Interpretación Geográfica de Paisajes Ibéricos: Del Clima Oceánico a la Climatología Mediterránea Continentalizada

Comentario Geográfico de un Paisaje Humanizado

La fotografía muestra un paisaje natural de valle entre montañas, claramente humanizado por la actividad antrópica, evidenciada por la presencia de casas, carreteras y parcelas agrarias. El relieve montañoso, la vegetación de prados, el poblamiento disperso y las pequeñas parcelas nos permiten encuadrar esta imagen dentro del paisaje oceánico propio de la España Verde. Realizaremos el comentario siguiendo los siguientes pasos:

  • Elementos formales.
  • Análisis de la fotografía.
  • Conclusiones.

1. Elementos Formales

Este paisaje presenta dos realidades diferenciadas:

  • La zona norte, dominada por altas montañas, donde se aprecian, al parecer, plantaciones arbóreas.
  • La zona sur, una amplia área caracterizada por praderas y hábitat disperso.

En torno a algunos caseríos existen parcelas cultivadas. Es posible que un río discurra entre ambos espacios.

2. Análisis de la Fotografía

2.1. Relieve y Geología

El paisaje está marcado por un relieve montañoso formado por un valle hundido entre montañas y una serie de crestas y laderas suaves. El roquedo silíceo explica la ausencia de formas kársticas y confirma que se trata de un relieve antiguo rejuvenecido en la orogénesis alpina, propio del Macizo Galaico o de la parte occidental de la Cordillera Cantábrica. La disposición del relieve, con cumbres redondeadas, refuerza esta idea de montaña vieja y erosionada.

2.2. Vegetación y Clima

La vegetación muestra prados verdes y herbáceas típicas del clima oceánico, divididos en parcelas agrarias en el fondo del valle. En la parte más baja aparece una línea arbolada que sugiere un bosque de ribera asociado a un cauce fluvial no visible. En las laderas destacan agrupaciones de pinos, especie introducida por el ser humano, lo que indica una clara modificación del paisaje vegetal original.

Del clima se deduce un ambiente oceánico, caracterizado por precipitaciones abundantes y regulares y temperaturas suaves gracias a la influencia marítima. Los suelos asociados al roquedo silíceo son pardos húmedos en el valle, fértiles para el pasto, y rankers delgados en las zonas más inclinadas, donde abundan los afloramientos rocosos.

2.3. Interrelación Humana y Natural

La fotografía refleja la interrelación entre el medio natural y la actividad humana: los asentamientos se localizan en el valle, donde las actividades agropecuarias son más fáciles, ya que las pendientes dificultan la ocupación de la montaña. Las carreteras y caminos sinuosos se adaptan al relieve, y la presencia de pinos repoblados evidencia el uso de la vegetación como recurso, a la vez que provoca deforestación y mayores riesgos de erosión. El clima y el relieve condicionan el hábitat disperso y la función del valle como espacio productivo.

3. Conclusiones del Paisaje

  1. La imagen refleja un paisaje cuyas montañas pertenecen al Macizo Galaico o a la parte occidental de la Cordillera Cantábrica (Asturias).
  2. La vegetación arbórea está compuesta de pinos producida por la acción antrópica, en tanto que la arbustiva está dominada por prados verdes de herbáceas propios del clima oceánico, que aparecen divididos en parcelas agrarias en la zona del valle. Se aprecia una línea arbolada en la zona más hundida del valle, que podría ser un bosque de ribera, y agrupaciones de árboles boscosas en alguna ladera.
  3. El clima correspondiente será el oceánico y el roquedo observado silíceo.
  4. La interrelación del medio natural y humano se observa en el hábitat disperso que apreciamos en la zona no boscosa.

Estudio Climatológico Adicional: Clima Mediterráneo Continentalizado

A continuación, se presenta el estudio de un climograma con características distintas al paisaje anterior, correspondiente a un clima mediterráneo continentalizado.

4. Análisis de Precipitaciones

Las precipitaciones, con un total de 528 mm, presentan un volumen moderado (entre 800 y 300 mm, pero superior a 500 mm). Su distribución es irregular a lo largo del año:

  • Dos meses de sequía en verano con precipitaciones inferiores a 30 mm (julio y agosto).
  • Máximo principal en otoño-invierno y máximo secundario en primavera.
  • Mínimo relativo en el mes de febrero.

Dadas las temperaturas del invierno, las precipitaciones podrán caer en ocasiones en forma de nieve. El total y el régimen de precipitaciones es característico del clima mediterráneo.

5. Análisis de Temperaturas

La temperatura media anual es fresca (11 ºC) y la amplitud térmica alta (17,2 ºC). El verano es fresco (ningún mes alcanza o supera los 22 ºC) y el invierno frío (la temperatura del mes más frío baja de 6 ºC). Estas características son propias de un clima con una posición interior y septentrional en la Península Ibérica.

6. Relación entre Temperaturas y Precipitaciones

La relación entre temperaturas y precipitaciones indica que existe aridez en dos meses, julio y agosto (se cumple el índice de Gaussen y la curva de las temperaturas se sitúa por encima de la barra de las precipitaciones). El índice de aridez de De Martonne es de 25,14 (entre 20 y 30,5), por lo que el clima puede considerarse semihúmedo. Confirmamos con el índice de Lautensach–Meyer, que con dos meses áridos, correspondería a un clima semihúmedo.

7. Conclusión Climatológica

Las características analizadas corresponden a un tipo de clima mediterráneo continentalizado, situado en la Submeseta Norte. El moderado volumen anual de precipitaciones se debe a la continentalidad, reforzada por el encierro de la zona entre relieves montañosos, que hace que las precipitaciones descarguen sobre los relieves periféricos. La sequía estival se explica por la influencia del anticiclón de las Azores, desplazado hacia el norte en esta época del año.

Las precipitaciones se producen en otoño, cuando el anticiclón de las Azores se retira hacia latitudes más meridionales y deja penetrar las borrascas atlánticas, y en primavera, cuando se desarrolla la inestabilidad que se forma en el interior peninsular por el frío del suelo. El mínimo relativo del invierno está ocasionado porque el frío del interior favorece o consolida las situaciones anticiclónicas, que pueden prolongarse durante días y dar lugar a heladas y nieblas de irradiación. La elevada amplitud térmica se explica por la ausencia de influencia marina que extrema los valores térmicos. A la frialdad del invierno contribuyen la latitud septentrional, la elevada altitud media (926 m) y la presencia de anticiclones fríos; y al verano fresco, la latitud septentrional.

Este clima lleva asociada una vegetación de bosque perennifolio y matorral mediterráneo (maquia, garriga); ríos con caudal escaso y estiaje en verano; y suelos pardo calizos y tierra parda meridional.