España: De Imperio a Descolonización y Lucha Obrera

Historia Colonial de España

Durante los siglos XIX y XX, la relación de España con sus colonias estuvo marcada por una serie de conflictos. La discriminación política y económica frente a los peninsulares, la influencia de la Revolución Americana (1776) y Francesa (1789), junto al desarrollo del liberalismo y la Constitución de Cádiz (1812) —que introdujo los conceptos de soberanía popular, derechos ciudadanos e igualdad ante la ley basados en el pensamiento ilustrado—, generaron movimientos independentistas.

En ese contexto, se produjo la independencia, entre 1810 y 1825, de la mayor parte de las colonias americanas; por ejemplo, Argentina (1816), Chile (1817), Colombia (1819) o México (1821, Iturbide).

Pérdida de las Últimas Colonias y el Desastre del 98

España solo conservó algunas colonias en el Caribe y en el Pacífico que se perdieron tras la derrota en la Guerra Hispanoamericana (1898): Cuba, Puerto Rico y Filipinas. La derrota y la firma de la Paz de París marcaron el fin del imperio colonial español, originando la Crisis de 1898 y el movimiento regeneracionista (Joaquín Costa).

Orientación hacia el Norte de África

Después del Desastre del 98, la actuación exterior española se orientó hacia el norte de África, en un momento en que las potencias imperialistas (Gran Bretaña, Francia, Alemania…) estaban concluyendo el reparto colonial de ese continente.

En la Conferencia de Algeciras (1906) y el posterior Tratado Hispano-francés (1912) se estableció un protectorado en el norte de Marruecos, donde el control español encontró una fuerte resistencia que se tradujo en sangrientos conflictos bélicos, ocasionando al tiempo numerosos conflictos sociales. Las protestas ante el injusto sistema de quintas —posibilidad de eludir el servicio militar mediante la redención en metálico o la sustitución— estarán detrás del estallido de la “Semana Trágica” (1909). La política colonial también dio como resultado la injerencia militar en la vida política.

El Proceso de Descolonización

El sentimiento anticolonial fue en aumento y, tras la Segunda Guerra Mundial, se iniciará el proceso de descolonización, que fue muy intenso en las décadas de 1950 y 1960.

En 1956 España concedió la independencia al protectorado de Marruecos, en 1968 a Guinea Ecuatorial y al año siguiente entregaba Ifni a Marruecos.

En 1975, en plena agonía de Franco, se produjo la “Marcha Verde” auspiciada por Marruecos. El gobierno español abandonó el Sahara, que quedó dividido entre Marruecos y Mauritania con el compromiso de respetar la voluntad de los saharauis en un referéndum (no celebrado), mientras la población saharaui, partidaria de la independencia, se alineaba con el Frente Polisario. Así, España cerró su capítulo colonial, dejando un legado de conflictos y relaciones complejas con sus antiguas colonias.

Historia del Movimiento Obrero en España

El movimiento obrero en España va unido a la industrialización (pésimas condiciones laborales) y las transformaciones de la propiedad de la tierra. Las primeras protestas fueron luditas (Sucesos de Alcoy de 1821).

A mediados del siglo XIX surgen las primeras asociaciones obreras, como la Asociación de Tejedores de Barcelona (1840), y durante el Bienio Progresista se produce la primera huelga general (1855) en Cataluña. Pero es en el Sexenio Democrático y a la sombra de la Primera Internacional Obrera (AIT) cuando tiene el mayor desarrollo.

Anarquismo y Socialismo: Las Grandes Corrientes

La AIT acuerda crear secciones en cada país, y sus disensiones internas entre anarquistas y marxistas tendrán también reflejo en España.

Durante la etapa del Gobierno Provisional se va a fundar oficialmente la Federación Regional Española (FRE), rama española de la Primera Internacional, bajo la influencia de las ideas de Bakunin (anarquismo difundido por Giuseppe Fanelli). Destaca la figura de Anselmo Lorenzo en la fundación de esta sección de la AIT.

Durante la Restauración, Cánovas reprimió el movimiento obrero, pero la aprobación de la Ley de Asociación y Reunión (Sagasta, 1887) le permitió salir de la clandestinidad.

En 1881 nace la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE) de inspiración anarquista. Se distinguen dos corrientes dentro del anarquismo: la pacífica, defensora de un sindicato fuerte (Bakunin), y la que defendía la vía revolucionaria (Kropotkin) y acciones terroristas (asesinato de Cánovas del Castillo por Angiolillo en 1897, la bomba del Liceo de Barcelona, etc.).

Dentro de las organizaciones anarquistas aparece Solidaridad Obrera (Barcelona, 1907) y posteriormente la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) en 1910. El anarquismo se desarrolla especialmente en el área agraria de Andalucía y en Cataluña.

El socialismo es la otra gran ideología del movimiento obrero español. Su llegada es más tardía que el anarquismo. Es durante la Primera República (1873) cuando el yerno de Marx, Paul Lafargue, difunde esta ideología. En 1879 Pablo Iglesias redacta el acta fundacional del PSOE y en 1910 obtiene su primer acta de diputado. En 1888 se funda la Unión General de Trabajadores (UGT), sindicato del Partido. El socialismo se implanta, sobre todo, en Madrid, Cataluña y País Vasco.

Hitos y Evolución en el Siglo XX

A comienzos del siglo XX, el socialismo y el anarquismo estarán detrás del estallido de la Semana Trágica (1909), pero, tras el fracaso, los socialistas romperán la alianza con el anarquismo.

Otro hito del movimiento obrero será la huelga general de 1917, que fracasará. Al mismo tiempo, dentro del socialismo, surgen las primeras divisiones internas que llevan a la aparición del Partido Comunista de España (PCE) en 1920.

Durante la dictadura de Primo de Rivera, tanto el PCE como la CNT fueron declarados ilegales, mientras que la UGT colaboró con el dictador.

Con la llegada de la II República (1931), la CNT cobrará fuerza y los socialistas constituirán una de las fuerzas políticas más importantes (Bienio reformista de 1931 a 1933; participación en la Revolución de 1934 junto a la CNT…). El estallido de la Guerra Civil en 1936 impulsará el crecimiento del PCE.

Tras el establecimiento de la Dictadura de Franco (1939-1975), sindicatos y partidos obreros serán ilegalizados y relegados a la clandestinidad (en 1962 surge el sindicato CCOO). Habrá que esperar a la Transición para que sean nuevamente legalizados durante el gobierno de Adolfo Suárez. En octubre de 1982, el PSOE ganó por mayoría absoluta las elecciones (Felipe González) y accedió por vez primera a un gobierno en solitario.