivo e integrado exclusivamente por militares.
  2. Suspensión del régimen constitucional: Suspensión de las garantías y derechos constitucionales y férrea censura de prensa.
  3. Fin del sistema parlamentario y de los partidos políticos y sindicatos. Disolución de las Cortes y creación del partido único: la Unión Patriótica (1925).
  4. Cese de las autoridades civiles en muchos de los puestos de la administración provincial y sustitución por militares.
  5. Reforma de la administración Local, encaminada a producir el descuaje del caciquismo en el medio rural. El Estatuto Municipal de 1924 proponía la disolución de los ayuntamientos y su sustitución por juntas de vocales formadas por los mayores contribuyentes y nombrados por los gobernadores militares de las provincias.

Restablecimiento del Orden Interior

  1. El Problema Social

    La conflictividad social desapareció drásticamente. Para garantizar el orden público, se estableció el somatén en toda España. También contribuyó la sustitución de los gobernadores provinciales civiles por militares. Aplicación del código militar y tribunales militares para la sanción de los delitos.

  2. El Problema Regionalista

    Se abordó con una política represiva: se suspendió la Mancomunidad Catalana, se prohibió el uso de la lengua y de manifestaciones culturales propias. En la ideología de Primo de Rivera, catalanismo era sinónimo de separatismo.

  3. El Problema de Marruecos

    En política exterior se obtuvo un éxito notable en Marruecos: el desembarco de Alhucemas en 1925, contando con la colaboración francesa que, en una operación conjunta, consiguió controlar una amplia zona del dominio español y derrotar a Abd el Krim. Este hecho marcó el momento de mayor prestigio de la Dictadura.

2. El Directorio Civil (1925-1930)

El éxito de Marruecos llevó a Primo de Rivera a considerar controlada la situación y propuso al rey la sustitución del Directorio Militar por un Gobierno civil: el Ejército volvía a los cuarteles, aunque permanecían suspendidas la Constitución y las libertades.

  • Formación de Gobierno

    Un gobierno integrado por civiles y un solo militar.

  • Institucionalización del Régimen
    1. Las Cortes fueron sustituidas por una Asamblea Nacional Consultiva en 1927, elegida por sufragio restringido e indirecto por los municipios, provincias, Iglesia, Ejército, sectores de la cultura y grandes contribuyentes.
    2. Proyecto de Constitución en 1929: organizaba un estado sin soberanía ni división de poderes, con una Cámara en la que se otorgaba al rey una enorme capacidad legislativa y ejecutiva.
  • La Política Económica

    La Dictadura coincidió con un periodo de prosperidad económica mundial, lo que permitió en España un crecimiento económico importante, que es una de las razones fundamentales del mantenimiento del régimen. Se trató de una política nacionalista y de dirigismo estatal que supuso un fuerte déficit presupuestario y mantuvo la cotización de la peseta muy alta a base de empréstitos, disfrazado por la contabilidad oficial, que quedaron al descubierto con la Crisis de 1929, a la que tendría que hacer frente la II República.

    1. Se planteó una política de intervencionismo estatal en la economía, basado en el fomento y desarrollo de obras públicas, en el plan de protección a la industria nacional con ayudas estatales a empresas con dificultades, mediante la creación del Banco de Crédito Agrícola y el Banco de Crédito Industrial. Creación de grandes monopolios como CAMPSA o Telefónica; también las eléctricas se concentraron tuteladas por el Estado, aunque no formaron una compañía estatal.
    2. Política Agraria

      Campaña de repoblación del interior peninsular (4.200 familias pusieron nuevas tierras en cultivo). Campaña de repoblación forestal y ampliación del regadío (embalses); también acabó con los foros gallegos, contratos a corto plazo que agobiaban a los campesinos gallegos. Pensaba abordar al final de su mandato el problema del latifundio y la reforma agraria, mediante la creación de grandes cooperativas, bien dotadas de utillaje y con asesoramiento técnico.

    3. Inversiones en Educación

      4.500 escuelas de primaria; formación de nuevos maestros mediante las Escuelas de Magisterio, se crearon 25 nuevos institutos de enseñanza media y se incrementó el número de universitarios. Todo ello redujo los índices de analfabetismo.

    4. Fomento del Turismo

      Fue uno de los servicios que se potenciaron a través del Patronato Nacional de Turismo, facilitando guías, itinerarios y alojamientos. A partir de 1927 se inició la construcción de la Red de Paradores Nacionales.

  • La Política Social

    Estuvo presidida por la idea de eliminar los conflictos sociales, mediante la intervención y regulación del Estado en las relaciones laborales (paternalismo del régimen), integrando a los sectores moderados del movimiento obrero en un sistema corporativo: UGT, mientras se reprimía a las organizaciones más radicales: CNT.

    1. Para ello se creó la Organización Corporativa Nacional, órgano de representación nacional de las diferentes corporaciones por oficios (Sindicato Único), que articulaba las relaciones laborales a base de la creación de comités de patronos y obreros: comités paritarios (igual número de patronos que de obreros), regulaba los salarios y condiciones laborales y mediaba en los conflictos.
    2. Se creó también el Consejo Nacional del Trabajo que regulaba contratos laborales, subsidios para familias numerosas, accidentes, etc. Era una imitación del modelo corporativo italiano, tutelado por el Estado, que suscitó críticas tanto de la derecha, que recelaba de la hegemonía socialista, como de la izquierda que veía el intento de acabar con el sindicalismo de clase.

3. La Oposición a la Dictadura y la Caída de Primo de Rivera

A partir del año 1927, comenzaron de nuevo las movilizaciones contra la Dictadura que reivindicaban el restablecimiento de la Constitución y la convocatoria de elecciones. La oposición al régimen estuvo constituida por:

  1. La mayoría de los líderes de partidos del turno se negaron a colaborar con la Dictadura y exigieron del rey el restablecimiento de la Constitución. En general, practicaron el retraimiento de la actividad política o se pasaron al republicanismo que, aunque dividido, comenzaría a movilizarse en los años finales de la dictadura.
  2. El Ejército manifestó el descontento y disconformidad con la política de ascensos de Primo de Rivera. Desde 1925, la oposición militar se coordinó con la política (la Sanjuanada de 1926, o el enfrentamiento del Arma de Artillería con el régimen en 1928) e implicó que el sector más liberal del ejército se hiciera pro-republicano. En torno a 1930, era importante el sector proclive a conspirar contra Primo de Rivera.
  3. Los intelectuales, que tenían gran peso en la opinión pública, comenzaron a enfrentarse con el Dictador que tuvo actuaciones poco inteligentes: cerró el Ateneo, cerró la revista España, persiguió el uso del catalán, criticó fuertemente a la Universidad y se produjeron enfrentamientos con los estudiantes tras el cierre de la Universidad de Madrid y Barcelona. Fue sonado el enfrentamiento de Unamuno (desterrado a Canarias) o Blasco Ibáñez, así como la retirada del apoyo de Ortega y Gasset.
  4. La izquierda obrera, tras una fase de colaboracionismo, en el caso del PSOE y la UGT, rompió en 1928 con el régimen al negarse a colaborar en la Asamblea Nacional. La CNT se vio obligada a vivir en la clandestinidad, lo que provocó un radicalismo mayor: en 1927 se fundó la FAI.
  5. La incidencia de la crisis económica del Crac del 29: en el otoño se hizo notar la crisis financiera internacional y la retirada de capital extranjero de España. La depreciación de la peseta provocó una oleada de manifestaciones y huelgas en protesta por la subida de precios y la inflación.
  6. El fin del apoyo del rey y la caída de la Dictadura. Primo de Rivera se encontró presionado por el Ejército, la oligarquía y la calle e intentó contar con el apoyo del monarca. El rey no le respaldó, lo que provocaría su dimisión el 28 de enero de 1930, la inmediata publicación de un manifiesto y su marcha hacia el exilio en París, donde moriría dos meses más tarde en la más absoluta soledad.

Balance de la Dictadura

La Dictadura fomentó el desarrollo económico y mantuvo la paz social a cambio de suspender la Constitución, prohibir la actividad política y controlar la prensa. Pero el intento de crear un estado corporativo, de carácter fascista, apoyado en el partido único, fracasó. España volvió a los mismos dilemas que antes del golpe militar. La caída de Primo de Rivera arrastraría a la monarquía de Alfonso XIII, quien la había permitido y apoyado, tan solo un año después, el 14 de abril de 1931 el propio rey salía hacia el exilio.

El Sistema Canovista y el Turno Pacífico

El turno pacífico fue posible, pero se basó en un falseamiento del sistema electoral, a través del caciquismo y el pucherazo. El partido liberal y el conservador funcionaban de forma similar, turnándose pacíficamente en el poder, para lo cual debían “cocinar” las elecciones para que ganase el partido que debía gobernar. Los gobiernos no cambiaban porque les faltara el apoyo del parlamento, sino que cuando un partido se desgastaba se sugería el relevo al rey. El nuevo presidente era el líder de la oposición y recibía, junto con el nombramiento, el decreto de disolución de las Cortes y la convocatoria de nuevas elecciones. Entonces actuaba el Ministro de Gobernación, en connivencia con los gobernadores civiles de las provincias y la red clientelar de caciques locales en los pueblos que fabricaban los resultados electorales, adjudicando los escaños pactados en los partidos, el encasillado. El funcionamiento del sistema se explica por una estructura social arcaica que permitía el dominio de los propietarios agrarios mediante un sufragio censitario, el sistema bipartidista y el marco constitucional y legal que permitía el poder moderador de la monarquía.

El sistema funcionó sin grandes problemas durante los 25 primeros años de la Restauración, pero a partir del siglo XX comenzó a resquebrajarse con la aparición del sufragio universal, la participación en el parlamento de partidos ajenos al turno (socialistas y regionalistas), y la difusión de la prensa.

  • Una Constitución elástica, válida para los liberales que aceptaran la monarquía.
  • El alejamiento del Ejército de la vida política.
  • Un régimen claramente conservador en lo político, social y económico. La oligarquía de la Restauración tenía como objetivos: la defensa del orden social y de la propiedad, la identificación de la monarquía con el ORDEN, la unidad de la Patria, negando los nacionalismos, la conservación de las colonias, la uniformidad y centralismo administrativo.