Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828) es, sin duda, uno de los pilares fundamentales de la pintura española y una figura clave en la transición del arte del siglo XVIII al XIX. Su obra, vasta y compleja, abarca desde los luminosos cartones para tapices hasta las sombrías Pinturas Negras, reflejando tanto la vida cortesana como los horrores de la guerra y la condición humana. A continuación, exploraremos tres de sus obras más emblemáticas, que nos permiten comprender la evolución de su genio y su profunda conexión con la historia de España.
El 2 de Mayo de 1808 en Madrid (o La Carga de los Mamelucos)
Ficha Técnica
- Título: El 2 de Mayo de 1808 en Madrid (o La Carga de los Mamelucos)
- Autor: Francisco de Goya
- Año: 1814
- Técnica: Óleo sobre lienzo
- Ubicación: Museo Nacional del Prado, Madrid
Contexto Histórico
Finalizada la Guerra de la Independencia en 1813, el regreso a España de Fernando VII se había conocido desde diciembre de ese mismo año, por el Tratado de Valençay, así como su consiguiente entrada en Madrid. A principios de febrero, la cuestión era inminente, habiéndosele enviado las condiciones de su vuelta al trono, como la jura de la Constitución de 1812. Su llegada a la capital iba a coincidir con la primera conmemoración del alzamiento del pueblo de Madrid contra los franceses del 2 de mayo de 1808.
Descripción y Estilo
Francisco de Goya pintó esta obra con motivo de la invasión francesa. Fue concebida junto a El 3 de Mayo en Madrid o Los fusilamientos, pues ambas obras se complementan y actualmente se exhiben juntas en el Museo del Prado. Con esta obra, Goya quiso afianzar su patriotismo y acabar con los rumores de ser un afrancesado.
El cuadro muestra la entrada de los mamelucos y soldados franceses bajo las órdenes del general Murat. El pueblo madrileño responde echándose a las calles de la ciudad para luchar contra el invasor a través de una violencia desesperada. Este es el inicio de la Guerra de Independencia, marcada por el intento de llevarse al hijo de Fernando VII a Francia.
El centro de la composición lo ocupa un mameluco que cae muerto del caballo y un madrileño lo sigue apuñalando. En el suelo yacen soldados y madrileños. Al fondo aparecen los ciudadanos de Madrid, con los ojos llenos de rabia, mientras acuchillan con armas blancas a jinetes y caballos, y los franceses intentan huir con los ojos desorbitados, incluidos los caballos.
Toda la obra se compone de curvas, diagonales, escorzos y grandes pinceladas y manchones de pintura que dan gran dinamismo y movimiento a la escena. El color está tratado a base de fuertes contrastes. Al fondo vemos Madrid, pero de manera difuminada, con los edificios solamente perfilados para enmarcar el acontecimiento.
El cuadro es un antecedente del Expresionismo, reflejado en los rostros que se convierten en muecas y cuerpos en escorzos muy forzados, además de un reflejo del Romanticismo a través del tratamiento del tema, es decir, la exaltación del patriotismo, aunque en el fondo la obra es una denuncia de la violencia que conlleva la guerra.
El Quitasol
Ficha Técnica
- Título: El Quitasol
- Autor: Francisco de Goya
- Año: 1777
- Técnica: Óleo sobre lienzo
- Ubicación: Museo Nacional del Prado, Madrid
Contexto y Creación
Este cuadro, realizado por un joven Francisco de Goya en 1777, forma parte de la colección de pinturas que el artista aragonés creó como cartones, sirviendo de imagen base para que posteriormente fueran tejidos como tapices. Todos ellos formaban parte de la colección real y, por lo tanto, hoy se conservan y exponen en el Museo del Prado de Madrid.
Obras como esta le sirvieron a Goya para alcanzar una enorme fama en sus primeros años de estancia en la corte real, lo que le abrió las puertas para muchos trabajos posteriores. Para inspirarse antes de realizar obras como El Quitasol, Goya observaba atentamente a la sociedad aristocrática de su época, plasmando aquello que veía con aparente ingenuidad. El resultado es un conjunto de pinturas costumbristas que nos presentan la cotidianidad de la sociedad acaudalada de finales del siglo XVIII.
Descripción y Estilo
En este caso, vemos una muchacha en actitud un tanto maliciosa que se deja cortejar por un joven que galantemente sostiene la sombrilla que la cubre del calor del sol. La imagen transmite frescura, como la sonrisa seductora de la joven. Y, en realidad, a Goya la escena le sirve como pretexto para crear un cuadro repleto de luz. De hecho, lo que más parece interesarle es el contraste entre la luz que se refleja y la luz directa, entre el rostro de la chica y el del muchacho, respectivamente.
La composición es claramente triangular. En este esquema compositivo, desempeñan un papel importante los matices de color: la mancha verde de la sombrilla, los tonos entre amarillos y ocres del traje del joven, el rojo del chaleco de él y del adorno de la cabeza en ella, el azul del corpiño femenino y el amarillo de su falda. Mientras que el tono blanco en la parte baja destaca aún más por la presencia de un pequeño perro negro tumbado ante la chica.
Goya coloca en un primer plano a los protagonistas y consigue darle profundidad al paisaje mediante la silueta del árbol a la derecha y el paisaje esquemático como fondo. Un paisaje hecho a partir de líneas de fuga y suaves colores, casi apastelados para el cielo y la masa arbórea, lo que le proporciona un agradable atractivo a la imagen. Se trata de un Goya joven, formado durante la época del Neoclásico, y sin embargo, se ve claramente que las rígidas estructuras neoclásicas no terminan de encajar con su estilo y su carácter artístico. Se puede considerar emblemático dentro de las características de todo el conjunto.
La Familia de Carlos IV
Ficha Técnica
- Título: La Familia de Carlos IV
- Autor: Francisco de Goya
- Año: 1800
- Técnica: Óleo sobre lienzo
- Ubicación: Museo Nacional del Prado, Madrid
Contexto y Creación
La obra fue realizada entre mayo y junio de 1800 y, para ello, Goya realizó varios bocetos al óleo de los retratados, tomados del natural y ya en la posición en la que se iban a situar en la obra final. El Museo del Prado conserva cinco de los diez bocetos, de dimensiones similares y en los que se puede apreciar una preparación en tonos rojizos.
Con la llegada de los Borbones a la corte española, los gustos y costumbres de reyes anteriores cambiaron y, como no podía ser de otra manera, esto también se reflejó en los retratos de la familia real. En el momento de realizar este cuadro, Goya era ya pintor de cámara y muy apreciado por el rey, siendo este retrato grupal el culmen de esta labor. En esta obra se verá la animadversión hacia la reina que el pintor desarrolla, además de una crítica voraz a la manera de gobernar, en la que el rey queda en un segundo plano a favor de la reina, que es la que mueve los hilos del reino junto a Godoy, quien se rumoreaba era su amante. Por otro lado, una enfermedad provocó en Goya su famosa sordera, hecho que lo volvió más huraño, desconfiado y con una visión del mundo más crítica y oscura, cosa que ya se puede advertir en este retrato.
Descripción y Estilo
Parece ser que, en esta obra, Goya rindió homenaje a Velázquez y a sus Meninas, sobre todo a la hora de incluirse junto a la familia real con su caballete, en la misma esquina en la que Velázquez aparece en su famosa pintura. Pero casi este sería el único guiño a la obra velazqueña, eso y que se sitúa en un interior.
Veamos quién es quién en este retrato. De izquierda a derecha:
- El Infante Carlos María Isidro
- Fernando VII (Príncipe de Asturias)
- La Infanta María Josefa
- Una princesa no identificada representada de perfil que sería la futura esposa de Fernando VII
- La Infanta María Isabel
- La Reina María Luisa
- El Infante Francisco de Paula
- Carlos IV
- El Infante Antonio Pascual
- La Infanta Carlota Joaquina
- Luis de Borbón-Parma
- La Infanta María Luisa Josefina con su hijo Carlos Luis
Y, cómo no, en la esquina izquierda, Goya delante de un gran caballete.
Lo que puede parecer un simple retrato de familia esconde un sinfín de interpretaciones políticas que solo un genio como Goya podía representar y que, además, gustase a los reyes, que seguro no se percataron del significado real de la pintura. Destaca en el centro la figura de la reina con un brillante traje a la moda francesa sobre el que lleva la banda de la Real Orden de Damas Nobles que ella fundó y peinada «a la griega». Parece imitar la postura de la Infanta Margarita de Velázquez.
Entre la reina y el rey vemos al Infante Francisco de Paula, vestido de rojo, que parece ser el único nexo de unión entre el matrimonio real. Carlos IV aparece vestido con un sencillo traje de gala en el que luce el Toisón de Oro y las bandas y placas de la Real Orden de Carlos III, de la de San Genaro, de la de Santiago, Calatrava, Alcántara, Montesa y del Espíritu Santo.
Goya colocó de manera intencionada en el centro visual a la reina en lugar del rey, ya que era ella, junto a Godoy, quienes manejaban el reino, quedando el rey relegado a un segundo plano, con cara de bobalicón, como si no se enterase de nada de lo que ocurre a su alrededor. Además, muestra a la reina con una actitud altiva.
Goya usa una pincelada ligera, fina, detallada y resuelta, usando tonos cálidos, predominando los blancos y dorados que contrastan con los rojos y azules de algunos trajes. El genio de Fuendetodos es capaz de captar la personalidad de los retratados de una manera magistral: el monarca como alguien poco capacitado para el gobierno; Fernando VII, mostrando su importancia al estar ligeramente más adelantado; y el carácter vanidoso y dominante de la reina.