Caciquismo y Regeneracionismo en la Restauración Española: Claves Políticas y Sociales

Caciquismo: El Control Político y Social en la Restauración Española

La concreción electoral del caciquismo era tan solo una de las múltiples formas de manifestarse la influencia de los caciques en una sociedad de clientelas, aun cuando fue su principal característica. En un sentido amplio, la estructura de clientelas en la sociedad española no se creó en la época de la Restauración, sino que hunde sus raíces mucho más atrás. Fue a mediados del siglo XIX cuando, por medio de la venta de bienes desamortizados, el clientelismo rural adquirió una dimensión nueva, al afirmarse en el marco de una economía de mercado. Desde ese momento se fueron decantando las formas de relación social que, con la implantación del Estado liberal-canovista, confluyeron para configurar el modo normalizado de funcionamiento político.

El sistema caciquil tuvo, según todos los indicios, su principal fortaleza en el mundo agrario, aunque también actuara, en menor medida, en el urbano. Dentro de una España predominantemente rural, las tierras de la Meseta Central y del Sur de la Península resultaron ser el campo abonado donde creció con mayor comodidad el caciquismo, al que dirigieron ya desde finales del siglo XIX críticas más violentas los hombres que pretendían reformar la política nacional.

El caciquismo se consolidó en España durante la Restauración (1874-1923). Los caciques eran personas con poder económico, que contaban con un séquito (gente que trabajaba para ellos) formado por grupos armados, capaces de intimidar a sus convecinos, quienes sabían que si las cosas no transcurrían según los deseos del cacique, podían sufrir daños físicos. Este control de los votos de todas las personas con capacidad de voto de su localidad era la base de la alternancia política que la Restauración demandaba.

El régimen liberal español estuvo en todo momento, hasta la ruptura que significó la Segunda República, y salvo breves y dudosos períodos intermedios, dominado en lo que se refiere a los procesos electorales por el fraude y el abstencionismo generalizados. El caciquismo era, además de un sistema de estructuración de la sociedad nada igualitario, una vía para poner en relación el mundo urbano, donde se tomaban las decisiones políticas, con el rural, es decir, con la mayor parte del país. A través de las clientelas caciquiles llegaba hasta los lugares más recónditos de la geografía española algo parecido a la autoridad.

A pesar de lo que pudiera parecer, la red caciquil no fue estática ni cerrada desde el primer momento, sino que es posible concebirla como un conglomerado dinámico, que poco a poco parece ir consolidándose en el tejido sociopolítico hasta hacer poco menos que imposible su desmembración a manos de los gobernantes que quisieron intentarla. El descuaje de tan vilipendiados mecanismos vendría de fuera de sus límites, con la irrupción de formas políticas nuevas, y ni siquiera podemos estar seguros de que su desaparición se produjera hasta la Guerra Civil, o incluso más tarde.

Regeneracionismo: Crítica y Propuestas de Cambio en la España de la Restauración

El término regeneracionismo engloba las críticas al sistema de la Restauración y acoge tendencias distintas. Se originó en medios intelectuales y acabó por crear un estado de opinión muy generalizado tras el Desastre del 98.

Su principal teórico fue Joaquín Costa. A sus planteamientos se sumaron muchos intelectuales de la época, como Unamuno, Maeztu, Ortega o Azaña, aunque tuvieron evoluciones muy diversas. Llegó a influir en políticos de la Restauración, como Maura.

La Reflexión Regeneracionista sobre el “Problema Español”

La reflexión regeneracionista sobre el “problema español” se puede sintetizar en tres puntos:

  • Un diagnóstico pesimista sobre el pasado español. La historia de España es contemplada como un proceso que desembocaba en una “nación frustrada”. Costa llegó a decir que era necesario “fundar España otra vez, como si no hubiera existido”. Las supuestas hazañas de ese pasado debían revisarse: “doble llave al sepulcro del Cid”.
  • La solución a los problemas de España había que buscarla en Europa. Los países más avanzados del continente europeo aparecían como una realidad que gozaba de riqueza material, orden social, auténticos sistemas parlamentarios y de una expansión popular de la cultura.
  • El sistema político de la Restauración lo resumió Costa en dos rasgos negativos: oligarquía y caciquismo. El país estaba dirigido por una “minoría absoluta, que atiende exclusivamente a su interés personal, sacrificándole el bien de la comunidad”. El pueblo carecía de sentimiento activo de ciudadanía y necesitaba un “cirujano de hierro”, especie de dictador altruista que lo sacase de su apatía.

Graves Problemas Sociales y Desafíos de la Época

  • Agudización de las luchas sociales. Las posiciones de patrones y trabajadores se fueron enfrentando cada vez más.
  • La cuestión religiosa se reavivó con las crecientes protestas contra el poder de la Iglesia, especialmente en la enseñanza. El anticlericalismo se extendió por buena parte de la población urbana y las clases populares.
  • La cuestión militar volvió a resurgir ante el desconcierto de un Ejército humillado en 1898 que recibía críticas crecientes de los sectores opositores (republicanos, socialistas, nacionalistas).
  • Consolidación del movimiento nacionalista en Cataluña y el País Vasco, sin ningún cauce de negociación por parte de los partidos de turno.
  • El problema de Marruecos. En la Conferencia de Algeciras (1906) se acordó el reparto entre Francia y España del territorio marroquí. A España le correspondió la franja norte. Desde 1909 se inició un conflicto bélico, la Guerra de Marruecos, muy impopular en el país, que ensanchó el foso que separaba al Ejército y la opinión pública, esencialmente las clases populares.