El Barroco en la Arquitectura Española: Un Recorrido por sus Fases y Protagonistas
La arquitectura barroca española, desarrollada entre 1600 y 1760, coincide con un periodo de profunda transformación y, en ocasiones, decadencia del Imperio. A pesar de ello, floreció con una riqueza decorativa que se extendió tanto al interior como al exterior de los edificios, cubriendo sus fachadas. A diferencia de las dinámicas y “movidas” plantas de Borromini, la arquitectura española de este periodo se caracteriza por su carácter ‘castizo’ y, en ocasiones, su aparente simplicidad en la planta, como las iglesias de ‘planta de cajón’. Sin embargo, sus interiores se revisten teatralmente con yesos, maderas, espejos e incluso cúpulas fingidas, creando un efecto de asombro y devoción. Destacan sus aparatosas portadas, concebidas como retablos en piedra, y el uso de materiales aparentemente modestos como el ladrillo para la estructura, combinado con el mármol para las fachadas, generando contrastes visuales.
Fases de la Arquitectura Barroca Española
El desarrollo de este estilo se puede dividir en varias etapas:
- Primera mitad del siglo XVII: Predominan las formas herrerianas, adaptadas a los ideales de la Contrarreforma, buscando una sobriedad que, no obstante, comenzaba a abrirse a la ornamentación.
- Segunda mitad del siglo XVII: Se observa un retroceso de las formas herrerianas en favor de un aumento de la decoración en las fachadas, con un marcado interés en los contrastes de luz y sombra y la consolidación de la idea de fachada-retablo.
- Finales del siglo XVII hasta 1760: Con la llegada de la dinastía borbónica, el arte se bifurca en dos tendencias: una de corte (sobria y clasicista, influenciada por modelos franceses e italianos) y otra tradicional (más recargada y exuberante, conocida como churrigueresco).
El Urbanismo Barroco: Plazas y Calles
El urbanismo barroco español tuvo como protagonista principal la Plaza Mayor, concebida como el corazón de la ciudad. Estos espacios acogían el mercado, grandes celebraciones, corridas de toros, autos sacramentales y actos de la Inquisición. La Plaza Mayor solía ser de forma rectangular, regularizada mediante fachadas continuas que poseían un espacio porticado en la planta baja, y contaba con el Ayuntamiento como edificio principal. La Calle Mayor recorría la ciudad de un extremo a otro, mientras que el caserío de las calles estrechas, con pequeñas plazuelas y barrios especializados en diversas actividades, albergaba edificios notables como residencias de la nobleza, iglesias o conventos. A menudo, estas calles solían ser insalubres debido a la falta de alcantarillado.
Obras y Arquitectos Destacados del Primer Barroco (Siglo XVII)
Juan Gómez de Mora (Primer Tercio del Siglo XVII)
Considerado uno de los primeros arquitectos barrocos españoles, Juan Gómez de Mora mantuvo la horizontalidad y las torres en las esquinas, características de la tradición anterior. Sin embargo, introdujo elementos más decorativos que producían claroscuros y daban un aspecto más colorista, especialmente con el uso del ladrillo. Entre sus obras más notables se encuentran la Clerecía (Compañía de Jesús) en Salamanca, de planta jesuítica, y la iglesia del Colegio de la Compañía de Jesús en Alcalá de Henares.
La Plaza Mayor de Madrid (1619)
Una de las obras urbanísticas más importantes del periodo es la Plaza Mayor de Madrid, finalizada en 1619. Esta plaza regulariza un espacio urbano medieval, definiendo un recinto rectangular cerrado por arquerías en la planta baja que conforman un pórtico abierto a la misma. Sus paredes de ladrillo rojo, el ritmo de sus vanos y balcones, así como su horizontalidad (interrumpida por las agujas de la Casa de la Carnicería y la Casa de la Panadería), además de su contrapunto vertical a la composición horizontal, la convierten en un excelente ejemplo del barroco español.
Alonso Carbonell, Pedro Sánchez y Francisco Bautista
También fueron figuras destacadas Alonso Carbonell, relacionado con la corte, quien construyó el Palacio del Buen Retiro. Concebido como un gran complejo palaciego y de jardines, de él se conservan el Salón de Reinos y el Casón del Buen Retiro (el resto desapareció durante la Guerra de la Independencia). Por su parte, Pedro Sánchez y Francisco Bautista realizaron la Iglesia del Colegio de la Compañía de Jesús, actual Colegiata de San Isidro. Esta iglesia presenta una planta jesuítica y una notable cúpula encamonada, una técnica constructiva que consiste en colocar un armazón de madera con forma de cúpula (llamado camón) recubierto en el interior con yeso y en el exterior con un tambor de ladrillo y chapitel de pizarra.
El Barroco Pleno: Segunda Mitad del Siglo XVII
Alonso Cano y Francisco de Herrera el Mozo
En la segunda mitad del siglo XVII, se observa un abandono más pronunciado de las formas herrerianas y una potenciación de la decoración con elementos naturalistas y estípites (un soporte con forma de tronco de pirámide invertido que genera una sensación de inestabilidad). Destacan los pintores-arquitectos como Francisco de Herrera el Mozo, autor de la Basílica del Pilar en Zaragoza. Sin embargo, sobresale especialmente Alonso Cano, quien diseñó la fachada de la Catedral de Granada. Su diseño, presentado en 1667, se inspira en la tradición local y en la idea de arco de triunfo, con tres arcos de medio punto que originan un efecto de profundidad y contraste. Con él, el barroco se consolida en Andalucía. Cano priva a las pilastras de capitel, recrea grandes hojas y follaje, y utiliza tableros superpuestos con entrantes curvilíneos y angulosos, creando una estética única.
Jaime Bort y la Catedral de Murcia
Es imprescindible mencionar a Jaime Bort y su fachada de la Catedral de Murcia. Ricamente decorada, concebida como un gran retablo con un plano curvado, es una obra maestra y un excelente ejemplo de la estética barroca. Juega con entrantes y salientes que acentúan el contraste de claros y oscuros, generando un dinamismo visual impactante.
El Barroco Tardío y Rococó (Finales del Siglo XVII – 1760)
Este tercer periodo coincide con la instauración de la dinastía borbónica en España. Se distinguen dos corrientes principales:
1. La Corriente Nacional: El Churrigueresco
Esta tendencia, de marcado carácter español, es conocida como churrigueresco, en honor a la destacada familia Churriguera.
- José de Churriguera: Autor de retablos como el de la iglesia de San Esteban de Salamanca, utiliza claroscuros y una profusión decorativa, incorporando columnas salomónicas, estípites y elementos vegetales. Sus edificios, por el contrario, solían ser más austeros, como el Palacio de Goyeneche (hoy Real Academia de Bellas Artes de San Fernando), aunque este último ha sido alterado por reformas.
- Joaquín Churriguera: Desarrolla un estilo con mayor carga decorativa, siendo el responsable de la construcción de la cúpula de la Catedral Nueva de Salamanca.
- Alberto de Churriguera: Autor de la monumental y decorativa Plaza Mayor de Salamanca. Su armonioso diseño destaca por el Pabellón Real, con medallones de Felipe V e Isabel de Farnesio y la representación de San Fernando. Constituye un compendio iconográfico dedicado a las glorias españolas, además de su función social, y presenta un armazón estructural unitario.
Pedro de Ribera y el Real Hospicio de San Fernando
Pedro de Ribera, un destacado difusor de este estilo, lo llevó a su máxima expresión. Como arquitecto municipal en Madrid, su obra más emblemática es el Real Hospicio de San Fernando. Presenta una sobria fachada con una portada sorprendente, caracterizada por un acusado uso del relieve que favorece el claroscuro. Concebida como un retablo, un cortinaje la enmarca lateralmente. Un ímpetu ascendente se manifiesta en todo el conjunto, curvando la cornisa del entablamento y rompiendo la fachada, cuyo trozo central sirve de remate a la portada.
Narciso Tomé y el Transparente de Toledo
Narciso Tomé es el autor del célebre Transparente de la Catedral de Toledo. Esta obra maestra conjuga arquitectura y escultura para conseguir un efecto teatral de persuasión. Realizada con ricos mármoles y bronces, su trazado en perspectiva finge profundidad. Para favorecer este efecto lumínico, Tomé abre una de las bóvedas de la girola y labra una linterna, donde la parte superior del retablo se funde con la escultura y la pintura, creando una experiencia visual única.
Francisco Hurtado Izquierdo y el Barroco Andaluz
En Andalucía, destaca Francisco Hurtado Izquierdo, con obras en Granada como la Iglesia del Sagrario, de planta de cruz griega con cúpula y sobria decoración. Sobresale también la Sacristía de la Cartuja de Granada, donde utiliza material muy moldeable como el yeso para recubrir los muros. Motivos vegetales y geométricos flanquean bóvedas y muros, complementándose con un lujoso zócalo de mármol de Lanjarón y las cajoneras de madera taraceada labradas por José Manuel Vázquez. El Tabernáculo de mármol de la iglesia de la Cartuja, con sus bóvedas gallonadas, marca un hito en el barroquismo arquitectónico andaluz.
Leonardo de Figueroa y el Palacio de San Telmo en Sevilla
En Sevilla, a finales del siglo XVII, destaca Leonardo de Figueroa, autor de la monumental fachada del Palacio de San Telmo, antigua escuela de formación de marinos. Su gran fachada de piedra es una de las creaciones más imponentes del barroco sevillano. Concebida como un retablo, presenta una fuerza ascensional que contrasta con la horizontalidad del volumen, complementándose con el valor de la columna, con motivos y técnica cuidadosa. Se organiza en tres niveles: la parte superior presenta la figura de San Telmo, patrón de los navegantes, flanqueado por dos santos. En el nivel inferior, doce mujeres (seis a cada lado) representan las asignaturas relacionadas con el mar. Soportando el balcón central, figuras de indios actúan como poderosos atlantes.
Vicente Acero y Fernando Casas y Novoa
Vicente Acero es el autor de la Catedral de Cádiz, cuya construcción comenzó en 1729 para reemplazar el antiguo templo con las riquezas obtenidas del comercio con las Indias. Al trazarla, Acero, conocedor de la tradición, eligió como modelo la Catedral de Granada, tomando la capilla mayor circular y simplificando la organización de los pilares, aunque procuró dotar de movimiento a la fachada según las normas borrominescas. Una condición fundamental de su diseño es el movimiento, aunque lamentablemente, las torres no se completaron.
En Galicia, Fernando Casas y Novoa realiza la fachada del Obradoiro de la Catedral de Santiago de Compostela, concebida para proteger el Pórtico de la Gloria y caracterizada por la apertura de grandes ventanales. Se compone de dos cuerpos con un marcado sentido ascendente. Tras la fachada se levantan campanarios que parecen suspendidos por el ímpetu ascendente de los cubos, creando una teatral escenografía.
2. La Corriente Cortesana: Juvara y Sacchetti
Esta corriente, de influencia francesa e italiana, se manifestó principalmente en la construcción de palacios y residencias reales, situadas cerca de Madrid o en la adecuación de antiguos edificios de los Austrias. Entre sus obras más destacadas se encuentran:
- El Palacio Real de La Granja de San Ildefonso: Los arquitectos diseñaron la fachada que mira hacia los jardines, sobria y monumental, de grandes proporciones con pilastras y columnas de orden gigante. Frente a ella se extiende un jardín francés con trazado geométrico y numerosas fuentes surtidas de un estanque.
- El Palacio Real de Madrid: Un incendio del Alcázar de los Austrias en 1734 obligó a la construcción de un nuevo palacio. Filippo Juvara, quien representaba la antítesis del estilo de Pedro de Ribera, fue el encargado inicial. Aunque Juvara concibió un palacio de proporciones apaisadas, tras su muerte, su discípulo Giovanni Battista Sacchetti se encargó de las obras, modificando el diseño para ganar altura y reducir la superficie. El diseño final se inspira en la fachada del Louvre de Bernini, con un primer cuerpo a modo de basamento con paramento almohadillado y un orden gigante que abarca el piso principal y superior. Sobre la cornisa se dispone una balaustrada con estatuas.