Desarrollo
Las elecciones generales de noviembre de 1933, las primeras con sufragio femenino, tuvieron como resultado la mayoría de las derechas: 258 diputados de derecha, 119 de centro y 95 de izquierda. Esta última se presentó desunida, mientras que la derecha se agrupó en torno a la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas). La participación fue del 67,46%, con una notable abstención en las zonas de mayoría anarquista.
El Bienio Conservador (1933-1936)
Las Elecciones de 1933 y la Formación del Gobierno
Fue elegido presidente de la República Niceto Alcalá Zamora. Desconfiando de la CEDA y de Gil Robles, encargó formar gobierno a Lerroux y a su Partido Radical. Tres ministros de la CEDA, que no escondían sus simpatías hacia el fascismo, entraron a formar parte del gobierno (1 de octubre de 1934).
La Política del Gobierno Radical-Cedista
Contrarreformas y Amnistías
La labor del gobierno se centró, básicamente, en paralizar la reforma agraria: se devolvieron las tierras expropiadas a la nobleza y se expulsó a muchos campesinos de las tierras que les habían sido cedidas. Se derogó la ley de salarios que favorecía a obreros y campesinos. Se amnistió al general Sanjurjo y a sus compañeros del pronunciamiento de agosto de 1932, así como a los colaboradores con la dictadura de Primo de Rivera. El general Sanjurjo se trasladó a Portugal, donde moriría en 1936 en un accidente de aviación, cuando se disponía a volver a España para encabezar la sublevación que dio origen a la Guerra Civil.
Se permitió la vuelta de la Compañía de Jesús y se les devolvieron sus bienes que habían sido nacionalizados. Se volvió a subvencionar al clero y a la Iglesia.
Promoción Militar y Tensión Política
Gil Robles, como ministro de Defensa, promocionó a generales de ideología más conservadora: Goded, Franco, Mola… El giro del gobierno hacia posturas cada vez más autoritarias, con la creciente presencia de ministros de la CEDA, asustó a las izquierdas, que declararon la huelga general en todo el país.
La Revolución de Octubre de 1934
El Levantamiento General
El 7 de octubre, una parte del PSOE encabezó un golpe de Estado que amenazaba con desembocar en una Guerra Civil. Los golpistas formaron un “Ejército Rojo” con 30.000 hombres y decidieron lanzarse al asalto de Madrid para tomar el poder, legítimamente en manos de la derecha. Dicho levantamiento armado se saldó con 4.000 muertos, entre ellos 35 sacerdotes. Fue un fracaso, excepto en Asturias y Cataluña. Es la llamada Revolución de Octubre de 1934.
Este movimiento estuvo alentado por amplios sectores e importantes dirigentes del PSOE y la UGT, como Largo Caballero o Indalecio Prieto, y de forma desigual por la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y el Partido Comunista de España (PCE). Los revolucionarios intentaron el asalto a la Presidencia del Gobierno y, después de dos horas de disparos, las fuerzas leales al gobierno dominaron la situación y encarcelaron a los dirigentes socialistas que la apoyaban. En Aragón, Andalucía y Extremadura, los campesinos, agotados por las huelgas que se habían producido durante los meses de marzo, abril y junio, no secundaron la huelga. Los principales focos de la rebelión se produjeron en Cataluña y en Asturias, aunque los sucesos más graves tuvieron lugar en esta última región.
La Rebelión en Asturias
En Asturias (17 de octubre de 1934), los mineros, unidos a la CNT, UGT y PCE, llevaron a cabo una revolución. Se apoderaron de las armas de los cuarteles de la Guardia Civil y de las fábricas de armamento. Sustituyeron los ayuntamientos por comités revolucionarios que asumieron el abastecimiento de alimentos, transportes y el suministro de agua y electricidad. Ocuparon la cuenca minera y sitiaron Oviedo. Se organizaron como un pequeño Estado con organización militar y economía propia. El gobierno envió al Ejército de África (la Legión y el Cuerpo de Regulares, tropas coloniales) al mando del general Franco, que restableció la situación. La represión fue muy dura (1.000 muertos, millares de detenidos y bastantes penas de muerte).
En Asturias, la rebelión socialista duró desde el 5 hasta el 19 de octubre de 1934, siendo brutalmente sofocada por las tropas del Gobierno. Las fuerzas del ejército republicano estaban formadas por legionarios y regulares, venidas desde el Protectorado español en Marruecos (6 de octubre de 1934). De ese modo, el gobierno de la República recuperó la soberanía en una amplia zona de Asturias, dando inicio a una dura represión que posteriormente sería explotada electoralmente por el Frente Popular. Muy notorio, sin embargo, fue el caso del periodista Luis Sirval, que fue asesinado por un oficial de la Legión por atreverse a denunciar las atrocidades que se estaban cometiendo una vez acabada la lucha. Asimismo, el propio Lerroux se vio obligado, ante la denuncia de Gordón Ordás, diputado de su partido, a ordenar el traslado del comandante Doval, de la Guardia Civil, ante los innumerables actos de tortura protagonizados por este jefe y corroborados por una delegación parlamentaria española a la que se unió un grupo de parlamentarios británicos.
La represión fue el preludio de lo que ocurriría dos años después en la Guerra Civil.
La Proclamación del Estado Catalán
En Cataluña (6 de octubre de 1934), la huelga fracasó. El presidente de la Generalitat, Lluís Companys, preocupado por el carácter derechista del gobierno, proclamó el Estado Catalán dentro de la República Española (Federación Ibérica), invitando a la oposición al gobierno radical-cedista a crear un gobierno provisional de la República en Cataluña.
La insurrección, apoyada por milicias armadas y los Mossos d’Esquadra a las órdenes de la Generalitat de Cataluña, se saldó con 40 muertos. El gobierno de Madrid lo presentó como un acto separatista. Barcelona fue ocupada por el ejército y el gobierno de la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona fueron detenidos y condenados a 30 años de cárcel. El Estatuto catalán fue suspendido y su presidente, Lluís Companys, fue detenido y juzgado.
Consecuencias de la Revolución de Octubre
En Madrid, Azaña, Largo Caballero y otros líderes de izquierdas fueron detenidos. Todo ello unió a las fuerzas de izquierdas contra la política represiva del gobierno. Gil Robles pretendía modificar la Constitución de 1931, consistente en restringir las autonomías, abolir el divorcio y negar la posibilidad de socializar la propiedad. No se llevó a cabo debido a la crisis de gobierno.
Crisis Política y Escándalos
Se produjo una crisis de las derechas, ya que no ofrecieron estabilidad a la República. El malestar y los enfrentamientos eran cada vez más duros entre los partidos políticos, así como la corrupción de algunos ministros de Lerroux. El caso más famoso fue el escándalo del Stra-perlo (que viene de la deformación al castellano de “Strauss & Pearl”, una famosa empresa de apuestas). Se trataba de una ruleta trucada que, bajo soborno, se había intentado implantar en varios casinos españoles, así como la malversación de fondos por parte de varios políticos radicales.
En diciembre, el presidente Alcalá Zamora, que no deseaba que la CEDA y Gil Robles formaran gobierno en solitario, disolvió el Parlamento y convocó nuevas elecciones.
El Ascenso del Frente Popular y la Polarización (1936)
La Formación del Frente Popular
Para frenar a la derecha, cada vez más inclinada al autoritarismo y al fascismo, que estaba triunfando en muchos países de Europa, la izquierda decidió formar el Frente Popular, una coalición formada por republicanos, socialistas y comunistas. Surgió (también en Francia) ante el temor generalizado de la izquierda europea a la fuerte expansión de las potencias fascistas, una idea labrada en el seno de la URSS tras el VII Congreso de la Internacional Comunista. La CNT no participó, pero pidió el voto para el Frente Popular.
El programa del Frente Popular se basaba en una amnistía general para los presos políticos y la vuelta a las reformas económico-sociales del bienio de izquierdas. No era un programa revolucionario; era volver a 1931. Hubo convocatoria de elecciones generales.
Las Elecciones de Febrero de 1936
Triunfo de la agrupación de izquierdas en las elecciones celebradas el 16 de febrero de 1936, con los siguientes resultados que dieron la victoria al Frente Popular, que con más del 60% de los diputados electos agrupaba a PSOE, Izquierda Republicana (que incluía a la ORGA), Unión Republicana, ERC, PCE, Acción Catalana, POUM, Partido Sindicalista y otros.
El resultado electoral significó que España se polarizaba hacia dos extremos: el fascismo y el socialismo-comunismo. No fue aceptado por los sectores más reaccionarios de la sociedad española, que iniciaron una conspiración contra la República.
La Escalada de Tensión y Violencia
Cambios en el Gobierno y Agitación Social
El Frente Popular destituyó a Alcalá Zamora como presidente, al que consideraban demasiado conservador; fue sustituido por Azaña. Se aceleró la tensión social: los campesinos de CNT-FAI ocuparon latifundios en Andalucía y Extremadura. En las ciudades y zonas industriales aumentaron las huelgas. La respuesta de terratenientes e industriales fue: cerrar las fábricas y sacar su capital al extranjero. Contrataron pistoleros y grupos de pistoleros fascistas en la calle. Algunos incitaron a los militares a un golpe de Estado. Azaña fue nombrado, el 19 de febrero de 1936, Presidente del Gobierno, del que no formaban parte los socialistas.
El cenit del enfrentamiento violento entre las izquierdas y derechas fue el 16 de abril, en el entierro del alférez De los Reyes de la Guardia Civil, fallecido el 14 de abril durante los incidentes que se produjeron en la celebración del V aniversario de la República. La intervención del teniente Castillo, de la Guardia de Asalto e instructor de las milicias de las Juventudes Socialistas Unificadas, dio como resultado un muerto a manos de uno de los hombres de la sección de Castillo y un herido grave por disparo realizado por él mismo. El muerto era Andrés Sáenz de Heredia, primo de José Antonio Primo de Rivera, y el herido, un joven carlista estudiante de medicina llamado José Llaguno Acha.
Se produjo una crisis de gobierno: Azaña dimitió y fue nombrado Presidente de la República el 10 de mayo de 1936. Formó gobierno Santiago Casares Quiroga (12 de mayo de 1936). Se concedió una amplia amnistía a los implicados en la Revolución de 1934. Y empezaron a cumplir el programa que habían prometido antes de las elecciones, consistente en volver a aplicar las reformas del Bienio de izquierdas, que habían sido suspendidas por el gobierno de derechas. Para frenar los rumores golpistas, apartó del poder a algunos generales más proclives al golpismo y los trasladó (Franco a Canarias, y Mola a Navarra).
La Violencia Política y la Denuncia de Gil Robles
Falange Española asumió gran protagonismo y fomentó un clima de enfrentamiento civil. Fue el partido que recurrió a la violencia callejera, utilizando la dialéctica de “los puños y las pistolas” en palabras del propio José Antonio. Formaron patrullas para eliminar a los líderes izquierdistas.
El 17 de junio de 1936, Gil-Robles denunció en el Parlamento de forma catastrofista los desórdenes habidos desde el 1 de febrero hasta el 15 de junio:
- 160 iglesias destruidas, 251 asaltos de templos, incendios sofocados, destrozos, intentos de asalto.
- 269 muertos.
- 1.287 heridos de diferente gravedad.
- 215 agresiones personales frustradas o cuyas consecuencias no constan.
- 69 centros particulares y políticos destruidos, 312 edificios asaltados.
- 113 huelgas generales, 228 huelgas parciales.
- 10 periódicos totalmente destruidos (todos de derecha), 83 asaltos a periódicos, intentos de asalto y destrozos.
- 146 bombas y artefactos explosivos, 38 recogidos sin explotar.
El gobierno del Frente Popular alegaba estar desbordado ante la escalada de violencia entre sectores radicales izquierdistas y derechistas, causada por ambos.