La Revolución Industrial: Definición y Alcance
La Revolución Industrial se define como el conjunto de cambios demográficos y económicos que comenzaron en Inglaterra a mediados del siglo XVIII. Reino Unido se convirtió, durante la primera mitad del siglo XIX, en el «taller del mundo», mientras que los demás países eran consumidores de sus productos industriales o suministradores de materias primas (algodón, hierro, carbón).
Se denomina industrialización a la difusión del modelo británico a otros países de Europa, Estados Unidos y Japón.
El desarrollo fabril transformó profundamente la sociedad británica y, más tarde, la de otros países de Europa, Estados Unidos y Japón, dando origen a:
- Una burguesía industrial y financiera.
- Una nueva clase social, el proletariado.
Orígenes y Factores de la Revolución Industrial
En las sociedades preindustriales del Antiguo Régimen predominaban las siguientes características:
- Agricultura de subsistencia.
- Industria artesanal poco desarrollada.
- Población con poca capacidad de compra.
- Medios de transporte lentos.
- Comercio obstaculizado por las aduanas internas.
El desarrollo de la industria moderna fue impulsado por transformaciones revolucionarias en los siguientes ámbitos:
- Demografía.
- Agricultura.
- Producción manufacturera.
- Banca.
- Comercio.
- Transportes.
Este proceso se inició en la región de Lancashire (Inglaterra), donde, desde mediados del siglo XVIII, se concentraron numerosas fábricas textiles y siderúrgicas. Esto es lo que conocemos como la Revolución Industrial británica, que convirtió a Lancashire en una de las zonas más pobladas de Gran Bretaña.
Estos cambios se extendieron a otros países, lo que permitió hablar de la creación de un mercado mundial.
Primera Revolución Industrial (1780-1850)
La Primera Revolución Industrial (1780-1850) se caracterizó por:
- El uso del carbón como fuente de energía.
- La máquina de vapor y la fábrica como símbolos del nuevo maquinismo.
- La industria textil del algodón como pionera del cambio.
Segunda Revolución Industrial (a partir de 1870)
A partir de la década de 1870, se habla de la Segunda Revolución Industrial, caracterizada por:
- La electricidad.
- El petróleo.
- El motor de explosión.
1.1. El Crecimiento Demográfico: Un Factor Básico
En el Reino Unido, la Revolución Industrial fue paralela a una revolución demográfica. La población inglesa se triplicó en siglo y medio.
El éxito de la industrialización británica puede atribuirse al crecimiento simultáneo de la población y de los recursos agrarios.
Las causas del crecimiento demográfico fueron:
- El mantenimiento de una alta natalidad (favorecida por el adelanto de la edad de contraer matrimonio).
- La reducción de la mortalidad (sobre todo la infantil), debido a:
- La mejora de la dieta (gracias al incremento de la producción agraria y a los nuevos medios de transporte).
- Los avances en la medicina (como la vacuna contra la viruela de Jenner, 1796) y las mejoras en las condiciones higiénicas (uso de ropa interior y extensión de la potabilización del agua).
El aumento de la población favoreció la industrialización británica porque:
- Propició un aumento de la demanda de productos industriales.
- Proporcionó mano de obra abundante para las nuevas industrias.
1.2. Las Transformaciones Agrarias
El sector agrario contribuyó de forma decisiva al éxito de la industrialización.
La «revolución agrícola» se inició a principios del siglo XVIII con:
- Las Leyes de Cercamiento (Enclosure Acts).
- La introducción de novedades técnicas en la actividad agraria.
- La aparición de nuevos empresarios agrícolas con mentalidad capitalista.
En Inglaterra, las tierras se distribuían de la siguiente manera:
- La mitad eran propiedad de la baja nobleza, que las arrendaba a los campesinos sin tierra. El resto era propiedad de la alta nobleza y de campesinos libres.
- Gran parte del suelo agrícola consistía en campos abiertos (openfields), grandes propiedades comunales. Su explotación colectiva beneficiaba a los campesinos más pobres (les proporcionaba leña y otros productos naturales).
Las Leyes de Cercamiento (Enclosure Acts), aprobadas por el Parlamento británico, transformaron las tierras comunales en grandes parcelas privadas y valladas. Sus consecuencias fueron:
- Los campesinos sin tierra tuvieron que emigrar a las ciudades en busca de trabajo, donde pasaron a formar parte del proletariado industrial.
- Aumentó la productividad de la tierra, pues se crearon grandes explotaciones en las que se mecanizaron las labores agrícolas, introduciendo novedades técnicas como:
- La siembra en hileras (Jethro Tull).
- La trilladora y la cosechadora mecánica.
- El arado de Rotherham (que permitía remover la tierra rápidamente, conducido por un solo agricultor y tirado por dos caballos).
Los cercados impedían que el ganado pastase en los campos, por lo que se estabuló y empezó a ser alimentado con plantas forrajeras (alfalfa, trébol, habas o nabos). Esto fue posible gracias a la aplicación de la rotación cuatrienal de cultivos (sistema Norfolk):
- Aumentaba la producción y la productividad agraria:
- Se eliminaba el barbecho.
- Algunas de sus plantas forrajeras (nabo, trébol, alfalfa) mantenían la fertilidad del suelo.
- Permitía aumentar la cabaña ganadera (lo que generaba más abono natural para los campos de cultivo).
Los resultados de estas innovaciones fueron espectaculares:
- La producción agraria aumentó un 90%.
- Los ingresos de los propietarios agrícolas crecieron.
El desarrollo agrario propició el despegue de la industria:
- El campo suministraba alimentos, materias primas para la industria y mano de obra para trabajar en las fábricas.
- La población agrícola, al aumentar sus ingresos, pudo comprar productos industriales.
A pesar de todo, el crecimiento del sector primario fue menor que el experimentado por el sector industrial y de servicios.
1.3. Otros Factores Clave del Despegue Industrial Británico
El contexto político e institucional:
- Reino Unido contaba con una monarquía parlamentaria.
- Un Parlamento dominado por clases medias muy activas económicamente (que legislaban a favor de los negocios).
El país era la primera potencia marítima y comercial del mundo:
- A pesar de la pérdida de las colonias de América del Norte, sus productos encontraban salida en nuevos mercados (en las antiguas colonias españolas y portuguesas).
- Además, el comercio contribuyó a la expansión de la industria: sus beneficios se invertían en las nuevas fábricas.
Inglaterra favorecía la libertad comercial de todos sus productos, incluso los del sector agrario, lo que supuso un enorme impulso para la industria.
La Revolución Industrial británica no fue una transformación planificada, sino espontánea, en la que la iniciativa privada tuvo un papel destacado en un contexto de total libertad económica (en el resto de Europa, el Estado sería el que tomaría el mando de la industrialización).
2. Las Industrias Pioneras y la Innovación Tecnológica
A finales del siglo XVIII, se inició un cambio económico crucial: aparecieron las primeras fábricas, que supusieron el nacimiento de la industria moderna (los talleres artesanales fueron desapareciendo).
La industrialización estuvo acompañada de una innovación tecnológica sin precedentes:
- La fuerza humana o animal fue sustituida de forma progresiva por la fuerza de las máquinas en los procesos de producción.
- Innovaciones aplicadas primero al sector textil y después al siderúrgico. Las máquinas se aplicarían más tarde a la minería, los transportes y la agricultura.
Este desarrollo de las innovaciones técnicas fue impulsado por las estrechas relaciones entre científicos y fabricantes:
- Las innovaciones fueron favorecidas por las enseñanzas impartidas en academias e instituciones privadas.
- Un «sentido práctico» que aplicaba novedades en la producción agraria e industrial con una mentalidad capitalista.