La Poesía Lírica Tradicional y el Romancero Medieval: Formas y Características Esenciales

La Poesía Lírica Tradicional en la Edad Media

En la Edad Media se pueden diferenciar dos grandes tipos de poesía: la popular o tradicional y la culta. El tipo popular se transmite de forma oral y cuenta con una variante lírica y otra narrativa: la poesía épica. La poesía culta se transmite de forma escrita y es obra de autores conocidos.

La poesía lírica tradicional está integrada por composiciones anónimas que una comunidad ha adoptado como patrimonio común y ha ido transmitiendo y recreando oralmente durante siglos. Las principales formas de la lírica tradicional peninsular son las jarchas, las cantigas de amigo y los villancicos.

Las Jarchas

Primera manifestación literaria en lengua romance (mozárabe). Se sitúan al final de los textos líricos del árabe. Breves composiciones de raíz popular y transmisión oral de Al-Ándalus se han conservado gracias a que algunos poetas árabes y hebreos decidieron incorporarlas como cierre de sus poemas amorosos, denominados moaxajas. Datan de los siglos XI-XII y están escritas en mozárabe o en árabe vulgar porque surgen en un territorio bilingüe.

Las jarchas son la expresión femenina de un amor angustiado o gozoso. El tema amoroso incluye la visita inesperada o la ausencia de un amigo. Presentan dolorosas quejas a la madre, hermanas o amigas; la descripción apasionada del amado. La ausencia de detalles sobre el espacio o el momento de la escena intensifica el lirismo de los sentimientos. En cuanto a su forma, constan de una sola estrofa de dos a cuatro versos con rima consonante, y se caracterizan por su sencillez expresiva.

Cantigas de Amigo

Durante los siglos XII y XIII, en el noroeste peninsular, aparecen las primeras muestras de las cantigas de amigo. Estos poemas, compuestos en galaicoportugués y procedentes de la tradición oral, serán recopilados por poetas cultos como Martín Códax. Recogen también anécdotas amorosas puestas en boca de una joven. En ellas hay abundantes referencias a la naturaleza gallega, con gran carga simbólica.

Algunas cantigas cultas revelan la influencia de la poesía trovadoresca del amor cortés, llegada a través del Camino de Santiago. En lo referente a la forma, ofrecen una mayor elaboración que las jarchas. Emplean frecuentemente paralelismos y anáforas.

Villancicos

Los villancicos son las principales composiciones de la lírica tradicional castellana. Los textos conservados de este tipo de lírica aparecen recogidos por escrito en recopilaciones que se llevaron a cabo durante los siglos XV y XVI, denominadas cancioneros.

Suelen tratar un asunto amoroso en un entorno natural cargado de simbolismo. Otros temas incluyen el de la mujer malcasada o la llegada de la primavera. Constan de un estribillo de dos o tres versos que se repite en todas las estrofas, y de varias glosas o mudanzas en las que se desarrolla el contenido del estribillo. Emplean versos de arte menor, rima asonante y numerosos paralelismos y repeticiones.

El Romancero

Los romances son poemas de carácter épico-lírico (con elementos dramáticos) que pertenecen a la literatura popular. A partir del siglo XV, el gusto por la tradición hace que se recopilen obras transmitidas hasta entonces de forma oral.

Romancero Viejo

Es el conjunto de romances anónimos que se cantaban a finales de la Edad Media. Algunos se han conservado por escrito a partir del siglo XV y, sobre todo, en el XVI. Es un género de origen oral y popular, pero que acabará sometido a las reglas de la literatura escrita.

Romancero Nuevo

Corresponden a los romances escritos por los poetas cultos de los siglos XVI y XVII.

Origen y Transmisión

El origen de los romances parece situarse a finales de la Edad Media, en la descomposición de los poemas épicos. Hay romances que guardan mayor relación con las variantes líricas de la poesía tradicional. Con ellas comparten el empleo de repeticiones o la utilización de la naturaleza como escenario de los poemas.

Hasta los siglos XV y XVI, la transmisión debió hacerse principalmente de modo oral, lo que explica las diferentes versiones que se han hallado de un mismo romance. Los juglares serían los responsables de cantar los romances ante un auditorio, a cuyos gustos adaptarían su actuación. Así, los romances se van recreando a medida que se van transmitiendo.

A partir de estos siglos, los romances circularon por escrito a través de dos caminos, aparte de las copias manuscritas:

  1. Impresos en pliegos sueltos, en cuadernillos de unas pocas páginas que se vendían a muy bajo precio y estaban destinados a un público de clase social baja.
  2. Recopilados en cancioneros, romanceros y libros de música con partituras, para una posición social más elevada.

Contenido

Según su contenido, se pueden clasificar en:

  • Épicos

    Derivan de cantares de gesta castellanos o franceses y tratan de figuras como el Cid o Carlomagno.
  • Históricos

    Basados en algún episodio de la historia reciente de la época. Se incluyen los romances fronterizos (enfrentamientos entre musulmanes y cristianos) y los moriscos (que presentan a un refinado caballero musulmán).
  • Líricos y Novelescos

    Se centran en la expresión de un sentimiento, generalmente amoroso, o se inspiran en episodios legendarios de personajes como el Rey Arturo y sus caballeros.
  • Otros Romances

    Recogen asuntos bíblicos o de la Antigüedad grecolatina.

Características Formales

Son poemas de extensión variable, integrados por versos octosílabos con rima asonante en los pares, mientras que los impares quedan sueltos. Al segmentarse los largos versos de los cantares de gesta, los hemistiquios iniciales habrían dado lugar a los versos impares de los romances sin rima, mientras que los finales habrían derivado en los versos pares con rima.

Del carácter épico se deriva el empleo de arcaísmos, que son palabras que ya no se usan. Otras características son la sencillez sintáctica, las repeticiones o el lenguaje expresivo con gran carga emotiva. Prescinden de elementos no esenciales, omitiendo los comienzos o los finales. Este rasgo confiere a algunos romances un aspecto fragmentario, inesperadamente interrumpido y misterioso.