El Desarrollo Económico Español en el Siglo XIX: Retos y Proceso de Industrialización

El Desarrollo Económico Español en el Siglo XIX

El desarrollo económico español en el siglo XIX presenta un ritmo distinto al europeo y está marcado por numerosas dificultades que harán que se produzca de un modo débil y moderado.

Obstáculos y Factores Limitantes

Entre las dificultades y factores que lo producen, podemos destacar:

  • La débil entrada del liberalismo económico y la escasa burguesía industrial y comercial.
  • Los obstáculos físicos y naturales: relieve difícil y escasas materias primas y fuentes de energía.
  • La débil transformación del sistema agrario: agricultura tradicional que no proporciona beneficios ni libera mano de obra.
  • La reducida capacidad de consumo del mercado interior (poca población y de nivel de renta muy bajo).
  • La falta de competitividad de los productos españoles.
  • La falta de capitales y la preferencia por inversiones especulativas.
  • La despreocupación por las innovaciones técnicas unida a la mentalidad de los empresarios y políticos que prefirieron la protección del Estado y la explotación de los trabajadores a la innovación y competitividad.
  • Los problemas originados por la Guerra de Independencia y la pérdida de América.
  • La falta de un mercado nacional integrado.

En este sentido, *Jaime Balmes* (*Doc. 1*) señala el inconveniente que supone para el desarrollo económico la existencia de un centro que se encuentra “pouco menos que morto” (*Doc. 1*, Línea 3) y de su incapacidad para ser motor de la industrialización. El interior de España es eminentemente agrícola y con escasa transformación en una agricultura comercial, lo que repercute negativamente en la instalación de industrias agroalimentarias. Además, existe una gran distancia entre los centros productores debido a la lenta modernización de los medios de transporte. Estos son algunos de los elementos que dificultan el desarrollo económico en España, lo que unido a la destrucción de la Guerra de la Independencia aumentan los obstáculos citados anteriormente.

Las industrias a principios del siglo XIX eran fundamentalmente pequeñas y con poco capital que se beneficiaban de las políticas proteccionistas vigentes (*sistema general de aduanas de 1820* que regula el sistema proteccionista hasta el *arancel librecambista de Figuerola de 1869*, y vuelta al proteccionismo en *1890*), que limitaban la competencia y la modernización.

Sectores Industriales Clave

El Sector Textil en Cataluña

El arranque del proceso de industrialización se produce en el sector textil en Cataluña. Este sector es el primero que adopta los nuevos métodos de producción y donde se introducen las máquinas de hilar y tejer movidas por vapor o hidráulicas (fábrica de los *Hermanos Bonaplata*) a principios del siglo XIX. En la gráfica presentada (*Doc. 4*) vemos cómo se produce un crecimiento en la importación de algodón (nueva materia prima que sustituye a la lana), lento entre *1800* y *1860* y más rápido hasta *1900*. El crecimiento al principio es lento por las consecuencias de la Guerra de Independencia y la falta de mecanización. Durante los años 20 se inicia el proceso de transformación de la mecanización (máquina de vapor, etc.) y la entrada de nuevas formas de producción (paso del sistema doméstico al sistema de fábrica). Su crecimiento estaba condicionado por la carencia de recursos (necesidad de importar el algodón) y fuentes de energía y la falta de competitividad con el exterior (dependencia tecnológica). Por eso, su crecimiento aumenta a partir de *1840* y vuelve a crecer muy fuerte a partir de *1870* (superada la crisis de falta de algodón como consecuencia de la Guerra de Secesión americana: periodo *1860-1865*; en la gráfica se aprecia una caída entre *1860* y *1865*), al beneficiarse el sector algodonero de los avances en el resto de los sectores industriales y transporte, que permiten un aumento de producción, descenso de precios y la distribución de las producciones a toda España. Pese a todo, sigue siendo una producción limitada, muy concentrada geográficamente y con costes de producción muy elevados.

La Siderurgia

El segundo sector que destaca en su desarrollo es la siderurgia. En el *mapa* se nos ofrece la situación de las principales instalaciones siderúrgicas, como ya se exponía antes, se encuentran en la periferia. Los focos principales son los de Málaga, Asturias, el País Vasco y Cataluña. La evolución de estos focos refleja las dificultades energéticas y las dificultades para la introducción de tecnologías procedentes del exterior.

  • La siderurgia malagueña fue la pionera en la introducción de los altos hornos (*1830-64*), un avance que aumentaba la producción de hierro, pero fracasó debido al empleo de carbón vegetal que encarecía sus costes de producción y por la competencia de otras regiones.
  • También destacan las industrias extractivas (*cobre*, *mercurio*), aunque no ejercieron un gran impulso en la zona dado que estaban en manos de compañías extranjeras (inglesas y francesas).
  • Otro foco importante es el asturiano que se desarrolla, sobre todo, en el periodo *1864-79*, pero no se consolida al carecer de un carbón de calidad y por la falta de demanda de productos industriales (coincidirá con las franquicias del Bienio Progresista para introducir materiales para la construcción del ferrocarril, lo que le restará demanda).
  • Después, el foco siderúrgico vasco, que será el que se consolidará al contar con el carbón galés (*coque*), al desarrollo conjunto de industrias mecánicas y navales y la vuelta a la política proteccionista en los años 90, que reserva el mercado español para la producción vasca.
  • En el *mapa* también se aprecia el núcleo catalán, que se debe al empuje de las industrias textiles y de la metalurgia asociada a la industrialización.

Otros Sectores y Focos Regionales

Su proceso de industrialización arranca unido al sector textil (fábrica de *Bonaplata*, *1832*) en el que se instalan las primeras máquinas movidas por el vapor y los modos de producción capitalistas. Paralelamente se desarrollan la metalurgia de transformación y las industrias química, papelera, etc. También adquieren desarrollo las actividades relacionadas con el mundo agrario (*vinos*, *corcho*, etc.). A finales de siglo aparecen también las industrias eléctricas de producción y distribución. Todas estas actividades se vieron favorecidas por el establecimiento del proteccionismo del mercado interior. El éxito de la industria catalana se explica, en parte, por el empuje de la burguesía catalana unida a las políticas proteccionistas que reservaban el mercado español para las producciones catalanas.

En el interior, como vemos en el *mapa*, solo destaca el núcleo en torno a Toledo, en el que se concentran industrias relacionadas con la producción de metalurgia relacionada con la producción de espadas y cuchillos. También destaca la producción sedera.

Finalmente, debemos mencionar que en Galicia el desarrollo industrial es pobre, como vemos en el *Mapa* no aparece representado ningún núcleo importante. Los sectores tradicionales (*textil*, *curtidos*, etc.) se arruinaron por la competencia de otras zonas. El lino se arruinó por la competencia del algodón. Destaca la industria de conservas de pescado que parte de las tradicionales industrias de salazón, sobre todo a finales del siglo XIX y en las Rías Bajas. Esta industria se vio favorecida por tener acceso a las materias primas de forma fácil (*aceite*, *sal*, *sardina*) y por el capital invertido (*salazón*, *conservero*, *familias*…). Junto a la industria de conserva se desarrollan la naval, la de hojalata, la litográfica, etc. Debemos mencionar también la instalación de pequeñas empresas de electricidad y minería.

En conjunto, estos dos sectores, el textil y el siderúrgico, son pequeños con unos niveles de producción y demanda limitados y concentrados en la periferia de España, lo que dificulta la creación de un mercado nacional integrado.

El Ferrocarril y el Transporte

En el desarrollo económico también es fundamental el progreso realizado en los medios de transporte. A lo largo del siglo XIX, los medios de transporte se fueron modernizando. El transporte por carretera era muy deficiente; era necesaria una modernización. El salto definitivo vendría de la mano del ferrocarril. Pero al igual que en el resto de los sectores, su implantación sería deficiente.

La llegada del ferrocarril a España es tardía. La primera línea se abrió en *1848* uniendo Barcelona y Mataró. Hubo que esperar a *1855*, durante el Bienio Progresista, para que saliera a la luz la *Ley de Ferrocarriles*, que propiciaría un crecimiento espectacular por el apoyo del Estado (*subvenciones* y *franquicias arancelarias* para importar materias primas) y la entrada masiva de capital extranjero (*francés*). En ese momento, había que construir con rapidez para dar salida a las producciones de cereal del interior y satisfacer las demandas de los productores (burgueses inversores en tierra y nobleza que apoyaban el liberalismo).

Pero en esta Ley aparecen aspectos que van a condicionar la historia económica posterior y que se pueden ver de alguna forma en el *mapa* que se nos presenta (*Doc. 2*) que representa las líneas férreas construidas entre *1848* y *1869*. Aquí podemos ver la estructura radial con centro en Madrid, que consolida un Estado centralizado pero que no articulaba el mercado ni relacionaba las regiones (no llegó el tren a Galicia (no llegaría hasta *1872*) y no había conexión Madrid-Valencia; las conexiones periféricas estaban sin construir; no se relacionaban Andalucía y Extremadura-León, tampoco se conectaba con el Levante). El ancho de vía establecido (más ancho, al parecer para poder montar locomotoras más potentes y no para evitar invasiones) dificultaría los intercambios internacionales. La autorización, por la *Ley de 1855*, para importar los productos necesarios para su construcción, mermaría el desarrollo interno (no se empleó la siderurgia asturiana) y favorecería las economías extranjeras (*Francia*, que fue la que invirtió en la construcción de las líneas férreas). Finalmente, la construcción quedó en manos de compañías privadas (*extranjeras*), con lo que los beneficios no revirtieron dentro de España.

De cualquier modo, la llegada del ferrocarril, aunque lenta, tuvo como consecuencias:

  • Fue un elemento decisivo en el proceso de modernización económica.
  • Contribuyó a la integración de las distintas regiones y a la formación de un mercado nacional.
  • Ayudó a la disminución de los precios y al aumento de los intercambios.
  • Aumentó la demanda de trabajo.

En el proceso de construcción, podemos señalar cuatro etapas:

  • La primera hasta *1855*: de escasa construcción.
  • La segunda entre *1855* y *1868*: de fuerte crecimiento.
  • La tercera de *1868-1876*: paralización por la crisis económica.
  • La cuarta de *1876-1900*: relanzamiento en la construcción.

Reformas del Estado

A estos intentos por desarrollar la industria, tenemos que señalar las reformas realizadas por el Estado liberal en el sistema monetario (como la unificación monetaria (*peseta* en *1869*)), financiero (*bancos*) y fiscal (*reforma de Mon*).

Interpretaciones Históricas

Para algunos historiadores, como *Jordi Nadal*, el balance de todo este proceso de industrialización realizado durante el siglo XIX supone un fracaso. Para otros, como *Gabriel Tortella* (*Doc. 5*), en España no llega a producirse una revolución industrial como en Inglaterra, pero sí se han hecho grandes esfuerzos (*Doc. 5*, Línea 3) para industrializar el país. *G. Tortella* prefiere hablar de una lentitud, no fracaso, de un patrón latino de modernización que puso las bases, de un modo débil y lento, de la industria moderna en España.