Ética Aristotélica: La Búsqueda de la Felicidad y la Virtud
La ética, en la filosofía de Aristóteles, se fundamenta en la teoría del conocimiento y la antropología. Al ser un saber práctico, sigue las leyes de la lógica y se relaciona con la antropología, ya que el nous poietikos del alma humana permite el desarrollo ético. La ética de Aristóteles estudia al hombre desde la perspectiva de un saber práctico, especialmente en la Ética Nicomáquea, interesándose por la capacidad práctica humana y su habilidad para actuar en la vida. Al igual que en el campo teorético, en el campo práctico el hombre busca finalidades. Por tanto, la ética aristotélica es teleológica.
La Felicidad (Eudaimonía) como Fin Último
En el primer libro de la Ética Nicomáquea, se indica que entre todos los fines que persigue el hombre, se oculta un fin absoluto o primero: la felicidad (eudaimonía). Por lo tanto, la ética de Aristóteles también es eudaimonista. Para alcanzar la felicidad, Aristóteles propone dos vías:
- La primera se orienta hacia el ejercicio de la actividad que en mayor medida desarrolle la esencia humana, lo que él denomina la vida contemplativa.
- Sin embargo, Aristóteles admite que en el hombre, compuesto de materia y forma, la actualización absoluta de su forma es tan solo un ideal. Por ello, propone una segunda vía de la sabiduría práctica que lo lleva, de manera imperfecta, hacia la felicidad.
La Virtud (Areté) y el Término Medio
Esta segunda vía se consigue buscando la virtud (areté) en nuestras acciones. Aristóteles considera una virtud básica denominada dianoética o intelectual: la prudencia. Es un tipo de razón que mide y pesa las consecuencias de nuestras acciones y, en su defecto, el sexo, busca una respuesta ajustada a cada situación y persona concreta. Esto es la teoría del término medio (mesotes). Por último, trata con otro conjunto de virtudes éticas o morales, entre las que destacan la justicia y la amistad.
Como conclusión, la ética se completa con la política, ya que la filosofía y la sabiduría práctica solo se pueden cultivar en el espacio de la polis.
Antropología Aristotélica: El Ente Humano y la Estructura del Alma
Para hablar de la antropología aristotélica, cabe mencionar la lógica, ya que, al ser una ciencia teorética, sigue las tres leyes de la lógica: la ley hilemórfica, la ley de forma en potencia y forma en acto, y la ley de las diez categorías. Aristóteles estudia el ente humano como filosofía segunda y ciencia teorética, centrándose en el alma.
El Compuesto Hilemórfico: Cuerpo (Soma) y Alma (Psyché)
El ente humano es un compuesto hilemórfico que se compone de un componente material, el cuerpo (soma), y uno formal, el alma (psyché). El alma es una forma en la materia y no tiene vida propia como suponía Platón; la unión del cuerpo y alma es sustancial, a diferencia de Platón, para quien era accidental. Por otra parte, el alma humana, por la ley del acto y de la potencia, se actualiza de potencia a acto, siendo, por tanto, el principio animador y vivificador de la materia. Genera entonces el desarrollo de su telos o finalidad.
Las Facultades del Alma y el Nous
Aristóteles considera en Sobre el Alma la existencia de tres facultades en el alma, que son los tres elementos de su estructura tripartita:
- La facultad nutritiva o vegetativa, que comparte con las plantas.
- La facultad volitiva o sensitiva, que comparte con los animales.
- La facultad racional, denominada nous.
Este nous o razón considera el nous poietikos, que induce esencias y universales en los datos de la experiencia, y el nous pathetikos o logos, que categoriza lo inducido y realiza los desarrollos lógicos y lingüísticos. El conocimiento humano presencia la intervención de ambos.
En conclusión, Aristóteles sitúa la inmortalidad en el nous poietikos, admitiendo una subsistencia en este elemento de la razón, sin una preexistencia.
Política Aristotélica: El Hombre como Zoon Politikon
La política, en la filosofía de Aristóteles, presupone la lógica, ya que es un saber práctico y la sigue parcialmente. También presupone la ética, porque solo se puede alcanzar la justicia en la polis si los ciudadanos cultivan la sabiduría práctica o virtud. Para Aristóteles, el hombre solo puede actualizar su forma en potencia como ciudadano (politēs) y solo puede alcanzar su finalidad (telos), una vida virtuosa, si es miembro de la polis. Por tanto, afirma que el hombre es un animal político (to zoon politikon).
Clasificación de Gobiernos y Constituciones
Aristóteles concluye que existen dos clases principales de gobiernos: aquellas que cuidan del interés común y aquellas que solo cuidan de un interés propio y egoísta. Existen tres tipos de constituciones “buenas” y otras tres desviadas:
- A la forma recta de la monarquía le corresponde la tiranía.
- A la forma justa de la aristocracia, la injusta de la oligarquía.
- Para él, la democracia restringida es el sistema de gobierno más adecuado.
También menciona los distintos tipos de revoluciones que pueden producirse según el tipo de constitución, sus causas y las maneras de evitarlas.
Clases Sociales y el Rol de la Educación
Declara la existencia de tres clases sociales: labradores, artesanos y los guerreros (que eran auxiliares y gobernantes platónicos) que se ocuparían de la defensa y el gobierno de la ciudad. Solo los últimos (los gobernantes) formarán parte de una asamblea democrática y tendrán derecho de voto.
Como conclusión, las instituciones y las leyes (nomoi) de la ciudad deben promover la consecución de la areté en los ciudadanos y gobernantes por medio de la educación. Aristóteles pretende una polis que refleje tanto la areté pública como la privada. Este es el fin último de la razón práctica humana.
La Divinidad en la Filosofía Aristotélica: El Motor Inmóvil y la Divinización
Lo divino, en la filosofía primera dentro de la teología aristotélica, se manifiesta a través del Motor Inmóvil, ligado a la causa eficiente y final. El Motor Inmóvil es la primera causa del movimiento eficiente, existente primero en el orden de la razón, es un acto puro y se identifica con la divinidad (theos). Por medio de la causa formal, genera, sin tener movimiento, la atracción de los demás entes. En la cosmología, el Motor Inmóvil atrae, mueve y actualiza la región celeste, formada por planetas y estrellas.
Lo Divino en el Alma Humana
El ente humano está compuesto del cuerpo o (soma) y el alma o (psyché), y esta unión es sustancial. Dentro del ente humano se encuentran la facultad nutritiva o vegetativa, la volitiva y sensitiva, y la facultad racional que considera el nous poietikos y el nous pathetikos; esta sería la estructura tripartita del alma. El nous poietikos sería lo más digno que existe en el hombre, lo más admirable y cercano a lo divino, el elemento inmortal humano, porque recibe la atracción del Motor Inmóvil y provoca la actualización de la forma en potencia de su alma.
Ética y Política como Procesos de Divinización
La ética se concibe como un proceso de divinización en cuanto filosofía, divinizando el alma, ya que supone la actualización de la forma de potencia a acto, imitando a Dios, el Motor Inmóvil. En cuanto a la sabiduría práctica, el cultivo de la virtud también supone un progresivo proceso de divinización, porque busca la felicidad y nos acercamos a la felicidad de Dios.
Como conclusión, la política es también un proceso de divinización, en el que el hombre tiene que ser un ciudadano en una polis con instituciones, normas y un sistema educativo para poder filosofar y desarrollar el cultivo de la virtud. El hombre es to zoon politikon y solo puede actualizar su forma de potencia a acto a través de la vida en la ciudad y para acercarse al Motor Inmóvil.