Dinámicas Recientes del Mundo Rural en España: Transformación y Perspectivas

El Sector Rural Español: Dinamismo y Desafíos Actuales

Aunque España es el segundo país de la Unión Europea (UE) en superficie agraria en valores absolutos (por detrás de Francia), el valor final de la producción agraria española es inferior al de Francia, Italia, Alemania y Reino Unido.

La aportación del sector primario, que incluye las actividades agropecuarias, tanto en población activa como en el Producto Interior Bruto (PIB), es cada vez menor en proporción al total de la economía del país. Esto no significa que la agricultura haya perdido dinamismo, sino que su valor proporcional es cada vez menor porque los otros sectores se han desarrollado más. No obstante, el valor de la producción agraria aumenta de año en año, sobre todo por el proceso de modernización de las explotaciones previamente mencionado.

Aun así, la agricultura es una piedra angular de la economía española por tres motivos:

  • Por la importancia de los alimentos mediterráneos que España produce y exporta (aceite, vino, cítricos, etc.). Los productos del sector primario representan la sexta parte de las exportaciones españolas.
  • Porque la agricultura proporciona la materia prima para numerosas industrias derivadas.
  • Porque la superficie agraria es aún muy extensa.

Consecuencia de esa baja aportación al PIB es también la baja renta per cápita de los agricultores españoles en comparación con la del resto de los trabajadores. De esto se deduce que España ha dejado de ser un país eminentemente agrario, aunque su agricultura siga siendo un factor económico importante.

En la actualidad, al igual que otros países desarrollados, España presenta una estructura económica fuertemente terciarizada:

  • La actividad agropecuaria, pesquera y forestal da empleo al 7% de la población ocupada y proporciona el 4% del PIB.
  • Las actividades secundarias representan aún el 28% de la población ocupada y proporcionan el 29% del PIB.
  • Las actividades terciarias concentran al 64% de la población ocupada y suponen casi el 70% del PIB.

Existen, sin embargo, grandes contrastes territoriales entre unas Comunidades Autónomas y otras. Así, la proporción de ocupados varía entre el 1% de la Comunidad de Madrid y el 20% de la de Galicia, mientras que el valor de la producción oscila entre el 0.2% de Madrid y el 13% de Extremadura.

A grandes rasgos, se puede afirmar que en las provincias y comunidades situadas en el interior, excepto la Comunidad de Madrid, las actividades primarias tienen mayor peso relativo que en las del litoral y las islas.

La Integración de España en la Unión Europea y el Desarrollo Rural Sostenible

España, junto con Portugal, se integró en la Comunidad Económica Europea (CEE), actualmente Unión Europea (UE), tras la firma del Tratado de Adhesión el 1 de enero de 1986. La entrada de España en la UE supuso la integración en un mercado de casi 500 millones de consumidores, protegido del exterior mediante el principio de preferencia comunitaria, que da prioridad a los productos de la UE sobre los extranjeros en el comercio comunitario.

La Política Agraria Común (PAC) supuso para nuestro país un profundo cambio en las estructuras agrarias. La PAC tiene varios objetivos:

  • Conseguir una producción agrícola competitiva con áreas extracomunitarias, protegiéndola de la competencia exterior y modernizando sus estructuras.
  • Conseguir un nivel de vida justo para los agricultores.
  • Estabilizar los mercados comunitarios.
  • Eliminar excedentes y evitar la oscilación de la producción. Para ello, la UE fija periódicamente unos cupos de producción y unos precios de garantía y orientación para los productos más esenciales.

El dinero necesario para modernizar, aumentar la productividad, la calidad y la competitividad se obtiene a través de los fondos estructurales europeos para mejorar las infraestructuras, los equipamientos y la cualificación de los agricultores: el Fondo Europeo de Orientación y Garantía Agraria (FEOGA) se encarga de financiar la política estructural agraria y la modernización del sector; el Fondo Social Europeo (FSE) se destina, en cambio, al fomento de la formación profesional y del empleo rural.

Como consecuencia de la PAC, las tierras poco productivas van siendo abandonadas o reorientadas hacia cultivos alternativos. Por el contrario, las excesivamente productivas deben reducir su producción, sujetas siempre a cupos de producción. En el caso español, esos excedentes se producen sobre todo en los cereales, el vino, la leche y la carne de vacuno. Muchas de estas medidas no fueron inicialmente bien aceptadas, porque suponen gravosos sacrificios económicos para los productores. La PAC ha tenido consecuencias problemáticas en zonas excedentarias y poco competitivas, como las regiones de la cornisa cantábrica (ganadería bovina) y las zonas de cereal y viñedo del interior peninsular. Sin embargo, en general, la PAC ha beneficiado sensiblemente al campo español mediante la política de subvenciones, sobre todo para el litoral mediterráneo y andaluz, que han encontrado un buen mercado para sus productos hortofrutícolas. No obstante, y aunque esas subvenciones están garantizadas hasta el año 2013, el campo español debe prepararse para competir con los países recién ingresados en la Unión Europea (países del Este) y con los países menos desarrollados del área extracomunitaria que, por la globalización, piden el acceso libre a los mercados europeos.

Para mejorar el ámbito rural, la Unión Europea (UE), a través de los planes LEADER, pretende potenciar las actividades agroindustriales y el turismo rural como complementos económicos a la pura actividad agraria. Además, con los fondos europeos (FEOGA y FSE) y los planes LEADER, se intenta impulsar en la actualidad el desarrollo de la agricultura ecológica, que busca una producción eficiente y respetuosa con el medio ambiente.