Simone de Beauvoir: Existencialismo, Condición Femenina y ‘El Segundo Sexo’

Introducción al Pensamiento de Simone de Beauvoir

Simone de Beauvoir ha sido capaz de introducir sospechas hacia el origen de la jerarquía establecida. En esta ocasión, esa sospecha se dirige a las causas del origen del sistema de inferioridad femenina, al cual responderá con el existencialismo y la asimetría entre hombres y mujeres.

En esta redacción, se abordará el concepto del existencialismo de Beauvoir, respondiendo a preguntas clave como:

  • ¿Qué entiende Simone por existencialismo?
  • ¿Por qué la condición humana le resulta ambigua?
  • ¿Y la condición femenina?
  • ¿Cuál es, según ella, la falta de simetría entre hombres y mujeres?
  • ¿Cuál es el problema central?

El Existencialismo y la Ambigüedad de la Condición Humana

El primer principio del existencialismo radica en la afirmación de que, en el ser humano, la existencia precede a la esencia. El ser humano, en principio, no es nada: será aquello que resulte de su propia acción. Por eso mismo, para Simone de Beauvoir, la condición humana es ya de por sí ambigua.

Las mujeres, por un lado, son libertad y existencia, pero por otro, se encuentran vinculadas a todo aquello que las une como especie, a su ‘animalidad’.

La condición humana es ambigua, pues ni el hombre ni la mujer vienen definidos, y aun así, a la mujer sí que la definen. Se suele considerar que ser mujer las sitúa en un punto de vista específico que no puede ser pasado por alto. Con los hombres eso no ocurre; Beauvoir considera que ser hombre posiciona a esta mitad de la humanidad en una perspectiva del ser humano en general, objetiva, para la que no se necesita justificación.

Esto lleva a la autora a afirmar que mujeres y hombres no son polos opuestos, puesto que a la mujer la definen como la otra o la ‘alteridad‘, y el hombre se define como el mismo.

El Problema de la Subjetividad y la Asimetría

El problema se plantea cuando los hombres se afirman como sujetos, asignando el papel de ‘otras’ a las mujeres, y estas no realizan la operación simétrica de afirmarse como sujetos, sino que, por el contrario, se someten a un punto de vista ajeno.

Como hemos visto, el existencialismo es lo que emplea Beauvoir para explicar que el ser humano no viene definido. La condición humana es exactamente igual tanto para mujeres como para hombres, y la autora explica que, a pesar de ello, a las mujeres se les asigna un papel de inferioridad y, por lo tanto, un sometimiento ante los hombres. La autora explica que, para que se den cuenta de que no son polos opuestos, deben reconocerse como sujetos.

El Método Regresivo-Progresivo de Simone de Beauvoir

Simone de Beauvoir es una filósofa que ha basado gran parte de su filosofía en estudiar la condición de las mujeres. Para ello, emplea el método regresivo-progresivo, el cual podemos diferenciar del método genealógico de Nietzsche.

El método de Simone vuelve al pasado para buscar y comprender las causas del origen del sistema de inferioridad de la mujer, y evoluciona hacia el futuro, esperando que estas se realicen como sujetos. Como vemos, mientras que el método de Beauvoir se desplaza del pasado hacia el futuro, el método genealógico de Nietzsche solo se enfoca en el pasado, buscando saber de dónde venimos y así poder conocer nuestro linaje, el que, según este autor, proviene del miedo y no del amor a la verdad.

‘El Segundo Sexo’: Estructura y Contenido

El ensayo ‘El Segundo Sexo‘ ha sido escrito por Simone de Beauvoir. Ha sido pionero en nombrar y dar protagonismo a las mujeres, mostrando cómo vivían antiguamente y, podría decirse, cómo viven aún en la sociedad actual. La autora se centra en su método, el del existencialismo.

Anteriormente ya habíamos estudiado otros métodos, como el de la dialéctica de Platón y el genealógico de Nietzsche. Para abordar el método de esta autora, responderemos a cuestiones como: ¿Cómo es el método del ensayo de Simone? y ¿Cómo es su estructura?

División del Ensayo

En primer lugar, este ensayo se divide en dos partes principales:

  1. Visión Regresivo-Analítica: Esta parte es progresiva, puesto que trata de entender la opresión de las mujeres clarificando las circunstancias que confluyen en el pasado. Es analítica porque descompone el fenómeno universalmente extendido de la opresión de las mujeres en distintos aspectos para que se muestre en su complejidad y pueda apreciarse cómo su consolidación y evolución se debe a la confluencia de elementos muy distintos que la mantienen y la justifican. Esta visión se divide en tres subpartes:

    • Destino
    • Historia
    • Mitos
  2. Visión Progresivo-Sintética: En esta se tienen en cuenta y se describen los aspectos que la componen. Esta visión se divide en cuatro subpartes y una conclusión:

    • Formación
    • Situación
    • Justificación
    • Hacia la liberación

Estructura en Volúmenes

En segundo lugar, la estructura de este ensayo se compone de dos volúmenes:

  1. Volumen I: ‘Los Hechos y los Mitos’

    Este volumen tiene tres partes y es, además, regresivo-analítico:

    • Primera parte: ‘Destino’
    • Segunda parte: ‘Historia’
    • Tercera parte: ‘Mitos’, que aborda el papel de los mitos.
  2. Volumen II: ‘La Experiencia Vivida’

    Este volumen tiene cuatro partes y corresponde con la visión progresivo-sintética:

    • Primera parte: ‘Formación’
    • Segunda parte: ‘Situación’
    • Tercera parte: ‘Justificaciones’
    • Cuarta parte: ‘Hacia la Liberación’

En conclusión, la existencia de este método de Simone de Beauvoir ha contribuido a que hoy en día no se trate a una mujer como una marioneta usada solamente para la maternidad y las tareas del hogar, que era para lo único que ‘existía’ la mujer antiguamente.

La Ambigüedad de la Condición Femenina y la Dialéctica de la Subordinación

La situación específica en que han sido confinadas la mayor parte de las mujeres es ambigua, puesto que, aunque son libertad autónoma, los hombres les han impuesto que vivan en dependencia respecto a ellos, como si fuesen los únicos sujetos. Mientras hombres y mujeres no se reconozcan mutuamente como sujetos, las relaciones entre ambos serán insatisfactorias y los conflictos adoptarán formas diversas a lo largo de la historia.

A las mujeres se les educa para que no sientan la necesidad de asumir por ellas mismas la existencia, para que dimitan de su autonomía, para que cedan a los hombres su capacidad de elección, decisión y actuación. Los comportamientos que esto provoca son perjudiciales para ellas, porque pierden su autonomía, pero también lo son para ellos, que han de actuar de manera continua para mantener el sometimiento.

Si aplicamos la dialéctica a la relación entre varón y hembra, resultará del modo siguiente: el prestigio que el varón obtiene por las acciones que ha podido llevar a cabo le posibilita ejercer su poder sobre las mujeres que son sometidas. Podemos distinguir tres momentos clave:

  1. En el primero, los varones arriesgan su vida en acciones peligrosas, no temen perder la vida.
  2. En el segundo momento, las mujeres, que no pueden participar en tales acciones, reconocen su valor.
  3. En el tercer momento, los varones someten a las mujeres aprovechando el prestigio del que disfrutan y les brindan protección para mantenerlo.

La condición humana ya es de por sí ambigua: hombres y mujeres son, por un lado, libertad, existencia y han de hacerse en su propio obrar; por otro, se encuentran vinculados a todo aquello que les une como especie, su animalidad.

En conclusión, aunque esta falta moral no está ausente en el comportamiento de todas las mujeres, se ha de subrayar que lo que define de forma singular la situación de las mujeres es que se encuentran en un mundo en que los hombres les han impuesto la subordinación, y mediante la opresión, han frustrado su autonomía.