Maison Carrée: Templo Romano de Nimes
La Maison Carrée se erige como un templo corintio y hemiperíptero, elevado sobre un podio con escalera, con una única nave y columnas adosadas a la cella a modo de peristilo. En el frontón no hay decoración escultórica, que probablemente se ha perdido, y en el friso aparecen adornos florales que nos recuerdan a la ornamentación del Ara Pacis. Estas características son muy comunes en las provincias romanas durante el periodo de Augusto.
El templo fue construido por Agripa, sobrino de Augusto y legado superior de la Galia, y dedicado a sus dos hijos, Cayo y Lucio, herederos de Augusto que fallecieron muy jóvenes.
El Panteón de Roma: Maravilla de la Ingeniería Romana
El Panteón fue construido por Apolodoro de Damasco, el gran arquitecto del siglo II, quien realizó para este templo uno de los primeros proyectos de planta compuesta. En la imagen vemos el interior de la parte circular.
La rotonda mide 43,30 metros de diámetro, la misma medida en altura, donde se sitúa la cúpula del templo, cubierta de casetones vaciados escalonadamente, lo que le confiere un valor estético además de estructural. Un óculo cenital de 8,82 metros de diámetro permite la entrada de la luz. El pesado casquete de la cúpula descansa sobre un muro cilíndrico, que a su vez se apoya en un anillo de cimentación. La distribución de las cargas permite la apertura de ocho nichos en la rotonda. En el pavimento se representan cuadrados y círculos, haciendo referencia a la planta del templo.
Augusto de Prima Porta: Icono del Poder Imperial
El Augusto de Prima Porta es una imagen apoteósica de Augusto, donde aparece triunfador, ataviado con su uniforme militar y descalzo, tal como se representaba a los héroes. En la coraza se muestran escenas alegóricas de las campañas militares del emperador. En contraste con el hermetismo y la rigidez de la coraza, el paño presenta una gran textura y un sentido muy libre.
Esta obra es una copia de un original anterior, que probablemente estaba realizado en bronce u oro, y que era la representación del emperador que más apreciaba su esposa Livia. Por ello, al enviudar y retirarse a Prima Porta, una localidad a las afueras de Roma, la emperatriz mandó realizar esta réplica.
El Pórtico de la Gloria: Culminación del Románico Español
Las obras de la Catedral de Santiago de Compostela se inician en 1168 con la contratación, por parte de Fernando II, del Maestro Mateo, el arquitecto que diseñó la cripta sobre la que se asienta el último tramo de las naves y el pórtico entre las dos torres. La cripta sirvió para salvar el desnivel del terreno, y sobre ella se alza la gran fachada occidental, tras la que se encuentra el famoso Pórtico de la Gloria.
El Pórtico de la Gloria es la culminación de la escultura románica en España, situándose ya a un paso del Gótico. Su construcción duró casi medio siglo, por lo que el Maestro Mateo recibió una renta vitalicia de manos del rey Fernando II. La obra se finalizó en el año 1211, fecha de la consagración del templo.
El Pórtico consta de:
- Una gran puerta central.
- Dos puertas laterales más pequeñas.
En el tímpano de la gran puerta se encuentra el Salvador, levantando las manos para mostrar las llagas, acompañado por el Tetramorfos. La fila inferior está constituida por los ángeles que portan instrumentos de la Pasión, mientras que en la superior se ordenan dos filas de elegidos. En las arquivoltas se representan, de manera radial, los veinticuatro Ancianos del Apocalipsis. Las dieciséis estatuas de las jambas, que ocupan el lugar del fuste de las columnas, representan a los profetas y los apóstoles, con una naturalidad que anticipa estilos posteriores. Entre las esculturas más importantes de todo el conjunto destaca el llamado Pilar de los Profetas.
Claustros Monásticos: Cluniacenses y Cistercienses
La estructura de los monasterios del Románico mantiene el esquema básico que aparece en el plano de Sankt Gallen en el siglo IX. Solo introduce la codificación definitiva de la panda de los monjes, donde se instala la sala capitular bajo el dormitorio.
El Claustro Cluniacense: Arte y Devoción
Los grandes monasterios cluniacenses difundieron su forma por toda la geografía del Románico. Moissac y Silos, por lo conocido en la actualidad, son las primeras manifestaciones de la aplicación de escultura monumental en la decoración de sus arcadas, aunque existen noticias documentales de ejemplos anteriores.
El Claustro Cisterciense: Austeridad y Funcionalidad
Los cistercienses, que tuvieron su gran período de esplendor en plena época románica, realizaron algunas de las más monumentales fábricas claustrales medievales. A diferencia de los cluniacenses, sus claustros carecían de decoración monumental. Siguiendo planteamientos muy tradicionales y conservadores, prohibían las figuras de animales y vegetales que, en boca de San Bernardo, «no servían más que para distraer la atención de los monjes».
Este tipo de programas historiados, seguía diciendo el santo, eran útiles en los templos del clero secular para enseñar a los indoctos. Desde el punto de vista funcional, el claustro cisterciense solo introducía dos pequeñas variantes con respecto al benedictino tradicional:
- Los refectorios se disponían perpendicularmente sobre la panda correspondiente.
- Se organizaba la panda de la cilla con la articulación de un pasillo cerrado para uso de los conversos.
En esta época tuvieron su origen las cartujas, pero no tuvieron la más mínima trascendencia en la arquitectura coetánea.
Maiestas Domini o Cristo en Majestad: El Pantocrátor Románico
Este formidable fresco del Pantocrátor ocupaba gran parte del ábside de la iglesia de San Clemente de Taüll. Surgiendo de un fondo azul, Cristo sujeta con la mano izquierda el libro de las Escrituras, en el que se puede leer «Ego sum lux mundi», y con la mano derecha hace la señal de bendición.
El rostro de Jesús presenta sus hieráticos rasgos estilizados, con la nariz dividiendo su faz en dos partes simétricas. Sus ojos negros se remarcan tanto por los párpados como por las cejas, mientras que los curvos bigotes enmarcan los labios, dirigiéndose hacia las ondulaciones de la barba que repiten las formas del cabello. El Pantocrátor está inscrito en la mandorla mística, y aparecen la primera y última letra del alfabeto griego (alfa y omega) como símbolo del principio y el fin de todas las cosas.
El resto de la pared está decorado con un fondo estructurado en tres zonas:
- Zona superior: Rodeando a la mandorla, se sitúa el Tetramorfos (los cuatro evangelistas encarnados en ángeles para sostener sus símbolos), acompañados de un serafín y un querubín.
- Zona intermedia: Aparecen cinco apóstoles y la Virgen bajo unos arcos figurados.
- Zona inferior: Quedan restos de decoración ornamental.
Junto con el tímpano de Vézelay, es una de las representaciones más grandiosas de lo divino en el Románico.