Evolución de la Escultura Griega Clásica: De Fidias a Praxíteles

Avances y Transformaciones en la Escultura Griega Clásica

Una cuestión fundamental es que la mayoría de las esculturas que conocemos hoy son réplicas (principalmente romanas) a partir de originales de bronce que se han perdido. Un caso paradigmático es el famoso Discóbolo de Mirón.

La Primera Generación: Fidias y el Bronce

La primera generación de escultores destacados está presidida por Fidias, quien diseñó el Partenón y dominó el trabajo del bronce, aunque también trabajó el mármol. Un ejemplo de su escultura en bronce era la original Atenea Lemnia. De esta escultura existen varias versiones donde se observa una evolución y dulcificación de la representación, pero siempre mostrando a Atenea como dosificadora de la paz.

Policleto y la Escuela de Argos: El Canon de la Proporción

El Doríforo, una figura masculina con una mano alzada derecha y mirando hacia un lado, es una de las esculturas que define lo que podríamos denominar el canon griego. Esta obra nos sirve para introducir a uno de los escultores fundamentales del siglo V: Policleto, perteneciente a la denominada escuela de Argos.

Características de Policleto

Policleto estuvo activo durante la segunda mitad del siglo V y trabajó principalmente en bronce, aunque no se conserva ninguno de sus originales; lo conocemos únicamente a través de copias romanas realizadas siglos después. Sus mayores logros se centran en:

  • El estudio exhaustivo de la anatomía humana.
  • La preocupación por las proporciones del cuerpo humano.
  • La búsqueda del equilibrio, la calma y la armonía como elementos esenciales.

Se sabe que Policleto redactó un tratado, el Canon, donde detallaba las instrucciones necesarias para construir un cuerpo humano de bellas proporciones. El Doríforo, datado entre el 450 y 440 a.C., es la escultura que mejor encarna los presupuestos teóricos de Policleto.

Innovaciones Técnicas en el Doríforo

Lo más relevante de esta escultura es cómo cristaliza la preocupación teórica por la representación del cuerpo humano en el mundo griego. Normalmente se establece que el Doríforo posee el canon de 7 cabezas y media. La escultura representa a un atleta portando una lanza al hombro, y en ella se materializan avances en la conquista del naturalismo, como la dotación de movimiento:

Conceptos Clave de Movimiento
  1. Diartrosis: La cualidad que permite girar la cabeza hacia un lado y el torso hacia otro. Es el efecto de mirar de perfil girando el tronco en sentido contrario.
  2. Contrapposto: Término italiano que significa cargar todo el peso del cuerpo sobre una pierna. Esto implica flexionar una pierna mientras el peso recae sobre la otra, generando una torsión del torso. Este principio se utilizará constantemente a partir de este momento.

El Doríforo se conserva en el Museo Pío-Clementino en el Vaticano.

Otras Obras de Policleto

Dentro de la producción de Policleto encontramos otra escultura que representa a un atleta: el Diadúmeno (o dios Apolo). Representa a un atleta en el gesto de atarse una cinta (diadema) sobre la frente. Al haberse perdido los antebrazos y manos en esta copia romana del siglo II, la escultura pierde parte de su naturalidad original. En ella se reafirman los dos principios fundamentales observados en el Doríforo.

Praxíteles y la Curva Praxiteliana

Respecto a la concepción del rostro y la expresión, observamos un cambio significativo.

Hermes con el Niño Dionisos

En la imagen tenemos a Hermes (el Mercurio romano, mensajero de los dioses) con el niño Dionisos (el Baco romano, dios del vino y los excesos). Dionisos fue criado por las ninfas tras ser llevado por Hermes. Lo más importante de esta escultura es que le falta el ramo que Hermes le ofrece a Dionisio con un racimo de uvas.

La segunda cuestión relevante es el efecto que produce el exceso en el contrapposto. Cuando este se exagera, se forma una curva doble que va desde la parte superior del tronco hacia el muslo, conocida como la curva praxiteliana, identificativa de todas las obras de este autor.

Afrodita de Cnido: La Belleza Íntima

Por otra parte, tenemos la Afrodita de Cnido, que representa a Venus o Afrodita saliendo del baño y cubriéndose los genitales. Esta escultura pertenece al grupo de las Venus Púdicas. Se denomina púdico a aquello que busca ocultar los genitales, relacionándose con la idea de belleza propia e íntima: no es necesario mostrar el cuerpo desnudo y los genitales para alcanzar la belleza absoluta.

Praxíteles es el mejor exponente de cuerpos femeninos desnudos en la escultura griega, aunque no fue el primero en representarlos. Con respecto a la representación del cuerpo femenino, cabe destacar una apreciación iconográfica y espiritual:

  • La representación de Afrodita siempre fue una excusa perfecta para explorar la desnudez femenina en pintura y escultura.
  • Se detecta un sentido simbólico, pues se representa a la diosa del amor, no el amor carnal o concupiscente, sino el amor ideal (el que conocemos convencionalmente como amor platónico).

Por tanto, la representación de Afrodita se empleó como paradigma de la belleza femenina a partir de los siglos IV-III a.C.

Escopas: El Salto a la Expresión Dramática

Avanzando en la historia y situándonos en el siglo IV a.C., nos encontramos con Escopas, un escultor que supuso un avance en la expresión del cuerpo, el gesto y el rostro.

Ménade o Bacante Danzante

Estudiaremos un original suyo, muy maltratado por el paso del tiempo: la Ménade o Bacante danzante (340 a.C.). Una ménade era una mujer que participaba en el ritual en honor a Dionisos (los Juegos Dionisíacos, conocidos en Roma como las bacanales), donde hombres y mujeres entraban en estado de trance por el consumo de bebidas alcohólicas (vino e hidromiel).

A raíz de esto, se bailaba de manera desenfrenada, lo que llevaba a otras manifestaciones corporales. Este hecho es lo que representa esta escultura, y en ella detectamos un salto cualitativo no solo en la expresión, sino en el tema:

  • Mientras que las esculturas anteriores poseían un carácter edificante e ilustrativo, las esculturas propias del siglo IV a.C. traspasan esa frontera hacia temas que permiten la representación del movimiento y otros temas menos convencionales.
  • Se gana tanto en naturalismo como en la libertad de representación.