Cronología de Al-Ándalus y la Consolidación de los Reinos Cristianos Peninsulares

Evolución Política de Al-Ándalus: Conquista, Emirato y Califato de Córdoba

La rápida invasión y conquista musulmana dio inicio al Emirato Dependiente de Damasco. Fue un periodo de inestabilidad, fruto del continuo cambio de gobernantes, con dos límites en la expansión: la Batalla de Covadonga y la Batalla de Poitiers.

El Emirato Independiente de Córdoba marcó un periodo de consolidación del estado musulmán en la Península. Comenzó con el liderazgo de Abd al-Rahman I, miembro de la familia omeya, quien se hizo con el poder tras el asesinato de su linaje. Pese a su extensión, Al-Ándalus sufrió ataques de los francos, persecuciones desde los núcleos cristianos del norte y rebeliones de muladíes.

El Califato de Córdoba, con Abd al-Rahman III, transformó el Emirato en un Califato, asumiendo también el liderazgo religioso. Al-Ándalus se dividió en coras, con un gobernador al frente y un potente ejército que aseguraba la estabilidad. Las ciudades eran el centro de decisión y el cobro de impuestos garantizaba el mantenimiento del Califato. La crisis del Califato se manifestó en enfrentamientos entre los grupos de la familia omeya y del visir Almanzor, desintegrando el Califato en los reinos de taifas.

Al-Ándalus: Reinos de Taifas y el Reino Nazarí

Con el levantamiento popular y el destierro del último califa, Hisham III, los distintos gobernadores se proclamaron independientes, dando lugar a los reinos de taifas. Los enfrentamientos entre ellos propiciarían el avance cristiano (la Reconquista).

Las primeras taifas se caracterizaron por ser políticamente débiles, pagar parias a los cristianos a cambio de protección militar, y por ser una etapa de esplendor cultural. Las taifas, incapaces de frenar el avance cristiano, pidieron ayuda a los almorávides, quienes lograron reunificar Al-Ándalus. Los almorávides fueron finalmente derrotados.

Las taifas recibieron otra invasión, la de los almohades, quienes fueron frenados por los cristianos en la Batalla de las Navas de Tolosa, dando inicio a las terceras taifas, que fueron conquistadas, a excepción de Granada.

El Reino Nazarí fue el último reino islámico en la Península Ibérica. Su primer rey, Muhammad I, controló Jaén, Córdoba, Málaga, Granada y Almería. El reino logró sostenerse mediante el pago de tributos a los cristianos, llegando incluso a colaborar con Castilla en la conquista de Sevilla. Finalmente, entró en crisis, lo que llevó a la guerra contra Castilla, la toma de su capital y el exilio de Boabdil, marcando el fin del último dominio musulmán en la Península Ibérica.

Los Núcleos Cristianos y la Reconquista: Etapas y Modelos de Repoblación

Tras la conquista peninsular por los musulmanes, comenzó la formación de los núcleos cristianos y su posterior expansión y repoblación de los territorios peninsulares.

Primera Etapa (Siglos VIII-X)

En esta etapa, el núcleo occidental se extendió sobre zonas de Galicia y la Meseta Norte hasta el río Duero. Se produjo la formación del Reino Astur, el Reino Astur-leonés, el Condado de Castilla, el Reino de Pamplona y el Condado de Aragón. Se marcó el fin de la Marca Hispánica (bajo control carolingio) con la desvinculación de los condados catalanes. La repoblación de estos territorios se realizó mediante la presura y la behetría, que dieron lugar a la pequeña propiedad de colonos libres.

Segunda Etapa (Siglos XI-XIII): Gran Expansión

Esta etapa estuvo marcada por el protagonismo de los reinos de Castilla y Aragón, coincidiendo con el fin del Califato de Córdoba y la conformación de las taifas. Alfonso VI conquistó Toledo, y el avance se detuvo con las derrotas de Sagrajas y Uclés tras la invasión almorávide. Alfonso I tomó Zaragoza, y la frontera se estableció en el Tajo y el valle del Ebro. Se sufrió la derrota en Alarcos contra los almohades. Los monarcas concedieron fueros o cartas puebla a las villas, dividiéndose los territorios en concejos.

Tercera Etapa (Siglo XIII): Avance Decisivo

En el siglo XIII, los ejércitos cristianos vencieron en la Batalla de las Navas de Tolosa, lo que propició la conquista de Extremadura, el Valle del Guadalquivir, Murcia, Levante y Baleares. La repoblación se realizó mediante el sistema de encomiendas y donadíos (propiedades de gran extensión en manos de la nobleza, el clero y las órdenes militares).

Última Etapa (Siglo XV): Fin de la Reconquista

En la última etapa (siglo XV), se completó la Reconquista con la Toma de Granada (Reino Nazarí) por Castilla.

Organización Política e Instituciones de los Reinos Cristianos en la Baja Edad Media

Reino de Castilla

La monarquía castellana tenía un carácter más autoritario que la aragonesa. El monarca poseía amplios poderes y su legitimidad residía en su origen divino. El Consejo Real (integrado por nobles, prelados y expertos en leyes) tenía funciones administrativas y de consulta. La Audiencia, más tarde conocida como Chancillería, ejercía funciones de justicia. Las Cortes, integradas por la nobleza, el alto clero y representantes de las ciudades, tenían un carácter consultivo. Los concejos o municipios gozaban de autonomía gracias a las concesiones otorgadas por los monarcas durante el proceso repoblador. El corregidor (representante del poder real) aseguraba que no se tomaran decisiones contrarias a los intereses de la Corona.

Corona de Aragón

La Corona de Aragón era una monarquía compuesta por varios reinos, lo que obligaba a los monarcas a jurar los fueros para ser reconocidos como tales reyes. Las Cortes (con representación de la nobleza, el clero y las ciudades, derivadas de la Curia Regia) poseían un elevado poder y carácter legislativo. Cataluña, Valencia y Aragón tenían sus propias Cortes. Los municipios disfrutaban de autonomía, y sus concejos terminaron por ser controlados por la oligarquía urbana.

Reino de Navarra

El Reino de Navarra presentaba una organización política similar a la de Aragón, destacando la figura del rey, las Cortes (que velaban por la conservación de los fueros), el Consejo Real (órgano judicial y de asesoramiento real), la Corte Mayor (máximo órgano judicial) y la Cámara de Comptos (encargada de las finanzas reales). El Fuero General de Navarra recopilaba y ordenaba las leyes del reino.

Organización Política, Régimen Señorial y Sociedad Estamental en los Reinos Cristianos Medievales

Los reinos cristianos en la Edad Media se organizaban en torno a la figura del monarca, la principal institución y máximo poder político. Existían órganos centrales (la Corte, el Consejo Real y las Audiencias) y territoriales (los concejos). Las Cortes, integradas por la nobleza, el alto clero y representantes de las ciudades, desempeñaban un papel consultivo.

La sociedad era estamental, determinada por el nacimiento. Se dividía entre privilegiados (nobleza y clero) y no privilegiados (el estado llano, que incluía hombres libres y siervos). El estado llano se encontraba en una situación de dependencia económica y personal respecto al señor feudal, las órdenes militares o la Iglesia, quienes vivían de las rentas del trabajo de los primeros y no pagaban impuestos. Existía un elevado grado de autonomía política, económica y judicial en pos de la defensa de estos territorios, configurando los señoríos territoriales y jurisdiccionales.