Fuente del Texto
Texto: K. Marx, Manuscritos de economía y filosofía, Fragmento I.
Rasgos Fundamentales de la Alienación Económica
El texto de Marx expone los rasgos esenciales de la enajenación en el trabajo:
- El trabajo es externo al trabajador; en él no se siente feliz ni libre.
- El trabajo no es voluntario, sino forzado, pues solo es un medio para satisfacer las necesidades, lo que supone auto-sacrificio y mortificación.
- Dicho trabajo no pertenece al trabajador, sino al capitalista que posee los medios de producción. De esta manera, el trabajador no es dueño de sí mismo, sino que pertenece a otro.
Relación entre las Ideas
El texto aborda el concepto de alienación del trabajo o alienación económica y expone sus rasgos principales: el trabajo es externo y forzado, siendo solo un medio para satisfacer necesidades fuera de la actividad laboral. En la segunda parte del texto, Marx demuestra el carácter alienante del trabajo al señalar que, durante este, el trabajador pertenece a otro.
Explicación Detallada de la Alienación
Uno de los conceptos fundamentales de la filosofía marxista es la alienación, que hace referencia a la pérdida de libertad del ser humano dentro del modo de producción capitalista. En este fragmento se aborda la alienación del trabajo, de la cual derivan otras formas de enajenación.
El Trabajo como Esencia Humana y su Negación Capitalista
Para Marx, el trabajo constituye la esencia del ser humano y es imprescindible para realizarnos como individuos completos. Sin embargo, en el mundo capitalista, el trabajo es externo al trabajador; es decir, es exterior a su ser. Por ello, no conduce a la afirmación del individuo, ni a su felicidad, ni a su libertad. Por el contrario, supone su negación, su infelicidad y una mortificación para su cuerpo y su espíritu.
Así, el trabajo se convierte en una actividad forzada, no libre, que solo se cumple por coacción. El trabajador realiza su actividad laboral únicamente para obtener un salario con el que satisfacer sus necesidades. Se ve forzado a trabajar, pero en el trabajo está enajenado, es una actividad que le supone un sacrificio. La prueba fundamental de que es un trabajo alienante es que el trabajador se pierde a sí mismo, ya que tanto el tiempo que está trabajando como el producto de su actividad pertenecen al burgués, dueño de los medios de producción.
Otras Formas de Alienación
La alienación económica promueve otras formas de alienación:
- Alienación social: Se deriva de la inevitable división de la sociedad en clases enfrentadas.
- Alienación política: Fruto de la separación entre la sociedad civil y el Estado.
- Alienación religiosa y filosófica: Tienen que ver con la conciencia ideológica del ser humano.
La Superación de la Alienación
Marx persigue la superación de la alienación, objetivo que solo será realidad cuando desaparezca la propiedad privada de los medios de producción y, con ella, las clases sociales; es decir, cuando se supere el sistema capitalista.
Vigencia del Concepto de Alienación en la Actualidad
El concepto de alienación, tal como Marx lo analiza, puede considerarse vigente y aplicable en nuestro mundo. Los principales rasgos de la alienación del trabajo son fáciles de reconocer en la actividad laboral contemporánea: tanto su exterioridad con respecto al trabajador como el hecho de que durante dicha actividad el trabajador no se siente feliz o libre, sino que se ve obligado a trabajar para obtener un salario.
La economía globalizada es una versión evolucionada del sistema capitalista que Marx analizó en sus orígenes. La propiedad privada de los medios de producción sigue estando en la base de nuestra sociedad. No obstante, una diferencia importante es que, al menos en el mundo desarrollado, no solo hay dos clases sociales (la burguesía capitalista y el proletariado), sino que existe también una clase media muy numerosa que ha garantizado la estabilidad del sistema. Esta clase no está desposeída ni tiene conciencia de estar alienada.
Tal vez podríamos decir que, en la actualidad, el consumismo es la ideología dominante, un consumismo que da sentido a la vida de muchas personas y que, al mismo tiempo, genera su insatisfacción constante. Pero, hoy día, también hay explotación e incluso esclavitud en el trabajo. Es probable que el verdadero proletariado actual —esa clase desposeída y explotada a la que Marx quería defender— haya que buscarlo en los países pobres, entre los trabajadores que producen los bienes que se consumen en los países ricos.
Contexto Filosófico y Antropológico
Karl Marx y la Filosofía de la Praxis
K. Marx (1818-1883) vive en pleno siglo XIX. El pensamiento marxiano se encuadra dentro de una de las reacciones que se dieron en ese siglo frente al idealismo de Hegel: la izquierda hegeliana. Su filosofía tiene un claro componente práctico (filosofía de la praxis), es decir, afirma la necesidad de la superación de la filosofía meramente teórica (no separación de teoría-praxis) y pretende una transformación radical de la sociedad. Sus teorías sobre economía, política e historia han tenido una gran influencia hasta hoy.
El tema que plantea el texto es la enajenación del trabajo y las consecuencias que de tal situación se siguen. El trabajo, considerado en el capitalismo, lejos de ser la realización del trabajador, es pérdida de sí mismo. El tema general del texto es la enajenación, un concepto que tiene raíces en las teorías contractualistas anglofrancesas, en Hegel y, más cercanamente, en Feuerbach. Es desde este concepto de enajenación desde el que Marx realiza una profunda crítica a la sociedad capitalista, pues es en esta donde más brutalmente se manifiesta. Enajenación o alienación hace referencia a la situación en la que el resultado del trabajo no pertenece al trabajador, sino a otro (alius), o en la que el producto del trabajo le resulta extraño y ajeno al trabajador.
La Concepción Marxista del Hombre
Para entender correctamente el texto, es crucial tener en cuenta la idea de hombre de la que parte Marx. El hombre es para Marx un ser natural, no solo porque está integrado en la naturaleza, como todos los demás seres, y en ella despliega sus fuerzas naturales, sino también porque tiene unas necesidades que ha de satisfacer con recursos que obtiene de la naturaleza.
Pero es un ser natural humano, en el sentido de que su naturaleza no es fija ni está ya dada, sino que ha de construirse a través de la historia. El animal no tiene historia, el hombre sí. El modo de integración del hombre en la naturaleza es el trabajo. Por eso, para Marx, lo que mejor define al hombre es el trabajo o, mejor, la “actividad práctico-productiva”, mediante la cual produce sus medios de vida social e históricamente; una actividad (praxis) mediante la cual el hombre se proyecta sobre la naturaleza, humanizándola y distanciándose al mismo tiempo de ella, es decir, humanizándose a sí mismo.
No hay una naturaleza fija y dada del ser humano, sino que el ser del hombre se va haciendo mediante su actividad transformadora de la realidad, a lo largo de la historia y en relación con los demás hombres. El trabajo, pues, no es para Marx un castigo o algo no humano, sino todo lo contrario: es la actividad mediante la cual el hombre realiza su esencia socialmente y se diferencia del resto de los animales.
La Solución a la Alienación: Comunismo y Revolución
Con demasiada frecuencia, y especialmente en el modo de producción capitalista, el trabajo, lejos de ser donde el hombre se realiza, donde “desarrolla una energía libre y espiritual” o donde el hombre se afirma o se “siente en sí” (en su ser), es donde se niega, donde “no se siente feliz”, produciéndose una “pérdida de sí mismo”. En el trabajo, tal como se lleva a cabo, hay enajenación o alienación.
Esta alienación existe porque el producto de esa actividad no lo siente el trabajador como su obra, sino como algo extraño, externo, como algo de otro. Por ello, el hombre solo se siente feliz fuera del trabajo, en lo animal, en lo no estrictamente humano (comer, dormir, procrear, etc.).
La clave de esta alienación económica, según Marx, está en la propiedad privada de los medios de producción. Por eso, considera que solo el comunismo, entendido como la supresión de la propiedad privada (es decir, del capital), permitirá la eliminación de todas las alienaciones y la humanización del hombre. Esta supresión de la propiedad privada y la instauración del sistema comunista solo se podrá realizar mediante una revolución que, transformando la base económica, eliminará también todas las demás manifestaciones de la enajenación que sufre el hombre. La propuesta de Marx no era solo la de interpretar el mundo, sino la de transformarlo, constituyendo un humanismo práctico.