Descartes: Razón, Duda y las Tres Sustancias de la Realidad

Fundamentos de la Filosofía Cartesiana

Las ideas expuestas anteriormente son justificadas por Descartes a lo largo de toda su filosofía, que se asienta sobre los siguientes pilares:

  • Descartes es el fundador del racionalismo, una corriente filosófica que utiliza la razón como facultad principal del conocimiento.
  • Se destaca el papel del sujeto como un aspecto esencial en su filosofía.
  • Descartes, un gran matemático, diseñó un método con el objetivo de alcanzar un conocimiento seguro y exacto que no pudiera someterse a duda. Por ello, se basó en el modelo matemático deductivo.

El Método Cartesiano y sus Cuatro Reglas

Este método constaba de cuatro reglas fundamentales:

  1. Evidencia: Los rasgos que definen a la evidencia son la claridad (que se vea a primera vista) y la distinción (que sea diferente de todo lo demás). A la evidencia se llega por la intuición o por la deducción de ideas previamente intuidas.
  2. Análisis: Consiste en separar un problema en partes más sencillas para resolverlo más fácilmente.
  3. Síntesis: Se parte de elementos simples y evidentes hasta llegar a los más complejos.
  4. Enumeración: Consiste en revisar y enlistar con cuidado todo el proceso para asegurar que no nos hemos equivocado.

La Duda en Descartes: Escéptica vs. Cartesiana

Descartes diferencia dos tipos de duda:

  • Duda escéptica: Utiliza la duda como un estado permanente, sin buscar una verdad.
  • Duda cartesiana (o metódica): Esta duda es metódica, ya que la utiliza como un camino o vía para encontrar una verdad indudable. Es radical, pues duda de todo y busca llevar al máximo extremo su método. Por ello, duda de:
    • Los sentidos (se basa en que nos engañan).
    • La realidad (se basa en la imposibilidad de distinguir la vigilia del sueño).
    • Los razonamientos o entes matemáticos (inventó la hipótesis del genio maligno, un ser todopoderoso que nos engaña).
    Esta duda es también hiperbólica, ya que Descartes la consideraba exagerada y extravagante en su alcance.

Las Tres Sustancias Cartesianas

Descartes partió de un axioma, una verdad indudable: el cogito. A partir de este, estableció la existencia de las otras dos sustancias. Aunque el solipsismo postula que lo único real es la propia conciencia y lo que se relaciona con el cogito, Descartes trascendió esta visión al establecer su teoría de las tres sustancias: pensante, infinita y extensa. Una sustancia, para Descartes, es algo que existe por sí mismo y no necesita de nada más para existir.

1. La Sustancia Pensante (Res Cogitans)

La primera sustancia se identifica con el alma y el pensamiento. La primera verdad indudable encontrada por Descartes es el cogito: “Yo pienso, y por lo tanto yo tengo necesariamente que existir” (“cogito ergo sum”). Esta verdad indudable se capta mediante la intuición y es una idea clara y distinta. De hecho, Descartes establece un criterio de verdad para determinar cuándo una afirmación puede considerarse segura: todo lo que se presenta a la mente como claro y distinto es verdadero. Para Descartes, solo existimos como sujetos pensantes y cognoscentes.

2. La Sustancia Infinita (Res Infinita)

La segunda sustancia se identifica con Dios. Los sujetos que piensan tienen ideas, que son contenidos mentales que ocupan la conciencia. Por ello, Descartes diferencia tres tipos de ideas:

  • Ideas adventicias: Son representaciones mentales elaboradas a partir de lo que nuestros sentidos captan del mundo exterior. No son consideradas verdades indudables.
  • Ideas facticias: Son aquellas que nuestra mente ha elaborado por sí misma, combinando otras ideas. Tampoco son verdades indudables.
  • Ideas innatas: Son las que se encuentran en nuestro interior desde que nacemos. Son ideas claras y distintas que pueden captarse mediante la intuición. Descartes cree que una de esas ideas con las que nacemos es la idea de Dios, lo que para él significa que Dios existe.

Argumentos Cartesianos para la Existencia de Dios

Descartes le atribuye a Dios calificativos como todopoderoso, omnisciente e infinitamente bueno. Demostrar la existencia de Dios es crucial, ya que echa por tierra la hipótesis del genio maligno, que expresaba el radicalismo de la duda. Descartes demuestra la existencia de Dios mediante tres argumentos:

  1. Argumento gnoseológico (o de la idea de Dios): La idea de Dios no es adventicia porque no se capta mediante los sentidos, ni es facticia porque nosotros, que somos seres finitos e imperfectos, no podemos crear la idea de un ser infinito y perfecto como Dios. Por lo tanto, es una idea innata que reside en nuestro interior.
  2. Argumento cosmológico (o de la causa de mi propia existencia): ¿Quién me ha creado? Aunque puedo pensar que provengo de mis padres, ellos solo me dieron el cuerpo, y mi verdadera realidad es ser un ser pensante. Tampoco me he podido crear a mí mismo, porque me habría dotado de todas las perfecciones. Así que, sin duda, me ha creado un ser mucho más poderoso que yo, que ha de ser Dios.
  3. Argumento ontológico: Descartes hereda este argumento de un filósofo de la Edad Media (Anselmo de Canterbury). Si definimos a Dios como el ser más grande que se puede pensar, indudablemente tiene que existir, ya que la existencia es una perfección.

3. La Sustancia Extensa (Res Extensa)

La tercera sustancia se identifica con la materia. El atributo que caracteriza a esta sustancia es la extensión, porque todo lo material ocupa un lugar en el espacio. Los modos que puede adoptar esta sustancia son la forma y la figura, que presentan los objetos del mundo material.

El Dualismo Antropológico Cartesiano

En la concepción del ser humano de Descartes, está latente el dualismo antropológico de Platón. Descartes pensaba que el ser humano es un compuesto de dos sustancias: el cuerpo, que es la sustancia extensa y está formado de materia, y el alma, que es inmaterial e inmortal. Descartes intentó determinar la relación entre estas dos sustancias con una explicación: ambas se concentran en una parte doble del cerebro, la glándula pineal.