Las Fuentes de Energía y los Principales Problemas del Sector Energético en España
- La alta dependencia energética del exterior: La estructura del consumo español se caracteriza por el predominio de los productos petrolíferos, que se importan prácticamente en su totalidad, lo que se traduce en una altísima dependencia de las importaciones de combustibles fósiles (petróleo y gas). La solución pasa por dar un mayor impulso al desarrollo de las fuentes de energía autóctonas.
- La competitividad de las energías autóctonas: España debe apostar por la explotación de energías rentables y sostenibles a largo plazo. En cuanto a las renovables, sus costes de implantación y desarrollo suelen ser muy altos, por lo que algunas de ellas no resultan competitivas, como la solar y la termosolar. Por el contrario, la eólica es altamente competitiva y España posee un gran potencial, sobre todo en Galicia, las dos Castillas y el sur de Andalucía.
- El deterioro del medio ambiente: La sostenibilidad medioambiental es una de las claves de la agenda energética europea y también de la española. Las energías renovables, ciertamente, no emiten gases de efecto invernadero, pero sí alteran los paisajes y ecosistemas naturales, consumen mucho espacio y tienen un importante impacto visual, entre otros efectos.
Factores de la Localización Industrial en España
La localización de la industria se explica por la conjunción de una serie de factores que permiten un emplazamiento óptimo, es decir, aquel que minimiza los costes. Con el paso del tiempo, algunos de esos factores han adquirido más relevancia y otros han ido perdiendo peso, si bien ello depende del tipo de industria y del sector de actividad.
Factores clave:
- Proximidad a los recursos energéticos y materias primas: Fue un factor decisivo en la localización industrial durante la Primera Revolución Industrial, cuando el transporte era caro y las infraestructuras escasas. Actualmente, las redes de transporte de energía eléctrica, los oleoductos y los gasoductos lo han convertido en un factor secundario para la mayoría de las industrias.
- Mano de obra: El número, la cualificación, el coste, la legislación y el clima laboral son fundamentales. Es crucial para procesos que requieren mano de obra poco cualificada, lo que explica la deslocalización de muchas fábricas españolas a países menos desarrollados, así como para la atracción de trabajadores muy cualificados.
- Capital financiero: Las subvenciones, los intereses a bajo coste o las ventajas fiscales constituyen un factor de localización considerable para las pequeñas y medianas empresas.
- Transportes y comunicaciones: Disponer de una buena red de transportes y de una accesibilidad rápida y económica es un factor importante. En cuanto a las comunicaciones, el acceso a internet es esencial.
- Cercanía del mercado de consumo: Asegura las ventas y es importante para las industrias de bienes de consumo, sobre todo de productos perecederos, que prefieren situarse cerca de las grandes aglomeraciones urbanas.
- Equipamientos e infraestructuras (concentración industrial): La concentración de industrias en un mismo lugar (polígonos, parques empresariales, etc.) permite a las empresas ahorrar costes, especialmente por la presencia de industrias complementarias, asistencia técnica y la generación de sinergias.
- Cercanía a los centros de decisión: Siempre ha sido importante, pero el avance de las telecomunicaciones ha hecho que no sea tan decisivo, excepto para determinadas industrias.
- Calidad ambiental: Atrae a ciertas actividades de alto contenido tecnológico.
- Políticas industriales y medioambientales: Han determinado la localización de la industria en espacios concretos. Actualmente, la intervención pública es menor. Los países desarrollados imponen restricciones a la instalación de industrias contaminantes, lo que ha hecho que muchas de esas industrias se establezcan en países en desarrollo o emergentes con una política medioambiental más relajada.
El Proceso de Industrialización en España
Los inicios: de la segunda mitad del siglo XIX a 1959
El proceso de industrialización comenzó más tarde que en otros países de Europa occidental, en la segunda mitad del siglo XIX, debido principalmente al escaso espíritu empresarial de la población española y a la escasez de capitales.
El despegue se produjo entre 1900 y 1930, gracias a cuatro factores:
- La repatriación de capitales tras la pérdida de las últimas colonias, muchos de los cuales fueron invertidos en la industria.
- La neutralidad de España en la Primera Guerra Mundial, que favoreció las exportaciones. Esto fue clave en productos como el carbón.
- El impulso de las obras públicas, que favoreció el desarrollo de la industria del cemento, el hierro, etc.
- La política proteccionista, que gravó las importaciones de productos extranjeros que competían con los españoles para encarecerlos.
La Guerra Civil Española puso fin a esta etapa de crecimiento, dando paso a una fase de descenso de la producción industrial durante la posguerra y de autarquía. En 1941 se fundó el Instituto Nacional de Industria (INI) con el objetivo de incrementar la producción industrial. Entre las principales empresas nacionales que se incorporaron al INI se encontraban ENDESA, Iberia y SEAT.
La industria se concentraba en una serie de núcleos desconectados: Cataluña, País Vasco, Andalucía, Asturias, Madrid y Valencia.
El desarrollismo (1959-1973)
La recuperación económica y el inicio de las negociaciones con Estados Unidos, interesados en España en el contexto de la Guerra Fría, condujeron al final de la autarquía y a un replanteamiento de la política económica y, dentro de ella, de la política industrial. En 1959 dio comienzo una etapa de gran desarrollo industrial y de consolidación del sector en nuestro país, conocida como Desarrollismo. Se liberaron las importaciones, lo que permitió la entrada de bienes de equipo, tecnología, materias primas y capitales. Pero el hito más importante de esta etapa fue el Plan de Estabilización, un sistema de planificación orientativo por medio de ayudas y subvenciones que se articuló a través de los Planes de Desarrollo. Estos planes, establecidos para períodos de cuatro años, se dirigieron a la promoción del sector en las zonas atrasadas con el objetivo de reducir los desequilibrios existentes entre las pocas zonas industrializadas y el resto del territorio.
Para descongestionar las grandes áreas industriales se crearon polígonos de descongestión industrial, incentivando el traslado de las fábricas desde las áreas saturadas a núcleos cercanos (por ejemplo, de Toledo a Guadalajara para descongestionar Madrid).
Sin embargo, los resultados no respondieron a las expectativas. La industria se concentró en los núcleos que ya contaban con un tejido industrial complejo y apenas se obtuvieron logros en las áreas más atrasadas. No obstante, el Plan de Estabilización impulsó un crecimiento sin precedentes en la economía española.
La recesión económica y la reconversión industrial (1973-1985)
La crisis económica internacional de 1973 marcó el inicio de una nueva etapa denominada posindustrial, calificada como Tercera Revolución Industrial. El modelo fordista fue sustituido por otro basado en nuevas tecnologías e industrias.
En España, esta etapa coincidió con el inicio de la transición política hacia un sistema democrático tras la muerte de Franco en 1975. El clima de incertidumbre paralizó las inversiones empresariales y, por otro lado, retrasó la implantación de las medidas de ajuste ante la crisis.
En 1983, el presidente del gobierno español anunció la necesidad de proceder a una reconversión industrial que asegurase la viabilidad a medio plazo de las industrias en crisis.
La consecuencia inmediata de la reconversión fue una desindustrialización con un marcado carácter geográfico, que afectó sobre todo a la cornisa cantábrica, donde el cierre de grandes factorías arrastró a miles de pequeñas empresas industriales. Así, en esta zona se generaron serios problemas económicos (paro), demográficos (emigración) y ambientales.
Paralelamente a la reconversión, se adoptó una política de reindustrialización. Se crearon las Zonas de Urgente Reindustrialización (ZUR), que incentivaron la instalación y ampliación de empresas generadoras de empleo estable para absorber a los parados, diversificar la estructura productiva de la zona y fomentar el progreso tecnológico. Se delimitaron siete zonas, localizadas en Galicia, Asturias, País Vasco, Andalucía, Cataluña y Madrid, pero no tuvieron el éxito esperado.
La integración en la CEE y sus repercusiones
La integración de España en la CEE en 1986 marcó una nueva etapa en el proceso de industrialización. Esto obligó a una segunda reconversión industrial en 1991 (cuando aún no se había concluido la primera en algunos sectores), en este caso enfocada a cumplir los criterios de convergencia.
Las directrices marcadas por la CEE para España fueron:
- Continuar con el proceso de reconversión y liberalizar el mercado industrial, exigiendo el desmantelamiento de monopolios y otras prácticas excesivamente proteccionistas.
- Invertir en proyectos de modernización tecnológica y fomento de sectores dinámicos.
- Apoyar a las pymes mediante financiación, información, etc.
- Impulsar la investigación y la innovación para aumentar el valor añadido de los productos.
Algunas de las ventas (privatizaciones) más importantes se produjeron a partir de 1997: SEAT, Iberia, ENDESA, Telefónica, entre otras.
Las Debilidades de la Industria Española
Comparativa con la UE-15.
Aunque la industria española es muy competitiva en determinados sectores, presenta algunas debilidades frente a las empresas de otros países de la UE-15 que dificultan su crecimiento y competitividad:
- El menor tamaño medio de las empresas industriales: Lo que impide la generación de economías de escala y dificulta su acceso a la financiación, su capacidad para realizar las inversiones en I+D+i necesarias y su entrada en mercados internacionales.
- Menores inversiones en I+D+i: Esto repercute en la productividad, que es inferior a la media de la UE-15, excepto en el sector de vehículos y material de transporte.
- Los costes salariales por empleado: Se han reducido significativamente en los últimos años, pero no constituyen una ventaja competitiva para atraer actividad industrial, ya que resultan altos en comparación con los países europeos del Este y, por supuesto, los asiáticos. Otro aspecto relacionado con la mano de obra española que cabe destacar es la falta de adecuación de la formación de los trabajadores a las necesidades de las empresas.
- Los mayores costes energéticos: Medidos en porcentaje del valor de la producción, en ciertos sectores (productos minerales no metálicos, madera y corcho, caucho y materias plásticas).
El Transporte por Carretera en España
La red de carreteras y los factores que explican su trazado
El reparto de las carreteras no es homogéneo en el territorio: la mitad norte peninsular presenta una mayor densidad de kilómetros de carreteras por kilómetro cuadrado que la mitad sur. Los archipiélagos balear y canario, la costa septentrional y sus provincias limítrofes, Madrid, el litoral catalán, Alicante y Málaga presentan densidades muy superiores a las del resto de provincias. Los factores que lo explican son:
- El relieve: Los sistemas montañosos y su disposición hacen que la construcción de carreteras sea difícil y costosa.
- El hábitat: Los espacios con hábitat disperso o con hábitat concentrado en pequeñas localidades requieren más carreteras para comunicar los diferentes núcleos de población.
- El número de habitantes y el desarrollo económico.
- La densidad de población.
De una red radial hacia una red «mallada»
- El sistema radial heredado: Como corresponde al trazado mencionado, parten desde Madrid.
- Este conjunto se completa con una red periférica que une los principales puntos de la costa. Sin embargo, esta red radial presentaba una serie de problemas: dejaba a un extenso territorio del interior peninsular con serios problemas de accesibilidad y mantenía una excesiva dependencia de Madrid.
Para hacer frente a estos problemas, desde finales del siglo XX se comenzó a trazar una red de carreteras con tres niveles:
- Una red de alta capacidad en forma de malla, que se superpone sobre la red radial.
- Mejor conectividad con las redes de alta capacidad francesa y portuguesa.
- El trazado de carreteras de gran capacidad en torno a las ciudades y localidades más habitadas: las carreteras de circunvalación.
El Turismo en España: Un Motor Económico Clave
El turismo y los servicios turísticos
Se considera turismo cualquier viaje o estancia temporal que realiza una persona por motivos de ocio, trabajo u otros, en un lugar distinto a su entorno habitual, que supone al menos una pernoctación y tiene una duración máxima de 365 días. Es uno de los principales motores de la economía.
Según el lugar de destino, se diferencia entre turismo emisor (o exterior), que es el que realizan los residentes de un país en otro, y turismo receptor (o interior), que es el que realizan residentes de un país en otras regiones o localidades de ese mismo país.
Las actividades turísticas incluyen servicios de información (oficinas de turismo, ferias en las que se hace publicidad de los destinos turísticos, páginas web, etc.), de gestión (agencias de viajes), de hostelería y ocio, entre otros.
El desarrollo del turismo en España
España comenzó su consolidación como uno de los principales destinos turísticos de «sol y playa» en los años sesenta del siglo pasado.
España presentaba un retraso respecto a otros países, pero ofrecía una serie de atractivos para los turistas europeos, como el clima, las playas, la proximidad geográfica y ser un «país barato».
En los años ochenta y comienzos de los noventa, la subida de los precios en España y la aparición de nuevos competidores en el Mediterráneo, más baratos y con atractivos similares (como Grecia, Turquía, Egipto y Túnez), exigió a España diferenciarse con una oferta turística de mayor calidad (mejores hoteles e infraestructuras de transporte, playas más limpias y cuidadas, un mejor entorno medioambiental, etc.) para ganar competitividad.
Así, España pasó de ofrecer un turismo barato a otro de mayor calidad que le ha permitido aumentar los ingresos por gasto medio por turista.
La importancia del turismo en la actualidad
En el ranking mundial, España ocupa hoy el tercer puesto por número de visitantes extranjeros. Es el sector que más contribuye a la recuperación económica de nuestro país. Pero la importancia del turismo en España va más allá de su aportación al PIB y al empleo; el turismo favorece el crecimiento de los sectores primario y secundario, así como de servicios como los transportes y el comercio.
El turismo extranjero
Este crecimiento se ha visto favorecido claramente por dos factores: la inestabilidad en algunos países competidores de España en el segmento de «sol y playa», como Túnez, Egipto y Turquía; y la devaluación coyuntural del euro frente al dólar estadounidense y la libra esterlina.
De los 68,1 millones de visitantes extranjeros, 37,3 millones eran ciudadanos de uno de estos tres países: Reino Unido, Francia y Alemania. Aunque otros tipos de turismo, como el de negocios y el urbano (cultural), han ganado peso, el turismo de sol y playa, concentrado en el litoral peninsular mediterráneo y en los archipiélagos, sigue siendo el preferido por los turistas extranjeros.
La gran mayoría de los turistas extranjeros llegan a nuestro país por avión, se alojan en hoteles y viajan por ocio y vacaciones. Con el caso del Brexit, se observa una disminución de turistas británicos.
El turismo nacional
Del total de viajes considerados turismo interior, más de la mitad fueron de fin de semana. El resto corresponden a las vacaciones de verano, Semana Santa y Navidad.
Los madrileños, seguidos de los catalanes y andaluces, son los que más viajan y eligen destinos más variados que los turistas extranjeros. Para los desplazamientos relacionados con el ocio, especialmente los realizados en época estival y a segundas residencias, predominan los destinos de sol y playa: Andalucía, Cataluña y la Comunidad Valenciana.
Con otros fines (visitas familiares, viajes culturales, turismo rural, etc.) cobran importancia los destinos del interior: Castilla y León, Castilla-La Mancha y Madrid.
Los problemas del sector turístico español
A pesar de la potencia del sector turístico español, debe hacer frente a una serie de problemas, entre los que destacan:
- La concentración espacial de la oferta: Debido al peso del turismo de sol y playa, la oferta presenta una fuerte concentración en el litoral mediterráneo y en los archipiélagos balear y canario. Muchas zonas costeras tienen problemas de saturación; en ellas, las actividades no turísticas, al resultar menos rentables, han sido desplazadas, produciéndose lo que podríamos llamar una «turistización» que afecta no solo a la economía, sino también a aspectos sociales y culturales (ritmo de vida y costumbres, aculturación, etc.). En el lado opuesto se encuentra gran parte del interior peninsular, que presenta bajas cifras de actividad turística. Para hacer frente a este problema, es necesario potenciar otros tipos de turismo diferentes al modelo masivo de sol y playa.
- La acusada estacionalidad: La actividad turística se concentra principalmente en los meses de verano. Esta concentración en tan poco tiempo, de la que solo escapa Canarias (con turismo todo el año), supone:
- Masificación en las áreas más demandadas durante el periodo estival.
- Infrautilización de la oferta turística durante el resto del año, lo que repercute en su rentabilidad. La falta de demanda en estas épocas se intenta compensar con el «turismo social» de la tercera edad.
- Un empleo igualmente estacional para muchos trabajadores.
- La creciente competencia global: En los últimos años, la llamada «Primavera Árabe» y la posterior violencia terrorista han hecho menos atractivos para los turistas extranjeros los países de la orilla sur del Mediterráneo, lo que ha llevado a muchos a volver a encontrar en España un destino algo más caro, pero seguro y de calidad.
- La dependencia excesiva de los mercados extranjeros británico, alemán y francés: Esto exige seguir fidelizando a estos mercados y captar nuevos «clientes».
- El impacto medioambiental: La concentración territorial de la oferta turística ha causado una urbanización masiva en los litorales mediterráneo e insular, no siempre planificada, que, además del impacto visual, ha dado lugar a prácticas especulativas con el suelo. Asimismo, el desarrollo del turismo se ha logrado en parte a costa de un deterioro medioambiental motivado por el incremento de población en las áreas más turísticas y por una excesiva presión sobre los recursos naturales.